Por Leonardo Martín / Fotos: Cecilia García
Daniel “Tano” Catalano nos recibe en su oficina, en la sede que tiene el gremio en la calle Carlos Calvo. Afuera llueve, por momentos copiosamente, en un tramo final de la primavera cargado de precipitaciones y con temperaturas agradables, aún nada que presagie los sofocones veraniegos.
Hacemos la nota en un momento cargado de incertidumbre para lo que viene con medidas económicas motosierra y con un experimento político como es la irrupción de Javier Milei como presidente. En ese contexto la situación para los trabajadores estatales es sumamente preocupante por posibles despidos y un ajuste que también podrá tener un impacto en los salarios.
Catalano nos saluda con amabilidad, en los días previos a un dirigente que es consciente de que se le vienen desafíos por delante.
Su imagen es sencilla, barrial. Remera de Divididos, jean y zapatillas. Detrás de su escritorio tiene el cuadro más grande, uno donde se abrazan Néstor y Cristina Kirchner y saludan a la militancia en viejos buenos tiempos. También una imagen de Hebe de Bonafini.
La oficina está cargada de cuadros e imágenes dentro de las cuales hay una de Germán Abdala, histórico dirigente de ATE; otras que recuerdan a la CGT de los Argentinos y a la marcha por Paz, Pan y Trabajo del 30 de marzo de 1982. Por allí se puede ver un banderín de Argentinos Juniors, club del cual es hincha el Tano Catalano. Para cerrar la recorrida otra foto que lo tiene sonriente con Cristina Kirchner y también con Hebe.
Catalano renovó recientemente por su tercer mandato al frente de ATE CABA en una elecciones donde compitieron tres listas. La Verde y Blanca -que encabeza el Tano- logró revalidar.
El diálogo fue extenso, aprovechando a profundizar sobre este presente tan inquietante. Recorre las razones del triunfo de Milei, las respuestas del campo nacional y popular, un poco de recorrido histórico a días de la apertura de un período turbulento.
Leonardo Martín: No somos muy originales con el comienzo de la entrevista, pero es inevitable preguntarte sobre el triunfo de Javier Milei. ¿Por qué pensás que alguien de las características personales de Milei pudo haber ganado las elecciones prometiendo motosierra y ajuste?
Daniel Catalano: No lo sé realmente. Lo que tengo certeza es que es un fenómeno que no es de Argentina. Hay que recordar la campaña de Bolsonaro en Brasil, lo ridículo de como simuló que lo apuñalaban, las barbaridades que decía, su homofobia, su odio sobre la comunidad de color negro. Había una cantidad de situaciones que hacía que pareciera imposible que llegue. Lo mismo Donald Trump, que era el ridículo del ridículo, donde Milei hasta copia lo absurdo de su peinado. Si ves como llega Trump también lo hace atentando contra la comunidad negra, con comentarios homofóbicos, discriminando a todo el mundo y siendo violento con las mujeres. Eso me preocupó desde un primer momento porque hay un fenómeno que se está dando con personajes que de una manera irracional logran conducir los destinos de un país. Hablamos del país más importante del mundo como Estados Unidos y el más importante de la región como Brasil. Habiendo tenido un payaso como Macri por qué no un Milei.
La otra explicación es que hicimos todo para el orto, hay que hacerse cargo que este gobierno arrancó bien con una protección muy fuerte durante la pandemia sobre la comunidad, a las pymes, a la pequeña industria y que una vez terminada erró y erró y no supo de qué manera poder conducir los destinos del país.
¿Cuándo decís “erró” en qué puntualizarías?
Vicentin fue el primer lugar donde erramos porque el poder trabajar sobre la soberanía alimentaria te daba la posibilidad de empezar a discutir cómo intervenías sobre los precios de los alimentos. Con una empresa propia marcabas el valor del producto y las empresas iban a estar obligadas a trabajar en espejo con lo que el Estado iba a estructurar. Eso que era revolucionario no lo hicimos. La medida y la contramedida nos debilitó.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que era una demanda de toda la comunidad no lo pudimos sostener en el marco de una armonía política. No es que hubo una parte de la comunidad política que decía “caigamos en default”, pero esa negociación nunca fue clara para ninguno generando mucha dispersión política en una discusión con la que no llegábamos a las bases. Le preguntabas a los compañeros “qué hacemos con el Fondo” y la respuesta era “paguemos”, estaba la duda de que iba a pasar con la comunidad si entrábamos en default. Alberto tenía el apoyo para esa negociación y trabajar sobre un principio de acuerdo. Los alcances de eso no lo pudimos medir, la crisis política que desencadenó fue terrible. No pudimos identificar al enemigo, quién remarcaba precios y fugaba las divisas. Hubo una desorientación política abrumadora y un Estado con dificultades para poder llevar adelante las políticas públicas y que estaba parcelizado por distintas corrientes que formaban parte del Frente de Todos.
