Fabián Brown es Doctor en Historia, general retirado del Ejército Argentino, docente en la Universidad de Lanús y representante del mutualismo en el directorio del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Fue entrevistado por Gabriel Fernández en Radio Gráfica, donde referió sobre su militancia peronista y analizó la construcción de una defensa nacional, articulada con una industria nacional y con una proyección regional. Además, la importancia e integración de la economía social que contiene al universo del cooperativismo y mutualismo.
– ¿Es difícil ser peronista o tener una posición nacional popular en las Fuerzas Armadas?
– Sí, en algún momento no fue fácil. Te diría que uno de los peores momentos es este, por la grieta. Entré en el ’74 al ejército, al colegio militar en el gobierno peronista, venía de familia peronista. Perón no era arquitecto, era militar. Él era un paradigma del militar, como decimos los peronistas- San Martín, Rosas y Perón- si vos querés. Hay una línea vinculada con una estirpe militar de la Argentina, el movimiento nacional. Eso por un lado. Después, las contradicciones. No pasaron ya por peronismo y antiperonismo, como si las fueron desde el ’55, sino fueron más difusas. La represión no tenía exactamente la palabra peronista, enfente, tenía una cosa más difusa. Era el subversivo y tenía un concepto muy amplio, iba desde el obrero de base peronista hasta el estudiante de biología fascista, fue una cosa más genérica que eso. Llegué a general y siempre compañeros. Todo el mundo sabía que Brown era peronista, Ugarte era peronista. Hay una cantidad de compañeros militares peronistas. Algunos hablaban más, otros hablaban menos, pero haberlos, los hubo siempre. Por mi filiación peronista tengo más problemas. Hoy en redes sociales no te hablo de persecución, pero es una condena social- que la tienen todos- en amplios sectores, como la clase media.
-En otro momento, uno polemizaba. Por ejemplo, con el radical del barrio pero no había una agresión insultante del modo que es habitual por estas horas
– Mira, te hago un cuento. En los ’80 había un discurso de Alfonsín muy picante contra el peronismo, y en el sindicalismo, uno de los más picantes era Jaroslavsky. Recuerdo que estando en mi casa, una amiga de mi madre, Yorga Salomón, que era una entrerriana peronista de cuna, hizo un comentario y dijo “en el ’55 el que nos ayudaba a sacar compañeros al Uruguay era Jaroslavsky”. Es decir, ha habido una cantidad de cosas que por ahí había cháchara de la política, pero había una convivencia política, en eso hay un reconocimiento. Pero en los últimos años la política ha apostado a la brecha.
-¿Tienen algo que ver los medios de comunicación, en el constante hostigamiento?
-Tiene que ver mucho los medios y tiene que ver esta forma política de las redes. Si aparece algo en las redes, tenés que demostrar si sos inocente. Por más que sea una mentira o una calumnia siniestra. Hay un cierto sector que está predispuesto a creer determinadas cosas, sea lo que fuere. El concepto del Big Data es muy interesante, porque te permite procesar inmensas cantidades de datos y saber cómo piensan determinadas minorías o determinados grupos sociales. Una vez que tenés los datos de ese grupo, con qué códigos se comunican, cómo dicen las cosas, se empieza a bombardear con fake news y se los exalta.
No inventa nada el Big Data, sí te capta, por poner unejemplo, los que pasean perros, tienen tal problema y tal lenguaje entre ellos. Si uno mete dos o tres temas vinculado a eso, la gente se enoja y la tenés enojada, no sabes por qué, porque lo primero que hacen es creer lo que se dice.
El tema de Vicentin, lo que te sacan primero es que se está afectando la propiedad privada y no te dicen si la empresa está en concurso, los acreedores son tantos, el tema es este, el tema es aquello. Es decir, te sacan otra cosa, donde hay un sector ya predispuesto- desde las elecciones- que cree que lo que viene es un estatismo al estilo Unión Soviética de los años ’50.
– Hay timidez en la respuesta. Hay timidez en los medios públicos para poder ir al contraste, tal vez, solo en estos medios nacionales populares es posible encontrar un contraste genuino. ¿Cómo está la situación de la defensa argentina más allá de esta emergencia sanitaria que estamos viviendo? ¿Qué habría que hacer para diseñar una política de defensa nacional adecuada?
