Por Fernando Gómez *
Argentina no se merece el tiempo que estamos viviendo. El experimento Milei, mientras desnuda la situación de debacle insondable del sistema político hasta hoy vigente, compromete decisivamente la ubicación de nuestro país en un convulso, conflictivo y crítico mapa geopolítico.
Mientras lloraba a mares en el muro de los lamentos o bailaba rodeado de rabinos en una tradicional festividad judía, Javier Milei le aseguraba a los mandos israelíes su vocación de trasladar la embajada de nuestro país a Jerusalen, siguiendo la reciente tradición de violar los acuerdos internacionales que impiden convalidar la actual situación de ocupación de la ciudad sagrada iniciada en 2018 por Donald Trump.
Con esta decisión, Javier Milei se pretende sumar al lote de cuatro países que acompañaron a Trump: Kosovo, Guatemala, Honduras y Papúa Nueva Guinea.
La misma torpeza que lo lleva a prometer semejante aislamiento y subordinación a Estados Unidos e Israel, es la misma que utilizó para suministrarle material bélico a Ucrania en su cada vez más aislada aventura occidental de tocarle los intereses a Rusia; o aquella que empujó a la inútil de la canciller Diana Mondino a coquetear con Taiwán para provocar a China.
Mientras en Estados Unidos estrenan en Hollywood películas que coquetean con una futura guerra civil y en la turbulencia doméstica se preparan para convalidar sistemas políticos post demoliberales en su radio de influencia, Javier Milei -sin estar en condiciones de comprender los alcances efectivos de sus actos- compromete el destino geopolítico de nuestro país, ubicado en un región inédita por la paz que la atraviesa y llamada hace dos décadas a ocupar uno de los polos de poder que hoy exhiben subordinación a los intereses de un imperio en declino.
Nuestro pueblo no merece, tampoco, el tiempo que estamos viviendo. El vértigo impuesto en los dos meses de gobierno empieza a exhibir sus primeros resultados.
“La brusca devaluación de diciembre llevada a cabo por el gobierno de Javier Milei duplicó la velocidad a la que venían subiendo los precios. La inflación como mecanismo de transferencia regresiva de ingresos es por ahora la única medida importante del gobierno de Milei”, señalan desde el Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE).
Para comprender la dimensión del deterioro en los ingresos, es una caída récord para un mes. Tras la devaluación del 2002, en la salida del estallido de la Argentina en diciembre de 2001, en 14 meses el deterioro fue del 29%, mientras en un solo mes de Milei, se llevaron puesto el 13,7 de los ingresos.
“El salario promedio del trabajador registrado en el sector privado cayó por debajo de la línea de pobreza” señalan desde MATE y comparan “En 2015, con un salario medio de bolsillo se podía evitar la pobreza de un hogar y aún sobraba un 37% del ingreso. En diciembre de 2023 el salario medio es 21% menor que la canasta de pobreza.”
Una situación de similar deterioro sufren las jubilaciones. Los jubilados que no cobran la mínima no obtuvieron bonos por lo que perdieron más de la mitad de su poder adquisitivo en los últimos 8 años.
Hace una década que nuestro pueblo sufre la desnaturalización de las fuerzas políticas llamadas a representar los intereses nacionales y populares, y la ofensiva salvaje de las fuerzas políticas que ostentan la representación directa de los intereses de los grupos económicos.
Un pueblo al que el sistema político pretendió acostumbrar a asegurar su existencia administrando miseria, se encuentra hoy atrapado en un ajuste brutal que le habían asegurado que terminarían pagando una clase política y un sistema empresario que vivía alejado de su realidad, y está condenando su existencia y la de su familia a un destino horrible.
El sistema político entró en una crisis terminal y el experimiento Javier Milei, amenaza con ser la antesala de una experiencia post demoliberal marcado por la imposición de los intereses de un puñado de grupos económicos que saquean nuestra economía sobre las necesidades e intereses geopolíticos de potencias extranjeras.
La caída de una ley
La ley de bases o ley ómnibus según quien la nombre, se escribió en las gerencias técnicas de las grandes empresas que saquean este país o en los estudios jurídicos que le cuidan las espaldas de sus escandalosos negocios. Es probable que Javier Milei no estuviera al tanto de su contenido, al menos, sus consideraciones sobre la ley expuestas de manera desordenada, esquizofrénica y paranoide en las redes sociales, exhiben su evidente desconocimiento sobre la misma.
Aún así, impuesto de su titularidad, se ofendió de manera extravagante con el resultado negativo que obtuvo de la negociación con una oposición que sueña con reemplazar a Milei para representar adecuadamente los intereses que éste expermiento también defiende. Macri y Bullrich se pelean por ocupar porciones de Estado, Pichetto, Massot y Monzó sueñan con juntar las piezas rotas de un sistema político que necesita quien le mediatice sus intereses con Rocca, Eurnekian, Funes de Rioja, Elsztein, Estados Unidos y las multinacionales.
