Claudio Lozano, integrante del Directorio del Banco Nación, recibió a Radio Gráfica. En una extensa charla, caracterizó la crisis mundial y planteó que es urgente dejar de pagar la deuda externa e investigar la “estafa” del macrismo. Hizo propuestas para mejorar rápidamente la economía del pueblo trabajador. “Hay que emitir moneda”, afirmó. Viene de la CTA, milita en “Unidad Popular” que es parte del “Frente de Todos”. Una entrevista que abre debates al interior del campo nacional y popular.
Por Lucas Molinari
Fotos: Ezequiel Molina
¿Se puede comparar la crisis económica mundial en curso con el crack de 1929?
Lo que está pasando con la destrucción de capital y pérdida de valores no tiene otro referente histórico que la crisis de 1929. Está en esos niveles, pero en términos más generales te diría que el Coronavirus lo que está haciendo es acelerar tendencias que ya se venían preanunciando, respecto a que la economía mundial iba a ingresar en una nueva fase recesiva. Nunca terminó de recuperarse de la crisis del 2008, con años con una tasa muy baja de crecimiento, con baja tasa de inversión y con un fenómeno que se mantiene que es la sobreacumulación.
Hay una plétora de capitales que no encuentran formas de valorización y que es en todo caso el resultado que produjo el cambio tecnológico, en el marco del predominio de relaciones capitalistas que profundizan cuadros de desigualdad, que deprimen demanda y concentran excedente. Entonces hay un exceso de plusvalor circulando por el mundo, que ha buscado distintas vías de valorización. Una fueron los endeudamientos de los estados, otros fueros los procesos de privatización, otros fueron la mercantilización de los servicios sociales, pero no alcanza. Y en ese marco lo que se producen son crisis que lo que hacen es la destrucción de capital, que es en el proceso en el que estamos.
Ciertamente lo que el Coronavirus hace es apresurar esto, porque el fenómeno de poner en cuarentena a comunidades completas, pone en cuestión quién mueve el aparato productivo. Es decir, más allá de todo el cambio tecnológico, hay una base biológica que sigue funcionando. Si no puede haber trabajo humano poniendo en funcionamiento las fuerzas productivas, obviamente se resiente la actividad económica. Y todo lo que es el turismo, el tráfico aéreo, el comercio… tenes una escalada de caída de la producción y del consumo que se va retroalimentando, y que directamente nos está poniendo en una suerte de antesala de una depresión global.
¿Quién gana y quién pierde con esta crisis?
Hay diferentes planos de análisis, uno es el que comentaba, sobre los movimientos de capital. Sobre esa realidad se montan otros dos fenómenos que son importantes. Uno es el cambio en la matriz energética. Hay una disputa respecto al pasaje a energías limpias, donde hay una puja en el terreno de los hidrocarburos muy clara. Estados Unidos se ha convertido en un oferente exportador en el mercado de petróleo que no era, sobre la base de los hidrocarburos no convencionales. Y eso puso en discusión la relación con la OPEP, que sigue con su postura de no recortar la producción, permitiendo que el precio del barril siga cayendo. Lo que hace es poner en cuestión todo el sector de hidrocarburos no convencionales que tiene EE.UU.
Luego hay como resultado del impacto que ha generado la globalización financiera a nivel de los estados más importantes, que ha profundizado cuadros de desigualdad y que ha dado como resultado la gestación reacciones que cuestionan esta globalización, como el Brexit, la aparición de fenómenos nacionalistas, el caso Trump. En ese marco lo que hay también es una disputa por las cuotas de la globalización que cada uno se lleva.
Así que acá hay una combinación entre crisis del capital, disputa de potencias y cambio en la matriz energética. Todo esto junto es lo que en todo caso tenemos hoy en el escenario mundial. Decir para donde va a saltar esto no es tan fácil.
“Tenes una escalada de caída de la producción y del consumo que se va retroalimentando, y que directamente nos está poniendo en una suerte de antesala de una depresión global”.
¿Y Argentina? Esta semana el gobierno nacional anunció medidas económicas para inyectar recursos en nuestro Pueblo y en la actividad productiva.
Me parece que lo que pasó es que al gobierno se le quemaron unos cuantos papeles que tenía previstos. La estrategia que hasta aquí venía planteando era: primero resuelvo el problema de la deuda, después reactivo. Me parece que queda claro que resolver el problema de la deuda en este contexto va a ser casi imposible.
Quedó en un segundo plano.
