A través del humor, la nostalgia y la filosofía, Alejandro Dolina construyó un universo radial único. Un fenómeno curioso que desde 1985 no sólo tiene oyentes, tiene fanáticos. Primero, con Demasiado Tarde para Lágrimas. Luego, con La Venganza será Terrible. El dueño de la medianoche radial pasó por Radio Gráfica. Entrevistado por el Dr. Christian D´Alessandro en Somos Mayoría, Dolina dejó definiciones y sensaciones:
“No estoy seguro de provocar nada fuera de lo común. Es una afirmación que yo no me atrevería a hacer. Ojalá que el menguado entusiasmo que pueda yo suscitar provenga de virtudes de silencio, es decir, que el programa le gusta a la gente porque es bueno. Pero ese es un deseo, yo no estoy seguro ni de provocar nada ni tampoco que las razones de las reacciones aparentemente positivas que pueden salir de la gente sean por cuestiones relacionadas con la excelencia. A lo mejor hay gente que es admirada o que es seguida por razones más bien patológicas, ¿no?”.
“La Venganza será terrible nació de casualidad, como suelen ocurrir estas cosas. Nosotros teníamos algunos antecedentes radiales, había un programa que se llamaba “Mañanitas Nocturnas”, que hacíamos con Carlos Ulanovski y con Mario Mactas. Después sobrevino el Proceso y quedamos fuera de la radio. Hicimos algunos intentos, hasta que con Adolfo Castelo nos llamaron a hacer un programa en radio El Mundo. Al principio nos dieron un horario al mediodía y después nos mandaron casi como castigo al peor horario del que disponían que era la 1 de la mañana. Allí le dije a Castelo que no tenía interés en hacer ese programa. Castelo me pidió que lo hiciéramos siquiera como como un experimento, al menos durante un mes. Y entonces sucedió algo, empezó a escuchar mucha gente, recibíamos muchos mensajes, muchas comunicaciones. Y nos quedamos allí, todavía seguimos. Han pasado 40 años”.
“En esos días sucedió que teníamos algo interesante artístico para dar, pero también tuvimos la suerte de que ese fenómeno artístico encontró a su público. Cualquier hecho artístico recién se completa cuando alguien lo recibe. Cuando alguien lo recibe, lo procesa y le agrega incluso cosas que no estaban en el comienzo del mensaje, que no estaban en el emisor del mensaje, sino que necesitaban de algo que estaba en el receptor del mensaje, siguiendo el famoso esquema de Schramm”.
“Por suerte encontramos ese público, y ese público le dio al programa lo que le faltaba. Efectivamente, han sido años en que al menos hemos buscado formas interesantes de comunicación, formas artísticas. Cosas que tenían su paradoja y, a veces, la búsqueda era también encuentro. Muy, muy pocas veces, pero algunas veces sí. Entonces, ya no podría vivir sin La venganza… De manera que no pienso retirarme en forma voluntaria, sino que tendrá que ocurrir algo espantoso para que yo me vaya de la radio, tendrán que echarme o tendrá que suceder algo muy malo. Para mí, La Venganza no es un trabajo, no es una imposición, sino por el contrario, es un ejercicio beneficioso para el cerebro y para el corazón, este encuentro que yo tengo todos los días con mis compañeros”.
“Estoy en la AM 750, esa es la radio que cuya hospitalidad agradecemos. Estamos ahí desde algunos años. No tengo mucho que agregar, no tengo nada que decir que ya no se conozca ampliamente. Hay una situación con el periodismo que responde a la estructura de la dieta. Hay periodistas que están a favor del gobierno, y que pertenecen a una forma de pensar de derechas, que se manejan con una ideología que no es la nuestra, y otros que son de izquierda. En general es bien poco interesante el debate político en la radio y en todos los foros políticos del país, tanto en lo periodístico como en los políticos profesionales, no se escuchan cosas muy interesantes, y no hay verdaderamente un debate, sino un enfrentamiento que incluso llega hasta el insulto y una cierta violencia, ¿no? Todo eso para mí no tiene un resultado, el resultado no es sino una gran tristeza. Una gran tristeza porque coincide con días que son oscuros para en la Patria, y desde el punto de vista del interés, de la inteligencia podría decirle que no lo tiene, no me no me convoca en absoluto y ni siquiera estoy interesado en participar en lo que podríamos llamar ese enfrentamiento, ya que no hay ni siquiera un debate. Así que todo el mundo sabe cómo pienso yo, cuál es mi posición política y no es la del Gobierno, pero tampoco estoy interesado en participar de esta confrontación que se desarrolla en términos que no me resultan para nada cómodos.
