Este jueves las calles francesas evidenciaron que la tradición de lucha no se disuelve. Miles y miles se movilizaron contra la reforma de las pensiones, y sectores estratégicos como los transportes fueron paralizados por una huelga que se prolongará en los próximos días. El adalid del modelo liberal en Europa está siendo jaqueado por la realidad que resolvió construir.
La adhesión de las protestas no está en discusión. En todo el país salieron a calle más de 800.000 personas, entre ellos 65.000 en París, según datos oficiales. Solo un 30% de escuelas abrieron las puertas. Uno de cada cuatro funcionarios hizo huelga. Un 90% de ferrocarriles de larga distancia dejaron de funcionar en toda Francia, así como un 80% de los trenes de cercanías. En la capital, 11 líneas de metro cerraron.
El adalid del modelo liberal en Europa está siendo jaqueado por la realidad que resolvió construir.
Los sindicatos retomaron el primer plano tras las grandes movidas, un año atrás, de los chalecos amarillos, menor en convocatoria pero de enorme impacto político y social. La intención de Emmanuel Macron de ajustar las pensiones en detrimento de los adultos motorizó el nervio combativo que aún late. El presidente que llegó al gobierno en 2017 evitó todo diálogo con los gremios y se jactó de contar con un plan de ajuste extendido, con el objetivo de ordenar las cuentas fiscales.
Los especialistas en la vida política europea sugieren que “El de ahora ya no es el Macron con aires monárquicos de hace dos años, el presidente del ordeno y mando que impuso la reforma laboral”. Las dificultades económicas generadas por el programa liberal impactaron rápidamente en el nivel de vida promedio y el descontento empezó a desplegarse.
El de ahora ya no es el Macron con aires monárquicos de hace dos años, el presidente del ordeno y mando que impuso la reforma laboral
Ese malestar se proyecta en la figura del presidente. La movilización de este jueves ha sido el primer acto y se hace difícil prever la derivación. Los trabajadores de la compañía de ferrocarriles y los del transporte público resolvieron extender las huelgas. Los controladores aéreos están realizando un paro este viernes, lo que damnifica un 20% de vuelos. Es probable que otros sectores —desde la educación a la policía, pasando por hospitales y abogados, que también protestaron— mantengan los paros.
En tanto, la sociedad francesa empieza a atisbar que el problema de fondo no radica en una decisión antipopular sino en el conjunto de un esquema que prioriza las finanzas por sobre la producción y necesita de una continua exacción de recursos sociales sin ofrecer nada atractivo a cambio. Las próximas semanas serán importantes para observar si alguna fuerza política logra catalizar el malestar mediante una propuesta superadora.
GF / LSM / RG
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