Por Juan Patricio Méndez*
Las llamas alcanzan más de 30 metros. El cielo pasó de celeste a marrón grisáceo. Basta con ver algunos reflejos de luz a lo lejos para identificar al fuego que asciende por las sierras. Ni hablar en el epicentro, donde son kilómetros de cortinas que arrasan todo ecosistema que se encuentre en el camino. Los ojos se irritan frente al humo, y minuto a minuto el ecocidio aumenta, y la crisis ambiental alcanza puntos críticos. El nivel de calidad de aire, según informa el Servicio Meteorológico Nacional, es muy bajo, y así como sucede en Paraná y Santa Fe, las consultas por afecciones cardiorrespiratorias aumenta día a día, según manifestaron los organismos provinciales de salud.
Los incendios forestales en la provincia de Córdoba comenzaron durante la semana del 14 de agosto. Pese a los reclamos y denuncias de vecinos y organizaciones locales, nulas fueron las acciones desde el Ejecutivo Provincial. “Prenden para desmontar”, afirmaron los comunicados de las asambleas denunciantes. Luego de dos semanas, los focos se multiplicaron y gran parte de las sierras y la región se encuentran gravemente afectadas. Ya son más de 35 mil las hectáreas incineradas, y el pronóstico no es nada alentador.
El origen y la extensión
En un principio, el origen del fuego tuvo lugar en Villa Albertina, Cerro Negro, y se extendió hacia Ischilin, Copacabana y Ongamira. Diego Concha, titular de Defensa Civil Córdoba, explicó, en entrevista con CDM Noticias, que “la meteorología ha sido adversa con vientos del sector norte, y con ráfagas de más de 50km por hora”. Las condiciones climáticas han condicionado la perpetuación de los incendios, ya que la escasa humedad, sumado a la dificultad de acceso, complejizó el trabajo de los bomberos, policía rural y de la Secretaría de Gestión de Riesgo.
En consecuencia, las llamas se trasladaron hacía el oeste, luego de una rotación de los vientos, cercana a la zona de Charbonier y a la región norte de Capilla del Monte. A su vez, se denunciaron nuevos focos las regiones de Cosquín y Alta Gracia. Las ráfagas (factor importante y de alto riesgo para la perpetuación incendiaria), fueron de 80 km/h aproximadamente durante el fin de semana pasado, y favorecieron a la rápida propagación.
Los miedos se materializaron cuando el humo llegó al Cerro Uritorco a principios de esta semana, ya que adyacente a el se encuentra la Reserva Natural de Tiempo Libre, una de las reservas más importantes de Orco Quebracho que tiene el país. En el mismo orden, el Cerro “Pan de Azúcar” (ubicado en las Sierras Chicas) fue completamente arrasado por las llamas, así como su biodiversidad y ecosistemas.
Y no se trata meramente de la crisis ambiental (que, de hecho, es de las cuestiones más urgentes a atender al día de hoy). La otra gran columna de este conflicto social es la situación habitacional. En la zona del Valle de Punilla ya son más de 150 los evacuados. Lo mismo en la zona del Barrio Faldas Del Uritorco, en el municipio de Capilla del Monte. En Charbonier hay vecinos que no pueden volver a sus casas, y algunas de estas ya han sido quemadas. Lo mismo sucede el La Tramontana y Ojo de Agua, a partir del avance de las llamas. “Hay fuego en la falda del Cerro Uritorco”, narró el testimonio de un trasladado, levantado por el periodista y escritor Patricio Eleisegui en sus redes sociales.
En Casa Bamba hubo traslado de ciudadanía, y se espera lo mismo en Villa Albertina, cuyos habitantes denunciaron el abandono del Gobierno Provincial. “Un grupo de alrededor de 40 personas, vecinos/as, baqueanos/as, y algunos voluntarios/as, estuvimos intentando combatir el frente, sin el accionar del Gobierno Provincial, quienes no enviaron ni bomberos de diferentes jurisdicciones, ni aviones hidrantes”, manifestaron en un comunicado reciente.
El paisaje cobrizo que se extiende a lo largo de la provincia se logra ver desde la misma capital. El bosque nativo de las sierras ya ha sido arrasado en su mayoría, y con él, la fauna, la población y las viviendas. El agronegocio se abre puertas, dilapidando toda forma de vida a su paso, y estableciendo un nuevo régimen de insalubridad.
Las motivaciones: agronegocio y frontera agropecuaria
Sobre la ruta 38, entre Charbonier y Capilla del Monte, un cartel dice “Zona de Protección Ambiental”. Hoy, detrás del letrero se levanta una muralla de fuego. No cualquiera, sino uno que tiende a explotar los suelos para la renta. Parece paradójico, pero es real.
Cómo es habitual en este tipo de incendios intencionales, las sospechas caen sobre algunos grupos ganaderos, cuyas prácticas persiguen el objetivo de conseguir mejor pastura. Lo mismo está sucediendo en el Delta del Paraná, donde ya son 10 los detenidos por perpetuar las quemas de los pastizales. En esta lamentable intervención territorial, en la incineración de los suelos se obtiene dureza suficiente para extender la producción ganadera y renovar la misma vegetación de una forma más rápida que la natural.
