Por Alejandro “Gitano” Ulloa
La noche de las corbatas
Se cumplió esta semana un nuevo aniversario del asesinato de Norberto Centeno durante la dictadura cívico-militar de 1976. Centeno era peronista ortodoxo y militante de la resistencia de los años 50. Murió en la mesa de torturas y su cuerpo fue arrojado en un camino vecinal. Había sido el autor de la Ley de Contrato de Trabajo en 1974, que recibió valiosos aportes de sindicatos de todo el país. Era abogado de los sindicatos de Mar del Plata, allí lo torturaron y mataron junto a otros compañeros como María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda, Néstor García Mantica, María Esther Vázquez de García. Salvador Arestín, Raúl Alaiz, Tomás Fresneda. Camilo Ricci y Carlos Bozzi pudieron sobrevivir. El resto permanecen desaparecidos. En su homenaje se conmemora “La noche de las corbatas”.
Como todo lo que hizo la dictadura cuando arremetió contra derechos de los trabajadores, fue para generarles ganancias espurias a las patronales. Según el abogado laboralista Héctor Recalde, José Martínez de Hoz se llevó puestos de entrada 27 artículos y modificó 99 de ellos en la “ley” 21.297. Siguió el ataque sistemático hasta la “Ley Banelco”, y luego vino su derogación por Néstor Kirchner (ley 25.877, la que volteó la Banelco). Vuelta a empezar (ellos nunca abandonan la ofensiva), Mauricio Macri arremetió contra la ley Riesgos de Trabajo. La ley de Blanqueo, para promover la contratación en negro fue una mancha más al tigre.
Flexibilidad laboral, menos costo empresario, más injusticia social, aplausos al empleador evasor porque da por muerta cualquier acción penal y como si esto fuera poco, un año de gracia al evasor para que siga explotando al trabajador en negro. La indemnización regulada por el art. 245 LCT, tiene una finalidad doble, por un lado reparar los daños ocasionados por el despido sin causa, y por el otro, castigar o desalentar la conducta de los empleadores que despiden en forma arbitraria.
Desde Austria, sin amor
El empresario Teddy Karagozian, de la textil TN&Platex, busco y buscó un nuevo sistema para el pago de indemnizaciones laborales en búsqueda de un “aumento del empleo formal y un crecimiento de la economía”. Lo bautizó como “Mochila Argentina”, pero no por el peso o las cargas laborales sino por el sistema austríaco de ese nombre. “Se lo denomina mochila por la idea de que el derecho a la indemnización viaja en la mochila del trabajador cuando pasa de empresa a empresa”, señala la propuesta.
Esta idea no resulta original. El fallido ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, ya había intentado un modelo similar con un Fondo de Garantía asimilable al Fondo de Cese o de Desempleo que reciben los obreros de la construcción.
No hay nada nuevo bajo el sol. Solo cambian los nombres para reciclar miserables. Paolo Rocca sacó a la cancha a su ejército mediático para explicitar su poder real en la escena argentina. La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que agrupa a las empresas grandes del país, busca manejar a la UIA con un gerente que sea el vocero de sus intereses. El flamante titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, es un abogado laboralista de las patronales que salió a la palestra con su disgusto por el “cepo” al dólar, la presión tributaria y la prohibición de despidos. Para Funes, el “triple cepo laboral”, en referencia despidos, suspensiones y doble indemnización es una cruz que los empresarios cargan.
Quienes hablan de la “rigidez de la legislación laboral” como “destructora de empleo”, conocen largamente que con Mauricio Macri se destruyeron miles de empleos. El derecho del trabajo ni crea ni destruye empleo, ya lo sabemos por experiencia. En todo caso su relación con el empleo es la de distribuirlo correctamente con la duración del trabajo diario.
Todo este menú a la carta de los explotadores tiene el objetivo de eliminar de normas regulatorias o protectoras del trabajador para someterlo con la amenaza de despidos. El combo del textil de la Platex persigue, en el mismo paquete, la baja del “costo salarial”. Si no lo logra en el Congreso, lo hace de hecho, a lo Rocca con sus empresas. Según se detalla en el proyecto, la “mochila argentina elimina la necesidad de una reforma laboral que quita derechos y fomenta la creación de más puestos de trabajo en el sector privado dando más derechos a los empleados”.
