Astillero Río Santiago tiene un historia que atraviesa la historia del país de los últimos 70 años. Fundada durante el primer peronismo, con un apogeo productivo en la década del 70, vaciada durante el menemismo. Luego recuperada durante el kichnerismo y con renovadas políticas de vaciamiento durante el reciente gobierno de Mauricio Macri. En diálogo con Radio Gráfica, Diego Seimandi, trabajador del Astillero, planteó la necesidad de retomar un funcionamiento pleno y recuperar la soberanía marítima desde la producción nacional de embarcaciones
Recuperar las funciones estratégicas de una empresa clave para el desarrollo y la soberanía nacional. Ese es el planteo de los trabajadores del Astillero Río Santiago de Ensenada y que viene de dar fuertes luchas durante los gobiernos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
Diego Seimandi es trabajador del Astillero y secretario de Acción Política de ATE Ensenada contó a Radio Gráfica: “Hoy tenemos 3000 puestos de trabajo directos, además de que muchas pequeñas industrias viven de abastecer al Astillero. Es una industria madre porque genera muchos trabajos indirectos”.
Fundado en 1953, durante el segundo gobierno de Juan Domingo Perón, fue parte de las tantas empresas estratégicas creadas en ese período con el objetivo enfocado en lograr la soberanía nacional con la construcción y reparación de embarcaciones en el país.
Tuvo su momento de apogeo a mediados de la década del 70 donde llegó a tener 5000 trabajadores fijos y 3000 contratados. Como ocurrió con la industria en general en el país sufrió con los gobiernos posteriores teniendo su punto más crítico durante la década del noventa, años de neoliberalismo que tenían en las privatizaciones uno de los principales ejes. Astilleros Río Santiago resistió a la privatización, pero no las consecuencias del menemismo. La planta se redujo a 1000 trabajadores mientras en paralelo se desmantelaba la flota mercante nacional con la privatización de la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas (ELMA). Un capítulo de la historia argentina aún sin reparar.
La recuperación Río Santiago llegó durante los años del kirchnerismo donde el Astillero recuperó mayores niveles de actividad. Allí creció de nuevo la producción de embarcaciones y el aporte a complejas obras de metalmecánica. Los niveles de empleo se recuperaron llegando a contar con 3.500 trabajadores. Con la victoria en las elecciones presidenciales en 2015 volvió a cambiar la marea, otra vez a remar frente a las políticas de vaciamiento.
“El objetivo de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal fue desguazarlo. Con la lucha de los trabajadores y el apoyo de la comunidad logramos resistir”, relató Seimandi. En una herencia de los años noventa, Astilleros Río Santiago quedó bajo la órbita del ejecutivo de la provincia de Buenos Aires.
“Con el cambio de gobierno teníamos una expectativa de cambio. Lamentablemente al poco tiempo tocó la pandemia y las obras navales y metalmecánicas quedaron paralizadas”, indicó.
“Lo que ha hecho el Astillero es trabajar para contribuir con el tema de atender la pandemia. Se han hecho trabajos en el Hospital de Niños de La Plata, en el Hospital Rossi y se ha hecho un convenio con PAMI para reparar 500 camas ortopédicas. Ahora se está trabajando en la reconstrucción de contenedores marítimos para dar soluciones habitacionales”, detalló.
“Estamos en un contexto complejo, pero el espíritu del Astillero es construir barcos y hacer obras de metalmecánica, pero hoy por hoy eso está paralizado”, se lamentó.
“NO HAY VICENTIN SIN SOBERANÍA MARÍTIMA FLUVIAL”
Con el anuncio inicial de Alberto Fernández de la intervención y estatización de Vicentin, hoy descartado que se avance en esos términos, desde el Astillero salieron a hacer una campaña donde plantearon “No hay Vicentin sin soberanía marítima fluvial”.
“El 85% del comercio argentino sale por agua. En los 90 perdimos a ELMA que llegó a ser la quinta flota mercante más importante del mundo. Transportábamos nuestros productos en buques de bandera argentina, hoy es un negocio en manos de las transnacionales. Al año se pierden 4000 millones de dólares en fletes”, precisó el dirigente de ATE.
“Nosotros planteamos reconstruir esa flota de bandera nacional y que la exportación salga del país con esos barcos. No estamos siendo utópicos ni planteando locuras, es algo que ya en su momento le dio al país muchas riquezas y ganancias”.
“En su momento, el general Perón dio un discurso acá donde hablaba de la importancia de los intereses marítimos y fluviales y donde explicaba claramente su importancia. Si importamos los buques se pierden muchos puestos de trabajo, si se construyen acá le damos trabajo a la gente y nos ahorramos millones de dólares en fletes”, afirmó.
“Nosotros decimos que el Astillero tiene que volver a construir para la defensa, para la marina mercante, la pesca (frente a los buques extranjeros depredan nuestros mares). El Astillero fue fundado para sostener esos sectores”.
EL FUTURO: AVANZAR CON LAS LEYES DE INDUSTRIA NAVAL Y MARINA MERCANTE
¿Cómo recuperar la producción naval argentina? “Tiene que haber una política de Estado, tiene que salir del Gobierno nacional. Necesitamos esa política”, plantea Seimandi.
Durante la presidencia de Mauricio Macri, con un trabajo en unidad con los gremios de la industria naval, de la marina mercante y cámaras empresarias se sancionaron dos leyes claves para el sector: de la Industria Naval y la Marina Mercante.
“Conseguimos que salgan las dos leyes, pero lamentablemente Mauricio Macri, vetó los dos artículos más importantes de la ley de Industria Naval y de la Marina Mercante dejó sin reglamentar 32 artículos de más de 40 que tiene la ley. Para nosotros es primordial volver a dar esa discusión”, planteó Seimandi.
Por último, contó sobre un tema que preocupa a nivel gremial. “Durante el gobierno de Macri la Armada buscó importar un buque polar. Continúa con esa idea ahora intentando incorporar un buque de esas características desde Australia. Nosotros planteamos que son trabajos que se pueden hacer en el país, ya se ha construido en el país un buque polar”, precisó.
“El argumento de la Armada es que es una donación, pero es un buque que tiene más de 30 años, que hoy por hoy es obsoleto. Traerlo y realizar una reparación de mediavida que es lo que precisa tiene un costo similar a hacer un buque nuevo”, explicó Seimandi.
Discusiones estructurales. Debates puestos en pausa por la pandemia, pero imprescindibles retomar de cara al desarrollo económico y soberano de la Argentina.
- Entrevista realizada por Gabriel Fernández en Patria Grande Latinoamericana (Jueves de 18 a 20 hs.)
- Redacción: Leonardo Martín
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