Son escasas las ocasiones en las cuales al observar el desafío inmediato es posible atisbar los retos de mediano plazo. Dos diálogos al aire en la Gráfica resultaron transparentes a la hora de describir la situación. Ricardo Rouvier por un lado, y Artemio López por otro, dieron cuenta de la imposible misión que representan hoy las elecciones para el oficialismo. La distancia es fuerte, sostenida y creciente: en los sondeos presentados supera los 20 puntos.
Por Gabriel Fernández (*)
NUMEROS. Tiene sentido. En cuatro años de gobierno, Cambiemos acumuló una inflación del 300%. El alza del año en curso culminará por encima del 50%, récord desde aquellos días hiper de 1991. La pobreza, en consonancia, alcanzó el 35,4. El desempleo subió a 10,6. La importante capacidad industrial instalada – con máquinas renovadas sobre mediados de la gestión kirchnerista – muestra un parate del 60%. La evaluación de la economía argentina en el Panorama Económico Mundial del FMI la ubica como la séptima recesión más profunda del mundo y la tercera con más inflación. El pesimismo del Fondo se extiende al 2020, con un retroceso del Producto de 1,3%.
Semejante panorama no fue magia, ni mucho menos aplicación errónea de un plan justo. Las decisiones de Mauricio Macri y su equipo han resultado determinantes: el alza de las tasas de interés reorientó el ahorro nacional hacia la especulación y apagó la economía. A la vera de esa medida inaugural se desplegaron las demás. La autorización a las compañías privatizadas para subir las tarifas exponencialmente y a los productores de alimentos para alzar los precios sin control derrumbó el mercado interno. Ahora, el único interrogante para las próximas semanas no va más allá de saber si habrá otra corrida bancaria antes de la asunción presidencial. Los especialistas económicos nos advierten que en este lapso se registrará una nueva compra masiva de dólares, más fuga de depósitos y vencimientos de deuda pública.
Es que el panorama trazado en los primeros párrafos desfinanció al Estado. Vieja historia: los liberales llegan agitando la bandera del orden fiscal y promueven un desbarajuste. Pues mientras menor es la actividad, menor es la recaudación. Ese hueco lleva a absorber deuda. Esa deuda, innecesaria si se considera el estado de la economía argentina en 2015, apenas pasa como una brisa circunstancial y deriva en un exterior borroso. Eso sí: condiciona a la administración venidera.
VARIOS CRUCES INTERIORES. Esa administración tendrá que evaluar la reinserción de la Argentina en el mundo real. La inversión de términos que contiene el discurso macrista y la “información” de los grandes medios no alcanza para desmontar el desarrollo multipolar del lustro cercano. Los datos que nos llegan tiene su valor. Entre los interesados en la política internacional y temas de soberanía, se registra una pulseada que tiene más de conceptual que de nominal, aunque aparezca encarnada: mientras algunos sugieren como futuro canciller a Jorge Arguello, otros prefieren a Felipe Solá.
Sin poner en cuestión las trayectorias particulares, los objetores de uno y otro señalan que Arguello es demasiado tolerante con los británicos y que será preciso desplegar una acción intensa (pacífica pero intensa) para rearticular las demandas nacionales sobre el Atlántico Sur. Los que la emprenden contra Felipe indican que su especialidad es el panorama agropecuario y sus variantes agroindustriales, pero no las relaciones exteriores. Sin embargo, algunos militantes volcados sobre lineamientos nacional populares sólidos, lo prefieren al anterior.
Seguimos con los cruces, pues en ésta columna no sólo hablamos de las dificultades del gobierno oligárquico sino también de las polémicas internas del espacio propio. Si hay un tema delicado en el seno del movimiento nacional, es el de los presos políticos. Las arbitrariedades de los jueces adictos que han llevado a la detención sin proceso ni condena de tantas personas ligadas al gobierno anterior, son duramente cuestionadas por un conjunto apreciable.
Ese núcleo, de fuerte presencia en la campaña, observa con preocupación que la bandera por la libertad de los presos no está incluida en los ejes propuestos por los candidatos del espacio. En algunas de sus publicaciones, mientras respaldan la lista Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner, incluyen con grandes letras “Con presos políticos no hay democracia”. Varios encuentros recientes reflejan ese contraste y, bueno es indicarlo, en todos los casos refrendan el llamado a sufragar por el Frente de Todos.
Esto nos conduce a un asunto que puede resultar peliagudo en el próximo período, si se concretan las previsiones: qué hacer con el Poder Judicial. La cuestión no es sencilla debido a los desajustes generados por el gobierno de Cambiemos. Hasta ahora, Alberto dijo que intentará reordenar la Justicia Federal, lo cual es un perfil básico pero no único. Estos meses Radio Gráfica ha consultado numerosos especialistas. Con el correr de las ediciones de Fuentes Seguras, vamos a ir desgranando las distintas visiones que surgen al respecto. Anticipamos que no hay unanimidad entre los letrados alineados en el FDT: la modalidad de las designaciones es un tema complejo y origina inquietud.