Muchos dirigentes, varios de ellos sindicales, expresaron que la coalición no tuvo los espacios de debate interno. Y tampoco el sindicalismo tuvo protagonismo en las decisiones con toda la resistencia durante el gobierno de Macri que había generado las condiciones para la victoria del Frente de Todos. ¿Qué visión tenés sobre ese tema?
Voy a ser autocrítico. Compré el relato de que había que garantizar la paz social porque si no venía la ultraderecha. Pasada la pandemia tendríamos que haber recuperado salario y haber efectivizado todos los empleados públicos y no entramos en conflicto con Alberto para no generar instancias que pudieran debilitar al gobierno teniendo una derecha aguerrida que en ese momento era (Horacio Rodríguez) Larreta o el fantasma de un Macri. Nos pedían responsabilidad histórica para no entrar en tensión con el gobierno porque no nos merecíamos como comunidad un gobierno de ultraderecha. Creo que eso fue un error.
El no haber tenido la capacidad de superar ese debate y quedar anclado a una estrategia electoral, finalmente hoy no tenemos ni estabilidad laboral, ni recuperación salarial y tenemos a un gobierno de ultraderecha. Hay cosas que un gobierno popular las tiene que hacer desde la propia lógica de un gobierno popular, en el Estado no lo logramos. Eso es una deuda que deja Alberto y es una responsabilidad que tenemos que adoptar cada uno desde el lugar que le toca. Yo soy secretario General de una seccional, no soy el responsable de lo que pasa en todo el país. Tendrá que ver cada uno lo que le corresponda. Yo hago una autocrítica no teniendo ámbito paritario, habiendo sido expulsado de la paritaria por mi propio sindicato, con las dificultades que me tocan atravesar. Me parece que podríamos haber forzado un poco más la máquina. Los demás gremios también estaban en la misma sintonía de ir con precaución.
En el ámbito estatal una queja es que no se regularizó la situación de miles de trabajadores hoy vinculados en forma precaria, con muchos contratos que se vencen el próximo 31 de diciembre.
Es parte de esta autocrítica, además Alberto se comprometió a pasar a 30 mil laburantes con 10 años de antigüedad y si llegamos a concursar 14 mil es mucho. Nosotros insistimos durante el último año y medio el pase a planta por paritaria o por ley y pedíamos la suma fija, pero no fuimos escuchados por Alberto, nos costó mucho instalar el tema de pase a planta por paritaria. Lo cierto es que somos una minoría porque cuando vas a esa negociación tenés al gobierno y al otro sindicato con una mayoría automática. Si no hay una decisión política de hacerlo no sucede. Quedamos atados a los concursos por lo cual no logramos que pasen a planta personas con más de 10 años de antigüedad.
Con el nuevo gobierno, ¿qué pensás que es lo que viene? Y la respuesta que están pensando.
Sé y puedo transmitir que se cierra el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad con 1.000 trabajadoras y trabajadores que no sabemos aún qué destino van a tener. Si van a ser reubicadas en algún otro lugar del Estado o no. Sabemos que el ministro de Justicia (Mariano Cúneo Libarona) está planteando una reducción de un 30% del personas en su ministerio. Lo que sabemos es que esos dos lugares van a una revisión profunda.
Hoy no sabemos cuántos ministerios quedán en pie, si Salud va a ser secretaría de Capital Humano o ministerio y dentro de Capital Humano el desarrollo que va a tener ese ministerio. Está en riesgo todo el Estado, ¿cuántos laburantes? No hay dimensión. Durante el gobierno de Macri despidieron personas que eran de planta que habían concursado, madres que habían parido, compañeras embarazadas, discapacitados. El marco legal los protegió, pero después de mucho tiempo, mientras tanto hicieron todas las barbaridades que pudieron. Hoy no podemos dimensionar lo que va a pasar a partir del lunes. Estamos preocupados, declaramos el estado de alerta y movilización, hablamos con más de 20 mil estatales con asambleas directas. ATE Nacional pidió una audiencia con Milei que no respondió. Todo lo que hay es un escenario de mucha incertidumbre.
