Por Úrsula Asta*
La Nuestra Fútbol es una experiencia de organización popular en la Villa 31. Mónica Santino, directora técnica y ex jugadora, es su entrenadora. Pasión por el deporte y compromiso político se conjugan en sus reflexiones de un modo atrapante. Las charlas previas a aquella Copa del Mundo femenina del 2019, contexto en el que las fútbolistas alzaban la voz para visibilizar su situación laboral-profesional, eran por entonces motivo de intercambio permanente con Santino para pensar la etapa, los conflictos, las contradicciones…
El 25 de noviembre de 2020, nuestro Diego Maradona partía hacia la eternidad. El cumpleaños número 60 del astro histórico había sido sólo unos días antes. Mónica nos proponía, cuando aún no imaginábamos que partiría pronto, hacerle una “gambeta a la moral berreta”. En un artículo para Radio Gráfica, reflexionaba sobre “una sociedad muy dada a castigar los pensamientos críticos y que obliga a tomar posturas indeclinables en casi todos los temas”. Consideraciones que ahora, a dos años de la partida de Diego, retomamos en este diálogo. Por entonces, aún con el deseo vivo de que el Diez visitara la cancha de Güemes en la 31. Ahora, plena Copa Qatar 2022, con apuntes sobre la Mano de Dios y el VAR.
-¿Qué sensaciones tenés este 25 de noviembre a dos años de la muerte de Diego Armando Maradona?
-Es un día complejo. Se mezclan una cantidad de sensaciones, porque recordamos que Diego no está, pero a la vez Diego está. Nosotras tenemos la vivencia muy cerca de la presencia de Maradona en un barrio popular a través de las pintadas en las paredes que son todas de la cara de Diego. Son paredes que hablan y que te interpelan de distinta manera desde que no está físicamente en este mundo.
Estamos en el transcurso de un mundial que tiene una cantidad de aristas hipócritas, muy criticables, y no puedo dejar de pensar en lo que diría Diego. En lo que hubiera dicho Diego con la muerte de Hebe. Qué hubiera dicho en esta situación social y qué hubiera dicho con este mundial, con lo que pasa con los futbolistas, con la hipocresía manifiesta de quienes organizan el fútbol. No hay manera de no imaginarlo en esa postura.
A la vez es el día de la no violencia a las mujeres y nos enteramos de un nuevo femicidio. Todavía no tenemos respuestas frente a eso, en cómo se trabaja la prevención y cómo salimos de ese lugar de “víctimas” las mujeres y diversidades. Es una gran ensalada este 25 de noviembre.
-Cuando se habla de Diego, en algunos sectores a los que podríamos decir que les cuesta pensar desde el sentir popular, se habla sobre la contradicción entre las que nos sentimos feministas y amar a Diego Armando Maradona.
-Elijo abrazar esa contradicción. Quienes esgrimen estos argumentos parecería que tuvieran vidas impolutas. Es una burguesía muy hipócrita. No es negar el machismo de Diego, como el de tantos compañeros varones, incluso en el seno de nuestras propias familias. Cuando una dice que ama a Maradona no está ligando ese aspecto de la vida.
Estamos amando a Diego porque abandonó privilegios, a su manera y su estilo, en el sentido que él podría haber estado mucho más cómodo y confortable, podría haber ganado muchísimo más dinero del que ganó si no hubiera dicho y no hubiera elegido ese lugar de incomodidad por no olvidarse jamás de dónde vino, de dónde salió y quiénes eran sus referencias.
Es desde ese lugar que una no es que elimina todo lo demás, sino que entiende la complejidad de una vida. Me parece que se trata de eso. Pararse, apuntar con el dedo, acusar, la verdad que no nos hace un movimiento liberador. Eso nos hace un movimiento careta, burgués y que pone la lupa, de una manera casi hipócrita, en inconsistencias. Te acusan de inconsistente, pero en realidad me parece que las inconsistencias están en otros lugares.
