Por Gabriel Fernández *
DECURSO. De todo el planeta, Kazajistán es el país con la extensión más parecida a la Argentina. Es, después de Rusia, el estado más grande entre los que pertenecieron a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Proporcionalmente, tiene pocos habitantes (unos 19 millones) y muchos recursos naturales (uranio, petróleo, gas, minería, cultivos y ganado, entre tantos). La ola privatizadora que ensambló los años 90 con el arranque de siglo dejó al país inerme ante la crisis financiera del 2008 –incluida una fuerte deuda con el Fondo Monetario Internacional-, de la cual pudo emerger gracias a la rediviva coalición con sus vecinos: Rusia, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.
El país creció a un promedio del 8% anual en la última década con las exportaciones de hidrocarburos como locomotora. A pesar los vaivenes de la economía mundial, la situación de Kazajistán se ha mantenido estable. El crecimiento del PBI osciló entre el 5 y el 6 por ciento anual. Otra clave de su desarrollo parece haberse afincado en la promoción del turismo, mediante la construcción de hoteles de nivel internacional y el diseño de viajes para la visualización de paisajes potentes. Aunque hay pobreza, su nivel descendió aceleradamente en el tramo reciente, acompañado por la mejoría en el nivel de empleo y un equilibrio relativo entre los salarios y la inflación.
Ese andar se quebró hace poco. El 1 de enero culminó un proceso de transición de dos años con subsidios al gas licuado de petróleo, y en apenas 24 horas se duplicó el precio. Se trata del combustible más utilizado por los kazajos y el malestar se extendió. Sin embargo, las primeras demandas pacíficas fueron disueltas con una rápida decisión estatal que forzó la baja en el precio de venta al público. Cuando la situación empezaba a normalizarse, se lanzaron a las calles grupos armados que parecían a la espera de alguna chispa que entornara su acción; los mismos quemaron edificios públicos y generaron bataholas en las grandes ciudades que fueron reprimidas con dureza por las fuerzas de seguridad.
ANTICIPOS. Hay dos elementos que cabe considerar. Por un lado, el 16 de diciembre pasado, cuando no existían variaciones en los precios internos, la Embajada de los Estados Unidos en esa nación de Asia Central anticipó en un documento revelado durante las últimas horas, que a comienzos del año en curso se registrarían incidentes. Asimismo, RAND Corporation –usina de ideas del capital financiero para europeos y norteamericanos- indicó que en el 2022 será necesario acentuar las acciones para “detener la influencia rusa en Asia Central”, dentro de los lineamientos ya desplegados sobre Kirguistán y Bielorrusia, entre otras naciones.
De allí que frente a los acontecimientos recientes, los vecinos nucleados en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) estimaran que la protesta fue “teledirigida”. Junto a China, que enlaza en la región a través de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) responsabilizaron a las potencias occidentales por la radicalización de las escaramuzas callejeras y manifestaron su respaldo a las autoridades kazajas. Este país de grandes boxeadores y pasiones intensas desatadas por el fútbol, posee fronteras significativas: 7.644 km con Rusia y 1.765 km con China. Dejando de lado a estos dos gigantes fuera de competencia, la economía de Kazajistán es la más voluminosa de la región.
POLÍTICA. El 20 por ciento de su población es de origen ruso, frente a la mayoría de kazajos (70 por ciento) de matriz turco-mongol. Declaró su independencia el 16 de diciembre de 1991; fue la última república soviética en resolverlo. Su presidente durante la era comunista, Nursultán Nazarbáyev, siguió al frente del Estado mediante elecciones libres hasta el 2019. Declarado Padre de la Patria, fue nombrado por su sucesor, Kasim-Yomart Tokáev, al frente del área de Seguridad. En medio de la remezón actual, Tokáev aceptó la renuncia del gabinete y dispuso que hasta la formación de uno nuevo, el viceprimer ministro Alikhan Smailov dirija el gobierno interinamente. La representatividad de los dos presidentes en la era post soviética no parece en juego: Desde el 91 hasta el presente, el oficialismo venció con el 70 por ciento de los votos, con leves desajustes entre un comicio y otro.
Como suele suceder, la gran prensa internacional de matriz occidental estima que allí las elecciones son fraudulentas y que el gobierno está atravesado por la corrupción. Lo mismo apuntó sobre Kirguistán, cuyas vicisitudes analizamos en detalle para TeleSur, y Bielorrusia, sin haberse privado de descargar caracterizaciones similares sobre Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela, entre otros, en nuestro continente. La credibilidad de las coberturas de los espacios concentrados es lábil: queda la sensación de un enfoque furibundo contra aquellas naciones que escogen dirigencias contrastantes con el interés financiero global.
RAZONES. Los responsables institucionales de Kazajistán están en comunicación directa con el jefe de Estado ruso, Vladimir Putin, e indirecta con su par chino Xi Jingpin. Kazajistán, junto a Rusia y Bielorrusia, impulsó la creación de la Unión Económica Euroasiática. Según cifras oficiales, los kazajos fueron el grupo más numeroso entre los estudiantes extranjeros en las universidades rusas en 2020, con aproximadamente 60.000 personas. En diciembre, Rusia y Kazajistán celebraron un intercambio comercial récord entre ambos países. Junto a ese dato, vale consignar que el trabajo estratégico conjunto más importante tiene que ver con los viajes espaciales. Kazajistán heredó de la Unión Soviética el puerto espacial de Baikonur, que Rusia arrienda por 115 millones de dólares anuales. Moscú abrió su propio centro espacial en el lejano oriente, pero no prescindirá de Baikonur.