Con ATE Nacional hicieron un acto la semana pasada después de haber tenido diferencias muy fuertes, ¿cómo caracterizarías ese acercamiento?
Solo unidad en la acción, las diferencias las vamos a seguir sosteniendo. Tenemos un lugar donde nacemos nosotros a partir de una intervención política que sufrimos y eso sigue estando. Lo que pasa es que la coyuntura te obliga a que te tengas que ocupar de lo urgente e importante que es defender a los trabajadores, que puedan tener garantizada su situación contractual. En este escenario ponemos en un cuarto intermedio esto y avanzamos en una estrategia común para lo que viene. Incluso creo que hay que hablar con Andrés Rodríguez y trazar un puente con UPCN para poder tener estrategias comunes. Es importante la unidad de la CGT con la CTA, pero también donde los sindicatos del Estado podamos encontrar un espacio donde charlar. Es momento de hablar con todos.
Hubo una foto interesante días atrás en el salón Felipe Vallese con dirigentes de CGT, ambas CTA y la UTEP. ¿Cómo ves que se va a desarrollar esa unidad?
Hay que seguir estimulándolo, sería un error buscar un pero. Lo aprendido anteriormente nos sirve para esta etapa aunque es cierto que no es la misma coyuntura que con Macri. En ese gobierno el sindicalismo se tomó otros tiempos para transitar un camino de unidad, ahora hay un sindicalismo que antes que asuma ya hay una foto en la CGT para decir hola que tal acá estamos, para que no haya pérdida de derechos. En ese momento había un sindicalismo que no hablaba entre sí y hoy antes que asuma Milei ya tuviste una foto importante que es CGT, las dos CTA y movimientos sociales. Es un escenario al que hay que apostar.
Hay declaraciones de varios dirigentes expresando la importancia de que las luchas no sean atomizadas, poder dar una respuesta colectiva para tener mayor fortaleza para enfrentarlas. ¿Pensás que eso se podrá alcanzar?
Creo que con las primeras medidas de gobierno hasta los que votaron a Milei van a salir a pelear. Cuando te dicen que en un mes van a crear un 20% más de pobres sobre el 45% actual. Ese 20% entra en una situación de vulnerabilidad social, el otro más del 40% va a estar peor. Si ellos no toman medidas que puedan contener a los sectores del trabajo, del empleo formal y de la economía popular el conflicto lo tienen garantizado porque ellos mismos lo promueven. Si Milei va a generar una inflación del 30 o 40% solo en diciembre, cómo hacés.
¿Qué pensás que va a pasar con las paritarias?
¿Habrá paritarias en el Estado? En el sector privado seguramente liberarán las paritarias, pero en el sector público ya vienen anunciando que no van a necesitar echar gente porque los salarios van a quedar tan bajos que vas a tener que irte del Estado. Van a devaluar, va a haber inflación y no te van a aumentar el salario. Lo dijo (Ramiro) Marra, no lo digo yo.
¿Cómo han quedado en la evolución salarial en el caso de ustedes particularmente en el último período?
Entre 2015 y 2019 perdimos más de un 30% de masa salarial y con Alberto no recuperamos. Ellos tienen como cuenta que le fuimos empatando a la inflación, pero es sobre una pérdida previa. No le empatamos nunca porque fuimos a discutir con un salario ya dañado por la inflación que pasó. No recuperamos durante el gobierno de Alberto, incluso perdimos poder adquisitivo. Milei agarra el gobierno con una parte del laburo hecho. No tiene que hacer mucho esfuerzo.
No sé si tenés alguna precisión o por lo menos que esperás de la ley Omnibus que va a plantear Milei el 11 de diciembre.
Habían dicho que eran 470 proyectos, algo raro. Creo que van a avanzar con la reforma previsional, la laboral, del Estado, que van a tocar universidades. Creo que van a ver que se puede entorpecer y que negociar por eso es importante que el bloque de 109 diputados que son de Unión por la Patria quede intacto. Hay un primer freno al ajuste que lo pueden dar los diputados. Si hay un lugar para resistir es en la cámaras de Diputados y Senadores, la calle es otro lugar para hacerlo pero es importante proteger a la comunidad y ponerle un freno ahí.
