Andrés Harfuch, Defensor General del partido de San Martín, conversó en el aire de Radio Gráfica sobre los motines que se produjeron en cárceles bonaerenses, y el estado general de la cuestión carcelaria en la provincia de Buenos Aires.
“Tenemos que ver cuáles son los verdaderos reclamos de los detenidos, que comenzaron por la cuestión de las visitas carcelarias suspendidas intempestivamente. Eso fue la gota que rebalsó el vaso, y que provocó toda esta situación. Pero el reclamo de fondo, en gran parte y como se empieza a ver ahora en las mesas de negociaciones, es el pedido de libertades para descomprimir la sobrepoblación carcelaria. Sobre todo teniendo en cuenta el sufrimiento padecido durante los ocho meses de COVID, en los que no han tenido visitas familiares. Quieren que eso se vea reflejado en las penas”, explicó Harfuch en primer lugar.
El funcionario confirmó que las unidades penitenciarias bonaerenses “al lado de los controles policiales, estaban los familiares con todos los bártulos, lo cual indica que se sabía que ese día era de visitas. De otra forma, esa gente no hubiera estado ahí. En algún lado hubo una decisión de que ese día recomenzaban las visitas, cosa que generó una enorme expectativa entre los internos. Estamos hablando de visitas después de ocho meses y, de golpe, no se por qué, otro sector del gobierno, que al parecer no estaba enterado de la decisión, dio la orden de esperar porque no sabía bien cómo iba a funcionar el protocolo para evitar contagios. Todo esto se va a saber bien en los próximos días”.
El Defensor General del partido de San Martín sostuvo que “hay un reclamo, mucho más de fondo, que viene de hace muchos años, y sobre el cual los defensores públicos estamos muy alineados: la superpoblación carcelaria”, y detalló que “después del fallo Verbitsky, de 2005, no hubo más detenidos alojados en comisarías. Pero la población penitenciaria de la provincia de Buenos Aires estaba en treinta y un mil presos, cuando por décadas no había pasado de diez o doce mil. En el último tramo de gobierno de [Daniel] Scioli, se decidió abrir las comisarías después de ocho años, y en el gobierno de [María Eugenia] Vidal llegó a cincuenta y dos mil, comisarías incluidas”.
En esa línea recordó que “en diciembre del año pasado empezó una huelga de hambre pacífica, en la que no hubo heridos ni nada. Los detenidos pusieron el tema sobre la mesa y el gobernador entrante [por Axel Kiciloff, n. del r.] se hizo cargo del tema. Después vino la pandemia, y realizamos distintas acciones desde la Defensa Pública como un pedido de conmutación de penas al gobernador, para evitar muertes masivas en las cárceles. Empezó una política de llevar la cifra de sobrepoblación a niveles más o menos racionales. Hoy hay unos cinco mil presos en comisarías, y cuarenta mil en los penales. O sea, empezó a bajar, pero apareció el sector de la sociedad que no tolera ningún tipo de libertad para los detenidos”.
Y agregó “un famoso periodista de derecha dice que hay sobreplobación de cárceles porque hay sobrepoblación de delincuentes. Y ese sector social ha obturado lo que pasó en otros países, ni sospechados de ser de izquierda como Estados Unidos o Italia, que sacaron entre diez y treinta mil detenidos para evitar un colapso sanitario. Pero el problema de fondo es la sobrepoblación. Políticamente no le sirve a nadie, porque, en términos de seguridad urbana, tiene poco para ofrecer, es peor la situación cuando había diez mil presos. Al mismo tiempo, tener esa cantidad de presos es increíble en términos humanitarios y presupuestarios. Es políticamente imposible de administrar por cualquier gobierno, porque las crisis son recurrentes”.
Finalmente, Harfuch informó que “se está aclarando si hubo muertos o heridos, y va a haber un montón de rumores. En la Unidad 48 y 46 no hubo muertos, aunque sí hubo muchos heridos, presos y rehenes. En el resto de los penales de la provincia de Buenos Aires, hubo heridos de balas de goma. Hasta ahora no tenemos conocimiento de heridos por balas de plomo. Esto comenzó un sábado y está lejos de haber terminado. Sabemos que siempre que se acerca noviembre y diciembre, en todas partes del mundo, las poblaciones carcelarias se ponen ansiosas porque es la época en la que los gobernantes hacen conmutaciones de penas. Ya sabemos que de acá a diciembre esto tome una deriva peor, o que se empiecen a ver negociaciones firmes para reducir la superpoblación”.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari en Punto de partida (lunes a viernes de 8 a 10)
- Redacción por Martín Gorojovsky
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