Por Nehuén Gusmerotti *
Envejecer bien no es para cualquiera. Sobrados son los artistas que a cierta altura de su carrera ya han visto pasar el tren de la creatividad, incluso entre los más destacados a nivel mundial. Mientras en el mainstream el género urbano copa los rankings, el metal pesado no detiene su motor. El actual septiembre 2022, que parece decidido a ser un mes histórico, nos dio dos nuevos discos de grandes referencias en el género pesado. Tanto Megadeth como Ozzy presentaron sus producciones nuevas con diferentes enfoques, estilos y estrategias artísticas. Algo los une: la calidad y la pesadez. La filarmónica del Colorado se despachó con su décimo sexto trabajo de estudio, The Sick, The Dying… and the Dead! Por el lado de Ozzy llegó Patient Number One, décimo tercer disco que viene a patear el tablero luego de un epitáfico Ordinary Man en 2020.
Vamos a arrancar por el nuevo álbum de Dave Mustaine y su renovada Megadeth. Y esto de renovada no es un dato menor, el guitarrista amante de suelo criollo no solo lanzó un tremendo laburo de estudio, sino que lo hizo rearmando una vez más la icónica banda de thrash. Al tándem logrado con un ya establecido Kiko Loureiro en guitarra le agregó a Dirk Verbeuren en su primer aporte en las baterías de un disco. Enorme trabajo para el ex Soilwork que se luce en varios tramos de los dieciséis temas que componen este álbum. Pero el cambio de fichas más difícil estuvo en la expulsión de su icónico bajista y cofundador David Ellefson. Recordamos que Mustaine debió echarlo de la banda luego de que se destapara un escándalo sexual en 2021. La solución fue el regreso de un conocido de la casa, James LoMenzo, que se anotó su tercer disco junto a Megadeth. Además, en las cuatro cuerdas colaboró de forma sublime el ex Testament, Steve DiGiorgio. La filarmónica salió para adelante.
El resultado de esta aventura post pandémica de Mustaine fue más que positivo. Tras derrotar un cáncer de garganta, la voz del colorado pudo moverse entre las melodías thrasheras sin ninguna dificultad. Con grandes destacados como el tétrico “Dogs of Chernobyl”, una canción de amor inspirada en el desastre nuclear, la tríada que relata el nacimiento de la mascota de la banda, Vic Rattlehead, con “We’ll Be Back”, “Night Stalkers” y el que da nombre al disco, “The Sick, The Dying… and the Dead!”, o el histriónico y clásico “Célebutante”. Esto es solo por mencionar algunos de los tracks en que Megadeth apuesta a los viejos trucos del género y logra temas cambiantes, con grandes solos de guitarra y una pared solida de bajo y batería que no agota en la repetición.
Además, en este trabajo Mustaine generó algunas colaboraciones interesantes como la de Ice-T en “Night Stalkers”, donde el rapero encaja de forma muy natural en el relato del nacimiento de Vic, o el cover de Sammy Hagar, con el propio Hagar de invitado, “This Planet’s on Fire (Burn in Hell)”. En 55 minutos Megadeth da una muestra de carácter frente a los cambios en la música, temas largos, complejos y amigables para todo buen escuchante del thrash metal.
Ahora vamos con el verdadero milagro que es volver a tener material nuevo de Ozzy Osbourne. El Príncipe de las Tinieblas casi que había planteado una despedida en Ordinary Man. A eso debemos sumarle el combo del Parkinson, problemas auditivos, dos operaciones de columna y una pandemia a los 73 de Ozzy, que equivale a unos 500 años en la vida de cualquier mortal ordinario. Patient Number 9 es eso, un milagro producido por la inquebrantable voluntad artística de Ozzy y el trabajo minucioso y gentil de Andy Watt que logró que Ozzy suene como en sus mejores épocas.
Este nuevo trabajo del ex cantante de Black Sabbath cuenta con una selección de lujo. El plantel de estrellas que acompaña las 13 canciones del disco tiene de todo. La primera colaboración fuera de Sabbath junto a Tony Iommi y esos riffs que son endemoniadamente únicos. Una power ballad pesada con Eric Clapton, uno de los mejores bluseros en actividad. El regreso de dos hijos pródigos como Zakk Wilde y Robert Trujillo le aportan un groove particular a todo lo que tocan. Dos aportes de Jeff Beck donde el ex Yarbirds muestra su versatilidad natural. Las baterías se las reparten Chad Smith, al igual que en Ordinary Man hizo gran parte de las canciones con Duff McKagan en bajo, y el fallecido Taylor Hawking. Sumamos a Mike McCready y Chris Chaney y tenemos un plantel ganador en cualquier cancha.
Musicalmente se trata de una continuidad del enfoque estético de Ordinary Man. La mano de Watt genera temas menos complejos y más pegadizos. Realmente el trabajo del productor es a destacar, tener un plantel con tantas particularidades y sacar lo mejor de cada uno sin restarle el protagonismo principal a Ozzy fue una labor lograda con creces. Los puntos más altos del disco pueden encontrarse en las gancheras “Immortal” y “Parasite”, en “No Escape From Now” se ve lo mejor de la dupla Iommi-Osbourne, y en “Dead and Gone” el equipo de base saca un tema tremendo sin depender de las invitaciones estelares. Para las líricas Ozzy estuvo afectado profundamente por el intento de suicidio de su mujer, Sharon, en 2020. Las alteraciones mentales ocupan gran parte de las letras del álbum, que igualmente se permite jugar con la propia finitud del músico británico.
Septiembre nos dio dos enormes discos de los referentes más reconocidos de la música pesada internacional. Megadeth apostando al clásico thrash metal ganando un punto importante en la lucha por la vigencia ante su némesis de siempre, Metallica. Ozzy resurgiendo una vez más con un álbum sólido, entretenido y menos pesado que el del colorado, accesible y radial. Los abuelos del metal pesado están más vigentes que nunca.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (viernes y domingos de 22 a 00 horas)
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