Por Carlos Aira
Semana intensa para el fútbol argentino. Como todas aquellas que tienen las competiciones internacionales. Pero en la vorágine hubo sucesos que no pueden pasar debajo del radar sin un mínimo análisis. En estos tiempos en los cuales el mundo avanza al ritmo de una actualización de aplicación, como señaló el periodista Emiliano Curuchaga, nosotros paramos la pelota, abrimos la cancha, y nos zambullimos en el mundo del análisis y la polémica.
LUIS SUÁREZ: Cuando gran parte de la prensa deportiva mainstream anunció la inminente y segura llegada del delantero oriental, nosotros pusimos un punto. Un necesario punto. No nos íbamos a sumar al efecto dominó que significa en estos tiempos de primicias en redes sociales. ¿Por qué? Porque conocemos el ambiente y ciertas tramas.
Suárez, de 35 años, realizó su campaña profesional en el fútbol europeo. Desde su ya lejano inicio en el Groningen holandés (¿o debo decir neerlandés?). Año 2005. Hasta su último paso por el Atlético Madrid. A Suárez puede seducirle participar de un fútbol competitivo que lo ponga en ritmo de Copa del Mundo. Pero nadie regala un contrato. En este momento, ningún club argentino puede competir con las grandes ligas europeas. El interés de River por Suárez es real. Tan real como la intención de Boca Juniors en contratar al chileno Arturo Vidal. Pero en ambos casos, sus arribos exceden a las arcas de los clubes y tendrían que ser obras de ingeniería económica.
La pandemia junto al proceso devaluatorio generó una situación compleja en la economía de nuestros clubes. Hasta en los más poderosos. La llegada de Suárez – y Vidal – necesitan el apoyo de los sponsors del campeonato. El objetivo de AFA es vender el producto (¿se puede seguir diciendo esta palabra tan mancillada?) a mercados internacionales. La chapa argentina paga muy bien para la Selección de Messi, pero no así nuestro espectáculo dominguero. Para llegar al golfo arábigo o China son necesarias figuras globales y en esto está AFA. Pero el complejo desembarco de estos cracks no finaliza con los dichosos billetes. ¿Tienen ganas las familias de Suárez y Vidal de transitar un tiempo de sus vidas en el Río de la Plata? No lo sabemos. Como ven, hay mucha plata en el medio, pero no todo es cuestión de vento.
Volviendo al periodismo deportivo mainstream. Caducado el tiempo en el cual Suárez ya tendría que haber firmado y posado con la banda roja, surgió una nueva información con gusto a excusa. Una excusa tan berreta que causa gracia: Suárez firmaría contrato recién en cuartos de final de Copa Libertadores. Para colmo, Vélez le ganó a River en el José Amalfitani.
Uff… ¡A ver si todavía la culpa es de Vélez que Suárez no llegue a la Argentina!
HABLANDO DE VELEZ: ¡Gran sorpresa el miércoles en Liniers! Vélez Sársfield no sólo derrotó 1 a 0 al River de Gallardo: en el segundo tiempo lo apabulló. Lo dijimos en Abrí la Cancha: Vélez se reencontró con Vélez. ¿Cómo es esto? Vélez nunca fue un equipo de galera y bastón. Aquel equipazo que ganó todo entre 1993 y 1996 tenía cracks que no le escapaban a la fajina. Este modelo 2022 no sólo derrotó a River: hace un par de semanas clasificó a los octavos de final venciendo a Nacional, en Montevideo, en un partido épico, lleno de carácter.
A Alexander Medina le dicen Cacique. Un apodo justo para un entrenador que en Nacional de Montevideo armó un decálogo a sus jugadores de como jugar a cara de perro un clásico ante Peñarol. Nada de suavidades. ¡Prohibido saludar a un rival o levantarlo del suelo! Vélez jugó con ese mismo temple su sueño copero ante la banda. ¡Qué partido hizo el pibe Nicolás Garayalde! ¿De dónde salió Abiel Osorio? (Si, se llama Abiel). No sabemos cómo terminará la serie, pero la intensidad, las transiciones rápidas en ataque y la concentración de los pibes velezanos fue notable.
Pero hay un génesis en todo esto. Vélez tiene un patriarca institucional llamado José Amalfitani y uno deportivo que fue Victorio Spinetto. Un centrodelantero que llegó al club de Villa Luro en 1932, cuando Vélez aún tenía su cancha en Basualdo 436 y vestía camiseta roja, verde y blanca. Spinetto fue reconvertido en half central (número 5) y se convirtió en un pródigo de temple y tesón. En 1937 entró en la historia al convertirle cuatro goles a Chacarita en un tiempo. ¡Un defensor que marcó cuatro goles y ninguno de pelota parada! Pero Victorio Spinetto fue un símbolo fuera del campo de juego. Durante años dirigió al equipo superior para luego cincelar con paciencia de orfebre infinidad de jugadores del club. Entre ellos, Carlos Bianchi y Diego Simeone.
