Por Úrsula Asta*
El 11 de noviembre de 1951 es la fecha en la cual las mujeres votamos por primera vez en la Argentina. La Ley 13.010, que en su primer artículo establece que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos”, y que se aplicó por primera vez un día como este hace 70 años, había sido reconocida en el Congreso Nacional el 9 de septiembre de 1947.
Sin dudas, tuvo una protagonista medular. Evita, desde el diario Democracia el 10 de septiembre de 1947, pronuncia en torno a la conquista de este derecho: “Nuestra voz ha sido escuchada. Gracias a la Revolución y a nuestro líder se han reconocido al fin los derechos políticos que durante tiempo nos fueron negados. Ahora podemos votar. Mujeres compatriotas, amigas mías, ¡sepamos también votar!”.
Días después de aquella jornada, con la promulgación de la norma, el 23 de septiembre de 1947, desde el balcón de la Casa de Gobierno en aquella primavera asomando, Evita se dirige a la multitud congregada en la Plaza de Mayo: “Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas”.
Luchas, tropiezos y esperanzas… los debates durante el proceso de conquista del voto parecen tener vigencia a la largo de la historia, en el sentido de que, como recuerda Galasso en su libro La compañera Evita, “por ese derecho habían luchado desde muchos años atrás diversos grupos feministas, en algunos casos como genuina reivindicación de las mujeres del pueblo, como lo habían hecho algunas socialistas y también algunos radicales, como Cantoni, quien implantó ese derecho en la provincia de San Juan en la década de 1920, para las elecciones provinciales y municipales. En otros casos, la reivindicación vino teñida de un perfil oligárquico que vaciaba su verdadero contenido de derecho igualitario”.
El periodo de nuestro “pasado” reciente, la etapa 2015-2019, evidenció un proceso político que sin dudas pretendió embanderarse en la “igualdad de género”, pero en los hechos fue opuesto a cualquier conquista popular. Por sólo mencionar algunos acontecimientos, el gobierno de Mauricio Macri pretendió aprobar una Ley de Equidad de Género que escondía una reforma laboral (algo que ahora no se esconde, sino que abiertamente se formula la supuesta necesidad de eliminar derechos laborales, como la indemnización por despido). Norma que además, como si fuera un insulto a la razón, se menciona como elemento para la búsqueda de la “equidad de género”, formulada esta última como objetivo en el documento Memorándum de Políticas Económicas y Financieras del 12 de junio de 2018 publicado a partir del programa Stand-By firmado con el FMI (¡!) También, durante este periodo se buscó eliminar el ingreso a las jubilaciones por moratoria afectando así al enorme universo, en su mayoría de mujeres, que necesitaba “comprar” años para poder acceder al sistema previsional.
Pero volviendo a la lucha por los derechos cívicos de las mujeres, es bueno recordar que antes de iniciada la campaña para obtener los votos en el Congreso Nacional, en distintas oportunidades, Evita se había referido a la necesidad de otorgar el derecho al sufragio a las mujeres y que, durante aquel período, y después de tantos proyectos frustrados, los derechos de las mujeres alcanzan un avance importante el 3 de octubre de 1944 cuando el Secretario de Trabajo y Previsión, coronel Juan Domingo Perón, crea la División del Trabajo y Asistencia a la Mujer. Al frente del nuevo organismo, tanto Lucila De Gregorio Lavié como María Tizón reinstalan el tema del sufragio femenino.
Más tarde, el 26 de julio de 1945, tuvo lugar un acto en la Cámara de Diputados, presidido por de Gregorio Lavié, al que Perón asistió y en el discurso que pronunció se declaró “partidario de otorgarle el sufragio a la mujer, porque no hay ninguna razón que se oponga a que esto llegue a concretarse en una realidad…”, como relata la biógrafa Marysa Navarro en Evita. Luego, el mismo Perón creó la Comisión Pro Sufragio Femenino encabezada por Rosa Bazán de Cámara.
El 8 de febrero de 1946, durante la campaña electoral a la presidencia, se realiza en el Luna Park un importante acto al que asisten alrededor de 20 mil mujeres. Es interesante saber que allí también participó Eva y que, para el historiador Galasso, esa “fue probablemente una de sus primeras intervenciones públicas” de la muchacha que había nacido en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires. A partir de allí, ella “asume la cuestión como bandera que ya no soltará más y dirige varios discursos: el 12, 19 y 27 de enero de 1947, ya en plena lucha para que el Congreso Nacional sancione la ley. Luego, lo hace también el 26 de febrero, el 12 de marzo y el 19 de marzo” del mismo año.
