Por Leonardo Martín
Hablarán los hechos consumados, pero todo indica que el próximo 24 de enero habrá una movilización de enorme masividad en rechazo a las políticas económicas del gobierno que encabeza Javier Milei, al DNU 70/2023 y a la ley Ómnibus que se encuentra en pleno debate parlamentario. Una jornada que pondrá al movimiento obrero en la cabeza de la confrontación mientras el Partido Justicialista nacional, también el de la provincia de Buenos Aires, naufragan en la nada misma y los gobernadores se concentran en atender sus propios problemas, que son muchos.
El paro de 12 horas y la movilización del 24 contará con la participación de todo el arco gremial. A la convocatoria de la CGT hecha efectiva en el Comité Central Confederal del pasado 28 de diciembre, se sumaron ambas CTA y la UTEP en representación de los trabajadores de la economía popular. Gremios de izquierda y comisiones internas de ese signo político también participarán de la movilización.
A ello se sumarán agrupaciones políticas, organizaciones pymes, cooperativas y otros actores agredidos por las políticas de un gobierno que ha beneficiado escandalosamente al sector más concentrado de la economía y busca sentar las bases para una entrega del patrimonio nacional y los recursos naturales en modo acelerado. La motosierra era para los derechos laborales e ingresos de laburantes.
A pesar de que es cierto que aún muchos de los votantes que sufragaron por Milei tienen expectativas, también crece la preocupación en franjas de ese electorado que ve derrumbarse su nivel de vida de modo alarmante. Muchas familias hacen cuentas y los números no cierran para lo que viene. Marzo como mes clave para que esa incertidumbre vire a furia si no hay atenuantes para el impacto. No se ven señales en esa dirección.
Es decir, la CGT y el movimiento obrero pueden a partir de esta movilización catalizar un malestar creciente, ponerse al frente. Vale decir, si queda en esa posición no es por un carácter revolucionario de la misma, sino porque el propio gobierno la arrastra allí.
El aprendizaje para esta oportunidad, dada la experiencia durante los gobiernos macristas y del Frente de Todos es no regalar esa representación y luchas a un sector de la política que es responsable de la actual crisis de representación.
Tras contribuir activamente a resistir al gobierno de Mauricio Macri, el movimiento obrero no tuvo posterior representación en el Gobierno. No tuvo ningún cargo relevante en el Gabinete ni en Secretarías, apenas una decena de diputados de extracción sindical. Los cargos quedaron para las roscas de las organizaciones y funcionarios más pendientes de las fotos y las redes sociales que de llevar adelante políticas transformadoras. A los que hoy no se los ve, no deberían mañana capitalizar por lo que no lucharon. Tiempo para poner fin a los oportunismos.
Para ese protagonismo el movimiento obrero deberá también definir con mayor claridad y profundidad el proyecto de país hacía el cual quiere marchar. Se siente la falta de un programa de gobierno con el cual sentarse a dar la discusión política. Hubo esbozos durante la campaña electoral, pero falta una profundidad que le de mayor volumen. Es la oportunidad.
UN PARO Y MOVILIZACIÓN QUE NO ES APRESURADO
La CGT, las CTA y la UTEP fueron subidas al ring por el Gobierno nacional, no tienen tiempo para cavilaciones filosóficas ni esperar 100 días a un gobierno que arrancó con la motosierra en la mano declarando la guerra al sindicalismo y a las organizaciones sociales.
Repasemos. El 12 de diciembre el ministro de Economía Luis Caputo anunció la devaluación del 118%, un ajuste brutal, liberación de precios y despidos en la Administración Pública, entre algunas de las medidas. Si el poder adquisitivo del salario venía tensionado por los altos niveles de inflación, después de estos anuncios no hizo más que profundizarse de modo acelerado.
Con una evidente provocación, el 20 de diciembre Milei anunció el DNU 70/2023 por el cual a sola firma y de la noche a la mañana, elimina y modifica 366 artículos. Allí establece una flexibilización laboral sin ningún tipo de debate en donde extiende los contratos de tres a ocho meses, reduce indemnizaciones, limita el derecho a huelga y asamblea, favorece la tercerización laboral, establece la posibilidad de que el trabajador renuncie a sus derechos, pone en un limbo a la ultraactividad, promueve la contratación de monotributistas, desfinancia a gremios y a sus obras sociales.
