Muchas gracias. Muy buenas tardes a todos y a todas. La verdad que Malvinas y 40 años tienen, por lo menos para mí, varias dimensiones. No una única dimensión. La primera, una dimensión casi personal, familiar. A diferencia de lo que sucedía en el resto del país, en las ciudades patagónicas, en Gallegos, San Julián, Deseado, Comodoro, Río Grande, Ushuaia, la guerra se vivía. En Río Gallegos recuerdo que había operativos oscurecimiento. A la noche, en nuestras casas, en la casa que todavía hoy vive Máximo, él iba al jardín en frente. Es una casa que no tiene persianas ni celosías. Todas las noches, había que colgar frazadas para que no hubiera una sola luz. Y cuando uno salía con el auto a la calle, que había que evitar salir de noche. Debía poner con cinta adhesiva negra, había que tapar todos los faroles, todas las luces del auto y dejar simplemente una rayita en la parte de atrás una rayita roja y en la parte de adelante una rayita blanca. A Máximo que tenía 5 años en ese entonces le hicieron hacer en varias oportunidades, simulacros de bombardeo y esconderse debajo de las mesitas y de los pupitres. Y en Río Gallegos, al menos, arrastrábamos durante todo el conflicto el karma que se decía que el Reino Unido iba finalmente a bombardear una ciudad en el continente para disuadir y que no hubiera resistencia y que esa ciudad iba a ser la ciudad de Río Gallegos. Por ser la más grande en línea directa a Malvinas. Somos después, creo, de Puerto Deseado y Puerto San Julián la más cercana en línea recta así que se imaginan. E increíblemente haber vivido durante todo el conflicto en Río Gallegos los aviones que se escuchaban ir y venir.
Por esas cosas de la vida y del destino, el 14 de junio, el día que cayó Puerto Argentino, estaba aquí en Buenos Aires. Había viajado con Máximo que era muy pequeño a ver a mi madre, mi padre había muerto durante el conflicto. Y ese 14 de junio vine de La Plata, lo dejé a Máximo con su abuela, y me vine a ver a unos amigos, colegas profesionales que tenía que verme aquí en Buenos Aires. Y estaba en el estudio, en las cercanías en la zona del Microcentro cerca de la Plaza de Mayo cuando una de las secretarias entró y dijo: se está juntando la gente en Plaza de Mayo. Y ahí no lo dudé ni un instante, porque la última vez que había estado en la Plaza había sido el 17 de octubre del 74, el primer 17 de octubre sin Perón que fui a la Plaza. Creo que Isabel ahí había nacionalizado las bocas de expendio, no me acuerdo. Algo de eso había y fuimos a la Plaza porque era el primer 17 de octubre sin Perón, año 74, desde aquel día no había vuelto a la Plaza de Mayo. Y volví, casualmente, el 14 de junio, la gente se comenzó a agolpar y empezaron cánticos. Cuando aparecían los camiones de exteriores de canal 7, que durante todo el conflicto habían asegurado que íbamos ganando, la gente tiraba monedas contra los periodistas, contra los camiones de exteriores. Algunos otros agarraban el diario vespertino La Razón que decía, con un titular catástrofe como solía decir La Razón: “cayó Puerto Argentino». Incendiaban los… quemaban los diarios y los tiraban. A eso de las seis de la tarde la Plaza era un solo grito repleta de gente de bote a bote con todas las consignas que se puedan imaginar. Y ahí tuvimos que empezar a correr, yo me había encontrado con unos amigos y empezamos a correr gaseados y tuvimos que llegar a la 9 de julio. Así que es una vivencia personal muy particular.
