Por María Sofía Vassallo[i] y Juan Francisco Natalizio[ii]
Encaramos la investigación sobre las plazas de Malvinas porque entendemos que, en estas movilizaciones, hay pistas fundamentales para comprender las complejas relaciones entre los argentinos y Malvinas y los argentinos y la dictadura militar.
Observamos imágenes fotográficas, fragmentos registro audiovisual, crónicas periodísticas e históricas y testimonios de los protagonistas, estudiamos expresiones populares en distintos géneros discursivos. Analizamos los gritos individuales y colectivos, los cantos y consignas, las pancartas, carteles y banderas, los objetos e instrumentos portados, la gestualidad y la vestimenta con que concurren a estas manifestaciones y el modo en que los distintos grupos se posicionan en el espacio público. A partir del análisis de estos discursos nos proponemos estudiar los sentidos expresados de diversas maneras por los manifestantes en torno a sus adhesiones y rechazos, sus dolores y esperanzas. Presentamos acá algunos hallazgos preliminares.
El 30 de marzo de 1982 miles de argentinos se movilizan contra la dictadura por “paz, pan y trabajo”, gritan “se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar”, portan pancartas con la consigna “luche y se van” y son duramente reprimidos. El 2 y el 10 de abril vuelven a manifestarse en apoyo a la recuperación de las islas Malvinas. A menudo, se interpreta este viraje de la acción popular como resultado de la manipulación del pueblo argentino por parte de la Junta militar. En Malvinas Causa Central hacemos vuelos rasantes sobre estas multitudes, igual que los pilotos argentinos sobre el mar, casi mojando el ala, como nos enseña Rosana Guber con sus investigaciones, ponemos el oído atento y analizamos voces y documentos olvidados.
El 2 y el 10 de abril miles de argentinos, como en otros momentos decisivos de la historia nacional, vuelven a colmar la Plaza de Mayo, el histórico lugar en el que la voluntad popular se manifiesta de forma extraordinaria, donde reside el poder, esta vez para expresar su apoyo a la acción de recuperación territorial. Las familias, los trabajadores, las organizaciones gremiales, políticas y sociales, después de varios años, reconquistan para sí el espacio público, recuperan la calle y la plaza, se re-encuentran y celebran el re-encuentro, se manifiestan como sujetos activos, protagonistas de los acontecimientos. Junto a las miles de banderas argentinas, carteles y pancartas improvisadas, flamean en la plaza las de las colectividades: Japón, Italia, Ucrania, Uruguay, Colombia, Paraguay, Bolivia, Venezuela y Ecuador. Los presentes gritan al unísono “Argentina, Argentina”, se reconocen miembros de una comunidad, “se siente, se siente, el pueblo está presente”, “si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”. Cantan el himno nacional con fervor y emoción.
La CGT, bajo la conducción de Saúl Ubaldini, luego de haberse movilizado contra el gobierno el 30 de marzo de 1982 y de haber sido violentamente reprimida, vuelve a manifestarse el 2 de abril, esta vez exigiendo el respeto a la “soberanía nacional con paz, pan y trabajo”. Llama al pueblo argentino “sin distinción de banderías políticas a hacerse presente frente a la casa de gobierno”. Afirma “nuestras fuerzas armadas han ejercido el derecho legítimo a restituir a nuestro territorio patrio lo que por derecho legítimo nos pertenece”. Y continúa “el movimiento obrero argentino representado por la CGT acompañará a este hecho histórico declarando el 2 de abril como día de júbilo nacional”. La CGT Brasil, bajo la consigna “Primero la Patria”, decide hacer “un paréntesis en su plan de acción”, “con el propósito de no perturbar la gesta de la recuperación soberana de las Malvinas y la lucha entre todos los frentes contra el imperialismo” y destaca “el coraje y la valentía de los soldados que luchan por las Malvinas y la firme oposición argentina a las absurdas pretensiones del colonialismo caduco”. Al mismo tiempo, exhibe las contradicciones de la dictadura, que tres días antes sostenía que la central obrera había sido disuelta y ahora convoca a su cúpula para integrar la delegación de organizaciones civiles que se traslada a Malvinas: “los subversivos de ayer somos los patriotas de hoy”. Varios dirigentes políticos y representantes de la CGT Brasil y la CGT Azopardo viajan a las islas, invitados por el gobierno. La dirigencia gremial aclara que “la reconquista de las Malvinas” en nada modifica “los graves problemas internos” y que la tregua no debe “interpretarse como una renuncia a lograr los objetivos de justicia social, independencia económica y soberanía política”. A su regreso de Malvinas esto dice Saúl Ubaldini:
La CGT, además, convoca a una masiva campaña de donación de sangre, entre quienes no tienen la oportunidad de empuñar un fusil contra el enemigo histórico, como modo de apoyar y dar vida (porque la sangre es vida) a los combatientes que ponen la suya al servicio de todos en el frente. Esta acción es certificada por una tarjeta que dice “Yo di sangre por las Malvinas”.