– Cuando vos hablás de defensa, hablás del Estado. Los argentinos tenemos que ver la película y asumirla. La película es que el proceso empezó a producir cambios fundamentales en la forma de producir bienes y servicios, con el proceso se introduce la preeminencia al capitalismo financiero. Nosotros salimos del proceso con una afectación muy grande en la pequeña y mediana industria y con un endeudamiento considerable. A partir de ahí, la democracia no pudo hacer pie en la parte económica, reformular un gobierno económico. Lo que se hizo fue, en vez de modernizar, destruir el aparato productivo a través de una renta financiera. La cantidad de leyes que fueron modificando la estructura productiva del país y, a partir de ahí, de tener menos de un 5% de pobres en la década del ’70. Ahora estamos con más de 1/3 de nuestra población en situación de pobreza y hoy en situación de crisis no sé hasta donde llegará esta cifra. Tenemos procesos de pobreza estructural que fueron creciendo en estos años, porque la lógica del capitalismo financiero es esa. Con Menem se hizo una sintonía fina de un estado neoliberal. La forma en que el estado incita, la forma en que el Banco Central funciona, la forma en que funciona el Banco Nación, cómo se fueron incertando los bancos privados en todo esto hace que tengamos el sistema bancario sin dar créditos, que vive de la especulación financiera, que no es sostén del aparato productivo. Por la ley de entidades financieras, y después, con Cavallo desapareció el crédito social, que tenían las casas de créditos, que funcionaban en los pueblos, que era el crédito de los pequeños y medianos productores. Después, apareció el crédito hipotecario. Entonces, ¿a quién se le da créditos? Si la banca pública le da créditos a Vicentin, pero no tiene créditos ni para las pymes, ni para las cooperativas, ni para la vivienda, ni para nadie.
Lo que te quiero decir es que el problema de la defensa es absolutamente directo al modelo de estado que tenés , y el modelo de estado financiero no tiene problemas de defensa. No le interesa esos temas. Los 12 años de Néstor y Cristina fueron muy buenos en un montón de cuestiones, pero no cambiaron, ni tocaron las bases de este estado. Entonces, vinieron con 3 alambres, lo sacaron, pisaron el acelerador y en 4 años generaron un desastre, porque el estado no cambió el ciclo económico. Nosotros tenemos que plantearnos esto. Tenemos que salir de la preeminencia de los sectores financieros y recién ahí vamos a reconstruir un estado. Y cuando reconstruyamos el estado, vamos a reconstruir un pensamiento en defensa porque la defensa, ante todo, no son fuerzas armadas. Es un pensamiento de cuáles son las debilidades, las vulnerabilidades del país y cuáles son los problemas territoriales y cuál es tu capacidad de autodeterminación. Estos temas incluyen a los militares, pero van mucho más allá de los militares.
-Si este desarrollo se da, que involucra la producción nacional ¿Le parece apreciable volver a las fábricas militares, a que el Estado vuelva a poner en marcha la fábrica de aviones, que dependan de modo directo de las Fuerzas Armadas?
Mirá, creo que el modelo del siglo XX fue bueno para el siglo XX, que era una sociedad industrial y de masas. Hoy el modelo es otro, o mejor dicho, el desafío nuestro es pensar un modelo para los problemas de la defensa y las necesidades del siglo XXI. Este era un país que fabricaba autos, trenes, reactores, teníamos una capacidad de producción y ahora estamos rogando por comprar trenes de China. Creo que hay cosas puntuales que podemos reactivar, porque el país no necesita solamente una flota de guerra. Necesita una flota pesquera, una flota naviera, mercante, el transporte de bienes y servicios, y después de esto, una flota de guerra. Pero necesitamos tener en el mar, barcos argentinos y si esto puede ser posible, con industria argentina, con astilleros, con talleres que den trabajo en cada puerto, en la Patagonia, en todo nuestro litoral marítimo, mejor. Pero necesitamos tener presencia, soberanía es presencia. Cuando digo presencia es producción nacional sobre recursos estratégicos argentinos y trabajo argentino, si esto puede ser integrado a Latinoamerica, mil veces mejor, porque tendremos la necesidad de un actor de carácter regional.
Argentina es una presencia sudamericana y esto lo tenemos que hacer junto a Chile, solos no podemos. Pero, como vos decís muy bien, nuestra proyección es hacia el sur, hacia los recursos del sur, hacia los mares del sur. Y la Argentina tiene que ser un gran exportador de recursos ictícolas, como también tenemos que pensar la producción minera, la producción en los mares, es decir, es nuestro espacio natural y parte del espacio nacional junto con lo territorial.
