El asesinato del afroamericano George Floyd en manos de un policía blanco de Minnesota desató una rebelión popular que nadie anticipaba en EEUU. La furia social plasmada en protestas callejeras, incendios y saqueos, puso en evidencia el agotamiento de un sistema que pretende mostrarse perfecto y hegemónico pero arrastra desde hace siglos las más acuciantes desigualdades estructurales. Por estas horas, el ritmo en el que se suceden los hechos en el país del norte es al mejor estilo Hollywood: en menos de una semana Trump pasó de celebrar el lanzamiento de un cohete espacial, a esconderse en el búnker de la Casa Blanca (que además apagó sus luces por primera vez en la historia), reapareció el grupo de hackers Anonymous filtrando documentos que salpican a buena parte de la elite mundial y se decretó el toque de queda en 40 estados.
Por Leila Bitar*
No justice, no peace
Era difícil que los más de 100 mil muertos por coronavirus en EEUU dejen de ser el tema central en la agenda pública. Sin embargo, el penoso manejo de la pandemia por parte de la administración republicana pasó a segundo plano tras el estallido social que provocó el asesinato de Floyd. Las escenas vistas en estos días en Minnesota podrían ser un deja vú para algunos ciudadanos: Detroit y New York ardieron en 1967 tras el asesinato de Martin Luther King, y más tarde le tocó el turno a Los Ángeles (en 1992), cuando un jurado absolvió a cuatro policías blancos que casi matan a golpes a Rodney King, un taxista negro que se resistió a un arresto.
La lista de víctimas por crímenes de odio en EEUU es extensa, pero cabe mencionar algunos casos para situar el contexto. George Floyd murió rogando que lo dejen respirar, sin embargo Dereck Chauvin (oficial con antecedentes de violencia), decidió presionar su rodilla contra el cuello del detenido por varios minutos hasta ahogarlo. Un caso muy similar fue el de Eric Garner, que quiso evitar que lo detuvieran por vender cigarrillos sin permiso en Nueva York. Al intentar reducirlo, los oficiales terminaron asfixiándolo. Los abusos policiales contra la comunidad afroamericana no sólo son constantes, sino que quedan impunes producto de sistema judicial cómplice que casi siempre absuelve a los policías asesinos o en su defecto, aplica penas irrisorias. “I can’t Breath” (no puedo respirar) es la frase que resuena en varios estados, en pancartas y paredes y hace referencia a las súplicas de Floyd y a la asfixia del racismo que (todavía) padece la comunidad afro. Las masivas movilizaciones además, incluyen a otras minorías segregadas en el país de la democracia; latinos y musulmanes también ganan protagonismo.
“I can’t Breath” (no puedo respirar) es la frase que resuena en varios estados, en pancartas y paredes y hace referencia a las súplicas de Floyd y a la asfixia del racismo que (todavía) padece la comunidad afro
Otro símbolo de protesta con repercusión en varias movilizaciones es “kneel with us” (arrodíllense con nosotros), demanda que hacen los manifestantes a los policías que custodian las marchas. El lema es en referencia a Colin Kaepernic, un mariscal de campo de San Francisco, que en 2016 se arrodilló al sonar el himno para mostrar su repudio a la violencia institucional contra afroamericanos: “No voy a levantarme y a mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la gente de color” declaró. El jugador jamás volvió a ser contratado por ningún equipo de la liga estadounidense de fútbol americano.
“No voy a levantarme y a mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la gente de color”
We are legion
Luego de tres años de silencio, el grupo Anonymous volvió al ruedo. Publicó en redes sociales un video en el cual asegura tener información sobre la corrupción de las fuerzas de seguridad del estado donde fue asesinado Floyd: “después de los acontecimientos de los últimos años, muchas personas ahora entienden que (la policía) no están aquí para salvarnos, sino para oprimirnos y llevar a cabo la voluntad de la clase dominante criminal” aseguraron. El grupo también se las ingenió para dar de baja la página web de la policía de Minneapolis, al tiempo que hackeó la estación de radio de policía de Chicago donde hizo sonar el tema “Fuck tha Police” del grupo NWA.
“Muchas personas ahora entienden que (la policía) no están aquí para salvarnos, sino para oprimirnos y llevar a cabo la voluntad de la clase dominante criminal”
Anonymous además disparó artillería pesada contra Donald Trump, a quien acusa de estar involucrado en la muerte de Jeffrey Epstein, un conocido financista que en 2019 fue condenado por liderar una red internacional de trata de menores. Epstein apareció ahorcado en su celda a pocos días de haber ingresado, hecho que levantó sospechas, por la conveniencia de su deceso. El millonario empresario mantenía estrechos vínculos con figuras del mundo de los negocios, de la política, la música y el cine. El grupo de hackers publicó en Twitter la “pequeña lista negra de Epstein”, donde aparecen los nombres de quienes supuestamente asistían a las fiestas privadas que el abusador organizaba para ofrecer los servicios sexuales de menores de edad que reclutaba.
El príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel, es uno de los implicados que ahora está en el ojo de la tormenta acusado por una víctima de Epstein de violación (además del testimonio de la joven, hay fotos que prueban que él la conoció a pesar de que éste lo había negado). Pero eso no es todo. Anonymous incluso declaró que la muerte de Lady Di en 1997, está relacionada con éste escándalo: habría sido asesinada para que no revelara las conexiones de la familia real británica con la red de internacional de pedofilia.
Más allá del ruido mediático que está generando el grupo, es importante señalar que, al tratarse de una organización anónima, es poco lo que se sabe sobre su estructura orgánica, al tiempo que es muy fácil divulgar información falsa en su nombre. Hay que estar atentos a las maniobras de desinformación y confusión en este escenario de río revuelto.
ANTIFA
Para cerrar, un punto para prestar atención: la organización que Trump quiere catalogar como grupo terrorista, no es ni un grupo ni una organización unificada, tampoco tiene líderes, ni sedes. ANTIFA, (anti fascismo) es un movimiento con buena presencia en redes sociales, que tiene sus orígenes a fines de los ‘80 y está ligado al grupo ARA (Anti Racist Accion), precursor de los movimientos que hicieron frente a neonazis y supremacistas. ANTIFA recuperó vigor tras la elección de Trump en 2016 y el resurgir de los grupos de extrema derecha, seguidores del magnate. La maniobra de Trump genera alarma, ya que lo que propone en realidad es designar como grupo terrorista a un movimiento civil que hoy está ganando fuerza y se multiplica en las calles de numerosos estados.
Tampoco hay que perder de vista noviembre, y leer el panorama en clave electoral. Las encuestas marcan paridad entre rojos republicanos y azules demócratas y todavía queda mucho camino que recorrer.
(*) Co-conductora de Desde el Barrio (Lunes a Viernes de 10 a 13hs)
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