Por Úrsula Asta, Paulo Pereira y Leonardo Martín*
Antonio de Lisboa tiene una extensa trayectoria como dirigente sindical, actualmente es el secretario de Relaciones Internacionales de la Central Única de Trabajadores (CUT). Docente de Historia y Geografía, tuvo previamente cargos directivos en la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación, además del Sindicato de Profesores del Distrito Federal (Brasilia) y con una militancia estudiantil en la última etapa de la dictadura militar brasileña.
Lisboa atendió a Radio Gráfica en un diálogo exclusivo mientras se encontraba en representación del movimiento obrero brasileño en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en un contexto en su país de recuperación para las y los trabajadores a partir de la asunción de Lula como Presidente por tercera vez. Lo que ocurrió tras un duro periodo para las organizaciones gremiales: el proceso que se abrió a partir del golpe parlamentario a Dilma Rousseff, el mandato de Michel Temer y de Jair Bolsonaro.
Úrsula Asta: ¿Cuál es su mirada sobre el momento que atraviesa el movimiento obrero en Brasil?
Antonio de Lisboa: Estamos en un momento en que las cosas en Brasil empiezan a tomar otro camino diferente al que tuvimos hasta 2022. Hemos sufrido un golpe parlamentario en 2016, después la tragedia de Bolsonaro. A partir de 2023 asume Lula con un economía que ha crecido 2,9%, una cifra mayor de lo que pronosticaban los analistas, que decían que iba a ser un 1 o 1,5%. No es un crecimiento muy fuerte, pero en comparación con lo que ocurre en el mundo es importante. Esto ha generado más empleo con salarios que han mejorado. En las negociaciones hechas en enero, al menos un 80% de los trabajadores tuvo subas por arriba de la inflación. Hoy tenemos un amplio proceso de negociación y diálogo social con el Gobierno, por lo cual es posible mejorar las condiciones de los trabajadores para lo que viene.
U.A: Una de las promesas de campaña de Lula era mejorar los ingresos por sobre la inflación.
AL: Un 80% de los trabajadores tuvo aumentos por sobre la inflación en 2023, y tenemos la expectativa de recuperar las pérdidas salariales que tuvimos entre 2017 y 2022. El desempleo ha disminuido y esperamos que lo siga haciendo en 2024 y que sea de calidad el empleo generado.
U.A: Durante el gobierno de Temer hubo dos grandes reformas, la del Techo de Gastos en la Administración Pública y la Laboral, que incluía elementos del sistema previsional. ¿Cuál es la situación hoy respecto a ese tema?
AL: Ese es un problema. Como ustedes saben, Lula ganó las elecciones pero el Parlamento brasileño es muy conservador. La reforma de Temer que ha atacado a los trabajadores y sindicatos todavía continúa trayendo muchos problemas para las y los trabajadores. Tenemos diálogo con el Ministerio de Trabajo, pero tenemos muchas dificultades cuando se llega al Parlamento. Los efectos de la reforma laboral continúan impactando en las relaciones laborales de Brasil y ha dejado a los sindicatos en una situación muy difícil, además de la imposibilidad de lograr los cambios en la regulación laboral. Tenemos un proceso de diálogo con el Gobierno que fortalece a las organizaciones gremiales y la posibilidad de cambio en la legislación.
Los efectos de la reforma laboral continúan impactando en las relaciones laborales de Brasil y ha dejado a los sindicatos en una situación muy difícil
Leonardo Martín: ¿Qué consecuencias ha tenido para las organizaciones sindicales y trabajadores esa reforma laboral sancionada durante la presidencia de Michel Temer?
AL: Ha sido aprobada sin diálogo con los trabajadores, fue un gran acuerdo de los empleadores con el Congreso Nacional y con la Presidencia de Michel Temer. Decían que los objetivos eran fortalecer las negociaciones colectivas y garantizar la libertad sindical. Lo que tuvimos fue exactamente lo contrario, la negociación colectiva ha sido llevada a cero. Se ha conseguido el aumento del trabajo informal, hoy tenemos más del 50% de los trabajadores en modo informal y un completo ataque a los sindicatos con el desfinanciamiento de los sindicatos. Los gremios perdieron de un día para otro un 80 o 90% de su presupuesto. Esto ha impactado en la organización sindical elevando el empleo informal y precario.
