Por Nehuén Gusmerotti *
Con más de tres décadas en el lomo, Horcas es toda una institución del thrash argentino. Con su carismático cantante, Walter Meza, se van los flashes y las fotos. Pero el andamiaje de Horcas es imposible de pensar sin un integrante que lleva adelante el motor sonoro del grupo. Norberto “Topo” Yáñez, nacido en 1967, en Buenos Aires, escribió gran parte de la historia del grupo pesado apoyado en el tridente junto a Sebastián Coria (guitarra) y el mencionado Walter Meza. Hoy disfruta del presente de un Horcas que dejó atrás cielos bastante turbulentos y se ganó el respeto de todo el arco musical argentino a fuerza de perseverancia y un sonido demoledor.
Finalizando este 2022 el bajista charló con Radio Gráfica sobre varios puntos de su carrera, algunos más oscuros, otros calmos y de disfrute. Desde sus inicios en el bajo a la muerte de Osvaldo Civile (Miembro fundador de Horcas), una charla impregnada de metal pesado nacional.
Los 20 años del disco Horcas
Este 2022 estuvo atravesado por el festejo de los veinte años de su disco homónimo, lanzado en una época de turbulencia social y de turbulencia personal. Yáñez recuerda esa época como un punto clave en la carrera de Horcas. “Fue una apuesta muy grande. Ese era nuestro primer disco sin Osvaldo, eso fue un cambio muy fuerte para nosotros. Además, estaba lo que pasaba en el país. 2001, el presidente se iba en helicóptero, se fundía todo y nuestro disco quedaba dentro de una compañía y valía en dólares. Tuvimos la suerte de grabar en el estudio de Alejandro Lerner, el apostó por ese disco de Horcas”.
Si bien el disco finalmente sale a la venta y revalida la continuidad de la banda pesada, quedaba una cuenta pendiente en el seno íntimo del grupo. “Con ese contexto no pudimos salir nunca a girar por el país a presentarlo. Pudimos hacerlo ahora, con otra cabeza, otro sonido. Tocamos el disco completo, cosa que no hacemos nunca. Fue una gira muy linda que terminó el fin de semana pasado”, agregó el músico. Esta gira tuvo su pico en una histórica noche en el Teatro Flores donde participaron invitados como Gabriel Lis o referencias actuales del heavy como Corvata Corvalán o Knario Compiano.
Además, Yáñez recordó el contexto en que se grababan los discos de metal cuando él comenzó en Horcas. “Cuando grabábamos nuestros primeros discos eran distintos los estudios. Oíd Mortales está grabado en 16 canales. La batería se llevaba 9, entre guitarras y voces, agradece que se podía grabar el bajo. No había ingenieros de sonido de heavy metal. En mi primer disco de Horcas lo grabé con el mismo que grababa el de los Kuryakis y el de Los Brujos. El que masterizaba trabajaba con León Gieco. No tenían metal, era lo que había en el momento. Cuando falleció Osvaldo fue la época en que nos empezamos a preocupar más por nuestro sonido. Ahí fue cuando contratamos a Mario Altamirano, que venía de trabajar con Riff, con Rata Blanca. Grabamos con Adrián Taverna, empezaba ahí a haber gente del palo del metal. Eso hizo que los discos sonaran como los de afuera”.
Si bien Horcas tuvo varios años contrato con Sony, el hecho de trabajar con una discográfica internacional no llevó a que el grupo se relaje, todo lo contrario. “Para mejorar el sonido de nuestros discos poníamos plata de nuestro bolsillo. Más allá del presupuesto que Sony ponía para que grabemos. Ese gusto nos lo damos nosotros. Hay gente que no lo diferencia, pero estamos tranquilos que pones un disco de Horcas acá o en la China y te vuela la cabeza”. El disco homónimo de Horcas salió en el año 2002 con un nivel sonoro que está a la altura de las mejores producciones pesadas del mundo de aquellos años.
La muerte de Osvaldo Civile
Horcas nace como uno de los vástagos de la legendaria V8, junto a Hermética, Rata Blanca y Logos. La piedra fundacional del grupo fue Osvaldo Civile, quien compuso el riff más emblemático de la historia de nuestro metal, “Destrucción”. En 1987 Osvaldo forma Horcas, el Topo se sumó en 1991 y desde ese año su lugar en la banda fue ininterrumpido. Aún así la carrera del grupo no fue un lecho de rosas. En 1999 Osvaldo Civile apareció muerto en circunstancias que aún hoy no han sido esclarecidas.
