Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense y referente de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT), analizó con Úrsula Asta y Leonardo Martín en Radio Gráfica los resultados de las PASO de cara a las elecciones legislativas del próximo 14 de noviembre. Además, se expresó respecto al Comité Central Confederal de la CGT convocado para este miércoles por la conducción de la central obrera.
UA: ¿Qué reflexiones hiciste sobre la jornada electoral y luego lo que pasó esta semana?
HA: En principio, como nos pasó a la mayoría de nosotros y nosotras, no esperábamos ese resultado. Sí caracterizábamos que eran unas elecciones que se iba a dar en un marco muy complicado, porque esta situación de pandemia no tiene antecedentes, en cuanto a que tengamos que enfrentar el veredicto del pueblo, qué opinión tiene sobre las políticas de un gobierno, en medio de una situación tan particular, inédita, diría yo. Indudablemente, si nosotros vemos las expectativas con las que la mayoría del pueblo construyó el Frente de Todos y llevó al gobierno a Alberto y a Cristina a fines del 2019, para un sector de la sociedad se han visto frustrados, por lo menos, a esta altura de la gestión de gobierno. Que, por supuesto, está relacionado a las condiciones que nos impuso la pandemia. Hay una parte importante de la sociedad que valora como actuó el gobierno, defendiendo la salud, la vida y tratando de sostener, hasta donde se pudo, las fuentes de trabajo, el poder adquisitivo, etc. Eso, evidentemente, para una franja importante de la sociedad que, mayoritariamente, se manifestó no votando o votando en blanco, no alcanza. Y esas demandas siguen siendo las cuestiones centrales. Con más del 40% de pobreza, es indudable que hay mucha gente descontenta, con una situación salarial que no le gana a la inflación. Los trabajadores y las trabajadoras, todos los días preocupados porque no les alcanza el salario. Entonces, viene la otra parte: por un lado, reconocer en qué condiciones se han dado estas elecciones, el efecto que ha tenido la pandemia, qué estados de ánimos, inclusive, ha creado esta situación de pandemia. Y por el otro, si se podría o no haber avanzado un poco más para resolver los problemas. No es que no hayamos tenido debate. Siempre con respeto, con un criterio constructivo hacia el interior del Frente de Todos, se han dado los debates importantes que, para mí, tienen que ver con la posibilidad de dar respuesta, una mayor respuesta a las necesidades del pueblo. Y hablo de los debates que se dieron en su momento, cuando se dio marcha atrás en el tema de Vicentin o en la discusión sobre la intervención del Estado en el comercio exterior. O en la discusión que el gobierno fue dando durante muchos meses con los sectores formadores de precios y que nosotros decíamos que era imposible, si no se tenía una posición mucho más firme, era muy difícil poder controlar, lo que hasta el día de hoy no se puede controlar. Indudablemente, en un país donde ha caído fuertemente el consumo, que sigamos teniendo una inflación mensual de 2,5%, 3%, no tiene otra explicación más que el hecho de que esos sectores lo que buscan es maximizar su rentabilidad. Esas cuestiones son de fondo, son el gran desafío en las políticas del gobierno en lo que viene de aquí a noviembre, probablemente se puedan tomar algunas medidas, pero no son las que van a resolver las tensiones de fondo para poder revertir la pobreza y las necesidades que tiene el pueblo.
UA: Algo que se decía esta semana era cómo estábamos los distintos espacios, algunos sectores como los movimientos sociales y populares, sindicatos, mirando como en una lejanía lo que acontecía en el debate del ámbito de lo político y lo institucional. ¿Cómo crees que eso se articuló en la participación o la no participación en este debate? ¿Y qué hay construir hacia delante para que los espacios militantes y organizados puedan tener un espacio de intercambio sobre el rumbo que hay que seguir?