Y razonablemente el nuevo paquete de medidas revela un nivel de definición en donde el gobierno se saca de encima cierto lastre de austeridad fiscal, que caracterizó su primer tiempo. Básicamente en el marco de la negociación con los acreedores que donde quería dar señales que iba a cuidar las cuentas públicas. Todo lo que fue el esquema de la “Ley de Emergencia”, está teñida de esto. El gobierno prácticamente no ha puesto en marcha una política agresiva en materia de ingresos. Incluso en este paquete sigue con mucha prudencia, porque no produce aumentos. Plantea bonos, que no es lo mismo. Porque una cosa es aumentar la Asignación por Hijo y sostenerla o aumentar a los jubilados, y otra es dar un bono por única vez. Pero incorporó el tema de dinamizar la obra pública y sobre todo le dio bastante relevancia a la apertura de líneas de crédito. En mi opinión debiera ser más agresivo en materia de ingresos. Yo creo que es muy difícil que el crédito prospere si uno no levanta la demanda poniendo más ingresos en el bolsillo de la gente.
Además, con el macrismo quedó muy desfasado el salario mínimo del costo de la canasta básica.
Vuelvo a decir, el gobierno no ha puesto en marcha, en función esa estrategia de austeridad fiscal, una política de ingresos potente que permita reactivar la demanda en el mercado interno. No lo ha hecho en función de dar mensajes a los acreedores y no lo ha hecho por temor al impacto inflacionario. Ambas cosas yo creo que empiezan a tener que ser discutidas. Por un lado, la deuda y segundo empieza a haber una actitud más firme de ir sobre los formadores de precios.
“Al gobierno se le quemaron unos cuantos papeles que tenía previstos. La estrategia que hasta aquí venía planteando era: primero resuelvo el problema de la deuda, después reactivo. Queda claro que resolver el problema de la deuda en este contexto va a ser casi imposible”.
El discurso que el aumento de salarios genera inflación es un viejo planteo liberal…
Acá la discusión de la cláusula gatillo, la necesidad de desindexar jubilaciones, todo eso es un verso que han instalado, porque está claro así no se generó la inflación del 56%. Todas esas cosas se cayeron a pedazos en la última gestión de Macri de manera manifiesta. Ahora, claramente el gobierno renunció en la primera etapa a emitir moneda para mejorar política social y para mejorar salarios. Si ha emitido para pagar deuda.
Argentina no puede salir de la situación en la que está si no suspende pagos. La única manera de poner en marcha la reactivación de la economía, dándole margen fiscal al estado y utilizando los dólares disponibles de una Argentina estancada, es suspendiendo pagos.
¿Eso significa el default?
No, eso significa: suspensión e investigación. Después en función de la investigación definirás lo que pagas y lo que no pagas, y cómo pagas.
Significa un acto de soberanía. Hay que ser claros porque una cosa es el default al que podés llegar de manera inducida porque te llevan los acreedores. Y otra cosa es que vos pongas en marcha una estrategia soberana que diga, sobre la base del control del proceso económico: “Nosotros no vamos a pagar ahora, vamos a evaluar este endeudamiento y ver que se paga y qué no”. La vieja consigna de “Las deudas se pagan, las estafas no”, es una consigna a aplicar. El proceso de endeudamiento de la Argentina, el de Macri y los anteriores, están plagados de ilícitos e irregularidades y deben ser observados. Si vos tuviste poco más de 100 mil millones de dólares de ingreso de endeudamiento, se fugaron 88 mil y tenés un acuerdo con el FMI totalmente flojo de papeles, la verdad es que la investigación es lo elemental.
Y además tenés este período de cuatro años donde hay que revisar qué es lo que ocurrió. Porque es manifiesto que el acuerdo con el FMI no había acuerdo para hacerlo, porque no cumplieron los procedimientos administrativos, que el Fondo violó su estatuto…
Entonces digo, Argentina tiene que suspender pagos e investigar. El gobierno planteó una lógica distinta que fue decir voy a pagar mientras negocio. Supuestamente en una estrategia de amigabilidad con los mercados, con el objetivo que los mercados te concedan la suspensión de los pagos. Ese proceso demoró la reactivación de la economía.
“Argentina no puede salir de la situación en la que está si no suspende pagos. La única manera de poner en marcha la reactivación de la economía”.
¿Y hoy cuál es el cambio?
Que no hay ninguna forma de hacer una negociación en la que vos puedas proyectar tu capacidad de pago futura. Concretamente no está claro cuántos dólares va a tener el país ante la magnitud de la crisis mundial. Y lo lógico además es que Argentina privilegie el uso de esas divisas para sostener su actividad que naturalmente, depende de cuánto dure esto, se puede resentir más o menos. Y que se necesitan los pocos dólares de los que dispongas para sostener la actividad. Máxime cuando hay mucha gente que trabaja en el changueo o la informalidad. Estas cuarentenas, para quien no tiene un ingreso informal la destruye. Entonces ¿Quién es el responsable de sostener eso? El estado emitiendo moneda, no hay muchas variantes.