Fuiste ratificado como secretario General de ATE CABA algunos meses atrás. ¿Cómo caracterizarías el presente del gremio?
Estamos en un momento de mucha fortaleza y también de incertidumbre. Tenemos dos problemas, Jorge Macri y Javier Milei. Aún no sabemos que cartas va a traer Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires, qué va a pasar con los empleados públicos. Seguimos con el juicio al gobierno de la Ciudad para que reconozca la carrera profesional de los enfermeros. Tenemos más de 20 mil monotributistas y no sabemos qué va a pasar, con los compañeros de tránsito, qué va a hacer Jorge Macri con las vacantes en los jardines maternales, con las vacantes que faltan en las escuelas primarias, de qué manera van a resolver los problemas salariales a los auxiliares de la educación. Son una tonelada de quilombos que vamos a tener por delante. ATE está creciendo, hay nuevas afiliaciones, nos estamos organizando y preparando para el escenario que nos toca afrontar de manera colectiva.
¿Han tenido algún contacto con el entorno de Jorge Macri?
Hemos pedido una audiencia, no tuvimos respuesta con el argumento de que aún no han asumido, pero ya quisieron hacer daño con una primer ley que mandan a la Legislatura para poner una multa a los trabajadores en la vía pública, a los cartoneros o vendedores ambulantes. Lejos de pensar cómo le mejorás la vida a una persona, ves como la sancionás.
En este momento crítico, pensando en la organización, ¿qué rol pensás que tienen que cumplir los delegados?
Los delegados hoy están con un nivel de permanencia en los puestos de trabajo, hablando cuerpo a cuerpo y llevando serenidad, pero preparándonos para un cimboronazo. Hay 16 mil compañeros que pasaron por la formación política de nuestro sindicato, que tienen herramientas para la etapa que viene. Delegados y delegadas que pueden hacer una asamblea, un corte de calles, una movilización o hacer una gestión par discutir y negociar tranquilamente con un funcionario público. El tema es que hay que ver qué escenario plantean. Preparados están, todos y todas. La otra parte juega también y muchos van a ir a su lugar de trabajo con ministerios que no van a existir más y si no existe ¿qué va a haber en la puerta, un policía con una lista, te van a mandar un telegrama a tu caso, seguís yendo hasta el 31 de diciembre?. El nivel de incertidumbre es alto porque no sabés con qué te vas a encontrar. Nuestras delegados y delegadas van a estar todos en sus puestos de laburo viendo que va a pasar. Hay actualmente 20 ministerios, ¿qué va a pasar con los otros doce?
Nuestros delegados van a estar ahí, haciendo asambleas, pero es cierto que es un momento muy crítico.
El Poder Judicial da señales de ser muy adverso llegando a esa instancia.
El de la Ciudad ya está claro que lo manejan Macri y Angelici, eso ya es parte del cotidiano. Tenemos muchas dificultades los ciudadanos para que la Justicia sea justa. En el ámbito nacional depende del juez que te toca. La Justicia es el último recurso que toca, antes hay que hacer gestiones políticas, movilizarse, abrir mesas de negociaciones. Cuando uno va a la Justicia es porque ya no hay nada más para hacer.
¿Pensás que puede haber una estrategia del gobierno nacional o de la Ciudad de persecución judicial ante la protesta?
Eso es otra cosa y ya lo vienen anunciando. Estoy muy preocupado por toda la campaña del miedo que hicieron y cómo han hostigado a dirigentes como Roberto Baradel en la campaña de Patricia Bullrich. Es un compañero que no tiene un solo carpetazo, que tiene una vida hipersimple y noble, que está todo el tiempo con sus compañeros. El otro extremo es lo que pasa con Juan Grabois al que ya han escrachado, hay una violencia social que es promovida. Encima el idiota que filma se siente un héroe cuando es un idiota. Desde nuestro espacio político nunca hemos generado un hecho de violencia sobre el que piensa distinto. Nos están proponiendo un escenario para que haya parálisis, no hay que tener miedo, sí cuidado, manejarse con precaución, sobre todo cuando tenés un expresidente que dice que salgan a matar orcos. Tenemos que revisar socialmente porque la sociedad votó a Milei.
Cuando Milei respecto a las protestas, “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, ¿cómo lo interpretas ¿Es una amenaza?
