Por Carlos Aira (*)
El miércoles 24 de marzo de 1976 fue un parteaguas en nuestra historia. El comienzo de la noche más oscura. Si bien la democracia se recuperó en diciembre de 1983, muchos objetivos económicos, políticos e ideológicos planteados por los ideólogos civiles de la dictadura aun perduran.
Cierta progresía y algunos sectores politizados pero sin anclaje en políticas deportivas – que son mayoría – tienden a comprender que la Copa del Mundo Argentina 1978 fue el único vínculo de entre la dictadura y el deporte. No fue así. El deporte en general fue víctima del Proceso. Sobre todo el deporte comprendido desde la idea peronista del deporte. Para autores como Víctor Lupo, existe un paso previo a marzo de 1976 que fue septiembre de 1955. Con la mal llamada Revolución Libertadora comenzó el genocidio deportivo argentino.
Fueron tan determinantes los cambios implementados por la dictadura que aun hoy se siguen padeciendo. Las leyes del deporte existen – sobre todo la emblemática Ley del Deporte, de 1974 – pero casi ninguna se efectivizar. La decadencia de nuestro deporte no hay que medirla en éxitos profesionales, sino en el triunfo de la cultura podio y un país con menos cantidad de deportistas federados, índices de sedentarismo y obesidad alarmantes producto de la escasa organización deportiva de nuestro país. En 46 años, una patria deportista se transformó en una reducida elite.
¿Que hacían los dirigentes del Comité Olímpico Argentino en 1976? ¿Defendían la democracia? “El 25 de marzo de 1976, el Coronel Antonio Rodriguez se hizo cargo de la Secretaría de Deportes de la Nación. Lo primero que hizo fue poner un amigo al frente de la Confederación Argentina del Deporte. Luego intervino muchas confederaciones deportivas hasta 1983. ¿Existió un mea culpa del Comité Olímpico? Jamás. No sólo eso. En 2020 un escándalo salpicó al COA cuando tomó estado público mensajes del Teniente Diego Gusmán, miembro del COA, en un grupo de Whatsapp del ente deportivo en los cuales el funcionario reivindicaba el Terrorismo de Estado y el accionar de los genocidas durante la última dictadura militar argentina. Lamentamente, no fue el único miembro del COA que apoyaba a los asesinos.
¿Existió un mea culpa del Comité Olímpico? Jamás. No sólo eso. En 2020 un escándalo salpicó al COA cuando el Teniente Diego Guzmán, miembro del COA, escribió un mensaje negacionista de la última dictadura. Lamentamente, no fue el único miembro del COA que abrazó a los genocidas.
Víctor Lupo fue Subsecretario de Deportes de la Nación entre 1989 y 1992. Durante su gestión se puso en plena vigencia la Ley del Deporte, se inauguró el CENARD, se llevó adelante el Mundial de Basketbol con déficit cero en épocas de hiperinflación. Pero sobre todo, confrontó con el Coronel Antonio Rodríguez, titular del Comité Olímpico Argentino desde el 25 de marzo de 1976 hasta 2005. Si, durante 22 años de democracia, un funcionario del gobierno de facto presidió el COI. En aquellos días nadie se escandalizó. Hoy tampoco.
“El origen de este desastre sucedió en 1955 con la Fusiladora. En 1976 vinieron a acabar lo que no pudieron veinte años antes”; expresó Lupo en Abrí la Cancha, quién agregó: “En 1955 el Comité Olímpico se hizo cargo del deporte y el Fondo Monetario Internacional de nuestra economía. ¿Saben por qué? porque las multinacionales vinieron a hacerse cargo del deporte y la economía. Nada puede separarse porque vinieron a atacar la cultura argentina”.
Muchos autodenominados revolucionarios y jetones varios que polulan dentro del amplio campo nacional son cómplices de la decadencia del deporte argentino. Son quienes entienden el deporte desde las perspectivas minúsculas de la época y nunca denuncian a las multinacionales que manejan a la clase dirigente.