Para nosotras, Diego es un punto muy interesante de partida para empezar a entender desde qué lugar se paran esos feminismos populares, cómo se construyen, si lo hacen desde el victimismo o desde el empoderamiento. Diego es una persona que a nosotras nos empodera. La opresión que nos hace doler la panza, la primera de todas, es la de clase, y ahí donde se fundan una cantidad de desigualdades que nos atraviesan nuestra vida y que en nuestra condición de mujeres y diversidades, muchísimo más.
Quiero recordar que Diego hablaba de fútbol femenino a mitad de los ´90. Diego se pronunció a favor de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y seguramente si hubiera tenido más tiempo, quizás lo teníamos parado del lado de los feminismos populares. En ese espejo doloroso que es la desconstrucción y que nos atraviesa absolutamente a todas, todos y todes, no hay quien pueda librarse de ese espejo.
No puedo reivindicar nunca a un feminismo que no se piense como un movimiento que luche contra todas las opresiones. Desde ahí, hay que tener muchísimo cuidado cuando se emiten juicios determinantes y es desde ese lugar donde nos paramos a construir nosotras. No tenemos una verdad revelada, no tenemos la “vaca atada” y todo lo que decimos con respecto al fútbol es un conocimiento que fuimos construyendo con todas las jugadoras de la Villa 31. Nadie fue al barrio a decir “es por acá”. La figura de Diego es un poco de todo eso.
-Hay un montón de imágenes de lo que significa Diego para nosotros y nosotras, por eso cuando falleció me acuerdo que hablaba con una compañera y me dijo “es como si se hubiera muerto un familiar, estoy llorando sin parar hace muchos días”. ¿Qué significa Diego Maradona para vos?
-Diego interpretó mejor que nadie lo que es el fútbol para todas nosotras, nosotres y nosotros. Es una expresión de libertad. Es Argentina. Pero Argentina hasta en la forma de plantar su cuerpo en la cancha. Pero si lo tengo que describir, mi primera sensación fuerte de quién era Maradona, de qué lado a mí me gustaba pararme, sucede cuando yo era muy piba. Fue cuando Diego empezó a aparecer en la tele, allá en el año ´76, ´77. Me acuerdo de una cena familiar, en un asado donde uno de los amigos de mi papá empezó a criticarlo y decir, por ejemplo, “¿quién es este negrito para salir en la tele permanentemente? ¿A quién le ganó?”. Comentarios muy despectivos.
Me acuerdo de mi sensación de bronca y furia. Tenía 12 años y me acuerdo haber apretado la mesa, porque mi mamá me miró, me hizo un gesto de que me callara y que no hablara. Esa bronca que sentí me hizo, de alguna manera, en el tiempo, darme cuenta de qué lugar de la vida me gusta pararme. Y Diego es todo esto. Diego es la dignidad de los barrios. Es la mirada levantada. Es la pelota debajo de la suela. Es una forma de sentir el fútbol desde la belleza y desde el compañerismo, porque no hubo mejor compañero en cancha que Diego Maradona. Es todo eso. Es lo que a una le gustaría ser y es lo que he intentado toda mi vida. No fui tan buena futbolista, no tuve oportunidades y tiempo para ser profesional, pero la forma de tratar la pelota es la que me identifica.
-En un país futbolero Diego fue el mejor. Brilló y al mismo tiempo en su vida, con su origen, su desarrollo, cuando ya estaba retirado, siguió siempre abrazando causas, no solo en Argentina, sino a nivel internacional, causas de los pueblos. Es muy especial la vida de Diego y es muy difícil encontrar un deportista a nivel internacional con esa historia y desmesura personal política que tiene Maradona.
-No hay alguien igual. Ojalá volvamos a tener alguien de esta talla. Pensar qué necesario sería esa voz para pensar en un sindicato de futbolistas varones, mujeres y disidentes. Entiendo que para defender el fútbol como el juego de los pueblos, como ese derecho a jugar, los laburantes del deporte nos tenemos que juntar en Argentina y en el mundo. Esa idea que tuvo Diego en algún momento y que quedó, de alguna manera, en el camino hay que reflotarla.
Ese es su legado y es la manera que tenemos de defendernos de un poder que se ha adueñado del juego, que lo convierte en cualquier cosa. Pensemos en las intervenciones del VAR y todo lo que rodea a este mundial. Quisiera que esa forma de seguir vivo que tiene, se pudiera traducir en esas luchas que tenemos que dar.