Spinetto falleció el 28 de agosto de 1990. En noviembre de 2019, Vélez Sársfield bautizó con su nombre el inmenso campus deportivo sobre la Avenida Juan B. Justo. Pocas veces, un homenaje fue tan merecido.
FRANCO TROYANSKY: el delantero tatengue entró en la historia grande de nuestro fútbol. Tal vez en el famoso libro Guinness de los récords. Debe ser el único futbolista al cual le tiraron tres fechas por la cabeza por el festejo de un gol. ¿Se agarró los testículos y desaforado se los mostró a la tribuna, como hizo Waldino Aguirre en un clásico rosarino por los años 40s? No. Se sacó la camiseta y la mostró. Claro, Franco Troyansky tal vez no mesuró que viste la camiseta de Unión y festejó un gol de penal ejecutado dos veces en tiempo de descuento y que definió una derrota xeneize en la Bombonera.
Usted sabe: los clubes grandes tienen sensibilidades que los chicos no comprenden. El bailecito rítmico y canchero del jugador millonario o xeneize en cancha de Patronato, Sarmiento o Defensa es parte del espectáculo del gol. Aunque lo haga a centímetros de los hinchas locales. ¡Qué raro es este mundo entre grandes y chicos! Hace unos meses, Leandro Díaz (alias “El Loco”) no tuvo mejor ocurrencia que festejar un gol suyo ametrallando al público de Huracán. El delantero tucumano de Estudiantes fue tan sólo amonestado por el árbitro Jorge Baliño. El Tribunal de Disciplina tampoco suspendió de oficio al delantero pincharrata. Más festejos con una camiseta que se mostró a las tribunas rivales. Iván Tapia, hijo de Chiqui, no tuvo problema en mostrar su camiseta de Barracas Central a la platea de Huracán – ¡Pobres quemeros! – luego de convertir un gol de tiro libre que significó la victoria de su equipo en Alcorta y Luna. Por supuesto que no hubo expulsión.
Las tres fechas de suspensión a Troyansky tienen un aleccionador aroma a despecho tan grande. Supongamos que la situación hubiera sido al revés. ¿Hubieran suspendido por tres fechas a un jugador boquense por mostrar su camiseta a la Barra de las Bombas? mmm…
EL LIBRAZO DE OSVALDO JARA: Osvaldo Jara es uno de los periodistas e investigadores para leer y escuchar. Tiene un perfil muy bajo y poca prensa. Autor de un par de libros fantásticos donde se destaca Peronismo y Deporte (los dos volúmenes). La obra investigativa de Jara no terminó allí. En los próximos días estará presentando el libro de la Unión de Clubes de Barrio. Una investigación necesaria. Sin romanticismos. Rompiendo la lógica lunadeavellanedera. Una serie de entrevistas a dirigentes de clubes de zona sur que se plantaron en años duros: desde la lucha contra los tarifazos del ministro Aranguren hasta la pandemia, donde los clubes fueron postas sanitarias y fundamentales en tiempos aciagos. Jara, miembro del Movimiento Social del Deporte, es dueño de una sensibilidad que le permite llevar adelante esta obra que estamos esperando con ansias.
La salida del libro de Osvaldo Jara tiene un fuerte correlato político. Los clubes de barrio fueron puntales de campañas electorales, pero la Ley de Clubes de Barrio y Pueblo sigue durmiendo el sueño de los justos. La clase política tendrá que salir de la Caverna de Platón – como señaló Víctor Lupo esta semana en Abrí la Cancha – abrir los ojos, mirar con detenimiento la realidad y analizar por cual razón no hay políticas deportivas reales. Si algún lector tiene alguna duda, mi pregunta es sencilla: ¿Cuál fue la última política deportiva pública? Si no está relacionada con el deporte profesional u olímpico, va a tener que hacer mucha memoria. ¡Pero mucha en serio!
Hay que señalarlo con firmeza: a gran parte de la política, el deporte no le interesa. Se barre debajo de la alfombra la discusión de políticas deportivas. Siempre habrá momento para una foto simpática o una declaración demagógica. Ese correlato llega a los medios del palo (con el rótulo que su imaginación quiera y el espinel que también imagine). ¿Por cuál razón? No sabría decirles. Imagino que por pereza intelectual y oleadas ideológicas. Pero existe una realidad: en estos medios, el mayor caudal informativo deportivo está enfocado en minorías sectarias con muy buen retorno político y económico. Con eso alcanza. ¿El pueblo? Una declamación…
La dicotomía es de fierro: Cultura del Encuentro o jetoneo y kioscos. Este 2022 no está para jugar con fuego.
Mientras tanto, esperamos el librazo de Osvaldo Jara. Una obra más del pensamiento nacional argentino.
¡La seguimos la semana que viene, queridos amigos!
(*) Periodista / Abrí la Cancha.
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