Por Valeria Rodríguez*
El conflicto de Nagorno-Karabaj lleva al menos tres décadas y nuevamente ha tomado relevancia está semana. El domingo por la mañana, después de que se dispararan las primeras balas, Armenia declaró su disposición militar. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, primero formó el Consejo Supremo de Mando Militar y luego declaró el estado de guerra.
La medida de Aliyev se produjo en medio de críticas por la falta de movilización militar en los enfrentamientos de hace dos meses. “No permitiremos que la sangre de nuestros mártires sea pisoteada Destruimos vehículos militares del ejército armenio. Estamos defendiendo nuestro territorio y Nagorno-Karabaj pertenece a Azerbaiyán”, dijo el mandatario azerí.
El lunes, ambos países declararon la ley Marcial ante el enfrentamiento que dejó muertos y heridos en los dos países. Según el ministro de Defensa armenio Mikael Harutyuyan, las fuerzas armenias destruyeron dos tanques azerbaiyanos, derribaron dos helicópteros y tres drones en respuesta a los ataques contra objetivos civiles. La República de Azerbaiyán negó la declaración del Ministerio de Defensa armenio, diciendo :”Tenemos una superioridad completa sobre el enemigo de enfrente”.
Desafíos de un viejo dilema
El conflicto de Nagorno-Karabaj es una de las disputas territoriales más importantes de la región del Cáucaso. En 1918, Armenia y Azerbaiyán se separaron de Rusia y posteriormente el ejército rojo los anexó a la Unión Soviética.
Hasta entonces, la existencia de un sistema central fuerte había evitado sus diferencias, pero la situación especial de Nagorno-Karabaj traía nuevos problemas. Porque los armenios que vivían en Karabaj ganaron poder gradualmente ya que tienen a su favor el factor poblacional, es decir que la mayoría son armenios que se niegan a formar parte se Azerbaiyán.
Al tomar el control de Nagorno-Karabaj y otras siete áreas periféricas en el territorio de la República de Azerbaiyán como zonas de amortiguación, los armenios lograron controlar aproximadamente una quinta parte del territorio de la República de Azerbaiyán.
En 1991, tras la disolución del modelo socialista soviético, Azerbaiyán y Armenia declararon su independencia aunque la cuestión Nagorno-Karabaj continuó siendo un escollo. Asimismo, en 1994 ambos países, bajo el auspicio de Rusia y posteriormente el grupo Minsk declararon un alto el fuego que se mantuvo desde 1988 a 1994 y posteriormente se reavivó en 2016, cuando comenzaron a experimentarse nuevos enfrentamientos militares en la región.
Cabe destacar que nos referimos a una zona estratégica para Azerbaiyán ya que es considerada como la puerta de entrada a Georgia y Turquía, además de ser una zona por donde pasan oleoductos y gasoductos muy importantes para la región.
Uno de ellos es el gasoducto Tanap, que transporta gas natural desde el campo de gas Shah Deniz en el Mar Caspio a través de Georgia hasta Turquía y de allí a Europa. El otro es el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan que conecta Bakú, la capital de Azerbaiyán; Tiflis, la capital de Georgia; y Ceyhan que es un puerto en la costa sureste mediterránea de Turquía, de ahí su nombre. Cabe destacar que es el segundo oleoducto petrolero más largo del mundo después del oleoducto Druzhba.
En caso de que Armenia domine las montañas del Cáucaso podría afectar la transferencia energética de Azerbaiyán a Turquía y provocar una crisis económica en Azerbaiyán.
El principal problema en el camino a la negociación
Uno de los problemas políticos con esto es que Armenia quiere que una delegación de armenios de Nagorno-Karabaj participe en las conversaciones como tercera parte. Sin embargo, Azerbaiyán se opone firmemente a esta idea y la considera una estrategia hábil para legitimar a los armenios de Nagorno-Karabaj.