Al cierre de esta edición, Milei estaba echando por twitter funcionarios cuyo despido fuera negado 24 horas antes por el vocero presidencial. Lo hacía desde Roma, donde paseaba en el Coliseo junto a su hermana, y donde aguarda reunirse con Mauricio Macri y los gerentes de las multinacionales que integran el círculo rojo de la Argentina.
Afuera de las redes sociales, ahí donde Milei parece una furia. Afuera del palacio donde la clase política se refugia. Afuera de los textos legales, ahí donde los grupos económicos imponen la ley de la selva. Nuestro pueblo asiste impávido a las consecuencias del programa de miseria planificada que jamás votó, pero que en nombre de una democracia anti casta ahora le imponen sin pedir permiso ni perdón y exhibiendo algarabía por todo lo que aún queda por ajustar y saquear.
Salir por otro lado
Los que habitan el sistema político, aquellos acostumbrados a las mieles del palacio, a la vehemencia de debates estériles que jamás resuelven los problemas de nadie. Aquellos que manotean tendencias en redes sociales para meterle brújula a ideas líquidas que llenan su vacío ideolígico. Aquellos que se aferran a la autopromoción desvergonzada de su propio ombilgo para ver si siguen asegurando su continuidad institucional con destino a ninguna parte.
Todos ellos, están atrapados en un laberinto que conocen de memoria, y del que no quieren salir para evitar perder la rutina de su existencia política. En ese laberinto sin sentido pretenden dejar atrapado al diezmado acumulado político de los últimos veinte años de historia.
La salida de este atolladero político impuesto por los grupos económicos y caracterizado por el gobierno de Javier Milei, exige un reagrupamiento militante afuera del palacio, en la calle, trazando una estrategia eficaz para cavar una trinchera profunda ahí donde pongamos el límite para impedir que el saqueo avance. La salida es pensar una agenda política aferrada a las convicciones ideológicas, que edifique un programa que le hable a nuestro pueblo, que le ofrezca un destino a la miseria que hegemoniza la desorientación política de los últimos años.
La salida, en definitiva, es pensar que aquello que hace un tiempo era jactancia ideológica, hoy se transforma en responsabilidad política. El sistema que conocíamos, el juguete con el que jugábamos, el laberinto donde anda atrapada la política, está a punto de ser arrasado por el experimento en marcha. Y exige de la militancia, pensar un sistema que organice la vida social, política y económica del futuro de nuestro país.
Encontrar las pistas de nuestro futuro, trazando un horizonte de felicidad, es una tarea indispensable.
Es oxígeno en medio de la asfixia colectiva a la que nos pretenden condenar.
Momo en el recuerdo
La narración del pasado desnuda edad, destellos de nostalgia… pero también memoria.
Geloso era una marca de grabadores -y pensar que hablar de grabadores ya resulta viejo-. Un grabador a cinta. Con su Geloso en el morral y acompañado del fotógrafo Pablo Alonso, en 1966, Rodolfo Walsh llegó hasta la Provincia de Corrientes, allí donde las consecuencias de una grave inundación habían destrozado a las familias humildes. Allí también, donde se aprestaban otros tantos a celebrar el carnaval.
Una serie de crónicas indispensables fueron el producto de aquel viaje. Entre ellas, “Carnaval caté”. La crónica del carnaval correntino que terminó publicada en la Revista Panorama, una pieza necesaria para abordar el noble oficio del periodismo, tan sepultado debajo de la costra de operaciones y basura que producen los medios hegemónicos.
En “Carnaval caté”, Walsh se obliga a narrar las rivalidades de la comparsa de Copacabana, cuyos directivos provenían de la oligarquía local. Eran los caté, la “gente bien”. Y del otro lado, los emergentes de los sectores de la clase media nacida de profesionales y comerciantes urbanos enrolados en la comparasa “Ara Berá”. Y de manera magistral, Walsh incrusta en la crónica a los invisibles de la historia. Aquellas familias humildes “hombres vencidos, mujeres con resto de pánico en los ojos, chicos semidesnudos” que “miraban con asombro las comparsas” desde una “prudente distancia, en calles vecinas”.
Walsh nos explica que “sobre el fondo de la inundación, se celebra el carnaval más fastuoso del país”.
Radiografía de la desigualdad, una crónica que desnuda de manera lacerante el resultado de aquella certeza que muchas décadas después, desde el otro lado de la orilla -y también en tiempos de carnaval- nos llegara desde las rimas de Tabaré Cardozo. Sucede que aquí y allá “la miseria es culpa de los hombres miserables.”
Y aún así, es carnaval
Tiempo para reivindicar la alegría. Para reclamar la felicidad que por derecho y merecimiento colectivo nos corresponde.
A pesar de los horribles, y del tiempo de mierda.
Walsh remataba su crónica reseñando: “Contra un fondo de pobladas tribunas se deslizaba una triste murga de inundados, campesinos en ruinas, electores desengañados. El versito decía:
Sobre la gran fiesta
de máscara y farsa
paseó su tristeza
la agraria comparsa.”
(*) Editor de InfoNativa. Vicepresidente de la Federación de Diarios y Comunicadores de la República Argentina (FADICCRA). Ex Director de la Revista Oveja Negra. Militante peronista. Abogado.
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