El Bauen cierra sus puertas, pero la cooperativa sigue. Así lo informaron las trabajadoras y los trabajadores del hotel a través de una carta abierta: “Vamos a revivir el mundo social, político y cultural que latió en las paredes del Bauen en otro rincón de nuestra Ciudad”. Federico Tonarelli, vicepresidente de la institución y referente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA) dialogó con Radio Gráfica.
Entrevistado por Lucas Molinari contó la historia, la actualidad y los planes a futuro de la Cooperativa. “Históricamente fuimos un emprendimiento hotelero gastronómico, muy probablemente giremos para el lado de un emprendimiento gastronómico cultural”, anticipó.
Contanos sobre esta despedida que, como bien dicen en la carta, “acá no termina nada, acá empieza todo”.
-Nosotros tratamos de resumir en la carta la situación general. Los que están un poquito al día de lo que vino ocurriendo con el Bauen saben que en primera instancia nunca se ha podido resolver el tema de la posesión definitiva del inmueble, los infinitos intentos de desalojos que sufrimos en estos 17 años.
A través del Bauen, quizás por ser la visibilidad del hotel lo que permitía al macrismo más claramente pegarnos, fue -con la Ley de Expropiación votada en el 2016 y el veto de Macri, después de eso- pegando en uno de los lugares donde la fortaleza de la cooperativa hacía pensar que era imposible el desalojo, el de llevarlo a cabo técnicamente. La solidaridad que rodeaba al Hotel y la fortaleza que implica trabajar, todo el mundo sabía que habían días que habían mil personas entre pasajeros, gente del restaurante, salas teatrales y otras actividades.
Entre el 2018 y 2019, a posteriori del veto, hubo una seguidilla de clausuras, de inconvenientes de todo tipo que te diría que en el 2019 estuvimos prácticamente seis meses sin laburar, con el restaurante cerrado, con intimaciones permanentes para que no ingresemos pasajeros.
La verdad es que estábamos en una situación económica muy difícil, pero con toda la esperanza puesta en que este año, con el cambio de gobierno mediante, la asunción de algunos compañeros de nuestro movimiento en espacios claves para el cooperativismo del trabajo y las empresas recuperadas, nos hacía pensar que nos iba a ir bien. Y apareció la pandemia.
La verdad es que si nos ponemos a pensar, café de por medio, cuáles iban a ser las cosas más locas que iban a aparecer para provocar este tipo de situaciones en el mundo del trabajo, sería pensar en una pandemia, una cosa así de carácter universal.
Nosotros tenemos tres de los rubros más complicados por la pandemia, que son el turismo y hotelería, la gastronomía y los espectáculos. Todos los rubros donde la cantidad de gente hace a la comercialización, al servicio propiamente dicho, y los tenemos absolutamente cerrados desde el 20 de marzo.
“tenemos tres de los rubros más complicados por la pandemia, que son el turismo y hotelería, la gastronomía y los espectáculos”
En el mundo turístico lo que se dice es que si no hay vacuna, la actividad turística hotelera no se va a recomponer a niveles de normalidad. Estamos en una perspectiva de otoño-invierno que viene con el hotel en las mismas condiciones y la verdad es que no aguantamos. No hay ingresos, la Cooperativa ha trepado las deudas en millones de pesos que son números por ahora manejables, pero que pueden llegar a tornarse inmanejables en cualquier momento.
Todo este combo hizo que tomemos una decisión muy dolorosa, pero yo te aseguro que es totalmente responsable porque nos encontramos en un eufemismo que volcamos en las notas de estos días: es soltarle las manos al edificio para evitar que el edificio se lleve puesta toda la construcción de estos años, y que además afecta al movimiento por la visibilidad que tiene nuestra Cooperativa, ni más ni menos.
Estamos en la búsqueda del nuevo inmueble, por lo pronto vamos a funcionar en dependencias de Pueblo Cooperativo por unos meses y parte en la CTA de los Trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires, ahí en la calle Entre Ríos 1488.
Por todo lo que estamos haciendo en ese sentido, creo que más temprano que tarde va a aparecer el lugar, lo vamos a inaugurar, nos vamos a asegurar la posesión de tal modo de poder dormir con los ojos cerrados, y no como hicimos durante tanto tiempo, con un ojo abierto pensando que podrían venir a buscarnos.
“Todo este combo hizo que tomemos una decisión muy dolorosa, pero yo te aseguro que es totalmente responsable”
El Bauen implicaba ese hecho maldito en la Ciudad del capital inmobiliario…
-Nosotros fuimos primero poniendo o echando luz sobre la maniobra del Bauen, que no es más ni menos que la maniobra de muchos de los empresariados argentinos. Cuando se discute la cuestión de la inversión o no inversión, el Estado al servicio de quién y de cómo, es una discusión profunda que también nosotros, no Bauen, sino todos los compañeros y compañeras del movimiento, deben echar luz sobre eso.
Efectivamente, cuando se habla de inversión, hay que hablar de inversión en serio, y no de la inversión solapada a través de los fondos de todos nosotros que se hace siempre de la mano del Estado. Entonces, en casos como el de Vicentín, es decir, hay empresas, la nuestra puede ser una también, que terminan mostrando a las claras que estamos como en una etapa donde lo que prima es la disociación del discurso y la acción.