Yáñez rememoró a más de veinte años de la partida física de Civile lo que aportaba el guitarrista a la banda. “Musicalmente Osvaldo no componía en la banda. La mayor parte de las composiciones eran mías, algunas de Coria y las letras de Walter. Osvaldo venía al estudio, metía tres o cuatro solos y nosotros los mezclábamos”, comenzó analizando el bajista, aunque la magia de Osvaldo estaba en otro lado.
“El gusto musical que el tenía en los solos era tremendo. Él opinaba un montón, yo tomaba muchas decisiones, pero la última palabra era de él. En lo musical entró Gabriel Lis a tocar, tenía el mismo estilo que Osvaldo, del palo del rock y el blues, pero ninguno tocaba como Osvaldo. Ninguno tenía su feeling, por más que tocaran parecidos, lo de él era único. Cuando hizo el riff de “Destrucción”, el tema es de Rowek, pero el machaque es de Osvaldo. Eso lo hacía Metallica en la otra punta del mundo. Su impronta, su sonido, su sentimiento. Eso se extraña, no lo volví a ver nunca más eso”.
La polémica respecto a los miembros fundadores
La muerte de Osvaldo Civile no fue solamente un cimbronazo anímico para Horcas, luego de eso la banda debió cargar con la cruz de haber decidido seguir sin un solo miembro fundador en su formación. Para el Topo fue más que perder al guitarrista de la banda. “Yo perdí a mi mejor amigo. Vivíamos juntos, no teníamos ropa para ponernos, calentábamos las salchichas en una estufa a cuarzo. Fue muy triste, lo peor que me pasó después de la muerte de mi papá fue perder a Osvaldo. Salir adelante fue muy difícil, no tenía ganas de tocar más yo. Por suerte en esa época estábamos rodeados de buena gente, los chicos estaban con ganas de seguir tocando”.
Viajar a aquellos últimos estertores del siglo XX es complejo para el bajista, pero repasó las primeras sensaciones cuando volvió a pisar una sala sin su mejor amigo en el grupo. “Para el primer ensayo al que fui, ya con Gabriel Lis, los chicos llevaban tres o cuatro meses tocando con él. Me insistieron para que vaya y yo no tenía ganas. Arrancaron tocando “Vencer”, un tema que arranca con Osvaldo. Cuando lo tocó fue tan fuerte que me puse a llorar. Ahí decidimos seguir y llamarnos Horcas, Osvaldo siempre decía que sigamos con la banda. Lo pudimos superar por el cariño de la gente, nos apoyó un montón. Los quilombos vinieron diez años después de perder a Osvaldo, lo del nombre y eso. Pero la gente reventaba lugar donde íbamos, eso hizo que me cure un poco la herida. El cariño y el abrazo de la gente nos nutría el alma para seguir tocando”.
Hoy, veinte años después, Osvaldo Civile sigue presente en cada show que Horcas da en cada rincón del mundo. Sin pretensiones de lucrar con un nombre exitoso, sus compañeros lo recuerdan con cariño, con canciones, con pedidos de que el público coree su nombre. En cada recital de Horcas la banda está acompañada por el violero mítico del metal argentino. “Nosotros a Osvaldo lo seguimos nombrando en todos lados. Muchas veces nos juzgan, si lo hacemos porque lo hacemos, si no, porque no. Pero me tiene sin cuidado, me hace feliz nombrarlo, somos la banda de Osvaldo”.
Sus comienzos en el bajo
La historia de vida de Norberto Yáñez se hizo un poco desde esas pérdidas dolorosas. Su relación con la música parte de la muerte de su papá, aunque el destino le puso algunos caminos alternativos a las cuatro cuerdas. “Cuando falleció mi papá el psicólogo me mandó a hacer música y deporte. Jugué en River con Caniggia, pero me decidí por la música. Un día llegó a mis manos un disco de Kiss y me gustó el sonido del bajo. Después escuché a Iron Maiden y ahí me definí por el bajo y por ese sonido. Vengo de escuchar a Riff, a Pappo´s Blues, Vox Dei, Manal. Escuchábamos rock nacional porque acá no entraba nada de metal. Entraba algo de Deep Purple o Zeppelin, pero yo era chico. Cuando tuve amigos más grandes los empecé a descubrir, pero ya eran música vieja para mí, lo que me enganchó fue Iron Maiden”.