Es muy difícil agarrarlo de un solo lugar, levantarte todas las mañanas y ver alguna foto insólita que alguien de cualquier lugar en el mundo publica sobre alguien que ya es bandera. Hace dos años exactos que asistimos a eso. No sé si vamos a ver a otro Maradona en algún momento, pero es realmente impresionante y conmovedor.
-Mencionaste el VAR, ¿qué dirías de lo que viste hasta ahora del Mundial?
-Como suele pasar en todos los mundiales, en lo estrictamente futbolístico, he visto grandes partidos y grandes bodrios. Es como suele pasar. A veces hay dispositivos tácticos que anulan por completo el juego. Pero creo que la tecnología llevada a su máxima expresión, desnaturaliza el juego. Estamos asistiendo a otro fútbol, que no es el que conocemos, no es el que nos gusta, no es el que nos acostumbramos a jugar. Sobre todo en estas partes del mundo.
Hay partidos con alargues insólitos, puedo tomar como ejemplo el partido de Argentina (contra Arabia Saudita), pero también tantos otros donde pensar en un ojo tecnológico que arbitra de esta manera es la desnaturalización. Hasta acá estábamos acostumbrados y acostumbradas a que el error del árbitro era parte del juego. Una vez escuché a Menotti decir que el reglamento del fútbol era bello. Que era un reglamento con belleza porque permitía incluso interpretar subjetividades. Nosotros que jugamos en la calle nos preguntamos si tuvo o no intención de tocarla con la mano.
Podés tener una tecnología para decir si la pelota pasó toda la línea del arco o no, para considerar si es gol o no, pero las posiciones adelantadas o las cuestiones que son una desmesura, me parece que van en contra del juego. De ahora en más soy una militante ferviente en contra del VAR. Me parece que hay que discutir en eso, hay que poner una voz ahí, aunque el poder que tengamos enfrente sea tremendo.
El Mundial a esta altura del año es otra desmesura. Los jugadores llegan muy cansados, lastimados, en un momento del año donde más bien se cierra y se descansa. El Mundial en esta época del año es otra de las cuestiones del negocio con países que hacen boicot y se rasgan las vestiduras, pero en realidad es que si les conviene aceptan todo el dinero de los países árabes para comprar franquicias. Es lo que está pasando en los clubes europeos. El París Saint Germain es uno de esos. Es un canto a la hipocresía que no termina y a la vez vivís con la tensión de estar pensando que a las 4 de la tarde (Argentina-México) la pelota ruede y que a la Selección de Scaloni le vaya lo mejor posible.
-¿Qué te imaginás que pasa por la cabeza del plantel y cuerpo técnico después de lo que pasó con Arabia Saudita?
-Creo que es una instancia que se esperó muchísimo. Se armó un grupo que hace mucho tiempo no veíamos. Volvimos a jugar el fútbol que nos representa y me imagino una Selección dejando todo para que eso no se pierda. Puede tocar perder porque es fútbol. Es un juego. Entonces asistiría, con mucho dolor, a todo ese negocio periodístico alrededor del fútbol, donde les encanta despedazar gente, opinar por opinar y hablar por hablar. Sigue siendo un juego. Tomarlo todo en términos de tragedia me parece que es una desmesura y es un montón.
Pienso que va a entrar un grupo a la cancha muy consciente de lo que se juega, un jugador como Messi que sabe que probablemente sea su último mundial y va a dejar todo para torcer el destino y torcer el momento. Es dificilísimo porque el cachetazo con Arabia Saudita era inesperado, porque se perdió un invicto, pero confío en el grupo de jugadores que hizo todo lo que hizo y trajo de vuelta un título para una Selección mayor que hacía tanto no podíamos disfrutar. Luego, la pelota puede pegar en el palo y salir para otro lado, pueden pasar una cantidad de cosas que no se pueden manejar. Como la vida misma.
*Conductora de Feas, Sucias y Malas, sábados de 10 a 13 hs, por Radio Gráfica / Colaboraciones de Leonardo Martín y Carolina Ocampo.
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