El 11 de febrero de 1977, la dictadura de Videla, firmó el Decreto 385/77 que determinó la caída de los padrones de todos los sindicatos y que obligó, en 40 días, a las y los trabajadores a ratificar expresamente su afiliación para re afiliar y salvar a sus organizaciones. Significaba, vaciar de afiliados y afiliadas a las organizaciones sindicales. Pero, pese al miedo, las y los trabajadores ratificaron masivamente sus afiliaciones y su voluntad de pertenecer al movimiento obrero.
Luis Roa es abogado laboralista y Secretario Académico en la Dirección de Carrera de Relaciones del Trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Y dialogó con Vivian Elem en Radio Gráfica, sobre cómo la dictadura de Videla intentó dejar a los sindicatos sin afiliados, mediante el decreto 385/77. Además, hizo una revisión histórica del movimiento obrero argentino para analizar la situación que viene arrastrando hasta el día de hoy.
Roa refirió sobre el decreto de la dictadura, “fracasó, pero fue un capítulo cruento de algo que viene de lejos y de hace tiempo. Siempre estuvo esa pretensión de los sectores dominantes, no solamente de destruir las organizaciones obreras, hay algo ahí, en el prejuicio del medio pelo, que obturó sobre las políticas públicas de las dictaduras. Y sucedió durante Onganía, pero fue de un modo muy brutal ese 11 de febrero de 1977, cuando con la firma de Horacio Tomás Liendo, el usurpador del Ministerio del Trabajo, junto a Jorge Rafael Videla, firmó ese decreto dando de baja todas las afiliaciones”.
Agregó, “no olvidemos que ese mismo 11 de febrero desapareció un Secretario General de uno de los principales gremios de la Confederación General del Trabajo, “Luz y Fuerza” el compañero Smith, “el Gato” Smith”.
Y enfatizó, “los gobiernos anti populares, dictatoriales o no, siempre se ponen en defensores de los trabajadores, cuando tienen que atacar sus propias organizaciones”.
Revisando la historia, en el año 67, “la convulsión social era fuerte, porque Onganía, cuando usurpa el poder, se encuentra con la fuerte resistencia de las organizaciones obreras del puerto y de los ferrocarriles. ¿Por qué?, porque lo que quería era desmantelar el ferrocarril y el puerto, donde, había un dirigente sindical, Eustaquio Tolosa, que se convirtió en un poco más en el epítome de la resistencia del onganiato ¿Y sabes cómo terminó esa historia?, bueno, básicamente con Eustaquio Tolosa preso”; relató el abogado laboralista.
Pero a ese final se le añadió un fallo de la Corte de Justicia, el caso Outón. Y ¿Qué es lo que se resuelve?, “que los trabajadores y las trabajadoras tienen derecho a afiliarse, pero también existe un derecho a desafiliarse y no afiliarse. Bueno, simplemente porque durante décadas esa fue la discusión en Argentina y en el mundo. Es decir, ¿tiene un trabajador derecho de bajarse de ese colectivo?, ¿de sus hermanas y hermanos de clase? Esta era una discusión que abarcó a la clase obrera en buena parte del siglo XX”, respondió Luis.
En el caso de Argentina, “los sindicatos crecieron mucho, se afiliaron masivamente trabajadores y trabajadoras. Por eso, el fallo Outón trataba que los trabajadores se desafilien masivamente de sus trabajos. La dictadura de Videla tenía que dar de baja a todas las afiliaciones, a las organizaciones y a los sindicatos de los trabajadores y obreros. Tenía que empezar con el padrón cero”, sentenció el abogado.
Por otro lado, en los 90´s, muchos de los trabajadores y las trabajadoras migraron de la afiliación y no participaron ni pasiva ni activamente en los sindicatos. La taza de afiliación bajo al 25%, según dicen algunos, las más bajas de la historia desde 1943. A esto, Roa manifestó, “durante mucho tiempo, creí que tenía que ver con una cuestión endógena, con una causal única. La deslegitimación de la acción sindical y la crisis de representatividad de las y los dirigentes sindicales, que fue un elemento, que dio lugar al surgimiento de otra Central Obrera que fue la CTA ¿No? Era un problema del sindicalismo, que no sabía ver el nuevo tiempo. Y en parte, sí, hay algo vinculado con la representación y la representatividad. Muchos trabajadores pensaron que fracturando y creando otra organización al lado, iban a aparecer inmediatamente organizaciones democráticas, participativas, rozagantes y fuertes, ¿se entiende? Y esto no sucedió”.