Otra vez provocando y en un movimiento de pinzas, eligió el mismo día de la marcha a Plaza Lavalle para dar a conocer la ley Ómnibus vendida casi como una refundación de la Argentina cuando es un plan de concentración y extranjerización extrema y que daña profundamente a muchos actores económicos y sociales de la vida nacional como se está viendo en las sesiones informativas en la comisión. Más de 600 artículos que el Gobierno pretende que se sancionen sin mayor debate y en donde le otorga facultades extraordinarias para evadir al Congreso durante todo el mandato a partir de la sanción de una serie de emergencias.
Para completar el panorama, la ministra de (in)Seguridad Patricia Bullrich avanza con su protocolo antipiquetes con una escalada represiva, con amenazas de quita de programas sociales a quienes se manifiesten y con las multas por movilizarse a las organizaciones gremiales. 40 millones de pesos fue la cuenta de la concentración en Plaza Lavalle. Es decir, te ajustan, te despiden, protestás y tener que pagar el operativo y las horas extras de los policías que te van a pegar el palazo. Argentina, un país donde pasan cosas excepcionales.
Resumiendo. Al sindicalismo argentino no le queda otra que reaccionar rápidamente porque la voluntad es arrasar con los derechos y con las organizaciones gremiales. Con disminuir a su mínima expresión la capacidad de resistencia frente al avance de políticas impopulares. Si Sergio Massa realmente dijo que era muy rápido un paro en un mes o si Cristina que hay que esperar que crezca el malestar es porque no están al frente de las organizaciones y pueden ver la política con la comodidad que da no responder a los propios afiliados que al momento de despidos y conflictos van a ir a tocar las puertas de los sindicatos y no la de Massa en Nordelta o la Cristina en Calafate.
PLENARIO DE DELEGACIONES REGIONALES
El pasado 10 de enero se realizó el Plenario de Delegaciones Regionales de la CGT en el salón Felipe Vallese con la presencia de 70 delegaciones y más de 250 dirigentes. En las intervenciones hubo un diagnóstico desolador para el mundo del trabajo y productivo ratificando el paro con movilización para el próximo 24 de enero y facultando al Consejo Directivo a continuar con el plan de lucha contra el DNU, la ley Ómnibus y medidas económicas.
Uno de los objetivos trazados es que se repliquen movilizaciones en lugares emblemáticos en diferentes puntos del país para darle un carácter federal a la protesta, que no sea solo una expresión porteña.
Asimismo, algo que algunas delegaciones de CGT ya han comenzado a hacer, es reunirse con legisladores nacionales del peronismo, de fuerzas provinciales y otras con las que se puede establecer algún tipo de diálogo para pedirles que rechacen tanto al DNU como a la ley Ómnibus.
El balance en las consultas finales del Plenario fue positivo. Hay clima de movilización por debajo y voluntad de dar la pelea.
LAS MULTISECTORIALES, UN EMERGENTE DE LA ÉPOCA
El gobierno de Javier Milei ha tenido en poco más de su mes de gobierno múltiples cacerolazos en todo el país y una movilización respetable en su convocatoria a Plaza Lavalle. Aún no son expresiones mayoritarias, pero hay un sector que entiende lo que está en juego y no es tan minoritario.
Esa movilización inorgánica, con muchos de ese ADN argentino de necesidad de salir a las calles y de participar en el debate político, empieza a ser canalizado a partir de la conformación de multisectoriales en donde los sindicatos por su peso organizativo juegan un rol central.
Este formato organizativo se repite en muchos puntos del país donde empiezan a confluir gremios, organizaciones sociales, pymes, cooperativas, centros culturales, militantes con necesidad de tener un espacio de contención. De que el tránsito en este gobierno y de sus medidas antipopulares no son en soledad y en el cual se van sentando las bases para lo que puede venir.
Dos apuntes breves más de las multisectoriales. No solo es importante la unidad en la acción de los sectores agredidos por estas políticas en clave de resistencia, también la conformación de una nueva mayoría que los integre en una propuesta política alternativa al desastre mileista y de todos los buitres que integran al gobierno en pleno operativo de loteo de negocios.
CORTITAS
Movilización de ATE Nacional y ATE CABA al CCK: Lo hicieron este lunes por la mañana con la presencia del titular nacional, Rodolfo Aguiar, y el referente de la Ciudad de Buenos Aires Daniel “Tano” Catalano. Rechazan los despidos en la Administración Pública, advierten por los que pueden venir en marzo, además de pedir la convocatoria a paritarias para recuperar poder adquisitivo del salario.
Héctor Daer y Hugo “Cachorro” Godoy en el Congreso: Participaron este lunes de las sesiones informativas del debate en comisión por la ley Ómnibus. Ambos con posturas de rechazo a la iniciativa.
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