Se habla del republicanismo, de libertad, de condiciones éticas y morales, pero después se hace todo lo contrario. Siempre sabemos quienes son los que pierden, que son ni más ni menos que los laburantes.
Así que nosotros representamos un poco la posibilidad de mostrar esto políticamente y pelear contra eso, pero la verdad es que no queremos ser los mártires de Callao, queremos seguir laburando, queremos seguir aportando al movimiento, seguir construyendo y decidimos que lo mejor va ser hacerlo en otro lugar de la Ciudad.
“no queremos ser los mártires de Callao, queremos seguir laburando”
Hay un problema que tiene que ver con la política. El macrismo vetó con decisión, con convicción de clase. Dentro del campo nacional hay muchas dudas respecto a esta palabra que es “expropiación”, que ocurrió con Vicentín. Imagino que cuando escuchabas a Alberto que salió y dijo “vamos a expropiar Vicentín”, creo que ahí veías la posibilidad de que el Bauen tenga un respaldo.
Si, por supuesto. Cuando nosotros empezamos a escuchar las noticias, e incluso de algunos compañeros con responsabilidad, por ejemplo del Banco Nación, y escuchábamos que hubieron 26 créditos otorgados en el mes de noviembre del año pasado, a razón de un crédito por día. Y que ese dinero no está, y que el Gobierno avanza con convicción frente a la recuperación de estos fondos quedándose con la empresa. Nosotros dijimos, bueno, ¡efectivamente no estábamos locos! Pero bueno, después del retroceso, la imposibilidad, los pormenores que nunca vamos a saber nosotros… hacen que también pensemos en qué situación estamos nosotros.
La gran pelea nuestra, de todos los compañeros del movimiento, es hacerle entender a algunos compañeros, también, que el mundo del trabajo tiene que pensarse de otro modo. Estamos en pleno Siglo XXI, no se puede pensar en el mundo del trabajo únicamente pensando en el compañero asalariado o en el compañero autónomo. Hay que pensar en el compañero asociado a una cooperativa de trabajo, a trabajadores autogestionados, y creo que algunos tienen mucha dificultad para pensar eso.
Necesitamos que nos miren y hagan política pública en serio, y se destinen fondos para el crecimiento del cooperativismo del trabajo.
¿Qué pasa con el edificio ahora?
-La justicia, en todas las instancias, siempre falló en contra, porque para los que conocen la dinámica de la recuperación de las empresas, nosotros no litigamos contra la empresa empleadora que quebró. Acá hay un combo de empresas dentro del conflicto del Bauen.
Está, efectivamente dentro de ella, la empresa que quebró que era la que empleaba a los compañeros que fundaron la Cooperativa. Además, hay una empresa que es la deudora del Estado, de los famosos créditos, y, también, está una tercera empresa que es titular de dominio hoy, la que tiene la escritura que es la dueña del edificio.
Lo que nosotros pusimos sobre el tapete es que todas esas empresas son empresas del grupo y que todas tienen más o menos la misma composición accionaria. Si empezás a buscar sobre las empresas, se ve que cruzan los directorios, y en realidad esta es una maniobra para sacar el inmueble del posible remate que implicaba la quiebra.
El conflicto del Bauen es muy complejo en ese sentido, y por eso la Ley planteaba que todo este grupo que hoy tiene el nombre y apellido de la última empresa, tiene históricamente hipotecas. El Estado hace una transacción del edificio, coteja ese monto de acuerdo a las deudas que esta gente tenía, que debe mucho más que la tasación del inmueble que iba a ser del Estado. Esta gente perdía el edificio y seguía debiendo dinero.
Si la cuenta daba al revés, el Estado pagaba esa diferencia en el juicio expropiatorio. Después, no nos regalaban al edificio si lo daban a la Cooperativa.
¿Era un bien del Estado?
-Pero el Estado en estos años perdió la posibilidad de recuperar un activo para el patrimonio público. No tenemos dudas de eso, ni de que es parte del patrimonio público el hotel, ni de que el Estado se perdió esa posibilidad.
Lo que no nos pueden pedir a nosotros es que sigamos durante 17 años más, sosteniendo el trabajo de todos los compañeros que llegan a la Cooperativa y a la vez protegiendo un patrimonio que evidentemente el Estado no está en condiciones, o no tiene la decisión política de recuperar. En algún momento tenemos que pensar en nosotros.
Aparte tenés seis meses de pandemia y los compañeros sin laburar.
-Estamos sobreviviendo con el IFE y con la línea uno famosa por los reclamos de extensión en varias oportunidades.
Históricamente el Bauen es un emprendimiento de carácter hotelero gastronómico. Muy probablemente, vamos a ver en definitiva, de acuerdo a donde estemos asentados, si giramos para el lado de un emprendimiento más gastronómico cultural que hotelero gastronómico.
“Estamos sobreviviendo con el IFE y con la línea uno”
¿Suena el barrio de Barracas para pensar en nuevos espacios?