HA: Indudablemente, nosotros entendemos que la construcción política no se puede cerrar en lo que son las agrupaciones o en la conducción del Frente de Todos. Primero, porque el Frente de Todos es producto de una lucha de las organizaciones desde hace 4 años, que primero le pusieron freno a las políticas del macrismo, pero fundamentalmente apuntaron a una unidad política, la construcción de una alternativa que terminó siendo el Frente de Todos. Me consta que nosotros, de la Corriente Federal, hicimos infinidad de reuniones con muchos sectores que, hasta el 2017 y 2018, estaban distanciados, y que no podían dejar de ver que las políticas del macrismo era sumamente destructivas, aún con las diferencias que tenían cada uno de esos grupos. Bueno, una vez que se llegó al gobierno, se construyó el Frente, se recuperó el gobierno, parecía que ese mecanismo de ida y vuelta se debilita. Prácticamente se torna inexistente. Porque en la preocupación por mantener el equilibrio dentro de las fuerzas que componen el Frente no hay comunicación. Nosotros también lo hemos visto esto en el vínculo con la Corriente y también con otras organizaciones sindicales. Que es muy necesario para que la política vaya en dirección correcta, tomar la temperatura permanente de las organizaciones del pueblo. Si uno sabe qué sienten los trabajadores, eso tiene un reflejo en la política. Por eso, es muy importante recuperar, y también es un gran desafío en los años que vienen, la construcción política que incluya a las organizaciones del pueblo en el debate permanente y de hacia dónde debe profundizar el gobierno sus medidas. Creo que este es un tema que en la política se ha ido perdiendo, la política termina siendo muy superestructural. En estos días, hemos visto que se han dado las discusiones que son el reflejo de las tensiones internas del Frente, se han dado muy por arriba: compañeros que inclusive son parte de la estructura legislativa o política de los distintos grupos que integran el movimiento, aparecen como espectadores. Entonces, quedamos como pidiendo por favor que no se rompa la unidad. Pero eso no está bueno, porque no se tendría que llegar a esto, sino que si hay una dinámica de participación, las discusiones, por más duras que sean y el rumbo que se toma para corregir los errores, tienen que surgir de ese debate precisamente. Es muy importante mirarlo en perspectiva de futuro. No podemos seguir haciendo política de superestructura, porque somos fundamentalmente la mayoría del Frente que tiene identidad peronista. Somos un movimiento más que una agrupación o partido, y ese movimiento se nutre con la participación del pueblo. Se nutre con la participación de las organizaciones que representan al pueblo. Y ahí, me parece que es importante trabajar porque, por otro lado, ahora que estamos saliendo de la pandemia, tenemos la otra herramienta comunal, con la que no pudimos contar como para expresar con más contundencia nuestras opiniones, que es la movilización. Me parece que muchas de las batallas que el gobierno va a tener que dar sí o sí en el futuro, las tiene que dar con comunicación permanente con las organizaciones y con la movilización popular. Que es lo que desnivela. Pero que muchas veces, algunos sectores del Frente entienden que hay una relación de fuerzas desfavorable. He escuchado mucho que hay decisiones que no se pueden tomar porque no hay relaciones de fuerzas suficientes, y me parece que estas se construyen con las organizaciones populares, con la movilización y el debate profundo. Es muy importante un movimiento sindical organizado y movilizado.
LM: Te pregunto por el Confederal que se viene esta semana en CGT, el próximo miércoles en el Salón Felipe Vallese, ¿qué expectativas tenés de lo que allí suceda?
HA: Bienvenida la convocatoria, porque hace muchísimo tiempo que no tenemos un debate o una reunión de todo las organizaciones sindicales dentro de la CGT. Lamentablemente, la CGT se cerró, se fue desmembrando y terminó funcionando como una “mesa chica” de un puñado de gremios. De este Confederal, que se da en el marco del camino hacia un Congreso que va a elegir una nueva conducción, no podemos esperar grandes cosas, pero que sí, por lo menos, la posibilidad de que todas las organizaciones expresen cómo están viendo la situación actual y, tal vez, empiecen a darse los aportes hacia la posibilidad de construir, de aquí a noviembre, una unidad que tenga contenido. La unidad se construye con propuestas, con un programa o, por lo menos, con una serie de puntos en la que todos estemos de acuerdo. Porque entendemos que son los ejes centrales sobre lo que se construye la fuerza del movimiento trabajador. Esto es más complejo porque hay mucha dispersión en el movimiento sindical. Hay algunos que entienden que la unidad se construye de esa manera. Pero hay otros que no, que están acostumbrados a que la unidad tiene que ser producto de un entendimiento entre dirigentes sindicales. Esperemos que esto se pueda encaminar a partir del Confederal, de los meses que vienen, y tratemos de construir una Central Sindical con mucho contenido y que, finalmente, estemos todos allí adentro. Y necesitamos una unidad plena. El país lo necesita, es indudable. Tenemos esta situación política, enorme dificultades, y si no nos ponemos de acuerdo en construir una herramienta para los trabajadores fuerte y que aporte en una batalla que hay que dar contra los sectores concentrados, los grupos de poder que son los que determinan hasta dónde podemos llegar y hasta dónde no.
LM: De todo lo que relatás, ¿sos optimista respecto a que todo esto se pueda realmente hacer efectivo?
HA: Si uno mira para abajo, encuentra que la gran mayoría piensa eso. Que si queremos reconstruir la CGT con un programa, tal vez ocurre lo que has ha ocurrido tantas veces: hay una parte, que es minoritaria, pero que es poderosa, hay algunos dirigentes que tienen tanto pragmatismo, que lo que miran es cómo se van a relacionar con el poder y no cómo van a ser parte de la lucha del poder. Eso no me da optimismo, porque seguramente va a ver tensiones como las hay en el Frente de Todos, que podíamos decir que tenía mas posiciones firmes y más claras con respecto a eso, y otros que camina la negociación con los sectores de poder. En la CGT se replica eso también. Hemos tratado de ir abriendo caminos, todo este tiempo, por ejemplo, desde los gremios industriales. Hemos elaborado posiciones con respecto a una necesidad de una política industrial en el país, de levantar, de poner de pie a una industria nacional que está muy golpeada, pero que no está destruida. Y ahí sí todos nos ponemos de acuerdo, porque todos estamos convencidos de cuál es el camino para avanzar en una Argentina industrial. Creo que eso se debe replicar dentro de la CGT con los intereses que expresan a los trabajadores de los transportes, a los trabajadores de la educación y los de la salud. No es tan complejo eso. Tal vez, como siempre nos vamos a encontrar con dirigentes que minimizan eso. Que lo que piensan es que lo que hay que tener es una estructura para negociar. Pero eso es muy peligroso porque en corto tiempo de nuevo se están peleando.
- Entrevista realizada en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12 en Radio Gráfica)
- Redacción Lucia Izaguirre
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