Por Nehuén Gusmerotti *
Siempre es un paso arriesgado el de ser solista. La responsabilidad íntegra de un proyecto, los miedos, las decisiones personales. Todos esos factores repercuten en quienes optan por este camino. Flor Albarracín, con un recorrido notable en la cultura nacional, se aventuró a preparar un disco en la peor etapa del aislamiento social. Fue como un faro para canalizar todo lo que sucedía por esos solitarios meses encerrados y encerradas. Así se gestó Mujer Jardín, un recorrido de nueve canciones que el pasado jueves tuvieron su prueba de fuego sobre las tablas del teatro Hasta Trilce.
La elección del espacio no fue azarosa. La cultura independiente atraviesa momentos de resurrección. Tras dos pandemias que pegaron fuerte en artistas y espacios, la salida colectiva se muestra como una solución posible. Ahí, en Maza 177, a metros de la icónica Avenida Rivadavia, Flor Albarracín nos mostró en vivo por primera vez su repertorio solista. Birras de por medio para amainar el pesado calor que avecina un verano complejo, la artista comenzó su show de forma completamente despojada, con su acordeón en ristre. El comienzo fue debajo del escenario, cerca de su gente.
En lo que sería una constante del recital, Albarracín pasó del acordeón al piano. La banda se desplegó y comenzó a sonar “Eco”. El arranque era íntimo, extremadamente sensible. Desde el comienzo el cuarteto completado por Sofía Solari en guitarra y coros, Camilo Hernán Herrera en la batería y Damián Lois en el bajo, mostró una versatilidad absoluta. Desde los climas más emotivos a las cumbias que sacudían a todo el teatro, las y los músicos que acompañaron a Flor en la presentación tuvieron sus momentos frente al público (una positiva muestra de la carencia de egos personales y el virtuosismo de cada uno). Mención aparte para el excelso momento que brindó Herrera con su Handpan, teniendo en vilo a todo el Hasta Trilce en la previa de “Aguas de Primavera”.
Además de su recorrido como música de banda, Flor tiene una faceta que la vincula con la música para cine y teatro. Los momentos y mixturas de la música que acompaña un relato son parte de su arte. Esta modalidad se vio representada en su máxima expresión durante “Las 4 Estaciones”. Para este tema Flor invitó a Eva Iglesias al escenario. La bailarina realizó una performance de flamenco hipnótica mientras Albarracín acompañaba desde las teclas del piano.
Mientras el show nos llevaba a un recorrido por todo este disco de estreno, además de algún cover de regalo, la banda mostraba una capacidad orgánica para pasar de la soledad de Flor al frente con el piano o el acordeón a un cuarteto enérgico lleno de visceralidad rockera. Así llegaron los últimos temas de la noche, “Jardín”, “Tá difícil” y el dramáticamente bello “Vuela Alto” y su relato necesario, justo en el día que se conmemora la lucha contra la violencia de género. Flor no esquivó el presente y, antes de presentar el tema y a su banda, remarca la necesidad de esta lucha colectiva y nos recuerda que todavía Tehuel sigue sin aparecer. Todo arte es político, por acción o por omisión.
Cerca del final, emocionada hasta las lágrimas, Albarracín agradeció el apoyo del público en tiempos complejos. La emotividad que había sido el hilo conductor de todo el show impactó finalmente en la artista que, a pedido del público, regaló un tema más: “Flores Sin Prisa”. El broche de oro para una noche que terminó repleta de abrazos, como esos que añora “Cometas”. Un cariño necesario, la música y su capacidad para hacernos olvidar por un rato los difíciles tiempos que se viven en Argentina, y en el mundo entero.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (sábados de 18 a 20, domingos de 16 a 18)
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