El paquete de medidas anunciado esta semana está bien orientado, pero desde mi punto de vista, debería definir una política de ingresos más firme. ¿Qué significa eso? Hay que fijar un piso de ingresos en Argentina. Para nosotros hay que generar un salario social de empleo y formación que sumado a la AUH permita que una familia junte la canasta de pobreza. Eso hay que construirlo para todos aquellos que no tienen laburo y articular con la estrategia de crear circuitos de producción y de consumo, resolviendo necesidades que el mercado no está resolviendo. Entonces, levantar el piso de ingresos que levante la demanda para que Argentina ponga en marcha la capacidad ociosa que tiene. Hoy el país funciona a la mitad de lo que podría funcionar. Es decir, podríamos duplicar la producción sin invertir.
Ahora bien, respecto al sistema financiero argentino ¿Cómo hacer para que los bancos aporten al desarrollo nacional?
Bueno, en ese sentido es donde más jugó el paquete de medidas económicas del gobierno. Por una definición muy simple, de bajar encajes para liberar liquidez, obligando a los bancos a que esa liquidez adicional que van a tener que está en el orden de los 320 mil millones de pesos, tenga por destino financiamiento de Pymes a una tasa determinada, de carácter subsidiado, negativo. No pueden utilizarla para la compra de Lelics, o para especular como normalmente hacen. Esa fue una medida concreta. Se abrieron líneas de financiamiento para los insumos de las industrias más ligadas a la emergencia y para el consumo ligado a la emergencia. Los 320 mil millones de pesos no son casuales. Es la nómina salarial mensual de la Argentina.
¿En la relación capital – trabajo?
Exactamente. ¿Qué se está buscando? Que haya financiamiento y que no se corte la cadena de pagos. Ahora también es cierto que todo eso funciona en el terreno de la formalidad. El problema argentino es que la mitad de la población laboral está en los desocupados, los que changuean y los que están en negro… Lo que llega ahí es la AUH y los bonos de los planes, que como mucho cubren 550 mil personas, por eso planteamos que tiene que ser universal. Hoy hay 15 millones de personas en situación de pobreza.
Por eso el objetivo de una política de ingresos debería ser, nadie por debajo de la línea de indigencia y luego nadie por debajo de la línea de pobreza, que hay que sostenerla con déficit. 40 mil pesos es la canasta de pobreza para un hogar tipo con dos pibes. Ese debería ser el ingreso de uno de los integrantes del hogar, más dos asignaciones.
Para hacer esto hay que suspender los pagos de la deuda y disciplinar el comportamiento de los formadores de precios. Por eso yo creo que a pesar de la complicación que ha producido la pandemia, me parece que esto ha abierto una discusión interesante, en el sentido que el gobierno se sacó el chaleco de fuerza de la austeridad fiscal, que por otra parte también estaba ligado a la discusión con el FMI.
Uno de los argumentos de la política moderada del gobierno es la compleja situación regional, a diferencia de la reestructuración que hizo Néstor Kirchner.
Es un argumento atendible. No obstante, creo que hay algo que no se aprovechó: quien defaulteó es Macri. Macri dijo “No puedo pagar lo que yo mismo tomé”. Y dejó de pagar incluso en pesos y mandó un proyecto de reperfilamiento de la deuda con legislación extranjera al Congreso. Desde mi punto de vista la lógica hubiera sido, como no se puede pagar, suspender pagos e investigar. Mientras tanto trabajar en la reactivación e ir investigando. Creo que esa oportunidad se perdió.
Néstor Kirchner, asumió en 2003 y los primeros pagos fueron en 2006. Se tomó un largo tiempo para discutir, que aparte, es lo que te conviene, porque mientras menos pagues y cuanto más dure la negociación más se caen los bonos y más capacidad tenés de hacer quita. Si vos en realidad mostrás que pagas y levantas el valor de los bonos. Lo que conviene es los bonos más bajos posible, los bonos volvieron a subir a partir que el gobierno pagó la deuda.
Ahora hay una nueva posibilidad, porque están cayéndose a pedazos los bonos por la pandemia. En tanto se acelera la depresión internacional, hace impagable el endeudamiento y los bonos están en un 25% del valor que tenían. La pandemia vuelve a poner una posibilidad de discutir de otra manera.
Es cierto que el contexto es distinto al de Néstor Kirchner, que en aquel momento aprovechó que EEUU y el FMI reclamaban que se le hiciera quita a los acreedores privados, para salvaguardar la devolución de títulos a los organismos internacionales. Sobre todo al Fondo que estaba muy expuesto en varios países: Argentina, Brasil, Indonesia, Turquía. Y el planteo que hacían en ese momento los republicanos norteamericanos era que tenían que pagar la crisis de sobreendeudamiento, los acreedores privados que habían especulado y que los países tenían que devolverle la guita a los organismos internacionales. Eso es lo que aprovecha Néstor Kirchner, deja correr el tiempo, hace la quita y después le paga 10 mil millones de dólares al FMI, y se saca de encima el chaleco de fuerza de la política económica del Fondo. Es decir que aprovecha un contexto internacional favorable.
