Por Erika Eliana Cabezas
La falta de representación de las mujeres en los espacios de poder es una constante que atraviesa todos los ámbitos. Un hecho que impacta fuertemente en la vida cotidiana y que genera más desigualdad. Estar en las altas esferas es importante porque ahí es donde se toman las decisiones. En las artes escénicas la problemática se palpa, por ejemplo, en la ausencia de autoras mujeres en las programaciones de los distintos circuitos.
Según los datos proporcionados por Argentores (Sociedad General de Autores de Argentina), entre el 2015 – 2018 el porcentaje de dramaturgas en los teatros oficiales fue del 30%. Mientras que en los comerciales del 25% y en los independientes del 40%. La situación no varió en los concursos de dramaturgia: solo un 26% de mujeres accedió a premios.
“El problema de la falta de programación es un poco más complejo que la falta de visibilidad, porque al no ser programadas las autoras no recaudamos derechos en Argentores. Y esto tiene una consecuencia directa”, expresó Ana Laura Suárez Cassino, directora e integrante de la Colectiva de Autoras.
Y explicó: “Al tener mayor puntaje en Argentores, se accede más rápido a una pensión, a una obra social y a participar de la entidad. Entonces, la consecuencia directa es que no nos programan en los espacios donde hay más ingreso de dinero y se tarda más en acceder a esa pensión. Eso simplemente porque hay una mano invisible, que nadie sabe cuál es, que decide que las autoras no son programadas.
“Estamos hablando del patriarcado, este sistema que decide que las mujeres podemos acceder o no a determinadas lógicas sin ningún fundamento”, remarcó.
Por su parte, la dramaturga Pilar Ruiz afirmó que las autoras trabajan “en igual cantidad” que los autores pero que se las visibiliza menos. “Se estrenan la misma cantidad de obras de varones y mujeres. Sin embargo, estadísticamente, las obras escritas por mujeres están programadas siempre en espacios, en su mayoría, independientes, en los que no se cuenta con ninguna producción que acompañe ese trabajo. Lo cual se trabaja el doble y genera una desigualdad económica concreta. Y en los espacios donde hay un mayor encuadre de producción, una ganancia concreta, como puede ser en los espacios oficiales, claramente hay mayoría de programación de obras escritas o dirigidas por varones”, manifestó.
La Colectiva de Autoras surgió al calor del Ni Una Menos, con el objetivo de dar respuesta a una problemática concreta: la escasez de representatividad en los circuitos teatrales. “Estamos trabajando en dos proyectos de ley para que las autoras puedan acceder, tanto en el ámbito privado como oficial, a ser programadas en los teatros en términos de paridad. En el ámbito oficial, la propuesta es que sea obligatorio, y en el ámbito privado lo estamos pensando como una ley de fomento, que quienes tengan deseos o les interese acceder a determinados beneficios al programar mujeres los puedan obtener”, contó Ana Laura Suárez Cassino.
- Este artículo es parte del “Dossier 8 de marzo 2021. Día de las mujeres trabajadoras“, elaborado por las periodistas de Radio Gráfica.
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