Por Gabriel Fernández *
Desde estas páginas detectamos una tendencia: las elecciones del año en curso vienen denotando un importante perfil anti atlantista. Con variantes y estilos distintos, los pueblos del mundo están rechazando a los dirigentes alineados con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El sentido de la búsqueda es claro. Necesitan detener la sangría económica (y humana) que implican los conflictos impulsados desde esa asociación.
Esta madrugada el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, habló desde su casa de Mar – a – Lago. Recordó que durante su primer mandato “no hubo guerras” y prometió que cuando se convierta de nuevo en el regente del Salón Oval, no habrá conflictos armados.
“No más guerras durante mi mandato“, aseguró. “Ellos dijeron que voy a iniciar una guerra. No voy a iniciar una guerra. Voy a detener las guerras“, aseveró, para luego calificar su triunfo en las presidenciales como “una victoria enorme para la democracia y la libertad”.
Ahora, será preciso seguir con atención los movimientos de las corporaciones financieras, porque lo que Trump pretende implica acotar, nada menos, su principal fuente de ingresos. Si hubo un espacio periodístico internacional que se asomó a este panorama tempranamente, ha sido Fuentes Seguras.
Así que este periodista alza la copa y se permite sugerir al lector un repaso sobre todo lo narrado acerca del país del Norte.
La vida geopolítica, puede comprenderse.
Aquí anticipamos el rumbo electoral norteamericano y los atentados contra Trump.
En enero del año en curso.
PRESENTE. Los republicanos obtienen la mayoría en el Senado, lo que modificará el equilibrio de poder en Washington. Cuentan ahora con 51 escaños y podrán escoger a un referente de su fuerza política para el comando de la cámara.
El nuevo Senado republicano estará en condiciones de respaldar la agenda de Trump y de reanudar la importante remodelación del Poder Judicial iniciada por el ex presidente.
La marcha de los republicanos hacia el control del Senado comenzó cuando el gobernador de Virginia Occidental, Jim Justice, obtuvo el escaño que había dejado vacante el senador demócrata Joe Manchin.
En Ohio, el senador demócrata Sherrod Brown, que ha participado durante tres mandatos, fracasa en su intento de reelección. El nuevo senador republicano será el empresario Bernie Moreno, intenso partidario de Trump.
La CNN, poco predispuesta a admitir la primacía trumpista, apuntó que “Las pocas oportunidades demócratas de mitigar sus pérdidas desaparecieron rápidamente a lo largo de la noche”.
En Florida, el republicano Rick Scott derrota con holgura a la ex representante demócrata Debbie Mucarsel-Powell, quien había basado su campaña en la reacción al anularse el derecho federal al aborto.
La mejor oportunidad demócrata para ganar un escaño era Texas, donde grupos del partido concretaron inversiones multimillonarias de última hora para intentar desplazar al senador republicano Ted Cruz.
Sin embargo, el senador de dos mandatos derrota al representante demócrata Colin Allred, lo que representa otra decepción para la vertiente orientada en este tramo por Kamala Harris. Con el inestimable respaldo de Barack Obama.
En Nebraska, la senadora republicana Deb Fischer doblega a un candidato independiente que resultó un desafío más fuerte de lo esperado, Dan Osborn.
Los demócratas enfrentaron un camino difícil este año para defender su estrecho control del Senado, dado que los candidatos que buscan la reelección se afincan en estados que Trump había ganado dos veces antes, o que perdió por poco en 2020.
Aún hay varias carreras clave cuyos resultados no se han anunciado.
Fuentes Seguras. “El enemigo interno es un peligro mayor para este país que el enemigo externo”
LUCHA DE CLASES. Si la votación estadounidense fuera segmentada en clases sociales -válgame Dios- podría indicarse que los más humildes escogieron a Trump. Sería un apresuramiento, sin embargo, estimar que esos millones de ciudadanos desestiman los derechos civiles. En verdad reclaman industria y trabajo.
Para disponer ese eje programático, que logró cumplir parcialmente en su primer mandato, el rubicundo deberá enfrentar a los poderes rentísticos que han penetrado el Estado norteamericano. El planteo es sencillo; su concreción, compleja. Vale indagar por qué.
La idea transmitida desde hace tiempo por el líder republicano -otrora alternativo, junto a Ross Perot, hasta que observó las dificultades que acarreaba intentar por fuera del bipartidismo-, es que, si se limitan las inversiones destinadas a sostener los proyectos bélicos de la OTAN, se contaría con más recursos para dinamizar la producción local.
A esa acción -hacer que la manguera vuelque hacia adentro- se le sumarían una serie de aranceles de carácter proteccionista destinados a frenar el arribo de bienes de producción y consumo externos que damnifican la elaboración norteña.
LO QUE VIENE. Empero, la aplicación del sencillo plan industrialista implica confrontar con las grandes corporaciones financieras que reciben salvataje persistente del Estado, con sus hermanas, las empresas armamentísticas que logran gigantescos contratos abonados por el erario público, y con la Reserva Federal, “independiente” de la política, mas no de esas casas.
Como si el desafío resultara escueto, Trump también tendrá que afrontar las campañas difamatorias de los medios de comunicación concentrados -en el orden nacional e internacional-, cuyas acciones han sido adquiridas desde los años 80 y 90 por las mismas compañías señaladas.
A partir de esa contienda se abre una interesante variedad de posibilidades.
Una de ellas es que la gestión republicana logre su objetivo, facilite el crecimiento norteamericano, ponga en caja a los buitres de Davos y desarticule la OTAN, sin dejar de lado acuerdos parciales con las potencias multipolares.
Otra, que el estentóreo jefe de Estado se adecúe, como sus predecesores, y maquille la dramática situación interna sin generar el viraje imprescindible. Así, se convertirá en un estadista de fuste para medios y redes, y el panorama internacional -sobre todo el europeo– se volverá todavía más intrincado.
En cualquier caso, China y los BRICS + seguirán apostando a la sólida presencia estatal, a la investigación científico técnica, a la inversión productiva y al comercio internacional equilibrado. La potencia asiática sabe que no es lo mismo transitar ese sendero contra los Estados Unidos que junto a ellos.
Hay más, de carácter intermedio, pero los dos polos de la historia presente en proyección se encuentran allí.
Claro que no es posible transitar el análisis sin incluir a las agencias de inteligencia y a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Si las armamentísticas han logrado incluir sus gerentes en los gabinetes políticos, vale imaginar cómo se encuentra diseñada la conducción del espacio castrense.
UN TIRO EN LA OREJA. Es probable que Trump, andando el tiempo, se agarre la cabeza y piense cuántos problemas. También, que otro disparo lo conduzca al mismo gesto y rasgue algo más que su oreja. A esta altura de los acontecimientos, sabe de qué se trata. Parece consciente y determinado.
La historia sigue cambiando. A niveles hondos y al mismo tiempo, acelerados.
La paz tiene una nueva oportunidad en este mundo maravilloso. Curiosamente, muchos de los que dependen de ella para seguir existiendo, creen que anoche perdieron.
Sin embargo, las elecciones del año en curso dan cuenta de una base de comprensión ligada al interés profundo de los pueblos.
Salvo en la Argentina, donde se ha instalado el Reino del Revés. Pero ese es otro artículo.
Este periodista agradece a quienes, ampliando la inteligencia para despegarse de los lugares comunes, acompañan desde hace tiempo una mirada que se revela objetiva. No es fácil aprehender la realidad cuando todos, en derredor, parecen percibir lo contrario.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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