Por Úrsula Asta*
Marianela Mel es secretaria de la Mujer del Consejo Directivo Nacional del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATTSAID). En diálogo con Radio Gráfica se refirió a sus inicios como dirigenta sindical. También reflexionó sobre la actualidad y, muy particularmente, sobre los desafíos en el sector de la televisión. Además, contó sobre su experiencia sobre el espacio de Mujeres Sindicalistas que conformaron desde la Corriente Federal y su inserción como secretaria en ese área.
-Te dicen “Paqui”, ¿no? ¿Por qué?
-Cuando ingresé a trabajar en el cable tenía 17 años, era la época de Xuxa. Soy rubia, de piel blanca, tengo ojos claros, y era el estereotipo de las paquitas, las acompañantes de Xuxa.
-Vayamos a ese momento, cuando te empiezan a llamar “Paqui”, ¿cómo ingresaste a laburar en el sector del cable y cómo fueron esos primeros años?
-De hecho, tenía 17 años, era una empresa de cable que estaba en algunas localidades. Hoy uno piensa en el cable y piensa en dos marcas. Cuando empecé en el cable había un montón de empresas con las que convivíamos sanamente y teníamos buenos salarios. La industria del cable siempre pudo pagar buenos salarios. En ese momento, el sindicato era solo de Televisión, porque nuestra personería gremial se amplió después. En ese momento éramos sólo “SAT”, no “SATTSAID”.
La verdad nuestros convenios siempre representaron en la actividad salarios que estaban por encima de la media. Lo digo porque en algún momento, ya como dirigente después, acompañamos muy fuerte la Ley de Medios o la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, existió esa frase de “tal empresa puede desaparecer”, o ¿qué va a pasar con los trabajadores? Le recordaba a mis compañeros que entraban en pánico pensando que nos íbamos a quedar sin empleo, y que cuestionaban cómo el sindicato puede bancar una ley que nos va a dejar sin empleo. Yo les decía recuerden nuestros orígenes, donde veníamos de un montón de empresas y todas convivimos, todas ganábamos. De ahí vengo.
– Si hay algo que, me parece, muestra la realidad del sector del laburo de ustedes es que hay una reconversión permanente. Se ha oligopolizado, particularmente la televisión. Pero, a la vez, hay otros actores. ¿Qué opinas sobre esta situación?
MM: Cuando se habla del cable en dos marcas, en realidad no hay solo dos. Sí es cierto que hubo una convergencia y que hay muchísimas menos empresas de las que había cuando yo inicié en el ´96 en esta actividad. Lo que quise decir es que se fue fusionando todo.
Cuando entré en el ´96 era Cablemundo. En el ´99-2000 fuimos Multicanal. En el 2009 éramos Cablevisión. En el 2018 somos Telecom. Como en la tecnología, también nos fue convergiendo porque, como decía, cuando entré a trabajar era Sindicato Argentino de Televisión (SAT), después fue SATSAID: audiovisuales, interactivos y de datos. Luego vino la segunda “T” que fue telecomunicación. La convergencia nos fue llevando tanto a las empresas y por ende a los sindicatos a tener que adaptarnos a las nuevas realidades.
-Además, desde este año ´96 para acá se ha cambiado mucho por la irrupción de internet, los cambios en el consumo, la baja en el encendido en la televisión por aire, la existencia de las productoras. Todo ese desafío que implica representar toda la heterogeneidad. Es un sector muy cambiante.
-Nosotros como sindicato de televisión y telecomunicaciones tenemos que estar permanentemente adaptándonos para poder representar bien a nuestras compañeras y compañeros. Vos recién dijiste una palabra que yo hasta acá no había mencionado, “productoras”. Provengo del cable, pero nuestro sindicato no solo es de circuito cerrado, que es el cable, también, por supuesto, de televisión.
De hecho, el origen del SAT fue en la Televisión Pública, con lo cual con todo este tema de las producciones para streaming y todas las plataformas, Netflix, Amazon, Disney , Star+ y todas, que generan contenidos de televisión, nos generan un desafío permanente, que es el de tener que estar siempre super atento -viendo en dónde se va a grabar, porque son rodajes cortos, a veces son un par de semanas, a veces dos o tres meses-, para identificar a esos trabajadores y trabajadoras, e inspeccionar que estén en el convenio que corresponde.
Para nosotros es todo un desafío porque veníamos de una línea de trabajo continuo. Nuestra actividad era y es de trabajo continuo, de una contratación continua y permanente. Hoy nos encontramos con este universo que para nosotros es relativamente nuevo, porque desde hace unos años para acá, que es donde se amplió mucho esa franja que nosotros teníamos de trabajadores a plazo fijo, que era muy chiquita, se fue ampliando mucho por estas producciones audiovisuales que empiezan, terminan y nos demanda un esfuerzo sindical permanentemente activo.