Su paso por Lethal
Antes de llegar a la banda de su vida, Yáñez formó por un breve tiempo parte de otro grupo histórico del metal argentino, Lethal. “Antes no existían profesores de bajo de metal. Yo aprendí a tocar con un ciego del barrio que te enseñaba, pero quería escuchar heavy metal. Cuando me enteré que Lethal ensayaba cerca de mi casa y que el bajista era profesor me fui hasta la sala. Nos hicimos amigos y en la misma sala me sume a una banda de ahí. En el medio el bajista de Lethal se va a hacer la música de una película a Polonia. Me vinieron a buscar a mi casa García, Luis Sánchez y Oscar Castro para que me sume. Empecé a ensayar con ellos y nos fuimos de vacaciones con Oscar. Cuando volvimos nos echaron de Lethal a los dos. Eddie Walker y Claudio Ortiz se van a Lethal y nosotros nos fuimos a Horcas”.
Por prepotencia de práctica, Yáñez demostró rápidamente que era el bajista ideal para este joven grupo pesado que contaba en sus filas con un emblema del metal. Tras un breve contacto con Civile, en una semana estaban formando parte de Horcas. “Oscar tenía el teléfono de Osvaldo, cuando nos echaron de Lethal lo llamó. Nos encontramos en su casa y nos dijo que saquemos dos temas y vayamos a tocar. ¡Era re difícil conseguir un disco de Horcas para sacar los temas! Tuve la suerte que un amigo del barrio era heavy y tenía el primer disco de Horcas. Me lo prestó, en una semana sacamos el disco completo. No tuvo ni oportunidad de echarnos, sacamos los nueve temas. Imaginate las ganas que tenía de tocar”.
La autogestión y el disco Gritando Verdades
En los últimos años Horcas apostó por la autogestión para lanzar su último disco hasta el momento, Gritando Verdades (2018). Yáñez analizó el camino que llevó a la banda a tomar esta decisión. “Hemos pasado por compañías muy chiquitas, independientes. Trabajamos con Sony, con Popart. Teníamos ganas de autogestionarnos. El último disco con Sony fue Por Tu Honor, el primero que nos llevó a los Gardel. Después llegó Gritando Verdades, primero autogestionado, y nos dejó contentos. Cambia la llegada dentro y fuera del país. Ahora con el disco nuevo estamos evaluando que hacer. Veremos si buscamos alguna compañía, pero estamos conformes con esta forma de trabajar. Ya en los últimos años de Sony no había tanto apoyo de la compañía y queríamos despegarnos. Tenemos bandas amigas que se autogestionan y lo hacen bien, a nosotros nos gusta experimentar y cuando se dio el momento lo hicimos. Y Gritando Verdades también llegó a los Gardel”.
Ser una referencia en el metal argentino
Con tres décadas de trayectoria en el lomo, hoy el “Topo” es una referencia del bajo en la música pesada nacional. Seguido por varios grupos jóvenes, el bajista disfruta de un presente ganado a fuerza de trabajo y vigencia. “Últimamente la estoy pasando genial con este lugar de reconocimiento de la gente. Uno cuando empieza a tocar no se imagina estas cosas. Tenía otros intereses, otra forma de vida. No es lo mismo tener veintitrés años que cincuenta. Vas abriendo puertas, tocando y de repente te das cuenta de lo que hiciste, donde tocaste. Hemos tocado en todos los escenarios y estadios de Argentina. Fuimos a Europa, Estados Unidos, Latinoamérica. Uno se da cuenta después, cuando llegan esas palabras de otro”.
Más allá del esfuerzo y la capacidad personal, Yáñez es consciente del lugar que ocupa el público en su presente y lo revalida. “Si estoy vigente es por ustedes. Por más que yo haya grabado buenos discos y buenas canciones, si la gente no apoya esto se muere. Estamos vivos porque la gente nos banca, más allá de si hay o no miembros originales. Estoy vivo porque el público quiere que este vivo, eso no lo puedo tapar con nada, nadie puede. Lo decide la gente y me hace muy feliz. Después de tanto recorrido, mientras miro las nuevas olas ya soy parte del mar. Estoy en un momento musical de mucho disfrute, antes no lo podía hacer. Hoy miro todo desde otro lado, hasta las críticas”.
Sus cuentas pendientes
Finalmente, el bajista valoró su presente y expresó una cuenta pendiente en su carrera y como representante del metal pesado nacional. “Siempre hay algo por hacer. Ahora vamos a tocar con Judas Priest en el Knotfest, es algo que anhelaba, era una de las bandas que tenía pendientes. Hemos tocado con Metallica, Iron Maiden, Megadeth, Slayer, Motorhead, Motley Crue, Anthrax. Hemos tocado desde la calle Corrientes hasta lugares con piso de barro en Morón. Algo que me gustaría es que Horcas gane un disco de oro o un premio Gardel, pero no por Horcas, sino por el heavy metal”.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (viernes y domingos de 22 a 00 horas)
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