Los clubes de barrio son la máxima tradición argentina como organización comunitaria. Ellos han sido otro de los grandes perdedores desde de 1976. La dictadura apuntó contra ellos y la democracia poco hizo para sostenerlos. Con honorables excepciones, la política – por fuera de cualquier atisbo de comunidad organizada – delegó sus políticas deportivas al modelo europeo de playones y polideportivos. Estos playones – sobre todo en zonas de gran vulnerabilidad – terminan siendo carne del narcotráfico. Una historia que se repite en varios puntos de la geografía nacional. ¿Por que no se implementa la Asignación Universal del Deporte, aprobada y promulgada en 2015? El lobby de la industria vitivinícola y las bebidas gaseosas impide que millones de pibes se acerquen al deporte a través de los clubes de barrio. ¿Usted conocía la existencia de esta ley? Muchos medios – sobre todo aquellos denominados del palo – hicieron un gran esfuerzo para que usted desconozca una de las leyes que hubiera permitido revertir la situación de indefensión de gran parte de los pibes en nuestro país. Muchos autodenominados revolucionarios y jetones varios, que polulan dentro del amplio campo nacional, son cómplices de la decadencia del deporte argentino por complicidad de estas políticas. Son quienes entienden el deporte desde las perspectivas minúsculas de la época y nunca denuncian a las multinacionales que manejan a la clase dirigente.
“En 1973, el General Perón declaró en una reunión de jóvenes: ¡Vayan a defender a los clubes! Como siempre estuvo más adelantado, el nos dijo lo que se venía: una nueva ideología para eliminar a los clubes de barrio e intervenir las federaciones. Hoy, en 2022, aun no pudimos retomar lo anterior a 1976. Por eso no se cumplen las leyes del deporte y se defiende al COI y el ENARD, que son los hijos y nietos de los revolucionarios de 1955 y los golpistas del 1976. Los mismos que ayer persiguieron a Mary Terán de Weiss y hoy a la tenista Nadia Podoroska por asumir su rol popular un 24 de marzo. Para superar la grieta hay que dejar afuera a quienes se apoderaron del poder a la fuerza“, puntualizó Lupo en Abrí la Cancha.
Hoy, en 2022, aun no pudimos retomar lo anterior a 1976. Por eso no se cumplen las leyes del deporte y se defiende al COI y el ENARD, que son los hijos y nietos de los revolucionarios de 1955 y los golpistas del 1976. Los mismos que ayer persiguieron a Mary Terán de Weiss y hoy a la tenista Nadia Podoroska por asumir su rol popular un 24 de marzo. Para superar la grieta hay que dejar afuera a quienes se apoderaron del poder a la fuerza“
Hay muchos periodistas que desean entregarle el deporte a las multinacionales. También están los logreros – como decía Perón – que callan a cambio de un pusilánime cargo público. Estamos aun quienes defendemos nuestra cultura. Somos quienes defendemos a los clubes y las leyes del deporte. La verdadera lucha del deporte nacional y popular contra un deporte de elite. “Hablemos claramente: Cuando llegan los créditos internacionales, la política arma polideportivos cuando tendría que destinarse a los clubes. La realidad es que hay ínfimas minorías – que nadie conoce – que realmente manejan el deporte”, señaló Lupo.
El 24 de marzo de 1976 teníamos 6% de pobreza y 3% de desocupación. Hoy, la realidad es completamente distinta. ¿Cuando pagaremos la deuda contraida con el FMI? ¿Cuando pagaremos la deuda con el deporte argentino? Como dijo el General Perón: cuando dejemos de chorrear la manguera para afuera y lo hagamos para adentro. Bajando la cantidad de pobres y desocupados. Cumpliendo las leyes del deporte.
Allí tendremos muchos más deportistas y construiremos una nación soberana.
(*) Periodista / Conductor de Abrí la Cancha / Movimiento Social del Deporte.
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