-¿Cómo está hoy la situación? ¿Se está filmando mucho para estas plataformas de streaming?
-Sí. La verdad es que estamos desde hace un tiempo en pleno. Por ahí hoy es un poquito menos que hace dos meses atrás, pero la realidad es que toda esa explosión de las multiplataformas y streaming generó una demanda importante en materia de trabajo.
Supongo que ha tenido mucho que ver el valor de la moneda extranjera y que además Argentina ofrece diferentes climas y paisajes a lo largo y ancho de nuestro territorio. Desde ese lugar hay mucho escenario natural que en otros países se tiene que montar.
Hay producciones como la del “Último Pasajero”, por mencionar uno, que se graban para diferentes países. Esa producción generalmente no se daba para un solo país, hay muchas producciones que han sido así. “Hombre al agua”, y todos estos tipos de producciones.
Hace un tiempo atrás, no sé si en la actualidad, el “Último Pasajero” para Chile se venía a grabar en Argentina. Venían en el día, grababan y se volvían. Esto tiene que ver con que también el gobierno ha tenido muchas políticas. En este sentido, la ley de Economía del Conocimiento y muchas leyes que han favorecido la producción nacional.
-Uno de los debates que se daba hace algún tiempo atrás fue, justamente, sobre la marcha del 17 de agosto: “más empleo y mejores salarios”. Es decir, no empleo precarizado o en peores condiciones. Pero lo que describís es un enorme desafío en la defensa de los puestos de trabajo que tienen un plazo determinado.
-En Argentina está pasando algo inédito que es que tenemos un porcentaje de la población debajo de la línea de la pobreza aun teniendo empleo. Esto es algo que no podemos permitir que siga sucediendo.
-¿Por qué el sindicalismo? ¿Cómo te fuiste metiendo en ese mundo?
-Suelo decir que me convertió en sindicalista el Grupo Clarín. No vengo, a diferencia de la mayoría de las compañeras que ustedes entrevistan, de una familia peronista, ni de una familia sindicalista, ni nada por el estilo. Ni mi grupo de amigos ni amigas. La verdad que siempre fue un mundo ajeno para mí. Iba a trabajar, volvía y tenía una vida en la que desconocía quién gobernaba o qué políticas manejaba, ni nada por el estilo.
De hecho, tengo una compañera dirigente con la que todavía seguimos juntas hoy y se ríe porque me dice “quién te ha visto y quién te ve”. Cuando ella entraba a trabajar prefería sentarse lejos mío, y hoy somos compañeras de militancia de hace muchos años, producto de esa transformación que yo viví.
Antes era de las que pensaba que la meritocracia funcionaba si yo me esforzaba. Como mucha gente cree lamentablemente al día de hoy. Por ahí estaría bueno que todas las personas pudieran pasar por esto de que no hace falta nacer peronista para después serlo.
-Todos son peronistas, solo que algunos todavía no se dieron cuenta…
-Si hay algo que siempre me movió son las injusticias. Tenía un profesor que decía que yo iba a ser abogada, porque cuando habían corregido algo mal iba y me peleaba por mis compañeros. De hecho en más de una oportunidad he tenido razón y se ajustó la nota, pero también defendí a mis clientes. Los clientes que entraban a la línea, yo era operadora en el call center. En mi línea yo peleaba por mis clientes y si tenía que discutir con mi supervisora para que se resolviera un problema, para que se respete un acuerdo, para que se adelante la agenda de un servicio técnico, o para que se haga un ajuste en la factura por los días que no había tenido servicio.
Siempre tuve que dar las discusiones cuando creía que algo estaba mal. Pero siempre muy lejos de la política, del sindicalismo y todo eso. Hasta que un día me cansé. La empresa, en ese tramo de la historia, se llamaba Multicanal, y la verdad dije: o me quedo y hago algo o me voy, porque ya no me gustaba cómo nos estaban tratando.
Justo hubo una asamblea, no solía participar de las asambleas ni nada por el estilo, y fue uno de esos días donde estaba bastante enojada, planeando si me quedaba y daba la discusión o si me iba.
Dentro de los dirigentes que vinieron a la asamblea, había un compañero mío que hacía mucho años que no veía, porque en ese esquema de fusiones permanente la empresa te hace cruzar con gente, después te distancia, y nos van cambiando de lugares y demás. Justo se dio, digo que tenía que ser, que vino él a esa asamblea con el cual tenía confianza. Vinieron otros compañeros a la asamblea también, pero me apoyé en él porque lo conocía y me generaba confianza. Ahí entré al sindicalismo, esto fue por el año 2006/2007.