Hay también, creo, una dimensión institucional de Malvinas que me tocó abordar como Presidenta. Hoy hacen exactamente 10 años que enviamos una carta al Comité Internacional de la Cruz Roja para poder identificar a los soldados NN que solo conocía Dios y que estaban enterrados en el cementerio de Darwin sin identificar. Fue una idea que, increíblemente, trajo un inglés, Roger Waters, el de Pink Floyd. Me vino a ver impulsado por una periodista y ahí nomás armamos la estrategia de convocar, de pedirle, al Comité Internacional de la Cruz Roja, como organismo humanitario y totalmente neutral que se pusiera en contacto con el Reino Unido, para de esa manera ver si podíamos articular la identificación de nuestros combatientes. Y se dio en forma inmediata una respuesta inmediata. Estaba en Ushuaia cuando, me acuerdo, anuncié esa iniciativa con la Cruz Roja. Contestaron de inmediato, de inmediato. Y de inmediato conformamos un espacio en el Poder Ejecutivo entre el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Cancillería, Ministerio de Desarrollo Social, la escribanía mayor de Gobierno. Y hoy, de los 121 NN soldado argentino que solo conocía Dios, ya hay 119 identificados.
Recorrimos el país, recorrieron el país contactando a los familiares para que pudieran suministrar muestras de ADN y, de esa manera, identificar a los combatientes. Hace pocos días me contaba el Secretario de Justicia y también el Escribano Mayor de Gobierno que viajaron a Chaco y Corrientes para los últimos reconocimientos porque, debemos decirlo, que de Chaco y Corrientes salieron muchos, muchísimos de los que combatieron y volvieron. Y de los que combatieron y no pudieron volver.
Me acuerdo que unos días antes también habíamos firmado el decreto ordenando la descalcificación del informe Rattenbach, aquel informe que la propia junta militar había ordenado hacer y que, bueno, que fue entregado a la propia junta militar antes del advenimiento del gobierno democrático y que luego, en ese año 2012, también ordené desclasificar. Y también no puedo dejar de mencionar que… y que tiene que ver con esto que estábamos hablando y que uno escuchaba a Sergio, a Aldo… esa contradicción que en el fondo sentimos como argentinos frente a Malvinas y frente a los que urdieron esa guerra. Por eso también tomamos la decisión que fuera, precisamente, en la ESMA, en la ex ESMA, que se construyera el museo de Malvinas. Porque la historia no se toma con beneficio de inventario. A la historia hay que contarla completa.
Recién cuando se acercaba uno de los combatientes, Lovey, además de ser ex combatiente es hijo de desaparecidos. Su padre desapareció en 1976 en una fábrica, en un frigorífico en Avellaneda ¿no es cierto, me dijiste? ¡Mi madre! Hijo de desaparecido y combatiente de Malvinas. ¡Qué Argentina! ¡Qué Argentina mamita! Fuerte, muy fuerte. Y la verdad que a una dimensión personal o institucional indefectiblemente nos conduce también a Malvinas una dimensión histórica. ¿Qué significó Malvinas además en la historia? ¿Qué pasó en esta historia? Ustedes, los combatientes de Malvinas, fueron finalmente, junto a las Madres los que parieron la democracia. Y fue, precisamente, Malvinas la que terminó y puso punto final a la historia del partido militar en la Argentina. Una historia compleja. Ese partido militar, cuyo bautismo de fuego, por así decirlo, fue el 6 de septiembre de 1930 cuando derrocaron a Hipólito Yrigoyen. Ahí comenzó el partido militar que culmina con la primera derrota militar del ejército y de nuestras Fuerzas Armadas que es en Malvinas. Antes habían sido derrotados políticamente. Urdieron eso pero… y esto no es un sentimiento anti militarista. Por favor, nada más ale… Los peronistas no podemos por origen, por historia, ser antimilitares, para nada. Simplemente la descripción de un proceso histórico que trajo mucho dolor, mucho pero mucho dolor. Y hay también una dimensión política y geo política de Malvinas. Porque, a ver… esa decisión, esa adopción de esa decisión, tenía que ver con una derrota que ya venía del gobierno en la economía. ¿Ustedes saben que el año 1981 termina con una inflación del 131? Hola qué tal. Hola qué tal Argentina. Lorenzo Sigaut había dicho que había que olvidarse del dólar y Galtieri había sido elogiado en Estados Unidos por un altísimo asesor de Ronald Reagan, entonces presidente de Estados Unidos, como un general majestuoso.
