Por Valeria Rodríguez *
La operación se lanzó inicialmente para traer de regreso al fugitivo presidente yemení Abd Rabbo Mansour Hadi, que era cercano al gobierno saudí y había renunciado a su cargo interino como consecuencia de la lucha del pueblo yemení, el movimiento Ansarullah y los Comités Populares contra las políticas neoliberales impulsadas por Arabia Saudita y contra sus planes para convertir a Yemen en una federación de seis regiones.
Los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, con la excepción de Omán, Egipto y Sudán, participaron en la invasión saudita al Yemen.
Arabia Saudita siempre ha jugado un papel intervencionista en el país árabe más pobre de la región, y lo considera como su patio trasero. Su principal interés es el estrecho de Bab al Mandeb.
Como estrategia para conseguir la hegemonía en Yemen, los saudíes intentaron imponer un gobierno títere y reducir la presencia del movimiento Ansarullah y los comités populares.
Estados Unidos y la coalición
Fue el gobierno demócrata del premio Nobel de la Paz Barack Obama el que ingresó a la escalada de bombardeos hacia Yemen en 2015 con la excusa de “apoyar con logística e inteligencia” a Arabia Saudita.
Para esa época, los drones norteamericanos proveían las imágenes para que la aviación saudí seleccionara los blancos militares.
Obama sostenía que el apoyo a Arabia Saudita era para proteger al Yemen de la supuesta intervención iraní, justificando así los bombardeos contra el movimiento Ansurullah, también conocido como Huthi, y sus aliados. Un pretexto similar al de las armas de destrucción masiva en Irak (algo que jamás se demostró).
Con la llegada de Trump al poder, esta relación con Arabia Saudita se profundizó con la venta de armas por 62.800 millones de dólares y más apoyo militar en los bombardeos. De hecho, Trump lo hizo a pesar de contar con la negativa del Congreso que le solicitó reiteradas veces que retire su apoyo a Arabia Saudita, incluso cuando se demostró la conexión del príncipe heredero Mohammad Bin Salmán con el crimen del periodista saudí Jamal Kashoggi.
Los crímenes de la coalición saudí-estadounidense contra civiles yemeníes
El 25 de enero de 2021, el Ministerio de Derechos Humanos de Yemen publicó un informe sobre las últimas estadísticas de crímenes cometidos por la coalición saudí-estadounidense contra los yemeníes, según el cual 16.802 civiles, incluidos 3.753 niños, murieron como resultado de la agresión de la coalición anti-yemení durante los últimos seis años. Además, resultaron gravemente heridos 19.375 civiles, de los cuales 4.036 eran niños. También, más de 3,2 millones de personas fueron obligadas a desplazarse.
Tras el brutal asedio a los yemeníes por parte de la coalición, 75.000 personas que padecen enfermedades graves no pueden viajar al extranjero para recibir tratamiento debido al cierre del aeropuerto de Sanaa. Otros 42.000 pacientes han perdido la vida debido al constante bombardeo de las instalaciones de salud, como es el caso de los hospitales, incluyendo los centros de atención de campaña de organizaciones no gubernamentales, como Médicos Sin Fronteras.
A su vez, la coalición saudí violó más de 1.324 normas y reglas internacionales demostrando así su desinterés por las vidas civiles, ante los ojos ciegos de Naciones Unidas.
Además, el informe muestra que miles de yemeníes murieron como consecuencia de la falta de medicamentos en plena pandemia, inclusive por inanición y desnutrición severa. Entre los niños, la cifra asciende a 2.6 millones.
El fracaso saudí
A pesar de que se cumplieron seis años de bombardeos, Arabia Saudita no puede salir del atolladero, ni en forma militar ni mucho menos en forma diplomática.
Recientemente, con el cambio de gobierno estadounidense, los saudíes han reducido los bombardeos y se ven obligados a detener sus acciones momentáneamente bajo la presión de la administración del nuevo presidente Joe Biden.
La postura de los demócratas estadounidenses para resolver la crisis yemení se basa en los intereses de Washington en Asia Occidental. Para ganar concesiones, Arabia Saudita inevitablemente tendrá que abandonar los bombardeos.
Finalmente, la imagen de Arabia Saudita se vio ensombrecida con la difusión de imágenes de niños y familias yemeníes enteras desplazadas, así como con los asesinatos y el impacto de la pandemia, situaciones que pusieron en evidencia la constante violación a los derechos humanos.
(*) Política internacional en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12)
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