Decían que los objetivos eran fortalecer las negociaciones colectivas y garantizar la libertad sindical. Lo que tuvimos fue exactamente lo contrario
Paulo Pereira: Hubo un desfinanciamiento a los sindicatos, ¿cómo impactó eso en la organización popular y en las convocatorias? Si uno compara los festejos del 1° de mayo de 10 años atrás con los de los últimos años, se ve una dificultad para movilizar. Por su lado, Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores ha convocado a una marcha por la democracia. ¿Cuál es el estado de esa convocatoria?
Nosotros en nuestro congreso (de la central gremial) decidimos movilizarnos para llevar nuestros reclamos por las negociaciones colectivas, la formalización del trabajo. Gleisi habla de una movilización en defensa de la democracia. Es posible hacerlo, pero vamos a tener mayores dificultades, Brasil es un país muy grande y hay que llevar los trabajadores a Brasilia. Vamos a definir ese proceso en los próximos días, pero entendemos necesaria esa movilización en defensa de la democracia.
U.A.: Hace poco hubo una movilización en apoyo a Bolsonaro. ¿Cuál es el estado del movimiento popular en Brasil? ¿Qué sucede con Bolsonaro?
La manifestación que Bolsonaro hizo el domingo pasado fue grande, queremos saber cómo llegaron esas personas. Nosotros vencimos a Bolsonaro, pero la extrema derecha sigue fuerte y organizada. En Brasil tenemos a las iglesias neopentecostales que tienen un poder muy fuerte, lo mismo el agronegocio y esto da una capacidad de movilización muy grande. Es una parte de la sociedad brasileña que continúa movilizada, pero no es mayoritaria. La lucha contra la ultraderecha es un desafío muy grande en Brasil y Argentina. Hubo una gran capacidad de movilización para ganar las elecciones, es posible hacerlo en nombre de la democracia. Algo que vamos a ver en 2024 con las elecciones municipales. No podemos dormir tranquilos, tenemos que luchar para vencer a esta extrema derecha.
LM: ¿Cómo ven lo que sucede en Argentina con el triunfo de un personaje como Milei? ¿Puede influir en el proceso político en Brasil?
El proceso de Milei tiene algunas diferencias a lo que sucedió en Brasil. Argentina no tiene una influencia importante de las iglesias neopentecostales, pero hay una situación muy preocupante. En Argentina las fuerzas populares tienen posiciones importantes y en mi opinión, más temprano de lo que se espera, van a poder girar y cambiar el resultado. La propia situación del Congreso argentino muestra que las organizaciones de trabajadores tienen mucha fuerza. Lo que podemos hacer desde Brasil es ayudar a las fuerzas populares de Argentina. Nuestra expectativa en Brasil es que el movimiento obrero argentino pueda frenar las locuras de Milei. Nosotros tenemos condiciones de apoyar la lucha del pueblo argentino así como ustedes lo hicieron con nosotros. Tenemos la expectativa de que las fuerzas populares de Argentina venzan a las políticas neoliberales de Milei.
PP.: ¿Cuál es la representación del sindicalismo en el Congreso brasileño? ¿Cuánta con una bancada propia como sí tienen otros espacios?
En los años 80 con el ascenso del Nuevo Sindicalismo tuvimos una bancada muy fuerte. Esta tendencia ha disminuido a cada elección. Estamos preocupados con esto, incluso lo hemos discutido en nuestro congreso. Sucede también que hay líderes sindicales que no están dispuestas a disputar por esos cargos. Tenemos que revertir esa situación desde las elecciones que tenemos en este 2024.
*Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs. por Radio Gráfica.
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