Las elecciones de medio término en Irán dejaron en claro que a pesar de las manifestaciones sociales, el descontento y los esfuerzos de Donald Trump por evitar la presencia popular en las urnas, la facción reformista perdió legitimidad y la facción principalista (revolucionaria dura) ganó la aceptación que a simple vista había perdido tras las elecciones de 2016.
Por Valeria Rodríguez*
El sistema islámico iraní nació después de la Revolución de 1979, tras un referéndum que arrojó el 89 por ciento de aceptación y si bien muchos analistas políticos lo definen como una teocracia, la realidad del sistema dista mucho de serlo, más bien podría acercarse a un sistema presidencialista republicano híbrido con la presencia de un líder de la revolución (Velayat e Faqih) que es una suerte de consejero espiritual y político del gobierno.
Dentro de este sistema existe una serie de órganos electos por voto popular y otros a través de colegio electoral; básicamente el sistema cuenta con tres divisiones de poderes, Ejecutivo, con un Presidente electo por voto popular por un período de 4 años quien propone los candidatos a ministros que serán votados por el Congreso en sesión especial donde se debaten las capacidades técnicas de cada candidato.
Poder Legislativo que se compone del Congreso (Majlis), compuesto por 290 legisladores, electos por voto popular dentro de las 208 circunscripciones de las 32 provincias (Ostad) que forman parte de la República Islámica de Irán y la Asamblea de Expertos que también es electa por voto popular y son quienes posteriormente elegirán al futuro Velayat e Faqih cuando éste fallezca ya que es un cargo vitalicio.
Y finalmente un Poder Judicial compuesto por un órgano similar a la Corte Suprema de Justicia, el cual es electo por el Consejo de Guardianes (que tiene la facultad de aprobar el listado de candidatos a Presidente, legisladores y Asamblea de Expertos) , el Velayat e Faqih y el Parlamento, al igual que las Fuerzas Armadas y el Consejo de Jurisprudencia.
El contexto de las elecciones
Las elecciones de medio término son las número 11 y se desarrollaron en un contexto complejo y que a simple vista podrían haber arrojado un resultado diferente pero en realidad una vez más se demostró que las preferencias políticas cambiaron a favor de los principalistas.
Antes de las elecciones la Universidad de Teherán realizó un serie de encuestas sobre el voto a los reformistas que arrojaron un 43 por ciento de descontento.
Pero ese descontento se dió por varias razones, en principio por la salida de Estados Unidos del Plan de Acción Conjunta, también conocido como acuerdo nuclear que inició con las tensiones con éste país y el recrudecimiento en la imposición de sanciones económicas que afectan directamente al pueblo iraní.
Por su parte, el fracaso de la implementación del Instex, que es una estrategia económica con la Unión Europea, UE, para sortear las sanciones impuestas.
El Instex fue negociado con Federica Morgherini, la anterior representante económica de la UE, que fue sucedida por Christine Lagarde, que puso y pone piedras en la instalación del mismo, esto junto a las nuevas sanciones aportaron un granito de arena para la deslegitimación popular a la facción Reformista, además de la situación económica que podría asemejarse a una olla a presión que pareció explotar tras el aumento de la nafta aprobado incluso por el Velayat e Faqih en noviembre de 2019.
Por otra parte, después de las manifestaciones contra el gobierno iraní y un aumento en las tensiones en Medio Oriente, en enero, Estados Unidos asesinó al general Suleimani que generó que el pueblo iraní vuelva a unirse a pesar de las manifestaciones y las diferencias políticas al interior entre principales y reformistas.
La respuesta militar de Irán a la base norteamericana Ain Al Asad no se hizo esperar y luego de ello, los guardianes de la revolución derribaron por omisión un avión de Ukranian airlines, lo cual generó una nueva fragmentación en la sociedad iraní, ésto unido a dos acciones por un lado una internacional y por otra una nacional
A nivel internacional, los medios masivos occidentales como la BBC de Londres o Fox news en persa se encargaron de apoyar el discurso anti revolución que no pudo demostrarse en las manifestaciones por el día de la revolución que a pesar del frío sideral fue masivamente concurrida. Asimismo, Donald Trump incluso durante su discurso de la unidad dedicó unos minutos a persuadir al pueblo iraní para que no fueran a votar.
A nivel nacional, la facción reformista buscó operar políticamente impulsando la reforma de la ley que faculta al Consejo de Guardianes que es el órgano que elige el listado de los candidatos con la justificación de no haber aceptado a varios candidatos reformistas que según el órgano no cumplian con los requisitos correspondientes.
A su vez, la fragmentación se agravó, entre otras cosas, por la presentación de Ruhani en la Cumbre de Raisina en la India donde planteó la desmilitarización de la zona, pero el problema no es la declaración en sí sino más bien el contexto y el lugar donde lo hizo.
La cumbre de Raisina es organizada por el gobierno de La India y la empresa armamentística Lockheed Martin, justamente a una semana del asesinato de Suleimani.
Finalmente, el virus de corona que llegó a Irán también impactó en la presencia electoral a pesar de haber llegado a superar el 50 por ciento.
Las elecciones y sus resultados
El pasado 21 de febrero se desarrollaron las elecciones legislativas donde se eligieron los representantes de los dos órganos correspondientes (el Majlis y la Asamblea de Expertos). Cabe destacar que se eligieron 290 representantes del parlamento de entre 7000 aspirantes y 7 representantes de la Asamblea de Expertos de entre 29 aspirantes.
Si bien Irán cuenta con 208 circunscripciones, hay cinco que son la más importantes y son quienes cuentan con la representación de la Asamblea de Expertos por contar con la mayoría demográfica que son Teherán, Jorasán Razavi, Jorasán Norte, Fars y Qom.
Por su parte, dentro del Majlis, Teherán es el más populoso y tiene 30 representantes, además, dentro del parlamento también hay representación de las minorías religiosas.
La participación en las elecciones fue bastante alta, a pesar de haber bajado en relación a las elecciones de 2016, según el Consejo Guardián Electoral la participación fue más del 50 por ciento,teniendo en cuenta que el electorado es de 57 millones de personas (hombre y mujeres) más aquellos nacidos en 2001.
En estas elecciones, la facción principalista (revolucionaria dura) arrasó con las bancas del Majlis que en 2016 había perdido, ahora se quedaron con 220 de las 290 bancas y la facción independiente también creció en cantidad, lo cual beneficia la conformación de coaliciones para elegir leyes, asimismo, los reformistas ( facción de Ruhani) perdió legitimidad.
El gran ganador de estas elecciones fue Qalibaf, el anterior candidato a presidente que fue alcalde de Teherán y tuvo una fuerte aceptación por parte del pueblo iraní y se perfile como candidato a presidente 2021.
(*) Columnista de Feas, Sucias y Malas
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