Entrevista al economista, investigador del Conicet y docente de la Univesidad de La Plata, Pablo Chena. Datos concretos de porque Vicentin puede contribuir a la soberanía alimentaria en productos como aceites y harinas con precios razonables y abastecimiento. El rol estratégico de esta compañía de cara a la pospandemia, la necesidad de un Estado que no esté al servicio de los intereses financieros.
La intervención y el envío de un proyecto de ley al Congreso para estatizar Vicentin sacudió la política nacional en medio de la pandemia. Alberto Fernández lo planteó en términos de rescatar una empresa estratégica para la economía argentina con base en la soberanía alimentaria, la posibilidad de tener una pata en el mercado de granos y sostener puestos de trabajo directos así como a productores y proveedores de la empresa hoy afectados por la enorme deuda hoy en cesación de pagos de Vicentin.
El economista e investigador del Conicet, Pablo Chena, en diálogo con Radio Gráfica describió la enorme defraudación que hubo en el manejo de Vicentin y resaltó la importancia estratégica que puede tener para abastecer y regular precios en alimentos esenciales como aceites y harinas. La importancia de garantizar alimentos a precios razonables en un contexto de una enorme crisis económica que agudizó la pandemia y que requiere una firme respuesta del Estado.
“El caso Vicentín tiene dos grandes aristas: por un lado, la estafa y, por otro lado, el potencial que tiene esa empresa en manos públicas para abastecer fundamentalmente de harinas y aceites al mercado interno y, por lo tanto, regular los precios”, comenzó Chena.
“Hay cosas para destacar, pensemos que la Argentina en lo que hace a exportación y molienda de soja y girasol -que fundamentalmente es negocio Vicentín – es líder en el mundo. Tenemos casi el 50% del mercado mundial de exportación de estos dos productos, siendo líderes absolutos. Después, si uno mira las estadísticas, viene Brasil pero mucho más atrás con el 20% y EE.UU con el 17%. Esto como para que tengamos una idea de la importancia que tiene Argentina en el mundo en esos productos”, continuó.
“El potencial que tiene esa empresa en manos públicas para abastecer fundamentalmente de harinas y aceites al mercado interno y, por lo tanto, regular los precios”.
“Eso es un negocio muy concentrado en manos de diez grandes exportadores, uno de los cuales es Vicentin. Entonces, si a semejante sector con la rentabilidad productiva que tiene, que el Estado tenga que rescatarla, ¿qué le queda para el resto? Es decir, si sos un exportador concentrado con puerto propios, con liderazgo mundial en el mercado, ¿qué tenés que haber hecho para tener que ser rescatado por el Estado? ¿Y qué queda para el resto de la economía?”, se pregunta Chena.
Vale recordar que la empresa con base en el norte santafecino dejó un tendal de acreedores por una cifra total de 1400 millones de dólares según cálculos iniciales. Allí está la deuda no sólo con el Banco Nación y otras entidades financieras, también con la AFIP, productores de granos y proveedores de la empresa.
“Esto es para que tengamos una idea de lo que puede hacer el Neoliberalismo y el capital financiero”, abre un debate Chena.
“Si uno empieza analizar el caso Vicentín, desde el punto de vista de la estafa, lo que vemos es cómo el capital financiero puede apropiarse y fundir al negocio más rentable y más concentrado de la Argentina. El rescate, tapado en forma de préstamo. El subsidio que dio el gobierno de Macri a través del banco Nación, superó los 18 mil millones de pesos”.
“Una sola empresa se llevó 1,8 millones de IFE (10 mil pesos por mes) y prácticamente 1 millón de salarios mínimo, vital y móviles. Es decir, el Estado con esos flujos fue a financiar a una empresa concentrada del sector más productivo de la economía argentina. Tuvo que rescatarla del capital financiero”.
“Si uno empieza analizar el caso Vicentín, desde el punto de vista de la estafa, lo que vemos es cómo el capital financiero puede apropiarse y fundir al negocio más rentable y más concentrado de la Argentina”.
Una estafa o, mínimamente, un desmanejo inmenso por el cual se ha realizado un insólito cacerolazo, con sectores amplios de la oposición política que salieron al respaldo de la posición de la empresa y a agitar fantasmas de comunismo, de semejanzas con Venezuela y otras insensateces con evidente impacto en franjas de la población.