El discurso del 12 de marzo de 1947 es, quizás, en algún fragmento, uno de los más citados de Evita: “La mujer, con magnífico impulso, se colocó de pronto en la trayectoria de su mejor derecho: el de influir en los destinos de su Patria. Tú misma, la que aquella madrugada arrojaste el delantal de la fábrica para empuñar el cartelón de la revuelta callejera, fuiste la que decidiste el valor nuevo y perentorio de tu sexo. Tu voluntad fue la voluntad de miles de compañeras indóciles. Tu convicción fue la convicción de tu hogar, el que salvó a la Revolución del pueblo. Tu pensamiento recóndito expresado en griterío desordenado, mostró al país que la «descamisada» en marcha era, desde entonces, la dueña de su propio destino. Tú rompiste el tutelaje social a que sometieron a tu clase. Tú triunfaste, como Perón. Aquella jornada, consagratoria y la noche del 17, a la luz de las teas, te reveló en toda tu suprema belleza de mujer, y de luchadora. Ya no se te podía traicionar en tu legítima fe en la justicia. Ya no se te podía posponer en tu derecho adquirido. Ya no se te podría olvidar, mujer de la fábrica, de la escuela, de la oficina, del campo argentino. Ya eres pueblo, y eres gobierno. Tu voto no será más que la renovación ritual de tu sacrificio espontáneo del 17 de Octubre. Tienes el deber de preocuparte por la estructura moral y política de tu Patria. Tienes el derecho de exigirlo”.
Entonces, ¿cuál fue el papel que tuvo Eva en la sanción de esta ley? Julia Rosemberg, al describir aquel proceso en su obra Eva y las mujeres: historia de una irreverencia, sostiene que además de que se reunió con legisladores, tuvo copia del proyecto ni bien se presentó, siguió lo que sucedía en el Congreso y fue designada presidenta de la Comisión Parlamentaria pro-sufragio femenino, la importancia de Eva estuvo en otro lado:
“Mientras adentro se sucedían los discursos de los legisladores, afuera varios miles de mujeres esperaron el resultado de la votación. Gritaban cantitos y tenían grandes carteles con consignas y con los rostros de Eva y Perón. Esta movilización popular de mujeres reflejaba una enorme organización debajo que se había articulado a partir de la campaña que Eva había iniciado en 1946 a favor de la sanción de la ley. El objetivo era que las mujeres trabajadoras y de los sectores populares se apropiaran de este reclamo y que hicieran suya esta conquista. Todo eso, lógicamente, cambió la composición social de las manifestaciones de mujeres que pedían por el voto. A partir de 1946 fueron sectores sociales bien diferentes a los que representaban las feministas de las décadas anteriores quienes, salvo las socialistas, no se habían dirigido ni interpelado a estas “mujeres de pueblo”. Y mientras el feminismo previo al peronismo se diluía en la derrota electoral de la Unión Democrática, se estaba gestando un nuevo fenómeno: la incorporación masiva de las mujeres de las clases populares en el movimiento peronista y en la política”.
El 11 de noviembre de 1951, el pueblo argentino concurre a las urnas. Entonces ingresaron al Congreso Nacional las primeras parlamentarias, que en 1951 ocuparon el 15,4% del total de diputadxs y el 20% del Senado, mientras que en 1955 esa participación aumentó. Porcentaje que volvió a alcanzarse recién después de la sanción de la Ley de Cupo Femenino de 1991.
Aquella jornada primigenia, hace 70 años, la impulsora del voto femenino estaba internada en el Policlínico Presidente Perón de Avellaneda. Habían transcurrido varios días del tratamiento por quimioterapia y ya se encontraba en condiciones de someterse quirúrgicamente, lo que ocurre el 6 de noviembre. Pero antes, había dejado grabado un discurso que se difundió el 9 de noviembre, dos días antes del sufragio, por Radio del Estado y la Red Privada de Emisoras Argentinas. “Yo me siento abanderada del pueblo más que mujer del General Perón. Mi norma más insigne es ser Evita, poseer la plenipotencia del pueblo, como Evita, como personera plenipotente de los trabajadores. El 11 de noviembre no se juega el destino de Perón, que es una sola cosa con mi propio destino. Se juegan, en cambio, los destinos del pueblo mismo, que son los destinos de la Patria”.
Se presentó una solicitud a la Junta Electoral para que Evita pudiera votar ante la imposibilidad de trasladarse a la mesa correspondiente. La Junta la autoriza con el voto en contra de radicales y socialistas, aspecto que recupera Vera Pichel en Evita íntima. Esa fue la primera y única vez que Evita votó. La fórmula Perón-Quijano se impuso con el 64,40% de los votos sobre el 31,80% del radicalismo.
El escritor David Viñas fue entonces fiscal radical. Sobre aquel día en el Policlínico, su testimonio publicado en la revista Siete Días, nos deja una foto de las afueras del hospital: “Llovía. Asqueado por la adulonería que encontré en torno a Eva Perón, me conmovió al salir la imagen de las mujeres que afuera, de rodillas, rezando en la vereda, tocaban la urna electoral y la besaban”.
*Conductora de Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs, por Radio Gráfica FM 89.3.
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