Por Leila Bitar
En la madrugada del jueves, el coronel mayor Amadou Abdramane, portavoz del Comité Nacional para Salvaguardar la Patria, confirmó el derrocamiento del gobierno de Mohamed Bazoum, hasta ese entonces presidente de Níger. En un breve comunicado televisivo, la junta militar anunció que la decisión fue motivada por “el continuo deterioro de la situación de seguridad y la mala gobernanza económica y social”. Además, catalogaron al gobierno caído como “chupamedias de (el presidente francés) Macron”.
El rechazo internacional a la ruptura del orden democrático fue inmediato: Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana condenaron el golpe, al tiempo que pidieron la liberación del mandatario depuesto, que continúa, según las últimas novedades, retenido en el palacio presidencial de Niamey junto a su familia.
Níger en el mapa
Níger es el país más pobre de África, seguido muy de cerca por sus vecinos Burkina Faso y Mali, con quienes comparte una de las triples fronteras más conflictivas del Sahel (y del mundo).
El reciente pasado colonial y la posterior relación económica desigual con Europa, han generado una constante inestabilidad política en la región donde proliferan los grupos paramilitares, los atentados terroristas y los enfrentamientos internos.
Níger, con casi dos tercios su población viviendo por debajo del índice de la pobreza, no tiene salida al mar, y su economía se reduce al pastoreo y la agricultura. Paradójicamente, es el cuarto productor de uranio en el mundo (detrás de Canadá, Australia y Kazajistán), un recurso muy demandado por economías desarrolladas y grandes usuarios de la energía nuclear como EEUU, Francia, China, Rusia, Japón y Corea del Sur.
Si bien el país mantenía un rol relativamente neutral en las relaciones internacionales, el gobierno de Bazoum era señalado como un aliado de Francia, que es a su vez, el primer socio comercial de Níger y mayor importador de uranio nigerino, clave para la industria europea, e indispensable para el país galo cuya generación eléctrica depende en un 70% de reactores atómicos.
Golpe de Estado
Mientras se daba el derrocamiento de Bazoum, en San Petersburgo iniciaba la cumbre Rusia-África, en donde se reunieron representantes de 49 países africanos. Allí, Putín abordó el tema del acuerdo de granos con Ucrania, del que su país decidió retirarse recientemente.
La escasez de granos en el mercado global golpea particularmente a África, por eso el mandatario ruso anunció: “En los próximos meses seremos capaces de garantizar envíos gratuitos de 25.000 a 50.000 toneladas de granos a Burkina Faso, Zimbabwe, Mali, Somalia, República Centroafricana y Eritrea”.
Pero el dato más importante llega de la mano del actual jefe de los mercenarios de Wagner, Yevgeny Prigozhin, quien estuvo presente en San Petersburgo y se reunió con representantes de Níger que acudieron a la cumbre. El ex chef de Putin, además, había difundido un vídeo en redes sociales celebrando el golpe en Níger que puso fin al gobierno “pro-Francia” de Bazoum.
El Grupo Wagner, que ya trabaja en Burkina Faso y Mali podría tener mayor incidencia en Níger ante el nuevo escenario, y de esta manera extender su influencia en un continente cada vez más renuente a tolerar la presencia de sus ex colonos. De hecho, ante el derrocamiento de Bazoum, cientos de personas salieron a festejar en Niamey flameando banderas rusas.
El Kremlin, por su parte, llamó a las “partes del conflicto” a no usar la fuerza y a “resolver la crisis política interna en aras del restablecimiento de la paz civil”. “Es necesario restablecer el orden constitucional”, dijo el canciller Serguéi Lavrov. Habrá que esperar para ver si la junta militar que tomó el poder en Níger está dispuesta a reestablecer el orden democrático en el corto plazo.
Lo cierto es que el nuevo escenario en Níger, a priori, debilita a Francia, alarma a Washington y deja a Rusia a la expectativa.
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