SOBERANÍA ALIMENTARIA: “ES INDEPENDIZAR LA PRODUCCIÓN, EL TRANSPORTE Y LA COMERCIALIZACIÓN DE ALIMENTOS DE LAS CADENAS GLOBALES ESPECULATIVAS”
Uno de los argumentos para justificar la intervención de Vicentin por parte de Alberto Fernández fue el de la soberanía alimentaria. En un momento con más del 40% de la población argentina bajo la línea de pobreza, vuelve a estar en el centro del debate la rentabilidad de los sectores concentrados de la industria y comercialización de alimentos.
“La soberanía alimentaria es independizar la producción, el transporte y la comercialización de alimentos de las cadenas globales especulativas. Y acá tenemos un caso de vital importancia de independizar estos flujos de los mecanismos especulativos. La única manera de hacerlo es con otra lógica económica: desarrollo a largo plazo, pensando en un interés del desarrollo del país en su conjunto. Y eso lo pueden garantizar los trabajadores o el Estado, cuando tiene objetivos de bien público”.
“Me puse a ver algunos números que están en la Cámara de Industria Aceitera Argentina: el consumo de harina y soja, en Argentina, es de 4 millones y medio de toneladas. Vicentín exportó -estamos hablando de datos de 2016- 4,8 millones de toneladas. Para el mercado interno completo de la Argentina se necesitan 4,5 millones de toneladas, Vicentín exporta 4,8 millones, es decir, 110%. Imaginemos en el principal consumo de harina y todos los derivados de la harina, que esto significan los sectores populares, como podríamos tener un mecanismo regulador de precios”.
“Por lo tanto, una sola empresa como Vicentín podría abastecer todo el mercado interno y así garantizar una soberanía alimentaria en un producto básico, hasta procesado, deriva en un montón de productos, como lo es la harina”, subrayó.
“El otro gran producto de Vicentín es el aceite. Si hacemos la misma cuenta y vemos cuál es el consumo interno de aceite tanto de soja como de girasol y vemos lo que produce Vicentín: en el aceite y girasol ronda los 3 millones y medio de toneladas de consumo interno y Vicentín produce alrededor de 1 millón, es decir, el 30%”.
“Tiene un poder enorme de regulación tanto del aceite como de la harina. Por eso hablamos de la importancia de Vicentín para regular precios y, de alguna manera, garantizar en estos productos básicos una soberanía alimentaria”, destacó.
“Hablamos de la importancia de Vicentin para regular precios y, de alguna manera, garantizar en estos productos básicos una soberanía alimentaria”.
“Una sola empresa de estas grandes diez exportadoras, produce el equivale al 110% de todo el consumo argentino de ese producto alimenticio. Esto lo tenés que multiplicar por diez para ver lo que es la exportación y compararlo con la Argentina y ahí te da diez veces más de las posibilidades que tenemos de abastecer al mundo y de abastecernos internamente. Una sola de estas grandes exportadoras podría abastecer el mercado interno y el resto de las nueve exportar completamente, y tendríamos garantizados consumos básicos, en este caso, harina y aceite, por el caso de Vicentín”, explicó Chena.
CONTROLAR PRECIOS, GARANTIZAR ABASTECIMIENTO
Al menos desde 2007, Argentina registra altos índices de inflación, proceso que durante los cuatro años de macrismo se agudizó. La respuesta en los gobiernos de Cristina Kirchner fue la de intervenir en el mercado con una serie de políticas para frenar el impacto inflacionario, entre otros, en un rubro sensible como el de alimentos. Pero el debate no es nuevo, ya había ocurrido en otros momentos de la historia argentina y vuelve a plantearse durante estos primeros meses del gobierno de Alberto Fernández: que haya alimentos a precios razonables para la población.
Chena subraya la importancia de Vicentin para cumplir un rol en ese aspecto. “Uno podría ir encontrando en distintos mercados, empresas que pueden ser testigos de precios y garantizar abastecimiento. Porque cuando uno tiene ese mecanismo de empresa reguladora, puede controlar precios pero no puede garantizar abastecimiento. Lo que siempre pasa es que al intentar controlar precios, te desabastecen”.
“Con una empresa de este tamaño testigo, regulás el precio -esto no significa que Vicentín va a ir a pérdida-, esto significa que se coloca un precio razonable para los costos, y se dice el harina y el aceite vale esto en función de costos razonables”, completó.