De pronto, a partir del 2004- 2005, los trabajadores empiezan a afiliarse, cada vez más. ¿Por qué se dio esto?, a lo cual el Secretario Académico en la Dirección de Carrera de Relaciones del Trabajo de la UBA, contestó, “se empieza a reactivar el aparato productivo y la economía real. Empieza a haber no solo una creación de empleo cada vez más sostenida, sino también, una afiliación cada vez más masiva. Las organizaciones obreras, tal vez, pudieron interpelar de un modo distinto en relación a los 90, a sus bases. Pero, también, tiene que ver con el modelo de acumulación, tiene que ver con que había laburo, había actividades que se fortalecieron como la industria, por ejemplo. Y ahí, hay elementos no solamente endógenos, sino también exógenos a la propia organización sindical”.
Y añadió, “la estadística indica que entre el 2003 y el 2015, 1 de cada 2 trabajadores que ingresaron a los empleos formales, se afiliaron a una organización obrera, con lo cual la taza de afiliación en los trabajadores nuevos, llegó a ser de hasta el 50%. Y durante los gobiernos de Néstor y de Cristina, la taza subió a niveles por encima del 35%”.
Consultado sobre la situación actual del movimiento obrero argentino, Roa expresó, “si se fortalece el aparato productivo y revertimos el industricidio macrista, creo que por más que busquemos, partir el movimiento obrero, está más presente que nunca”.
Y señaló, como dato significativo y positivo, “que la Argentina tiene un movimiento obrero que en otro país no existe. Es un actor importante que tiene discusiones implícitas. Sabemos que al interior del movimiento obrero hay hegemonías y grupos minoritarios que no tienen una misma mirada sobre cuál es el rol sobre la clase obrera. Y hay un debate que nosotros tenemos en torno de la CGT, de la CTA y que no sé, si es el debate que caracteriza a todo el movimiento obrero organizado. Regionales de la CGT que incluso realizan organización sindical palmo a palmo con la CTA. Esto que nosotros no vemos en las cúpulas, por ahí, sucede en las provincias.”
“Hoy, si nos fijamos los sindicatos, está apareciendo la mujer sindicalista y los jóvenes. Ya es hora de ver reflejado eso en las estructuras. Los sub 35, están cada día más presentes”, precisó Luis.
El abogado laboralista, por otro lado, planteó que desde los 90´s hay una autonomización de las bases obreras con respecto a sus preferencias políticas y especificó, “A los 90, el movimiento obrero era peronista. De los 90´s hasta acá no hay una pertenencia cautiva, una vinculación directa entre la afinidad política de los trabajadores y trabajadoras con respecto a un partido político. Yo creo que es un constante rendir cuentas y un constante compromiso que se va renovando y a veces no se renueva”.
Y determinó como causal al menemismo, “si hay algo que produjo, es fracturar esta identidad. Del mismo modo que fractura, desde el punto de vista ideológico, lo que era el peronismo, ¿no?, un peronismo que tocaba con bases neoliberales. Y esto genera una profunda tensión a la hora de definir una identidad ideológica”.
Luis finalmente concluyó, “tenemos una clase obrera mucho más politizada que la que tienen muchísimos países del mundo. Lo que sí creo que, hay una interpelación ahí, al interior del movimiento obrero, en la búsqueda de poder afiliarse, asociarse a un proyecto de Nación y volver a tener una mirada como la tuvo en los años más felices, como suelo decir yo. Es una tarea pendiente, porque hay un contingente muy importante de la clase obrera que no tiene una definición ideológica y que va rondando de aquí para allá, en este sistema de tercios, en donde termina fortaleciendo opciones si se quiere, antipopulares”.
Redacción Lucia Izaguirre
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