“El teatro es un hecho colectivo y solidario, es una escuela de vida”, confiesa el actor Arturo Bonín en Radio Gráfica. Sabe de lo que habla, su trayectoria es amplia. Realizó numerosos trabajos en cine, teatro y televisión. Aún así no se agranda y reconoce que se adapta a lo que va ocurriendo. “No nací sabiendo todo. He variado mi forma de pensar y de ver las cosas”, sostiene.
El pasaje La Rioja de Villa Ballester, que supo ser cancha de fútbol pero también la selva de Tarzán, fue el escenario de su infancia. Un paraíso que luego cobró forma en el Comercial Manuel Belgrano. “Mi amigo Rodi me dijo ‘che en el Comercial están dando clases de teatro los sábados a la tarde’. Le pregunto ‘¿Hay minas?’. ‘Un montón’, me contesta y le digo ‘vamos’. Dieciséis años tenía, uno piensa con fracción infraumbilical a esa edad”, cuenta. Sin embargo, como su historia con la actuación no terminó ahí, su padre lo llevó al pediatra. “El médico le dijo ‘dejalo, ya se va a cansar’. Era una preocupación grande de mi viejo, que entendí muchos años después”.
Uno de los personajes más emblemáticos que interpretó Bonín fue el de Enzo Bordabehere en Asesinato en el Senado de la Nación dirigida por Juan José Jusid y protagonizada por Pepe Soriano. “Para mi eso fue, siempre lo digo y es un poco como una broma, la guita más fácil que me gané en la vida. Demostrar admiración y veneración por un tipo como Lisandro de La Torre. Bordabehere hizo eso, y yo hice una traslación de lo que para mi es Pepe Soriano, lisa y llanamente el referente que tenemos desde nuestra profesión, de nuestra inserción en lo que es una sociedad como actor. Para mi Pepe es un grande en serio y ocupa lugares que en algún momento ocupó – y los sigue ocupando – Onofre Lovero, un tipo que dejó la vida en los escenarios. Y cuando digo dejó la vida es toda su vida, no es que se mató. Es vivir en el escenario, es dejar hasta la última gota por coherencia, por convicción, por ir modificando sus pautas de vida”, expresa.
Si bien tal vez haya sido el más reconocido, Bordabehere no fue el único papel que interpretó el hombre de cabellera blanca. De Tío Miguel en Espérame mucho, de Carlos Giménez Álzaga en Los buscas de siempre, de José Pepe Fernández en Dulce Amor, por mencionar un par. Cada uno con su impronta, pero atravesados por la premisa del juego. “La profesión me permite seguir manteniendo un niño adentro, que a veces me lo reprocho porque digo ‘soy un tipo grande’”, asegura.
Jugador de toda la cancha, Arturo Bonin también está dispuesto a ser el malo de la película. “Una vez Carlos Polimeni me dijo ‘pero a vos siempre te llaman para hacer de buenos’. No tanto, a lo mejor es el límite de los productores. Pero provócame, vas a ver qué hijo de puta que soy. Lo tengo adentro, no lo uso. O mi condición a veces lleva a limitar esa furia que uno tiene adentro. Esa maldad está, trato de llevarla de forma civilizada”, manifiesta.
El actor que trabajó en novelas nacionales como Regalo del Cielo, De corazón, Vidas Robadas, admite ser un enamorado de la radio. “Es un vehículo que me transportó a lugares insólitos, impensados, que mi fantasía desató y que luego, en algunos casos, pude corroborar que eran cercanos a esa realidad que yo estaba viendo en ese momento”, relata quien ve al cine y al radioteatro como “las semillas” que le permitieron pararse arriba de un escenario.
La pandemia de coronavirus lo tiene guardado, el contexto actual afecta. Aún así Bonín no se priva de compartir comidas – virtuales – con su nieto y se pregunta si, cuando lo vea, el abrazo será un palpar de armas. “Los actores la estamos viviendo muy mal. Siempre haciendo la salvedad de que hay otros que la están pasando mucho peor que nosotros. No tenemos posibilidades. Más los que en los últimos tiempos estamos aferrados a lo teatral, no de grandes producciones, a estos teatros mal llamados independientes. Los hechos a pulmón, que la pelean constantemente y luchan contra las nuevas tecnologías. Pero es lo que nos toca, y si nos sentamos a reflexionar sobre eso puede ser que perdamos el tren. Yo trato de seguir adelante, de poner energía a cosas creativas Esto es lo que creo y sostengo que es lo que nos salva a nosotros, que estamos en esto del teatro y demás”, reflexiona.
- Entrevista realizada por Mario Sadras en Hay Che Domingo (domingo de 9 a 12hs)
- Redacción por Erika Eliana Cabezas.
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