Por Pablo Rodríguez*
Nuestra escuela se encuentra en el barrio de La Boca en la calle Necochea. Antiguamente zona de cantinas, restaurantes y lugares que formaban parte de una cultura que tenía que ver con el puerto y la inmigración. Esa mezcla de culturas que forjó la identidad nuestro barrio, actualmente devastado por las políticas neoliberales y el abandono durante mucho tiempo, se convirtió en una parte del barrio con características diferentes a las de antaño.
Derechos vulnerados, falta de vivienda digna, hacinamiento, peligro de derrumbe, de incendios, falta de derechos básicos.
En el llamado “Bajo” de La Boca se encuentra un gran asentamiento, al cual el GCBA amparado en la ley del “Distrito de las Artes” intenta desterrar y expulsar a cientos de vecinos generando el paso final de este proceso de gentrificación que se viene preparando hace años. No solo allí, sino en los cientos de conventillos y casas de inquilinatos a través de la propulsión de desalojos, a fin de realizar grandes negocios inmobiliarios.
Nuestros alumnos y alumnas no solo provienen de allí, sino que una parte de nuestra población escolar proviene de la “Isla Maciel” y “Dock” Sud, barrios cercanos que quedan cruzando el puente sobre el Riachuelo hacía la provincia de Bs As. Barrios con características muy parecidas y con la misma vulneración de derechos.
En este contexto constantemente nos planteamos con qué condiciones contamos para enseñar-aprender. Este desafío no solo es importante, sino que requiere de nuestro esfuerzo para transformar esa educación centenaria planteada en otro contexto y otras condiciones, en una propuesta de presente y futuro que sea posible a nuestra comunidad.
En el marco de esta pandemia seguimos teniendo las mismas dificultades agravadas. La escuela que funciona como albergue de todas las problemáticas y que resiste a través de lo social, de lo vincular, del abrazo cotidiano, de la palabra, se ha visto afectada directamente. Esta comunicación necesaria, que ya no es posible al no asistir a la escuela, debido al aislamiento preventivo obligatorio, solamente puede ser llevada a cabo a través de las redes u otros canales de comunicación virtual.
Nos encontramos con dificultades que tienen que ver con el acceso al Internet, a través de las computadoras o celulares. La mayoría de las familias y niñes tienen problemas para acceder. No tienen computadoras, no tienen wi fi, no tienen crédito y es costoso cargar los celulares. Como también en el manejo de estos elementos. Celulares sin memoria, el no manejo de correos electrónicos, del Word, del WhatsApp y de otras herramientas dificulta el acceso a la tarea.
Esta desigualdad de condiciones que no es nueva, hace más grande la brecha entre quienes tiene acceso y quienes no.
La idea entonces es ayudar, contener, proponer sin exigir. Buscar diferentes recursos, como libros en fotos, leídos en audios, en links, juegos, videos, documentales, “Seguimos educando” en Paka Paka y TV Pública. Y aunque hagamos propuestas en todas las plataformas y lugares posibles, teniendo en cuenta la realidad social de nuestras familias, no presionar y si acompañar y transformar.
Teniendo en cuenta que, si las familias no tienen una vivienda digna, con un espacio adecuado para resistir un aislamiento y a veces falta el agua, la luz, la comida, alcohol en gel, lavandina, etc, nuestra tarea debe ser esa. La de contener, llevar tranquilidad, acompañar, ayudar a nuestres niñes y familias a resistir. Que se puedan cuidar y darles esperanza a través de propuestas y actividades que puedan realizar con ganas y con placer. Y que sepan que les maestres estamos presentes.
La educación es un derecho y para haya una buena educación debe haber igualdad.
Entendiendo que el concepto de salud tiene que ver no solo con la emergencia y el cuidado ante este virus peligroso, sino que está dado por un conjunto de factores y derechos que vienen siendo vulnerados anteriormente, esperemos que, ante esta nueva situación, se generen los cambios necesarios para que todes podamos vivir dignamente.
Trabajo, vivienda, salud y educación son derechos que Estado debe garantizar, para que no ocurran estas desigualdades ni ante una pandemia ni ante una supuesta “normalidad”.
*Maestro de grado en la escuela primaria nº 14 del barrio de La Boca. Delegado de UTE-CTERA.
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