Por Gabriel Fernández *
Los armenios radicados en Nagorno Karabaj, Cáucaso Meridional, anunciaron que a partir del año venidero disolverán la república gestada en el enclave. Esta decisión fue adoptada una semana después de que Azerbaiyán recuperara el territorio con una acelerada ofensiva militar que forzó la huida de más de la mitad de su población. La información, que contrasta con el anhelo histórico del pueblo cristiano de la región, se conoció a través de un decreto suscripto por el líder territorial Samvel Shajramanyan.
Así se anunció la disolución de “todas las instituciones gubernamentales y organizaciones (…) a 1 de enero de 2024”, tras admitir el desarme de fuerzas militarizadas y la entrega de las armas a Azerbaiyán la semana pasada. De tal modo, la república de Nagorno Karabaj, conocida por los armenios como Artsaj y fundada hace más de tres décadas, “cesa su existencia”. La grave determinación fue impulsada por el primer ministro armenio, Nikol Pashinian. El polémico dirigente indicó que “en los próximos días no habrá armenios en Nagorno Karabaj”.
Hay un factor que denota la persistencia de contradicciones en el litigio. Pashinyan acusó a Azerbaiyán de “limpieza étnica”, y urgió a la comunidad internacional a “actuar”, aunque no queda claro en qué dirección. Vale recordar que la región montañosa se encuentra dentro de las fronteras legales de Azerbaiyán. Sin embargo, sus pobladores, de origen armenio, protagonizaron fuertes luchas por su propiedad: en dos ocasiones combatieron ante el poder azerí. Como explicamos oportunamente en estas páginas, la primera de ellas se libró entre 1988 y 1994 y costó unos 30.000 muertos. En esa ocasión, los armenios tomaron posesión de Nagorno Karabaj y establecieron su república.
La siguiente contienda se registró en 2020; dejó unos 6.500 muertos. Azerbaiyán recuperó la zona y los territorios de los alrededores, que los armenios habían controlado en el conflicto previo. La intervención de Rusia permitió una salida equilibrada y la continuidad de armenios en el distrito conflictivo. Hace una semana, Azerbaiyán detonó una ofensiva militar relámpago y forzó a los armenios de Nagorno Karabaj a rendirse en 24 horas, sin que intervinieran los soldados rusos dispuestos para el mantenimiento de la paz. En las jornadas recientes, funcionarios armenios y azerbaiyanos celebraron dos rondas de conversaciones. Armenia, respaldo básico de su gente en Artsaj, declinó intervenir en esta ocasión, lo que implicó una victoria azerbaiyana sin oposición.
Desde entonces, decenas de miles de armenios salieron del lugar a través del Corredor de Lachin, la vía que conecta Nagorno Karabaj con la república de Armenia. El gobierno armenio señaló hoy la llegada de unos 70.000 desplazados procedentes del enclave, es decir, más de la mitad de su población, de 120.000 habitantes. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) acercó camiones con ayuda humanitaria y se aguarda que en los próximos días se sumen nuevos aportes. El gobierno de la Federación de Rusia, ante la decisión de quien fuera su aliado (Armenia) de evitar cualquier reacción, no intervino.
El presidente Vladimir Putin dijo que “toma nota” del anuncio de la disolución de la república de Nagorno Karabaj, pero señaló que “no ve razones” para que la gente se vaya del enclave. En sintonía con este distanciamiento de las potencias multipolares, el Parlamento armenio anunció que en su reunión plenaria del martes votará la ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), para preocupación de Rusia, que cuando Armenia expresó su intención de adherirse a ese tribunal, evaluó la decisión cual “inamistosa”. Cabe puntuar que el presidente Putin es objeto de una orden de arresto emitida por esa corte.
El debilitamiento de la presencia multipolar en la zona, especialmente la Federación de Rusia y la República Islámica de Irán, es un anhelo histórico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). A partir de ahora, tanto Armenia como Azerbaiyán se van acercando sin prisa, pero sin pausa, a la Unión Europea. Esto puede ser un problema económico significativo para el país derrotado en la presente instancia, y al mismo tiempo redituar beneficios coyunturales a su rival, pues la aspiración de las potencias atlantistas es que el petróleo surgido de la nación azerí aporte una cuota que permita relevar el producido por Rusia. El comando del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se ha consolidado.
Como anticipamos, los temblores en el Cáucaso Meridional derivaron en una derrota de la Multipolaridad.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Discusión acerca de esta noticia