María Rosa Yorio es una de las pioneras de nuestro rock nacional, fue corista de Sui Generis, voz femenina de PorSuiGieco, e integrante de Nito Mestre y los Desconocidos de Siempre. Además, debutó en 1980 en su carrera solista con el álbum “Con los ojos cerrados”. En los últimos años, publicó su libro autobiográfico “Asesínenme”, donde relata el tránsito de una mujer en el rock, en los años 70 y 80.
Conversó con Mario Sadras y Lautaro Fernández Elem en Radio Gráfica, sobre sus últimas actividades en la música, al tiempo que recordó su trayectoria en el mundo del rock y su historia con Charly García.
MS: ¿Cómo te va el cafecito María Rosa?, estás invitada a un cafecito virtual negro, cortadito, amargo.
MRY: Bueno, es una buena pregunta, porque hace años dejé el café con leche. Me parece que la leche no es la misma que consumíamos hace 10 años, lo sabemos, ¿viste esa variedad que hay en las góndolas? Aparte, sentía que me caía pesado y además soy vegana, tuve la mala suerte de pasar por un lugar donde se hacen productos animales. Yo antes consumía queso, disculpa que me extienda con este tema que me interesa. Un tema que tenemos los veganos es que no es una comida fácil de hacer, no es tirar un bife en la plancha y pelar una papa, tenemos que poner de noche anterior las legumbres, el arroz, hay que cortar las verduras. Si por ejemplo, no lo preparaste y un día te encontró en la calle… ¿y qué vas hacer?, vas a comprar un cacho de queso que te saca el hambre, pero incluso eso estoy tratando de no consumir. Bueno, ahí saqué todas mis impresiones de este año.
MS: ¿Fue por una cuestión de salud personal o por una cuestión de solidaridad con el reino animal?
MRY: Yo estoy en un grupo espiritual que trabaja mucho la relación entre los reinos, reino animal, reino vegetal, reino humano, incluso el reino mineral. Y se hablaba mucho de cuál es el vínculo, que los animales no están ahí para ser agarrados y morfados. Nosotros tenemos la fuerza física y las herramientas para agarrar un animal, bueno, no quiero entrar en detalles, no quiero amargarles el día.
Pasó por ahí, era un tipo que hablaba tan bien (un filósofo), que jamás comí carne. Tuve una recaída cuando tuve una pareja carnívora, típico, esa cosa de compartir la mesa, pero después nunca más consumí carne.
MS: ¿Entonces, el cafecito viene solo, amargo o con azúcar?
MRY: Le pongo edulcorante. Bueno, yo soy virginiana y somos un poco así.
LFE: Hace un ratito escuchábamos el tema “El sol y la luna”, más temprano habíamos escuchado el cover de Charly “Dime, ¿Quién me lo robó?”, pero ¿en qué estás trabajando ahora?
MRY: Que lindo que sigan escuchando mi música. Bueno, a toda la gente que me está escuchando, los invito a entrar a mi facebook que acabo de subir una canción que ensayamos ayer, es una canción nueva, que vamos a grabar con Lito Vitale. Él está haciendo un programa a la noche, así es que es una canción nueva y así estamos, cada vez subiendo una canción nueva, hasta que finalmente podamos tocar en vivo, ese sería el plan.
MS: Estamos hablando de una larguísima trayectoria que coincide con el comienzo del rock nacional cuando las discográficas no daban bola. Hacer un recital y poder grabar era toda una aventura, ¿Cómo viviste esta época del rock nacional? ¿podemos definirlo en algunas etapas?
MRY: Se puede decir tantas cosas. Nosotros de chicos íbamos a escuelas públicas que eran muy buenas, donde habían bibliotecas, nos hacían leer, habían coros. Yo de hecho fui al coro nacional de niños. Había una formación que hizo que hubiera muchas canciones con letras muy contundentes. Después, se alivianó y apareció algo donde el ritmo era más importante, de todas maneras hubo grandes artistas que juntaron las dos cosas, como Charly, se fraguó también después en el ritmo, que era la música que nos encantaba bailar, pero manteniendo una buena letra. Hoy estamos en una estación compleja, que no sabemos qué va a pasar. El rock sigue vivo, porque los músicos de rock lo mantienen vivo, pero evidentemente hay una música que está copando, que si te gusta bien y si no jorobate. Creo que el rock fue una música que graficó todos los momentos de nuestra patria, momentos difíciles e incluso donde se empezaba a respirar un aire nuevo. Y hoy, es como el planeta, no sabemos qué va a pasar, qué va a pasar con el país, la música. Lo único que tenemos seguro es que existe un lenguaje que es inclusivo, lo de las chicas, lo que hicieron las mujeres estos años es algo maravilloso, pero el resto es una incógnita.