Si se transita con paciencia la herramienta de campaña de la candidata a vicepresidenta, el libro Sinceramente, podrá hallarse una vindicación fuerte de aquella iniciativa que despeinó al gremio del traje y el maletín. Cristina señaló que puede aceptar críticas al modo en el cual formuló su propuesta de democratización del Poder Judicial, pero no a la esencia de su contenido. En páginas muy detalladas, la ex jefa de Estado refuerza la importancia de meter mano institucional en un andamiaje cerrado, oscuro, donde la democracia no tiene presencia sólida. Entre nosotros, lector, el problema es relevante, pues no se trata solo de la remanida influencia política sobre los jueces, sino de la acción de suprapoderes económicos, locales e internacionales, en el mismo.
LOS DISEÑOS FUTUROS. El movimiento obrero, mientras tanto, está enfilado a obtener los mejores resultados electorales posibles para las listas del peronismo, mientras dialoga con los responsables del armado para obtener presencia en los diseños venideros. Varios encuentros, uno de los cuales tuvo como protagonistas a los secretarios generales de la Corriente Federal de Trabajadores, derivaron en conclusiones auspiciosas. Si por un lado se tomará en cuenta el parecer sindical para la reactivación de las distintas áreas, es probable la inclusión de varios representantes en puestos operativos claves.
A la altura nadie puede ignorar la importancia del camino de unidad seguido por el gremialismo en el tramo macrista. Se depusieron reyertas previas y se aunaron esfuerzos para rechazar el plan económico oficial, al tiempo que se anularon brechas costosas con el espacio político del peronismo. En la historia que se escriba sobre el período orientado por Cambiemos tendrá que figurar esa determinación obrera como un interesante ejemplo de madurez. Por eso hay vigor para indicar ciertas prioridades. Y las mismas encaran ese horizonte que supera los comicios, como señalábamos al arranque.
Por qué. Además de la participación en la elaboración de políticas que afectan directamente a la base social, el movimiento obrero será convocado a un pacto destinado a armonizar intereses y poner de pie la economía. Según nos informan, el reto no se afinca en qué discutir, pues los temas están a la vista, sino con quiénes hacerlo; aquí, los referentes de la CFT le manifestaron a CFK que resultará trascendente incluir a las empresas pequeñas, medianas y cooperativas en la mesa. Por lo que encarnan masivamente, por su presencia en el PBI y porque su ligazón con el mercado interno es vital, a diferencia de otros espacios empresariales que rápidamente se inclinan sobre intereses externos.
AFA, SUPERLIGA Y MEDIOS. Finalmente, otro frente de tormenta. Y si de Argentina se trata como no iba a estar presente el fútbol. La catástrofe que ha implicado –económica, organizativa y deportivamente- la creación de la Superliga, hegemonizada por empresas que nada saben de inferiores ni del vínculo entre deporte y sociedad, puede llevar a un renacer del peso de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Y así como el tema Medios es un galimatías que abordaremos en futuras notas, en este rubro se instala el agudo contraste entre Torneos y Competencias con los clubes que configuran la entidad madre.
Sin embargo, cuando esta descripción parecería derivar en una solución razonable (coordinación estatal, priorización de los clubes sociales, reposicionamiento de AFA, relanzamiento de Fútbol para Todos) es posible detectar una nube en el horizonte: el cortocircuito en la relación Alberto Fernández – Chiqui Tapia. Pese a tener intereses confluyentes, esos dirigentes no han logrado una relación afiatada. La pregunta entonces se construye así: ¿a quién apostará el futuro gobierno en AFA? Aún no existe respuesta y la misma no implica un asunto menor.
Aquí se filtra uno de los temas que se avecinan. El gran poder de fuego aquilatado por las empresas de comunicación diversificadas puede contribuir a causar dolores de cabeza en más de un rubro. Su articulación con la producción primaria exportadora, con los servidores de internet, con la telefonía, con las corporaciones financieras, las llevará a golpear la nueva gestión. Si los primeros indicadores económicos del FDT en el gobierno son positivos, los impactos iniciales serán en flancos confusos. La pérdida de poder en la organización y las transmisiones del fútbol las llevará a condenar el popular deporte para ir gestando el malestar.
En este punto, como en otros, tomar en cuenta a los medios populares, vertebrar adecuadamente a los medios públicos estatales y escuchar la voz del movimiento obrero, puede ser decisivo para el éxito de un gobierno que arribará entornado por grandes expectativas e impulsado por el anhelo masivo de construir un país mejor. Atenti acá que sorpresas, te da la vida.
A pocos días de la elección, estos son algunos datos para entender la dimensión de problemas a resolver.
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