-Nos hemos encontrado mucho en el periodo del macrismo, con la conformación de la CFT, de la cual surge el espacio de Mujeres Sindicalistas. ¿Desde cuándo sos la secretaria de la Mujer y cómo viste ese proceso desde la dimensión de las trabajadoras organizadas sindicalmente?
-Ese también fue otro desafío. La verdad dentro de la empresa cuando era delegada, que ya éramos Telecom en ese momento, yo nunca había militado fuertemente el feminismo. Sí acompañaba a las diferentes secretarias de la Mujer que ha habido en el gremio, pero para ser franca no era la que iba al frente en las cuestiones que tuvieran que ver con género.
Para mí es un desafío y he aprendido mucho, no solo de mis compañeras en el cargo, sino de las delegadas del SATTSAID, pero también del espacio de las Mujeres Sindicalistas de la Corriente, que ya estaba creado cuando entré al Consejo Directivo en el enero del 2018.
La verdad que conocí ahí un grupo de compañeras maravillosas con una perspectiva de género que me encantó, que me sedujo. Suelo decir que hay cosas que no tienen vuelta atrás, cuando uno abre los ojos no los puede volver a cerrar. El feminismo no escapa a esta regla. Una vez que vos mirás la vida con lentes violetas ya no podes volver, te avergüenzan algunas cosas que hiciste vos misma en el pasado. Las redes me recuerdan como escribía hace ocho o nueve años atrás y digo ¡qué transformación!
De nuevo digo ojalá todas las personas tengamos la posibilidad de vivir estas transformaciones, porque no son cosas que busqué, fueron cosas que sucedieron y que desde que estoy al frente de la Secretaría de la Mujer tengo la posibilidad de generar talleres, capacitaciones, debates, participaciones en diferentes actividades, de visibilizar el trabajo de las mujeres de nuestro sindicato.
Las mujeres, en nuestro sindicato, apenas llegamos al 20 por ciento a nivel nacional. Es un espacio muy técnico y, como todo lo que tiene que ver con lo técnico, generalmente son muchos más los varones.
Nosotras fomentamos mucho la capacitación de las mujeres en el área técnica. Tenemos una Secretaría de Capacitación que hoy ocupa un espacio en la CGT, la compañera Susana Benítez, que genera desde hace muchísimos años capacitaciones en este tipo de cuestiones técnicas vinculadas a nuestra actividad que son no solo para los trabajadores y trabajadoras sino para sus familias. Esperamos que las hijas de los trabajadores se involucren en estas carreras técnicas para tener más mujeres en nuestra actividad.
-¿Qué considerás que falta para que una mujer asuma la conducción de la C.G.T.?
-La verdad, para ser franca, si me hacías esa pregunta hace un año atrás, la respuesta hubiera sido completamente diferente, te hubiera respondido con cierto tono de desilusión, pero hoy veo a las mujeres que forman parte de la C.G.T., del Consejo Directivo de la C.G.T., con el cambio de perspectiva que está habiendo y la batalla que están dando ellas ahí adentro con todas nosotras alineadas acompañándolas.
Lo hablaba con mi secretario general, quien por supuesto que está con Susana en la C.G.T., en la Secretaría de Ciencia y Técnica, él decía con emoción “es increíble, sabés lo que es entrar hoy a C.G.T. y ver tantas mujeres. Yo pensé que en mi vida lo iba a ver”.
La verdad que a la pregunta hoy, al final del 2022, te digo que no lo veo tan lejano, no lo veo tan loco, no lo veo impensado. Lo siento super posible.
-¿Es un proceso que se aceleró en poco tiempo?
– La verdad es que debió haber sucedido desde el momento que las mujeres trabajamos. Tuvimos toda la vida una sola compañera en el Consejo Directivo de la C.G.T. La verdad es que las mujeres nos insertamos en el mercado laboral hace décadas. Tardó muchísimo más tiempo del que debió haber tardado. Pero sí, en línea en estos últimos años, hubo un “quinta a fondo” que se está dando hoy, algo que considero que se debió haber dado hace muchísimos años, porque hubo una lucha para que eso se dé también. Tal vez en soledad, en silencio, sin la cobertura de los medios.
Hoy las redes nos permiten visibilizar un montón de cosas. Tengo compañeros que me llaman o me mandan un mensaje y me dicen “se que estás a mil porque veo en las redes del sindicato lo que estás haciendo”. La verdad es que hoy en las redes, gracias a las Secretarías de Prensa de nuestro sindicato, se visibiliza un montón de cosas que hacemos las mujeres que fuimos invisibilizadas toda la vida. Creo que este proceso de las nuevas maneras de comunicarnos también favorecieron que se visibilicen las luchas y acá estamos.
Discusión acerca de esta noticia