La protesta está garantizada por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional. No estamos cometiendo un delito con la protesta social. Es un derecho constitucional. Si quiere transformar eso en un delito sabrá cómo lo hace y de que manera lo va a resolver. Con ajuste y represión no resolvés el problema del hambre. Eso lo resolvés generando puestos de trabajo. Podés tener dirigentes presos, pero va a continuar la inestabilidad laboral, problemas para que la gente llegue a fin de mes.
Sobre el campo nacional y popular, ¿Qué pensás de acá hacia el futuro en términos de liderazgo, de cómo ir reconstruyendo esa confianza en el electorado que esta vez no lo ha acompañado?
Tengo mucha fe en Axel como un dirigente que le toca gobernar en las malas y que ahora calculo que va a sacar lo mejor de su equipo de trabajo porque hay que afrontar una situación de crisis en el país con un provincia con 18 millones de habitantes. Después creo que hay que armar una articulación en el Parlamento, con ejes de laburo, una coordinación. Para mí el liderazgo está en Cristina.
Ella dijo en la despedida del Congreso que la pueden encontrar a dos cuadras, en el Instituto Patria.
Ya sabemos donde ir a buscarla para charlar y pensar colectivamente. Hay que ir revisando e ir viendo. Es otra Argentina, otra comunidad, otro momento histórico. Es el momento de los grandes acuerdos en los lugares estratégicos como es el sindicalismo y las organizaciones sociales y como es el parlamento. Los gobernadores de nuestro espacio político tienen que hacerse cargo de la conducción del espacio político, los intendentes tienen que armar un frente de intendentes de todo el país que pueda dar cuenta de estrategias de supervivencia ante el ajuste que se viene. No depende de una persona, depende de un nuevo encuadre que nos tenemos que dar todos y todas para además, si hay elecciones de medio término, tener una estructura política que te permita competir y ganar en las elecciones de medio término -si no las eliminan–. No quieren las elecciones de medio término porque van a hacer tanta cagada que quien los va a votar en dos años.
Lo que sí me preocupa es que días de que asuma Milei no tengamos una foto de los 109 diputados o de los gobernadores con los diputados y senadores. Sería un foto que te da fuerza y te permite soñar para lo que se va a transitar.
En tu trayectoria sindical, ¿cómo fue tu inicio?
Durante la época de Menem, un compañero que hoy es legislador, Juan Pablo O’ Dezaille, me invita a participar como delegado en una secretaría donde apenas arranco nos despidieron 600 laburantes con un memo que era el 602 en un momento desgarrador. Hicimos una asamblea multitudinaria, cortamos la calle, hicimos medidas de fuerza y logramos que la gente siguiera trabajando. Ahí arranque con Juan Pablo y a partir de ahí hice mi recorrido como delegado, luego ser parte de una Comisión Interna, vocal en Comisión Directiva, luego secretario Administrativo, luego de Organización y finalmente candidato a secretario General en donde acabo de renovar por tercer mandato.
¿Qué referencias tenés en el mundo sindical? ¿Qué dirigentes y vertientes considerás más valiosas en el sindicalismo argentino?
En el Estado nos afianzamos mucho en la figura de Germán (Abdala) porque fue diputado nacional, porque armó el Grupo de los Ocho (diputados opositores al menemismo en la primera etapa de gobierno), con una postura muy clara y fuerte en el momento de las privatizaciones de las empresas públicas.
Hay otra escuela que es la de (Agustín) Tosco que hay que abrazarla, tenés compañeros como Ongaro que fue una referencia muy importante con la CGT de los Argentinos. También en el sindicalismo de Ubaldini con el primer paro a los milicos saliendo de un gremio muy chico como los cerveceros, el MTA que pudo parir Hugo Moyano con una corriente interna que permitió la resistencia. El 21 F en el marco de unidad.
Hoy veo un sindicalismo que es de mis compañeros de la CTA con Hugo (Yasky), Roby (Baradel), Sonia Alesso, el Beto Pianelli o Marín de Foetra que me invitan a pensar y seguir trabajando. Lo veo también a Agustín Lecchi de SiPreBA que tiene una polenta bárbara, al Gringo Amichetti que tiene una visión del mundo que nos rodea que es superadora de cualquier otro dirigente sindical, Vanesa Siley que atravesó tormentas en el marco de su sindicato con intervenciones con el poder ganarle a la burocracia sindical siendo mujer; Ale López en SADOP, Walter Correa, Heber Ríos. Hay referencias de un sindicalismo que está, que respira, vive y se piensa que miramos a Pablo Moyano como un líder que está metido en un lugar de mucho poder como es la CGT y que abre puertas.
