Por Carlos Aira
Luego de un breve receso, regresaron las Apiladas Deportivas de Abrí la Cancha. Apiladas necesarias, porque el subsuelo del deporte está sufriendo las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. Detrás del padecimiento, un objetivo muy claro y explícito: la transformación de clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
En esta última semana hubo tres casos que explicitan la problemática económica que atraviesa el deporte. Clubes que se bajan de competencias, federaciones que no pueden afrontar los costos económicas de importantes competencias internacionales. ¡Hasta clubes profesionales que apelan a la solidaridad de los socios y la comunidad para poder trasladar por el país a su plantel! Todo tiene un común denominador: la falta de dinero y la imposibilidad de proyectar costos a corto y mediano plazo.
Atlético Rafaela anunció que no participará del campeonato femenino de Primera B AFA. La dificil situación económica del país fue el disparador para una decisión antipática. La Mutual Atlético Rafaela participa del campeonato de Primera Nacional masculino. Un certamen que obliga a destinar millones de pesos en viajes y concentraciones por toda la geografía nacional. El fútbol femenino no recibe derechos de TV y los ingresos de entradas y sponsors son minúsculos. Los clubes compiten por prestigio, pero en esta Argentina de 2024, es muy oneroso enviar un equipo a pérdida cada 15 días a Buenos Aires. El caso Rafaela, una institución pujante que siempre se manejó con la realidad, podrá replicarse en el transcurso de la temporada por otros clubes.
La Liga Nacional de Basquetbol fue un emblema del deporte argentino. El sueño de León Najnudel y tantos otros visionarios para que la actividad creciera sin tener a Buenos Aires como único eje de gravedad. Desde 1985, la Liga atravesó las crisis económicas que tuvo el país, pero la actual pauperización repercute en los clubes. El Club Argentino (Junín) se encontró sin fondos para llevar adelante la logística de viajes y estadía del plantel en los partidos que deberán disputar en Comodoro Rivadavia y Capital Federal, la semana próxima. El club está llevando adelante una colecta que anunció en sus redes sociales con el siguiente texto: “En el marco del contexto inflacionario que atraviesa el país y la próxima gira de visitante a Buenos Aires y Comodoro Rivadavia, el Club debe ejercer un gasto de más de 8 millones de pesos para cubrir los costos de logística“.
Maratea es cool; la realidad aquí es otra.
Si el deporte profesional está padeciendo la crisis propuesta por el gobierno de Javier Milei, la situación en el deporte amateur es muy grave. La Confederación Argentina de Hockey sobre pista y césped tomó la decisión de no presentar sus selecciones en el próximo Panamericano de Canadá, a disputarse en marzo próximo. Delante del sueño que no podrá cristalizarse, las jugadoras publicaron un comunicado pidiendo apoyo a sus pares, los deportistas que tienen fortuna y el honor de ser profesionales. El comunicado remata con una súplica: “no es justo que esta situación quede en una negativa, un silencio y un ninguneo a 29 días de nuestro primer partido Panamericano“.
Ante esta situación, el silencio de los deportistas de elite es atroz. Quienes están vinculados al olimpismo no hablan porque detrás del COA se encuentra Gerardo Werthein, embajador argentino en Estados Unidos. En trazo grueso, los deportistas no hablan de política por temor a las redes sociales o perder futuros contratos. El único que habó fue el remero Ariel Suárez. Ayer, hombre de Cambiemos; hoy transformado en un puntal libertario. En esta semana pasó de la crítica a Javier Milei a plantear horas más tarde: “Hay que remangarse y trabajar en un país fundido“. De paso, le mangueó a Daniel Scioli pasajes y alojamientos en Brasil para un grupo de deportistas.
Acá hay otra trama. Con la renuncia de Ricardo Schillieper a la secretaria de Deportes, el cargo quedó vacante. No existe quien resuelva problemas entre el Estado y el deporte. Suarez se postuló al cargo en una clara muestra de la desorientación que padece el deporte al no tener un representante visible por parte del gobierno de Javier Milei. Suárez, en sintonía con el postulado que no hay plata, le está proponiendo a sus pares retroceder a los tiempos de Carlos Menem, cuando previo a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, los atletas salían a pedir plata en la avenida 9 de Julio.
En este año de crisis, ¿Cual será la intención del gobierno con el sistema de becas al deporte? ¿Que harán con los subsidios y programas que funcionaban hasta el 10 de diciembre pasado? ¿Los clubes son parte de la casta?
Seamos claros: en el marco del deporte, lo único que le interesa al gobierno es el ingreso de capitales inconfesables en forma de Sociedades Anónimas Deportivas.
A todo esto, ¿Cual será la postura del Comité Olímpico Argentino? ¿Negociará con el gobierno un sistema de becas para el Alto Rendimiento con gran aporte y parafernaria estatal al tiempo que miles de clubes de barrio padecerán tarifazos brutales?
Consultado sobre el superclásico de este domingo, el presidente Javier Milei expresó: “Me da igual quién gane, ya no soy hincha de Boca. A menos que regrese la gloriosa era macrista al club“.
Una declaración de principios…
Periodista / Abrí la Cancha
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