Por Carlos Aira
La fresca noche mendocina fue el cobijo de un triunfo inesperado. Patronato de la Juventud Católica, equipo que descendió por promedios de la Liga Profesional, campeón de la Copa Argentina 2022. Un justo campeón. Tan justo que la justicia – esa señora de venda en los ojos que parece que en verdad pispea para donde pegar el espadazo – le dio una mano al Patrón con un gol fuera de libreto.
Patronato armó un equipo con una premisa complicada: mantener la categoría luego de dos temporadas sin descensos (2019/20 – 2021). La empresa, por momentos, pareció una quimera. El elenco entrerriano fue el peor equipo de 2021. La salvación dependía de muchos factores. No sólo dependía de una gran campaña propia; también de lo mal que anduvieran varios rivales implicados en la lucha por mantener la categoría. Luego de una Copa 2022 floja, el equipo repuntó – y mucho – en la Liga. Pero no alcanzó. Luego de siete temporadas, Patronato regresará al Nacional.
Pero claro. Este equipo que goleó 3 a 0 a Boca e Independiente, plantó cara en la Copa Argentina. Eliminó a Deportivo Morón, Colón, Gimnasia, River Plate y Boca Juniors antes de enfrentar a Talleres de Córdoba en una final necesaria.
UNA FINAL NECESARIA
No nos equivocamos en el enfoque. La final entre Patronato y Talleres hay que analizarla con mucha atención. Un poco de historia. En noviembre de 1934 se creó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Por disposición estatutaria se estipuló la presencia de 18 clubes directamente afiliados, todos ellos de la órbita metropolitana porteña. El resto de la patria futbolera estaría bajo la órbita AFA con sus ligas, confederadas a través del Consejo Federal. Pasados casi 90 años aún se mantiene el mismo esquema.
Desde 1934 hasta la noche de este domingo, tan solo un club había logrado consagrarse campeón quebrando la hegemonía directamente afiliada a AFA. Un título tan meritorio como olvidado. Fue San Martín de Tucumán, que obtuvo el Campeonato de la República de 1944, derrotando 3 a 1 a Newell´s en la final. Vale destacar que aquel torneo fue el antecesor de la actual Copa Argentina. Si, pasaron ¡78 años! para que otro equipo indirectamente afiliado se consagrara campeón de un título nacional de Primera División.
¿Rosario? ¿Santa Fe? Los clubes de estas localidades están directamente afiliados (al igual que Sarmiento, de Junín). En los años 70s, en pleno furor del fútbol provinciano en los viejos Nacionales, dos dirigentes dieron el debate organizativo de nuestro fútbol. Ellos fueron Amadeo Nuccetelli (Talleres) y Natalio Mirkin (San Martín, de Tucumán). Cuando parecía que la taba caía hacia el lado de las provincias, Julio Grondona ideó la Ley 1309. La misma permitía – a partir de 1980 – disputar el Metropolitano a clubes indirectamente afiliados que habían llegado en tres temporadas consecutivas a instancias definitorias del Nacional. Una ley hecha a la medida de Talleres. En Barrio Jardín compraron y en el debate federal siempre quedó una bronca latente. La 1309 permitió a Instituto (1981) y Racing de Córdoba (1982), meterse por la ventana en el fútbol grande.
Como no estaba saldado el problema federal, en 1985 AFA rediseñó sus campeonatos. Abortó el campeonato Nacional de Primera División y creó el Nacional B. Desde ese momento se diluyó el debate de las afiliaciones, pero muy pocas veces los clubes de las provincias pudieron hacer pie en el campeonato porteño con invitados. En los últimos años cambió el mapa de nuestro fútbol. Central Córdoba de Santiago del Estero disputó la final de Copa Argentina 2019. Atlético Tucumán ha peleado campeonatos nacionales e internacionales. Talleres ha llegado a dos finales consecutivas de Copa Argentina. El éxito de Patronato pone en relieve un mapa de nuestro fútbol.
Por eso la importancia de una final entre Talleres y Patronato. Dos modelos de administración antagónicos. Andrés Fassi ha construido de Talleres la primera SA del fútbol argentino moderno (Sin dudas, Loma Negra de Olavarría fue el primer caso). No está registrada como tal, pero el club tiene un claro espíritu empresarial. Vale destacar que la masa societaria del club ha apoyado con su voto este camino. Por su parte, Patronato es el único club que tiene un inmaculado registro de deudas bancarias. El campeón de la Copa se va al descenso sin deudas financieras.
LA MADUREZ DE SAVA. UN EQUIPO INTELIGENTE
Este Patronato tiene un arquitecto llamado Facundo Sava. Poco queda del entrenador lírico que dirigió Racing y Tigre años atrás. En Quilmes – que perdió el ascenso en los penales ante Barracas – el Colorado había mostrado una madurez responsable. Sin arríar las banderas del juego asociado, el mismo se amolda a los jugadores disponibles. En Patronato, con un plantel humilde y convencido, armó equipo batallador que ya entró en la historia. Armado de atrás hacia adelante. La figura del arquero Facundo Altamirano, a préstamo de Banfield, gran figura del equipo en la Copa. El veterano Carlos Quintana se convirtió en un puntal defensivo. Franco Leys y Nicolás Castro – de gran rendimiento juntos en Sarmiento – son dos motores silenciosos del equipo. Adelante, Jonathan Herrera y Marcelo Estigarribia son las caras del gol. Un equipo humilde que prescindió en plena temporada de los añejos pergaminos de Lucas Barrios, contratado como figura estelar.
Patronato no sólo entró en la historia consagrándose campeón: también jugará la Copa Libertadores 2023. Lo hará directamente en la fase de grupos. Al igual que Tigre en 2020, el curioso ejemplo de un equipo que participará en el más importante torneo continental disputando un campeonato de ascenso. Claro, los seis millones de dólares que percibirán las arcas del Patrón – seguramente – le permitirán mantener el equipo en un doble desafío tan complejo.
Por allí también está la Supercopa 2022, donde enfrentará a Boca. En Abu Dabhi? En esta noche de sueños, vaya a saber si AFA confirma la sede en Emiratos Árabes Unidos…
Dejemos festejar a la gente en Paraná. ¡Entre Ríos campeón! ¡Quién lo hubiera dicho! La noche eterna en la capital provincial. Una estrella que brillará por siempre. Pasaron 78 años para que el fútbol chacarero – como gustaba decir a los porteños de antaño – volviera a dar una vuelta olímpica.
El fútbol argentino ha cambiado. Guste o no guste. Esta misma noche, varios clubes chicos están velando las armas para el 2023.
(*) Periodista / Conductor de Abrí la Cancha.














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