Por Ariel Velázquez*
Me da vergüenza ver como TT (Trending Topic) de Twitter a los negacionistas. Entiendo que esa misma actitud fue la que tuvieron estas mismas personas en vida o sus entornos familiares cuando celebraron el golpe del 24 de marzo, vivaron a Videla o a Galtieri.
El negacionismo viene de no aceptar el juicio de la historia sobre hechos como el Holocausto, el Genocidio Armenio o los Desaparecidos Argentinos.
Para quienes en su ignorancia apelan a la “verdad” científica de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), bien vale una aclaración. Es sabido que el número de denuncias, al tratarse de un proceso voluntario y no provenir de datos oficiales -los dictadores 1976-1983 nunca entregaron documentación al respecto durante ni después-, se estima siempre como un tercio del total.
De esta manera, no solo en hechos como nuestros desaparecidos sino en el Holocausto, se estiman números redondos hacia arriba de los testimoniados para llegar a una conclusión de la dimensión del daño social, en este caso producido por la última Dictadura Cívico-Militar.
Por eso la conclusión de #Son30Mil es correcta. Tengamos en cuenta además que el período en que la CONADEP produjo el informe NUNCA MÁS (menos de un año, entre diciembre 1983 y septiembre 1984) es efímero y aún rescatando su valor documental e histórico más allá de diferencias sobre el fin que formulan -teoría de los dos demonios, equiparación de las fuerzas represivas del Estado con las organizaciones armadas prácticamente desarmadas- está hecho con las FF.AA. aún fuertes en la escena nacional, lo que no favorecía a esa parte de la población damnificada por el Golpe Cívico-Militar a poder declarar con total libertad. Pensemos que bandas como las de Gordon o el clan Puccio seguían activas.
Es muy importante que ante declaraciones temerarias como las del represor Gómez Centurión y otros personajes menores de la vida pública como Eduardo Feinmann, Baby Etchecopar, etc, se sancione una ley similar a la que existe en Alemania o Francia sancionando el negacionismo.
Párrafo aparte merecen algunos testimonios como los de Graciela Fernández Meijide. Entiendo que ella eligió otro camino para procesar su dolor personal, no es claramente el que la mayoría de las víctimas del proceso siguieron.
Pero es un fiel testimonio de por qué una parte de las víctimas de ese proceso eligieron (o no) el silencio o la omisión antes que la denuncia o la exposición de su situación ante el Estado Argentino.
Por todo lo demás, es muy importante que a estos sectores que fomentan el odio en las redes sociales a través de sus mensajes negacionistas, xenófobos, misóginos, fascistas y que han inoculado eso en una parte de la población que hoy repite como loro estas cuestiones, les caiga la sanción pública y se pueda avanzar con el proceso de memoria, verdad y justicia que la mayoría de nuestro pueblo abrazó tras las nulidades de las leyes de impunidad y el avance de los juicios por la verdad.
*Secretario Administrativo FOETRA Sindicato Buenos Aires y conductor de “Vamos al Frente”














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