Pero hay más. Kazajistán es el doceavo productor de petróleo del mundo, con 1.85 millones de barriles diarios, y productor de gas natural número 30 a escala mundial con 22,41 billones de metros cúbicos. Los mayores acuerdos para la explotación los registra con la compañía Chevron, lo cual nos introduciría en otro debate, si no implicara una ramificación inconducente. Entre las preguntas que surcan las coberturas pero no se publican, hay una de interés. Un periodista confiable nos planteó: “¿La administración Biden busca emular el derrocamiento del presidente Yanukóvich en Ucrania en 2014?”. Nuestra réplica fue: “Si claro, pero la relación de fuerzas no es la misma”. Como ejemplo crudo del fundamento, digamos que además de la diferencia en el volumen inversor sobre la región entre Oriente y Occidente, cabe observar que el siempre oportuno presidente turco Recep Tayyip Erdoğan se manifestó en favor de su par kazajo Tokáev. El olfato político, amparado en los números, también cuenta.
ANHELOS. Podemos apuntar que frente a la evolución de los acontecimientos planetarios, a Occidente no le queda otra que intentarlo. Así, la pretensión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los Estados Unidos, coordinados por las fuerzas mundiales que se niegan a perder su hegemonía, puede dividirse en varios objetivos. De mínima, malestar e inestabilidad; luego, división del territorio en modo ucraniano; y si fuera posible, ocupación de Kazajistán a través de una administración dócil y enfrentada a la creciente ruso china. En los dos últimos casos, la idea es avanzar sobre el derredor ruso para obturar su vínculo regional, e instalar zonas con armamentos que configuren amenaza perenne. Por eso Rusia arrancó el año advirtiendo que no permitiría un avance atlantista hacia el Este.
Los agresores también intentan desmontar tramos de la Nueva Ruta de la Seda impulsada por China de común acuerdo con numerosos estados. Cabe recordar que un punto de arranque del Puente Terrestre Euroasiático se asienta en el hilván de China y Kazajistán: para no ir muy lejos en el análisis del diagrama, cabe especificar que su ampliación incluye la construcción de un ferrocarril a través de Kazajistán con el mismo ancho de vía que los trenes chinos, enlaces ferroviarios a la India, Brimania, Tailandia, Malasia y otros países del sudeste asiático, la construcción de un túnel ferroviario y un puente de carretera a través del estrecho de Bering para conectar el Transiberiano al sistema ferroviario de América del Norte, y la construcción de un túnel ferroviario entre Corea del Sur y Japón. Qué problema ¿no?
RUSIA Y CHINA. La OTSC es una alianza regional conformada actualmente por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán. Como explicamos oportunamente, sus albores se remontan a las RATS de la OCS. Tiene el objetivo de asumir la defensa de los territorios involucrados frente a eventuales hostigamientos externos. De hecho, varios analistas la comparan con la OTAN, aunque difícilmente alcance los niveles agresivos de la misma. De hecho, no intervino durante los disturbios en Kirguistán, a la espera de una resolución interna. Fuentes de la cancillería rusa deslizaron en las horas recientes que los informes recibidos de Kazajistán revelan una ostensible injerencia externa y por eso se resolvió la intervención.
China tampoco dejó lugar a dudas. El presidente Xi Jinping condenó a las fuerzas externas que, según los datos recabados por sus informantes, incitan a una algarada anti institucional en Kazajistán. “China se opone firmemente a las fuerzas externas que orquestan los disturbios e incitan a una revolución de colores en Kazajistán“, afirmó Xi, en un mensaje al líder kazajo. Xi salió al cruce de las críticas y elogió la determinación con que Tokaév respondió a los desórdenes públicos: “En un momento crítico, usted ha tomado medidas contundentes y calmado rápidamente la situación, lo que refleja su alto sentido de responsabilidad como político ante la nación”. El mandatario kazajo dispuso el estado de emergencia hasta el 19 de enero. La antigua ciudad de Almaty fue la más dañada por los destrozos. Pero la intensidad de la movida pro occidental, está en baja.
Es difícil transmitir, en medio del humo comunicacional, la distancia progresiva que se desplaza entre los protagonistas. El capital financiero sólo lleva.
AHORA.
- Mientras redacto este material, envuelto por el calor porteño, la temperatura en Kazajistán llega a los 15 grados bajo cero. La zona está habitada desde el Neolítico (sin estufas, digamos) así que imaginen el tornillo que han pasado. En su zona esteparia, el viento rasga la piel y las nieves blanquean el paisaje.
- Acaba de hablar el viceministro de Defensa, Sutlán Gamaletdínov. La situación se va estabilizando, dijo, y el país permanece bajo el control de las legítimas autoridades. Habría 164 muertos como saldo de los levantamientos y la represión. El papa Francisco elevó su plegaria para que la armonía social se restablezca cuanto antes.
- Una delegación oficial de Rusia llegó a la ciudad suiza de Ginebra para entablar negociaciones con Estados Unidos sobre garantías de seguridad, informó el Ministerio de Exteriores ruso. Entre otras cosas, el Oso propondrá a los norteamericanos renunciar recíprocamente al despliegue de armas nucleares fuera de cada territorio nacional y repatriar las ya emplazadas.
Es el futuro que vuelve a enfrentarse con la vida
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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