MS: Se cumple 74 años del voto femenino.
MRY: Hay un libro que se llama, “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir y explica que la mujer siempre tuvo un lugar misterioso en la sociedad. Para el varón parece ser que era muy misterioso y amedrentador la mujer, esa cosa de poder fecundar, de poder parir y unida a la fuerza física del varón, ahí creó unos cuantos siglos de situaciones muy injustas.
LFE: ¿Cómo lo viviste en el seno del rock de los ’70 u ’80, un ambiente donde había pibas y pibes haciendo de todo pero los íconos, los ídolos, seguían haciendo los tipos? ¿Cómo era para las cantantes y las músicas, ese ambiente?
MRY: Bueno, pensemos que no era el ambiente, eran todos, estaba en nuestro ADN, la mujer misma era machista. A mí, por ejemplo, de chica me hacían jugar, me ponían un mantel en la cabeza y simular que me casaba. Yo ya cantaba una canción que a todos les daba mucha gracia, reloj no marques las horas. Pero imagináte, después de unos cuantos años, yo era la que hacía las cosas de la casa y me quedaba sola, desde los 8 hasta los 13 años. Nosotras mismas teníamos ya esa costumbre, no éramos sororas con nuestras compañeras y amigas, había una cuestión de mucha competencia. Yo escribí un libro que se llama “Asesínenme”, se los recomiendo porque pinta muy bien cómo era esa época entre las mujeres, cómo a veces nos sacábamos los ojos para estar un poquito más al lado de las grandes estrellas de rock y eso por suerte, con las chicas cambió completamente. Ellas pueden relacionarse de otro manera, el tema no solo era los varones, era todo, y también nosotras que encarnábamos el machismo. Yo fui sumisa por muchos años porque era lo que me habían enseñado. “Ojalá que salga buenita”, era la frase que teníamos en los ’60 cuando nos educaban.
LFE: En este libro que escribiste, “Asesínenme” de editorial Planeta, Rock y Feminismo en los años ’60, la foto de tapa es una foto tuya con Charly y con Migue, tu hijo de pequeño, ¿Cómo era esa relación? ¿se fundía un poco con lo que era el ambiente de rock o lograban aislarse un poco?
MRY: Era imposible aislarse, Charly era una gran estrella. Aparte, era una persona expansiva, muy social y yo todo lo contrario, bastante tímida, sencilla en algún punto, que le gustaba la poesía, le gustaba la política, me gusta aún. Y bueno, ahí empalma con lo que hablábamos, las chicas se morían por él y yo me sentía invisible, no fue fácil. Y yo tomé una actitud, típicamente virginiana, que fue mandar todo al demonio. Hoy, hubiera tomado otra actitud, hoy me reiría más de todo eso, pero la verdad, que en su momento, me asustó un poco la actitud rockera del ambiente, era brava, una actitud de romper estructuras pero destruirlas directamente, por eso me separé porque no pude metabolizar todo eso. Recomiendo el libro, traté de ponerle humor.
MS: ¿Por qué barrio vivís?
MRY: Ahora, yo estoy en Palermo, Agüero y Beruti.
MS: Imáginate que vas por una esquina y te cruzas a María Rosa, piba, por una esquina, y se van a tomar un café, ¿Qué le dirías?
MRY: Le daría un abrazo, nada más. Y le diría, ¡Aguante!
LFE: Redoblamos, ¿Y que te diría ella a vos?
MRY: Me diría, ponete las pilas, dale flaca, vamos. Como me dice mi hijo: despabilate.
MS: El 5 de septiembre, fue el recital de despedida de Sui Generis en Luna Park, estuve ahí como público adolescente y la verdad que es una imagen imborrable para los que lo vivimos desde la tribuna. Para vos que fue un hito en tu vida, año 1975, un país en llamas ¿Cómo lo viviste?
MRY: Voy hablar de ellos. Creo que fue una semana antes, que se enteraron que las dos funciones estaban vendidas y que iba a hacer una cosa tan importante. No había conciencia, no había manual, no había nada atrás que podía avanzar con esa idea. Sonó muy bien, fue muy interesante. Había momentos en que me olvidaba que eran ellos, por el nivel musical.
MS: Recordando ese día, todos esos paraguas abiertos en el Luna Park, llovía mucho y en el momento de los últimos temas, todos los paraguas abiertos, todo como una gran premonición, ¿no?
MRY: Cómo el día de la independencia, fue muy simbólico.
- Redacción Lucía Izaguirre.
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