La República de Azerbaiyán también se opone a la celebración de un referéndum, debido a que la mayoría de los azeríes (pueblos túrquicos que se asientan desde el Cáucaso a la Meseta iraní) han emigrado, y son cercanos a los armenios por lo que la victoria sería para la posición de estos últimos.
La idea de la adhesión también fue rechazada enérgicamente por Azerbaiyán, que pidió la liberación de los territorios y luego, bajo ciertas condiciones, la concesión de la autonomía al gobierno central de Azerbaiyán a Nagorno-Karabaj.
El dilema es que, desde el punto de vista de Bakú (capital azerí), el territorio en disputa pertenece a Azerbaiyán histórica, legal y geográficamente, pero las personas que viven allí son en su mayoria armenios que apoyan la soberanía de Nagorno-Karabaj.
Posición de Teherán
Es necesario mencionar que la política exterior de la República Islámica del Irán en los últimos años hacia el conflicto de Nagorno-Karabaj siempre ha sido de compromiso, equilibrio y reconciliación. En este ámbito, Teherán ha intentado seguir una política de equilibrio y resolución de disputas entre países vecinos, ya que la estabilidad de la región depende de que se resuelvan los conflictos existentes.
Además de evitar la aparición de nuevos conflictos, lo cual es posible en el marco de la cooperación regional.
Rusia quiere un alto el fuego
En su primera reacción a la reanudación de las hostilidades entre Azerbaiyán y Armenia, el ministro de relaciones exteriores ruso, Serguei Lavrov, emitió un comunicado pidiendo el cese inmediato de las hostilidades y el inicio de conversaciones para estabilizar la situación en la región.
El papel del Grupo de Minsk
Los esfuerzos para mediar en las tensiones entre Bakú y Ereván han fracasado y como contrapartida aumentan las críticas al Grupo de Minsk.
El Grupo de Minsk de la OSCE fue establecido en 1992 por la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (ahora la OSCE) para promover una solución pacífica y negociada del conflicto de Nagorno-Karabaj entre Azerbaiyán y Armenia. Está copresidido por Francia, Rusia y Estados Unidos. Además, los países participantes incluyen a : Bielorrusia, Alemania, Italia, Portugal, Holanda, Suecia, Finlandia, Turquía, así como Armenia y Azerbaiyán.
El problema es que el Grupo de Minsk no solo no consideró una estrategia integral y viable para resolver el problema, sino que tampoco utilizó las capacidades de mediación para mantener el alto el fuego y alentar las negociaciones, solamente emitió una solicitud del cese de hostilidades.
¿Qué dice Turquía?
Turquía también es un actor importante en la disputa entre Armenia y Azerbaiyán. No es extraño que apoye plenamente a la República de Azerbaiyán ya que cuenta con una historia bastante oscura con los armenios que se remonta a la etapa de persecución, asesinato y desaparición de ellos por parte del Imperio Otomano.
En la actualidad existe una fuerte negación al respecto, inclusive algunos medios de comunicación turcos acusan a Armenia de haber provisto armas e instalaciones al PKK (partido de los kurdos que es considerado por Turquia como movimiento terrorista).
Otro punto por el cual Ankara apoya a Azerbaiyán es el energético, cabe destacar que en este punto la familia de Erdogan tiene muchos intereses ya que cuenta con una de las empresas energéticas más importantes del país y Azerbaiyán tiene una enorme capacidad energética, prueba de ello es el proyecto Tanap.
Otro punto importante para Turquía es su fortalecimiento en Asia central y el Cáucaso y el aprovechamiento de las capacidades políticas y económicas del “Consejo Turco” e incluso la idea de establecer un ejército de países de habla turca, para ello dependen del fortalecimiento de las relaciones estratégicas entre Turquía y Azerbaiyán.
Finalmente, el conflicto de Nagorno-Karabaj se ha convertido en una cuestión compleja que debe resolverse diplomáticamente pero que por el momento parece que requerirá de tiempo y de una buena mediación.
(*) Política internacional en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12 horas)
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