No es novedosa la práctica. Los productores buscan obtener toda la renta posible de sus terrenos, por más que su metodología sea altamente nociva para la casa común que es el planeta. Las emisiones de gases y la alta toxicidad generada por la consecutiva incieración de los pastizales y los terrenos materializaron la agravante y creciente crisis ambiental del país, profundizada por estas prácticas extractivas.
Pero es menester añadir un componente más a esta compleja situación: el negocio inmobiliario. Guillermo Gallino, naturista y presidente de la Fundación Mil Aves, denunció que se trata de “incendios intencionales y provocados, en su gran mayoría”. Asimismo, añadió un dato clave, que tiene que ver con la cercana relación que existe entre la construcción de barrios cerrados y los focos incendiarios: “si se hace un mapeo de los incendios ocurridos, como en el caso de camino a Falda del Carmen, Falda del Cañete, ahí había un bosque nativo, con toda la biodiversidad que ahí habita, veamos que hay ahora: todos countries, barrios cerrados”.
Esta práctica fue definida por la doctora Patricia Pintos como “extractivismo inmobiliario”. Esta implica la vulneración y mutilación de suelos húmedos o de complejo acceso, que son rentados a muy bajo precio por su condición, a los fines de endurecerlos para, eventualmente, construir. Y dentro del mismo hay variedad de fenómenos: incendios, taponamiento de vertientes, subida del terreno, desvío de caudal de agua. Un caso que ha estudiado la especialista fue el caso de Nordelta, al cual definió como un producto de esa política extractiva.
Del mismo modo, el periodista Eleisegui twitteó que “el ecocidio también cobra forma muy cerca de la Quebrada de la Luna, ahí nomás de Capilla del Monte. Prenden para desmontar, me cuentan desde la zona”. En Córdoba, este mismo año fue detenido un hombre que pretendía desmontar 23 hectáreas de bosque nativo. En Octubre de 2019 se labraron actas judiciales por el mismo motivo, tras un intento de abordar 30 hectáreas sin autorización y con topadoras y aplanadoras. La deforestación pone en peligro la flora y la fauna autóctona, así como también el equilibrio de las especies en cualquier región.
Esto ocurre ahora. Provincia de Córdoba: las llamas devoran un barrio en el área de Copacabana, departamento de Ischilin. El ecocidio también cobra forma muy cerca de la Quebrada de la Luna, ahí nomás de Capilla del Monte. “Prenden para desmontar”, me cuentan desde la zona. pic.twitter.com/7g4XYlXIdj
— Patricio Eleisegui (@Eleisegui) August 23, 2020
El negocio detrás del desmonte es muy grande, y pese a las denuncias de las agrupaciones ambientalistas, las organizaciones y los vecinos y vecinas de Córdoba, los incendios continúan perpetuándose a gran velocidad. El ecocidio generado es de gran magnitud, y detrás de todo el humo emerge la figura del extractivismo. Según la plataforma de incendios de la NASA, ya es significativa la porción del territorio nacional que se encuentra bajo fuego, y los especialistas mencionaron que el riesgo ambiental es más que alto, por la gran biodiversidad que se perdió tras estas prácticas.
Al día 27 de agosto, el Sistema Nacional de Manejo del Fuego informó que son 10 las provincias afectadas por el fuego: Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa, Misiones, Corrientes y Santiago del Estero, siendo que el 95% de los incendios producidos es por directa intervención humana. Y, aunque parezca un dato menor, cabe destacar que ninguno de los incendios tuvo lugar en campos sembrados.
AHORA | Este es el mapa de #Incendios de la NASA. Registra últimas 24 horas de actividad. Miren lo que hace el #agronegocio y el #extractivismo en todo el continente pic.twitter.com/AMLUoSTJ3F
— Juan Patricio Méndez 🐕 (@TheShonPatrick) August 24, 2020
Ha sido, concretamente, el mes del fuego. Una gran porción del territorio nacional está siendo expuesta a incendios intencionales a los fines de extender la frontera productiva. Sólo importa perpetuar y reproducir las ganancias de los suelos, dejando a la biodiversidad y a los ecosistemas de lado. Los derechos a vivir en un ambiente sano no importan, si las billeteras se ensanchan y las cuentas crecen.
En este contexto, el trabajo de los rescatistas y las autoridades será fundamental para el abordaje y la resolución de la problemática. Asimismo, se espera que las grandes lluvias puedan acompañar la recuperación del terreno. Del mismo modo, se aguarda por el inicio de las actuaciones penales e investigaciones correspondientes para dar con los responsables de este ecocidio sistemático. El daño producido es irreparable, y la población está cansada de estas constantes vulneraciones a los derechos ciudadanos básicos a vivir en un ambiente sano. Las condiciones políticas están, ahora es tiempo de su aplicación y sanción correspondiente.
La lucha por el ambiente es una lucha política y social que debe darse a nivel federal, sin extranjerizar los conflictos y uniendo los reclamos. Somos el pueblo del planeta, que dice basta.
Basta de quemas.
(*) Columnista de Ambientalismo de Abramos La Boca (Lunes a Viernes 16 a 18 horas) / Radio Gráfica 89.3
Nota anterior del ecocidio en Córdoba: https://radiografica.org.ar/2020/08/28/argentina-bajo-fuego-el-ecocidio-en-cordoba/
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