“Lamento no tener un mensaje optimista para dar. Lo más positivo que puedo dar es un mensaje de empatía, de compañerismo, de con miseración por aquel que está sufriendo y la amistad, la amistad de respeto. Eso puede ser, después que yo sea optimista ya es muy difícil porque convengamos que el universo no ayuda. Uno puede incluso salir de su casa con un deseo de optimismo y bueno, el mundo se encarga en seguida de refrenárselo. El optimismo, es gracioso la palabra, a mí no me cae tampoco muy bien el optimismo, porque proviene de una forma de pensar, ¿no? que es el origen está en Leibniz, él decía que este mundo era el mejor de los mundos posibles. Porque no había un mundo mejor y que la divinidad no podía sino haber construido el mejor mundo posible. Entonces, él pensaba que la interpretación de cualquier hecho debía siempre considerar esa circunstancia. Nada puede ser mejor que lo que es. Bueno, Voltaire se burlaba de ese pensamiento y escribió “Cándido” y había un personaje, un personaje de novela que consideraba efectivamente que este era el mejor de los mundos. Y a esa manera de pensar Voltaire le puso optimismo y ahí se inauguró la palabra. Pero yo no sé si para el progreso general conviene creer que vivimos el mejor de los mundos. Me parece que es preferible creer que vivimos en un mundo imperfecto y que nuestro deber es mejorarlo, ¿no? Si uno cree que esta porquería que no toca vivir, donde uno se muere y donde mucha gente sufre y padece injusticia, etcétera, etcétera, es el mejor de los mundos…bueno, me parece que no. Coincido aceptar el mundo en que nos toca vivir, el universo, pero con despacho en disidencia. A mí me encanta la vida, pero convengamos en que está llena de costados oscuros.
“Hay un montón de circunstancias que nos vuelven cada vez más solitarios, cada vez más individualistas, cada vez más pendientes de nuestro propio destino e indiferentes al destino genérico. Entonces ahí la mitad no encuentra mucho lugar, ¿no? Hay incluso dispositivos técnicos que hacen que la idea de la amistad sea un poco superflua, ¿para qué necesita uno amigos si ya tiene su ordenador, si ya tiene su contacto con las redes, si ya tiene su celular, si ya tiene su inteligencia artificial, ya tiene sus aparatitos que reemplazan con ventaja a la compañía humana, para qué quiere uno un amigo. Ese sesgo que va tomando la vida tiende a generar gente solitaria, indiferente, un poquitito canalla también”.
“Yo creo que uno lucha para no ser un canalla, o si usted quiere, yo lucho para no ser un canalla, pero soy derrotado generalmente. Pero me parece a mí, ya que esto quiere algún tipo de respuesta. Me parece, solamente me parece, que el secreto está en pensar en el otro. En pensar en el otro. En trasladar toda nuestra energía y toda nuestra atención hacia el otro. No hacia nosotros, sino hacia el otro. Y ahí están estas buenas noticias que tiene el universo. Como el amor, por ejemplo. El amor sucede. Existe el amor. Y el amor debe estar basado en el otro. No en satisfacer nuestros instintos, sino en pensar en el otro. En pensar el amor como algo en el que uno va a hacer un mal negocio. No un buen negocio, un mal negocio. Uno va a dar más de lo que va a recibir. Y uno debe recibir esa noticia como si fuera buena”.
“Yo comparo esto con la actitud que tiene uno cuando le enseña a su hijo de 5 años jugar al chinchón y empieza a jugar y uno quiere perder. Quiere perder porque quiere que el hijo gane. Quiere que el hijo sea feliz ganando, pero a veces, uno que se agrada a veces que se puede ser feliz perdiendo, cuando el que gana es el ser que uno está amando. Así que hay que pensar en el otro, y encontrar la razón de nuestra vida en el otro. No sé, en nuestros hijos, en nuestros amores, las personas que amamos, nuestras amantes, pero también en aquellas personas con las que nos relacionamos de un modo tan extraño como son los escritores que leemos, los artistas que nos iluminan, los maestros que nos enseñan. Hay que buscar todo eso, buscar lo que el otro nos puede dar, pero más todavía, lo que nosotros podemos darle al otro. Y me parece que es lo contrario a lo que está ocurriendo y podría ser un buen intento para que las caras que uno encuentre en la calle cambien su semblante, se tornen más amables. Por otra parte, la maldad y el odio son tentadores. Si uno está conviviendo con un discurso que se da aire de glamoroso. Si el discurso cruel presume de glamour, estamos también en un problema, porque uno se tienta y dice, “Ay, ¿Cómo me gustaría ser astuto y vivo como esta persona?” Y parece que la crueldad genera un poco de admiración. Entonces, uno quiere posar de cruel, lo cual le da un cierto estatus. Cosa que por ahí la persona bondadosa no consigue tan fácilmente.
“Nunca me han preguntado, ¿qué pregunta quiero yo que me hagan? O sea que ya me la hizo la pregunta que nunca me hicieron. Pero en todo caso, no sé si hay cosas que uno desea decir y mejor que eso, yo no sé si uno tiene derecho a solicitar que los demás le soliciten, a cargar con confidencias al que está escuchando. Por ahí usted entrevista una persona y esa persona por razones particulares quiere que usted le pregunte acerca de vaya a saber qué situación particular y amorosa, tiene ganas de hablar de eso, porque está viviendo un desengaño o porque lo ha dejado la mujer o el hombre que la amaba, entonces quiere hablar de eso. Bueno, eso es una patología. Uno no tiene derecho a publicar sus entrañas con el pretexto de que es conocido, no. Entonces, tal vez la pregunta que quiero que me hagan o que mi subconsciente está deseando que le formulen, es una pregunta que es mejor dejar. No sé si se entiende lo que digo. Uno no tiene que no tiene que ser tan confidencial.







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