Numerosos manifestantes se pronuncian a favor de la recuperación de Malvinas; pero contra la dictadura, con estos cantos y consignas: “Malvinas sí, proceso no”, “Las Malvinas son de los trabajadores, no de los torturadores”, “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”, “Ya se van, ya se van, se fueron los ingleses, que se vaya el Alemann” (en alusión a Roberto Teodoro Alemann, ministro de Hacienda), “Sí a las Fuerzas Armadas, brazo armado del pueblo. No a la camarilla militar instrumento de la oligarquía reprimiendo al pueblo” (Juventud Peronista). El presidente Galtieri, habla desde el balcón de la Casa Rosada y, tanto cuando menciona a Alexander Haig como cuando se refiere a sí mismo como representante del pueblo argentino, la rechifla de la multitud congregada se vuelve ensordecedora. Los manifestantes vuelven a vivar y a aplaudir cuando promete que no permitirá que los ingleses toquen un solo metro cuadrado de nuestro territorio. Familiares de desparecidos publican una solicitada en la que afirman: “nuestros detenidos desaparecidos seguramente hubieran apretado filas junto a los soldados y no pueden hacerlo por su injusta desaparición. Anhelamos fervientemente que regresen victoriosos, aguardándolos con la misma esperanza con que esperamos todos los días, la vuelta de nuestros detenidos y desaparecidos”.
También se escuchan y se leen cantos y consignas antiimperialistas: “Patria sí, colonia no”, “El que no salta es un inglés” (y toda la plaza salta al unísono), “Ingleses atrás, el pueblo quiere paz”, “Juventud presente, nación, nación o muerte”, “150 años pirateadas, al fin recuperadas”. Y otros de carácter triunfalista y festivo: “Los vamos a reventar”, “Si los ingleses vienen con la flota, los argentinos los haremos pelota”, “Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da, si quieren las Malvinas que las vengan a buscar”, “Ya saben todos que las Malvinas están de moda y que la reina, llora, llora, llora”, “No cabe duda, no cabe duda, la reina inglesa es la más cornuda”, “Vamos, vamos, Argentina. Vamos, vamos, a ganar. Que esta barra, bochinchera, no te deja, no te deja de alentar”. También se escuchan y se leen cantos y consignas peronistas: “Se siente, se siente, Perón está presente”, “Malvinas argentinas, ni yanquis ni marxistas” (con el que jóvenes peronistas responden a “El pueblo unido, jamás será vencido” de las agrupaciones juveniles de izquierda), “Las Malvinas son argentinas y la plaza es de Perón”, “Perón, Evita, la patria peronista”, “Se siente, se siente, la CGT presente”, “Y ya lo ve y ya lo ve, vinimos el 30 y hoy también”, “Galtieri, Galtieri, prestá mucha atención, las Malvinas argentinas pero el pueblo de Perón” (el canillita, autor de este canto, coreado por la multitud, dirá a un cronista de Clarín: “si somos capaces de echar a los ingleses, también seremos capaces de pelear por nuestros derechos en lo interno”). Después del himno, en varios sectores de la plaza se escucha la Marcha Peronista.
Hay momentos históricos en que la voluntad popular se manifiesta con potencia capaz de torcer los designios de los gobernantes de turno: entendemos que eso es lo que ocurre a con la recuperación de Malvinas de 1982. Muchos de los que reivindican la manifestación del 30 de marzo, en general, interpretan el aparente viraje de la voluntad popular expresado el 2 y el 10 de abril como resultado de la acción de manipulación de la dictadura. Es extraño el concepto de soberanía popular que manejan. Al masivo apoyo popular a la recuperación de Malvinas no le cabe este nombre, sí a la manifestación por “paz, pan y trabajo” del 30 de marzo, incluso cuando, en muchos casos, son las mismas personas las que participan de una y otra (de hecho el 2 de abril cantan “y ya lo ve, y ya lo ve, vinimos el 30 y hoy también”). Los que esto sostienen olvidan que la cuestión Malvinas no empieza con Galtieri y el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Parten de la negación del pueblo argentino como protagonista, como sujeto de la historia. Para ellos, sólo puede ser objeto de la voluntad y manipulación de otros, por eso descalifican las múltiples formas en que los argentinos expresan su apoyo a los combatientes en las islas: las cartas a los soldados, las donaciones y las múltiples acciones individuales y colectivas encaradas por organizaciones sociales, políticas, gremiales. Todo es interpretado, exclusivamente, como resultado de las maniobras del régimen dictatorial sobre la población. No negamos que el gobierno se vale de todos los medios a su alcance para influir sobre la opinión pública; pero, como constatamos, el pueblo argentino también juega, resiste y se manifiesta. Participa con voluntad y voz propia, protagoniza la historia. La actualización de la tradición histórica en la acción popular es la que convierte la mezquina maniobra de un dictador en una misión colectiva anticolonial, con un gran potencial movilizador.
[i] Doctora en Ciencias Sociales y Magíster en Análisis del Discurso (UBA). Investigadora del Observatorio Malvinas (UNLa), del Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica (UNA) y del Instituto de Investigaciones y Documentación Histórica del Peronismo (UNLaM).
[ii] Periodista e investigador especializado en el conflicto del Atlántico Sur, conductor del programa radial “Malvinas Causa Central”, del Observatorio Malvinas, UNLa.
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