-En realidad lo que estamos haciendo es buscando en un cuadrado bien grande, que debería ser partir de Avenida Pueyrredón y Jujuy para el lado del Bajo. Por supuesto que entra Barracas.
Estamos abiertos, estamos buscando, no es una pavada pensar en mudar el edificio. Nada va a ser igual al edificio de Callao, obviamente, nada va a poder asemejarse. Como se suele decir, “hay que cambiar el chip” y pensar que el nuevo lugar se va a adueñar de lo que fue la construcción social, cultural y política que hicimos.
Con el poder judicial oligárquico que tenemos, todos los patrones vaciadores se han vuelto impunes. Pasó acá también en Gráfica Patricios. Raúl Gonzalo (el vaciador), un runfla, un delincuente que nadie lo llamó a indagatoria, fue a inculpar a nuestros compañeros gráficos en el 2007 en un juicio penal de usurpación, de ocupación ilegal. Acá hay un problema de base que tiene que ver con el poder judicial en lo penal y comercial, que juega para los dueños del dinero.
-Todo esto que se está discutiendo hoy, la reforma judicial, cómo el Estado recupera fondos que fueron puestos al servicio del capital, en todas sus formas. Tiene que ver con una pelea de carácter cultural. El gran triunfo cultural del neoliberalismo es haber logrado que muchos sectores, sobre todo sectores medios, terminen pensando y defendiendo a aquellos que han hecho un desastre y que son los principales responsables de que todos nosotros estemos así.
Es una discusión muy profunda la que hay que dar. Nosotros entendemos lo difícil de la situación, lo profundo de la decisión, los pasos que hay que dar firmes para no tirarse de cabeza a algo que pueda llegar a producir un retroceso, como por ejemplo la avanzada por la recuperación de Vicentín. En medio de esto, estamos nosotros, nuestra vida y nuestra cotidianeidad.
Entendemos todo esto, somos parte de la discusión y vamos a seguir contribuyendo al crecimiento del campo popular. A veces se toman decisiones que impactan en lo inmediato, pero estamos tratando que no termine impactando negativamente en el proyecto estratégico.
Si nosotros seguimos acá vamos a tener un problema. La Cooperativa estaba incluso ya retrasando algunas cuestiones ligadas al mantenimiento de semejante edificio, estamos tomando una decisión muy responsable que capaz, a la distancia, puede verse como una derrota, como un retroceso. Yo te aseguro que es la decisión más dura.
“estamos tomando una decisión muy responsable”
Es derrota si se diluye la Cooperativa. El tema acá no es el edificio.
-Exactamente, y después -más allá del carácter simbólico y lo que representa ese edificio-, lo que le pedimos a los compañeros es que piensen en que las construcciones las hacen los hombres y mujeres del movimiento. Entonces, confíen en que nosotros hemos construido todo lo que ocurrió ahí y que estamos en condiciones y decididos de llevar todo eso a otra parte. La construcción va a continuar.
¿Se van con las manos vacías o hay un fallo judicial en que los dueños del edificio tienen que reconocerlps a ustedes?
En 2017, la Cámara de Apelación confirmó, por número mil, el desalojo, pero introdujo una variante respecto a todas las otras resoluciones, que era justamente el reconocimiento a la Cooperativa como una especie de legitimación de todos estos años, obligando a la vieja patronal a aportar un dinero de carácter indemnizatorio o reconocimiento a la mantención del edificio.
Eso es lo que nos va a ayudar, no solo a dejar la Cooperativa en condiciones -porque estamos todos los días hablando con los proveedores, todos los días cerrando deudas-, sino que nos va a ayudar a la reconversión, a la reinstalación.
De algún modo, la justicia entendió que nosotros hicimos una tarea de construcción hasta si se quiere comercial, y que no éramos una manga de locos tomando edificios por el centro de la Ciudad como si nada tuviera que ver.
Quiero cerrar con una frase que hemos publicado en el último “Panorama Sindical” que es la consigna del Congreso de la Central del año 1968 de Amado Olmos, que decía “el movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios, no es una personería ni cien personerías, no es un sello de goma ni es un comité, no es una comisión delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad organizada del pueblo y, como tal, no se puede clausurar ni intervenir”. Esto sintetiza un poco lo que están haciendo en Bauen, no es un tema de edificio, es un tema de continuar con el colectivo. Desde el Mundo Patricios (donde está la Radio Gráfica, nacida en el seno de la empresa recuperada Gráfica Patricios), todo nuestro apoyo y un abrazo a la distancia.
-Es ni más ni menos lo que vos dijiste. Le mandamos un abrazo, los queremos mucho a ustedes, porque, además, si existió el Bauen es porque existió la Gráfica Patricios primero. Todas las empresas del movimiento que lograron convencer, en ese momento, en el 2002, cuando todo parecía que terminaba, a los compañeros fundadores de la Cooperativa.
Esto sigue, hay que tener un poco de paciencia y en breve vamos a estar en la cancha de vuelta.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari en Punto de Partida (lunes a viernes de 8 a 10hs por Radio Gráfica)
- Redacción por Carolina Ocampo










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