Son muy jóvenes muchos de los que están acá y seguramente… pero siempre es bueno acordarse de la historia. Si uno no se acuerda de la historia difícilmente pueda construir presente y menos futuro. Y no es mirar, como nos quieren decir, por el espejito retrovisor para atrás. Hay que mirar por el espejito retrovisor cosa que no te choquen de atrás, y también para adelante. Desde siempre.
Siempre me pregunto qué llevó a esta gente a creer que Inglaterra no iba a reaccionar e iba a venir. ¿Qué fue lo que llevó a pensar que Estados Unidos no iba a ayudar al Reino Unido, su principal aliado global? Y fue algo que no solamente es privativo de militares. Es una concepción frente al mundo y una mirada sobre nosotros mismos que no es solamente privativa de los militares o de esos militares. Es también de los civiles, de no entender y de creer que el mundo se divide entre buenos y malos. Y entonces ellos, que se habían inscripto en el bando de los buenos, que eran los de este lado contra los malos que eran del otro lado… No podían fallarle los buenos. Y resulta que esta gente que había secuestrado, desaparecido, torturado a miles de argentinos y argentinas porque tenían ideas marxistas y un trapo rojo, terminan con su Canciller, Nicanor Costa Méndez en la Habana, en la cumbre de los movimientos no alineados y hablando con Fide Castro. ¡Dios querido! ¡Dios querido! Tanto correr para llegar a ningún lado como dice esa fantástica canción. Y esto también nos pasa porque tenemos una mirada equivocada producto de que seguimos yendo al almacén a comprar con el manual del almacenero.
Miren, yo les voy a recomendar un libro que se lo recomendé al Presidente y que todavía no lo leyó. Al Presidente acá de la Cámara de Diputados… al respecto. Es un libro que se llama “Diario de una temporada en el quinto piso”. Relata… es una crónica histórica, no es una obra literaria, no van a ganar ningún premio nobel, pero es un libro que relata las experiencias del primer gobierno democrático, del 83, el del Presidente Alfonsín y los distintos equipos económicos que lo sucedieron. Y… lo vas a leer mi dijiste. Bien. Hoy se lo mandé de regalo al Presidente, para que después la vocera no diga que no le regalo nada en el cumpleaños viste. Porque después ya veo el lunes… miren si será mala la Vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito de cumpleaños. Así que le mandé el libro que es muy interesante y de una extraordinaria actualidad pero, ¿a dónde voy? ¿A dónde vas Cristina con esto? A una crónica de ese libro que no tiene desperdicio y que tiene que ver con esto de los conceptos empaquetados que le venden a los argentinos. El problema es cuando se lo venden a las clases dirigentes argentinas porque la sociedad tiene tantos problemas que no tiene tiempo para andar haciendo finas disquisiciones pero, quienes tenemos y nos presentamos ante la sociedad para conducir sus destinos no podemos tener esos errores. ¿A dónde va la anécdota? Bueno, resulta ser que Machinea ¿Se acuerdan de Machinea? Que fue luego Ministro de Economía del Presidente De La Rúa, de la primera Alianza. Machinea era miembro de el gabinete económico de Sourroille, del doctor Sourroille y habían decidido, en una de las tantas crisis que atravesaron, privatizar el polo siderúrgico y el polo petroquímico. Una medida innovadora. Y allá marchó a Estados Unidos, Machinea, para entrevistarse con el presidente del Banco Mundial para decirle que necesitaban un préstamo de 4.000 millones de dólares para privatizar y tornar mucho más eficiente, en forma privada, el polo siderúrgico y el polo petroquímico. Y entonces, el presidente del Banco Mundial lo escucha atentamente… O sea Machinea iba ganador: voy con la privatización, estos son los que inventaron las privatizaciones, no me van a decir que no. Bien, llegó allá y el presidente del Banco Mundial le dice: -mire, no va a poder ser.