Hoy el principal acreedor es el Fondo, al que no podes pagarle 50 mil millones.
Porque no los tenés.
Y el principal acreedor durante estos años es el Fondo, no son los acreedores privados. El problema central es la devolución de los 44.900 millones de dólares que el FMI puso acá en función de consideraciones que exceden la cuestión económica, son de carácter geopolítico. Y por otra parte es el mecanismo que utilizó Washington para garantizar que Argentina no se salga del redil. Por un lado, lo financia a Macri con una ayuda extraordinaria, pero coloca todos los vencimientos en el próximo período para condicionar al gobierno que siguiera. No casualmente Guillermo Calvo que es un vocero del establishment salió a decir luego del triunfo de Alberto Fernández: “No es tan malo que triunfe el populismo, porque tienen espaldas suficientes para llevar adelante las reformas estructurales”. La estrategia que ellos tienen es que las reformas laboral y previsional se hagan.
“El problema central es la devolución de los 44.900 millones de dólares que el FMI puso acá en función de consideraciones que exceden la cuestión económica, son de carácter geopolítico”.
¿Crees que el gobierno se encamina a un cambio de estrategia en la negociación de la deuda?
El gobierno pensaba, que negociando de manera amigable, la respuesta iba a ser favorable, pero tanto en la Provincia de Buenos Aires que no le permitieron a Kicillof posponer vencimientos, como en el caso del bono dual al propio Guzmán. En los dos casos le dijeron que no, me parece que a partir de ahí aparece un Guzmán más duro, en la exposición del Congreso, aparece Cristina planteando la comisión investigadora y luego Alberto Fernández dice: “Vamos a investigar la deuda y qué pasó con la fuga en el Banco Central y dice: “Se acabó la Argentina de los vivos y los bobos”. Y más duro todavía el otro día con la especulación de los precios, a partir de la avalancha de gente que fue a comprar para aprovisionarse por la posibilidad de la cuarentena. Me parece que el gobierno va de a poco.
Y la investigación que hace el Banco Central ¿Qué alcances puede tener?
Se debe investigar cuáles son los bancos que colocaron deuda y a partir de allí quienes son nuestros acreedores. Hay que hacer un censo que te permita decir a cuáles acreedores vas a reconocer. Y no a quienes compren a precio de hoy, es decir que paguen 20 y después pidan 100.
Como Singer.
Exacto. La única manera de evitar eso es con un censo de acreedores. También hay que investigar qué funcionarios actuaron.
“Hay que investigar quiénes se llevaron la plata del endeudamiento externo”.
Como Caputo.
Así es. También ¿En qué medida se cumplieron las normas administrativas y jurídicas para endeudar al Estado? Que existen para cuidar la capacidad de repago que tiene el estado sobre la deuda que toma. También hay que investigar quiénes se llevaron la plata.
¿Esto es lo que se está haciendo o cómo debería ser?
Esto es lo que hay que hacer, no sé lo que se está haciendo. No tengo información y ese es un problema. Creo que lo que se necesita, como dijo Cristina en Cuba, una Comisión Investigadora con presencia parlamentaria y con otros representantes de la sociedad, para evitar la trama de relaciones políticas que ha venido encubriendo el fenómeno del endeudamiento y sus ilícitos durante toda la historia de la democracia argentina.
Finalmente, ¿Cómo ves la política exterior del gobierno en estos primeros meses?
Creo que ha tratado de mantener la autonomía, sin esgrimir una estrategia de ruptura. Lo hace en el marco de un escenario regional muy complejo. Eso fue lo que significó el viaje de Alberto a México, antes de ser presidente, y después a Israel y demás. Veníamos en un camino donde estábamos acumulando avances, como el triunfo de López Obrador, luego el conflicto social en Chile cuestionando el modelo de ajuste neoliberal, la disputa en Ecuador, la liberación de Lula en Brasil y el triunfo de Alberto. Todo eso venía conformando un camino de recuperación de la discusión en América Latina. Me parece que la respuesta fue brutal, el golpe de estado en Bolivia, que no ocupa un lugar menor. Casualmente era el nexo entre Argentina y México, y en términos geopolíticos se impuso la estrategia norteamericana que busca que América Latina no se salga del redil. Estados Unidos busca acordonar la región para limitar sus vínculos con China… En ese marco se mueve el gobierno y creo que tenemos que hacer gala de la mayor autonomía posible.
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