Bronca porque ríen satisfechos
Para los que toman lo que es nuestro/
con el guante de disimular/
Para el que maneja los piolines/
de la marioneta universal…
Bronca (Pedro y Pablo)
El ex sindicalista del Sindicato de Peajes Facundo Moyano quedó enredado en los hilos de su propia marioneta. Aún antes de su fallida foto de sólo hombres para hablar de problemas de género ya pedía iniciar “discusiones de fondo” sobre la situación del mercado de trabajo y encarar un plan de reformas que permita, entre otras cuestiones, incorporar al sector formal al enorme conjunto de trabajadores informales. “Tenemos que animarnos, decía Facundo, a hablar de la mochila austríaca que proponen los partidos de centro en España. ¿Por qué nos vamos a limitar, inclusive yo proviniendo de las filas sindicales, por qué no reconocer un problema que inevitablemente tiene que tener una solución?”, se preguntaba el hijo de Hugo Moyano.
Hay que buscar la solución en otros bolsillos, Facundito, más allá de la buena relación que tengas con “Tommy” Karagozian, el hijo de alto perfil de “Teddy” y referente del espacio UIA Joven… La portación de apellido no le ahorró las críticas a Facundo. La CTA de los Trabajadores, (el también diputado Hugo Yasky la preside), condenó la iniciativa por considerarla un “nuevo intento de flexibilización, precarización laboral, desempleo y pobreza de la clase trabajadora” y aprovechó para tirarle un palito: “tiene el apoyo de algún parlamentario de extracción sindical que perdió el rumbo y olvidó sus orígenes”.
Pablo Moyano la hizo corta. El secretario adjunto del poderoso sindicato camionero, llamó “gorila” a la iniciativa y advirtió que “vuelven por la reforma laboral para cambiar las indemnizaciones por un seguro de desempleo. Quiere decir que los trabajadores se paguen sus propias indemnizaciones”.
Todos los alfiles de Rocca atacan al laboralista Héctor Recalde, a quien acusan de “negar ante la sociedad que su accionar lleva a que cada vez más personas no consiguen trabajo”. Recalde padre no se achica: en una nota de opinión acusó al roquista textil de sostener “un proyecto de reforma laboral flexibilizadora”, y calificó de inconstitucional a la Mochila Argentina “porque no protege al/la trabajador/a contra el despido arbitrario, garantía consagrada en el art. 14 bis de la Constitución Nacional”. Fin del debate. Posición tomada.
Trabajar menos para que trabajemos todos
Una investigación realizada por la Association for Sustainable Democracy en Islandia demostró que en ese país la reducción de la semana laboral de 40 horas a 35 no significó ningún descenso de la productividad o la prestación de servicios, mientras que el bienestar de los trabajadores mejoró sustancialmente. Al trabajar menos horas, según los resultados, las personas se sintieron con más energía y menos estresadas; pasaron más tiempo haciendo ejercicio y viendo a sus amigos, lo que repercutió positivamente en su trabajo.
Uno de los trabajadores citados en la investigación destacó el aumento del respeto por el individuo como factor de motivación. En lugar de ser vistos como máquinas que trabajan todo el día, se reconoce que los trabajadores tienen deseos y vidas privadas, familias y aficiones.
Con la reducción de la extensa jornada semanal en la Argentina (por ley puede llegar a 48 horas semanales, de las más altas de America Latina), cualquier un análisis de campo con buena leche demostraría que se pueden generar cientos de miles de empleos agregados. Trabajar menos, para trabajar todos.
Cuando Héctor Recalde está “on fire”, es bueno escucharlo: “El empresario que tiene mercado para sus productos y servicios contrata, el que no lo tiene no lo hace. Así, el empleo se genera mucho antes desde el Ministerio de Economía que desde el Ministerio de Trabajo o la legislación laboral. Las leyes laborales en cambio son vitales para la democratización de las relaciones de trabajo y eventualmente para distribuir más equitativamente el empleo existente, de allí mi propuesta, que sostengo y ratifico de reducir la jornada laboral semanal y no flexibilizarla.”
En fin, “Mochila argentina alka-alka- al karajo (zian!)”, finaliza Recalde. Un grande, don Héctor.
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