-¿Pero cómo que no? Le pregunta. Es para privatizarlo, para que sea más eficiente, más eficaz. -Estados Unidos se va a oponer.
-¿Cómo se va a oponer?
-Claro, porque compiten contra el sector siderúrgico y petroquímico de ellos. Y si ustedes son eficientes y competitivos, compiten contra ellos.
Y ahí se desayunó y el problema no es de Estados Unidos, el problema es de nosotros los argentinos. A ver si nos notificamos de una buena vez por todas. Estados Unidos, lo que hace, es defender sus intereses. Ojala todos tuviéramos esa misma actitud. Y la verdad que en este mundo donde vemos que el derecho internacional se aplica en forma selectiva… Donde quienes están sentados, las grandes potencias, en el Consejo de Seguridad con silla permanente y derecho a veto, aplican el derecho si les conviene y si no les conviene no se aplica el derecho. Como nos pasó a nosotros con el TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que obligaba a todos los países del continente a salir en defensa, cuando éramos agredidos en nuestro territorio por una potencia extra americana. Nada de eso sucedió porque el mundo y la geopolítica no se divide entre los buenos y los malos, eso es para Netflix. Netflix como dice la propaganda… Es para eso. Nosotros tenemos que situarnos en la realidad de nuestra patria y desde allí mirar el mundo y desde aquí tomar las decisiones. Y no creernos que hay buenos y malos. Hay intereses, hay intereses. Y entonces los argentinos, quienes aspiran a representarlos a ellos y a ellas, deben saber que es sobre eso sobre lo que hay que actuar, trabajar y planificar. Y hoy a 40 años de Malvinas, se me ocurre que debiéramos también y en este mundo en donde la energía y los alimentos se han convertido casi en un botín de guerra, prepararnos para revisar y repensar nuestro sistema de defensa. Y no hablo de un sistema de defensa de carácter militar ofensivo. Para nada. Simplemente quiero que tengamos en cuenta que tenemos la primera reserva de gas no convencional del mundo en Vaca Muerta y la cuarta de petróleo no convencional. Pequeña digresión al respecto: fue nuestro gobierno el que recuperó Vaca Muerta. Hoy todos hablan de que vamos a exportar, vamos a exportar, vamos a exportar… Bueno, si no hubiera habido un gobierno que recuperara YPF como lo hicimos en el 2012 no habría Vaca Muerta ni soberanía hidrocarburífera. Y eso que nos dieron duro y parejo cuando mandamos la ley al Congreso que, además, fue ley de este Congreso también.
Así que yo creo que Malvinas no solamente puede ser una evocación espasmódica cada 2 de abril. Además de ser el imperativo categórico constitucional que nos obliga, que nos obliga a seguir luchando y trabajando por ellas, además de luchar hay que hacerlo con inteligencia. Con aliados y fundamentalmente trabajando en lo que tal vez sea más duro y que no es afuera, es adentro. Lo que nos pasa a nosotros los argentinos.
Yo, la verdad que siempre digo que tuvimos una historia maravillosa. Tuvimos militares libertadores como San Martín y Belgrano que libertaron con genio militar y con mucho patriotismo la patria. Y tuvimos también militares libertadores económicos como Savio, Mosconi… Creo que, más allá de los matices que podemos tener, se hace necesario, se hace imperioso que podamos discutir políticas de Estado a partir de estas cuestiones. No es… la patria no es una cuestión de ideología. ¡Por favor!. La patria se defiende de todos lados: de derecha, de izquierda, de abajo, del centro… Esto es lo importante, poder diferenciar lo que es la disputa política de lo que es innegociable y que es construir un país que haga honor a ustedes que fueron y pelearon. A los que se quedaron allá, a sus familiares, pero sobre todo a todos los que seguimos soñando que una Argentina diferente es posible.
Muchísimas gracias a todos y a todas.
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