VICENTIN Y LA ESPECULACIÓN FINANCIERA
“Calculá la cantidad de especulación que hay sobre esos dos activos (harina y aceite) que se han convertido, producto de esta exportación masiva, y de la especulación financiera de derivados sobre estos commodities, en activos financieros. Por eso, tenemos las burbujas de commodities en el mundo. Porque se utilizan para bancar movimientos financieros, que después vacían a la propia empresa productora y la meten en esta lógica en la que estaba Vicentin”.
“Recalquemos que fundieron a una empresa que tiene todas las características para ser líder en un mercado en el que la Argentina es líder. Exporta, tiene todos los dólares que quiere. tiene todas las herramientas de la producción y la comercialización para ser el gran jugador y el Estado la tiene que rescatar con el equivalente al 1,8 millones de IFEs. Si el Estado tiene que salvar esta empresa, imagínense qué queda para el resto de la economía que la está peleando sin ser líder, ni exportador, ni tener un mercado consolidado en el mundo”, concluyó.
LA POSPANDEMIA: “EL ESTADO NO PUEDE SEGUIR INTERVENIDO POR LAS FINANZAS”
Sobre el presente y lo que viene para la Argentina Chena explicó: “Nosotros vemos un avance de la pobreza y la desigualdad, eso es evidente. Si la reestructuración del aparato productivo pospandemia mantiene la tendencia que trae consolidamos un 50% de pobreza. Por eso es tan importante pensar en estos instrumentos como Vicentín y otros para evitar consolidar la pobreza y la informalidad estructural. Porque estos procesos de crisis graves, si uno lo que hace es recuperar subsidiariamente a través de los grandes capitales y no toma partido en eso, simplemente les presta plata para que se recuperen, lo que sucede es que consolidamos la estructura que tenemos: que hoy es un 50% de pobreza”.
“Es urgente tomar medidas y empezar a rever el rol del estado en la economía, es decir, el Estado no puede seguir intervenido por las finanzas. Siempre se habla del Estado interviene en los mercados, en realidad, es exactamente al revés. Si uno mira a Macri, lo ve claramente: es el mercado financiero interviniendo al Estado”.
“Primero, hay que desintervenir al Estado, eso significa una renegociación de la deuda acorde a la capacidad de pago del estado y darle instrumentos que necesita para un programa de desarrollo a largo plazo”.
“En el caso argentino, nosotros manifestamos mediante el documento “Manifiesto Nacional por la Soberanía , el Trabajo y la Producción” donde manifestamos los ejes estratégicos de reconstrucción de la Argentina pospandemia. Uno de los ejes es esta soberanía alimentaria que implica desarrollar nuevamente una agricultura sustentable, evitar el transporte de alimentos sin sentido utilizando el comercio de cercanía y sacar a los jugadores transnacionales tanto del transporte de alimentos. Cuando hablamos de que la cadena de productor al consumidor, el productor gana un décimo de lo que le llega al consumidor, en el medio, están las multinacionales operando donde en el comercio los grandes supermercados extranjeros y en el transporte y en el almacenamiento”.
“Si pensamos en achicar esas cadenas eso va a permitir que se acerquen más los precios, achicamos las cadenas y las volvemos razonables al territorio. Eso nos va a permitir disminuir esta diferencia y garantizar alimentos saludables que son producidos por la agricultura familiar. También, otro punto importante que muestra la crisis es que nos estamos dando cuenta qué actividades son esenciales para el desarrollo de la comunidad y en cuáles otras somos muy productivos, pero son totalmente innecesarias y parasitarias como puede ser la actividad financiera, la cantidad de deudas que sumamos es tremenda.
“El mundo postpandemia es parecido al de hace 70 años y al de posguerra. Hay que reconstruir un aparato productivo, económico y social que vuelva a dar sustentabilidad a las poblaciones, a las naciones. Hoy, el aparato productivo, está dejando afuera a la mitad de la población. Y, por otro lado, tenés negocios tremendos de empresas concentradas que ya están pidiendo los rescates y a su vez piden que sus negocios continúen”, cerró Chena.
- Entrevista realizada por Gabriel Fernández en La Señal (Lunes a Viernes de 18 a 20 hs.)
- Redacción: Leonardo Martín
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