Te doy un dato, que seguramente todos lo conocemos, en nuestra Patagonia- solo en la parte continental- en ese 35% del territorio está el 5% de la población, es un problema. Y tenemos acá, porque no podemos salir del problema epidemiológico en el AMBA, un problema de hacinamiento. Podríamos tener una mejor calidad de vida, si hubiese habido un desarrollo más homogéneo de nuestro territorio.
-Con este planteo integral que viene haciendo sobre la defensa relacionada con la industria y con la producción, retomando el tema de conciencia, el tema de saber. Usted decía, seguramente todos lo sabrán, seguramente no todos lo saben, porque aquí hay un problema informativo muy fuerte. Si uno habla con un vecino promedio, por estas horas, no cree que la Argentina sea un país rico. No cree que sea tan extenso como en realidad lo es y no cree que haya tenido posibilidades industriales tan abarcativas como las que ha tenido. Hay que hacer un trabajo cultural fuerte para convencer a la población sobre su propia riqueza, la riqueza que le pertenece.
Termino un concepto referido a lo industrial. Creo que tenemos que meter de cabeza a nuestras Fuerzas Armadas en innovación tecnológica y en desarrollo científico junto con las universidades, porque en eso es donde está hoy la gran posibilidad del intercambio de desarrollo humano y de construcción social en la Argentina. Después, veremos que tipo de industrias, porque muchas de las industrias que veíamos en pasado deberían ser parte de una asociación con los países hermanos, con Brasil, Chile, Bolivia, Perú, con el que me digas. Por ejemplo, los argentinos hemos desarrollado un tanque, el Tanque Argentino Mediano (TAM), y que es un muy buen tanque, excelente. Ahora, si hacés un tanque para el ejército argentino, no hay forma de que sea un proyecto sustentable. En cambio, si lo hacés para pensarlo en su venta regional, con Chile o con Brasil, es otra cosa. Lo mismo le ha pasado a los brasileños. Los elementos que las fábricas militares han desarrollado, en general, han quedado en los países. Por eso, tenemos que pensarlo de manera sustentable, por lo menos para la región. Y de esto, si hemos tenido, desde el punto de vista de la defensa, de las vulnerabilidades geopolíticas del país, el desguace de la UNASUR.
-Tiene un buen vínculo con la sociedad, a pesar de estas dificultades de la brecha y de la grieta que estábamos hablando. ¿Usted está colaborando con el INAES?
Fui elegido presidente de la Federación de Mutuales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Por este motivo soy parte de la Confederación Argentina de Mutualidades y fuimos elegidos, junto con el compañero Alejandro Russo, para representar al mutualismo dentro del directorio del INAES. Estoy trabajando con Mario Cafiero en el INAES, que tiene un presidente elegido por el Estado, 2 vocales, el directorio elegido por el Estado, 2 por el cooperativimos y 2 por el mutualismo.
La economía social es un movimiento que tiene cerca de 150 años en el país, de mutuales y cooperativas, de gente que se asocia con un fin determinado, ya sea para dar un servicio o para producir algo, pero la propiedad es de carácter social y colectivo, es decir, es de los miembros de la cooperativa o de los miembros del mutualismo. Hemos recibido, los últimos 4 años, un ataque muy fuerte por parte del gobierno de Macri, porque tanto los criterios financieros como la idea de que la sociedad anónima es el único interlocutor o forma de organización deseable, ha sido un problema, porque para un banco o para una sociedad anónima, el capital es anónimo. En una cooperativa o en una mutual, el capital es la construcción social de los asociados, osea tiene rostro, tiene nombre y apellido y, normalmente, está instalado territorialmente.
La idea es que, en definitiva, la Argentina tiene criterios y formas de organización social que creo, que en esto está la base, de que incluso los compatriotas que han quedado fuera del sistema, excluidos, hayan logrado a través de criterios organizativos. Mantener una estructura, una coherencia, para luchar por objetivos concretos, que gracias a esa organización social, la Argentina tiene una paz social increíble, que cuesta encontrar en otros países.
Esto es un tema global, pero la acumulación de riqueza y la concentración de la economía son la causa de la situación de exclusión social que se vive. Si nosotros no alentamos un proceso de distribución y de producción que lee la formación de los precios desde lo local, desde organizaciones de construcción social, como las cooperativas, va ser difícil la batalla. Tenemos que estar muy cerca de los movimientos sociales que son formas de organización social absolutamente hermanas en esto.
- Redacción por Lucía Izaguirre
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