Respecto a los desafíos del sindicalismo más allá de lo más urgente. Pienso en cuestiones sencillas e importantes como por ejemplo representar a aquellos que hacen teletrabajo, ¿cómo contenerlos?
El teletrabajo es algo de lo que hay que apropiarse porque es una nueva herramienta que existe en el mundo y negarla es una estupidez. Tiene dificultades en cuanto a que se rompe el vínculo en el marco de lo laboral con lo que genera un espacio de oficina.
¿Tienen trabajadores bajo esa modalidad?
Sí, pero en modo informal porque el gobierno nunca pudo reglamentarlo y quedó funcionando como acuerdo de partes donde le fue efectivo al laburante, al Estado. Si no hay reglamentación es un problema porque vos le tenés que pagar una buena silla, pagar internet y eso no sucedió nunca.
La ley de Teletrabajo (2020) establecía una pautas que después cada actividad tenía que discutir en el marco de su convenio colectivo, eso no sucedió en el Estado.
El Estado dijo acá no, hacelo, pero no te lo reglamentó dejando que sea un acuerdo entre partes. Tiene dificultades, un montón porque el vínculo que estrechás en el mano a mano, en el día a día no lo reemplaza un celular, un whatsapp o correo electrónico. En eso el sindicalismo pierde terreno. Poder mandar 1000 whatsapp y pueden no leerlo, ahora si vos te sentás con un mate a pensar de manera colectiva es otra la situación que atravesás. Eso es el rol del sindicalismo. Creo que el capitalismo avanzó y buscó la manera de desvincularte, de que el vínculo laboral con tus compañeros y compañeras.
Pensás que está en riesgo esa representación del sindicalismo para lo que viene?
El país está en riesgo, no se dimensiona el nivel de daño que propone Milei. Asume con una motosierra, la gente votó una motosierra. Una locura. Ojalá que podamos transitar estos cuatro años sin nada de lo que está promoviendo porque sería una catástrofe porque lo que propone Milei es una situación de mucha violencia social y hay que evitarlo. Es muy simple hacerlo desde la Quinta de Olivos, desde un hotel o barrio privado, pero la verdad es que afrontar el día a día sin un mango sin poder elegir que comer no hay que transitarlo. Yo era pibe en la hiperinflación del gobierno de Alfonsín y se comía una vez por día. No hay que llegar a ese escenario que un montón de gente ya está sufriendo. No se resuelve la pobreza generando más pobres, no se resuelve el trabajo generando desocupados, no se resuelven los problemas económicos generando inflación, que encuentren una receta urgente.
¿Ves paralelos con la década del ´90?
El paralelismo está en el marco del diseño, después hay cosas que no se repiten. Con las privatizaciones hubo retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, despidos a mansalva con un encuadre donde la violencia institucional no era pública. Hoy lo que tenés una situación donde te dicen que te van a cagar a palos. El Turco repetía, “si yo decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”. Ahora lo votaron a Milei diciendo que te va a a cagar a palos, que te van a dejar sin laburo. Después el neoliberalismo como en esa época se repite.
Cecilia García: Te quería preguntar por los medios públicos. ¿Cuál es la importancia de sostener ese lugar? ¿Qué panorama ves?
Son una garantía de derecho a la información, de federalismo real. Si querés ver que está pasando en otro país ves la TV Pública, no otro canal. Ver que pasa en otras provincias y ciudades corre riesgo de no existir más. No sé como va a ser la pelea, va a ser la misma que damos en el Estado. Va a haber una pérdida de derechos porque vas a dejar a la comunidad sin una línea directa de bajada del Estado sobre la comunidad. El Estado no puede tener ausencia en la comunicación oficial. Creo que es una torpeza donde se debilita la democracia, además de perseguir y hostigar a miles de trabajadores en todo el país que tuvieron la posibilidad de estar en Télam, la TV Pública garantizando el derecho a la información. Nuestros salarios de Radio Nacional con salarios hiperbajos le pusieron el cuerpo en un lugar al que hay que hacerlo vivir. Vas a vender la señal de radio donde Perón daba los discursos con Evita, vas a dejar a esos trabajadores desocupados por un capricho, ¿por dónde va a comunicar el gobierno las situaciones importantes que se puedan dar? ¿Quién te va a garantizar el federalismo?
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