El viernes 14 la Universidad Nacional de Hurlingham inauguró su onceava obra, hecha con fondos propios, los recursos ahorrados por esa institución académica. “Es un orgullo para nosotros que haya estado en la inauguración el presidente de la nación Alberto Fernández, el ministro de Educación Nicolás Trotta y el ministro del Interior Wado de Pedro, porque durante el gobierno anterior no había plata para que hagamos obras”, expresó en Radio Gráfica Jaime Perczyk, secretario de Políticas Universitarias (SPU) dependiente del Ministerio de Educación de la Nación y rector con licencia de aquella casa de estudios.
“Es un reconocimiento enorme que Alberto Fernández haya estado en la Universidad y vea lo que, a veces, parece que hacemos las autoridades, pero es lo que hacen 20 mil estudiantes, 800 profesores, 150 no-docentes y 13 autoridades”, subrayó Perczyk, pues consideró que es “una comunidad que hace un pueblo que ha puesto de pie una Universidad para el orgullo de la región Noroeste del conurbano bonaerense”.
La universidad pública fue uno de los pilares de la resistencia al gobierno liberal-conservador que dejó una herencia difícil de evaluar para la mayoría de la comunidad nacional, pero que sí reconoce “la fuerza que tiene la universidad pública argentina, la reserva de energía, de igualdad, de solidaridad, de inclusión”, destacó el titular de la SPU, un modo de existencia que sintetiza la tradición reformista heredera del movimiento estudiantil de Córdoba en 1918 y la experiencia del peronismo, con la gratuidad de la enseñanza universitaria a partir de 1949 y la creación de la Universidad Obrera Nacional, con la tarea de no sólo formar los profesionales para una patria soberana, sino como la manera de realizar a los trabajadores por medio del conocimiento.
De a poco se va construyendo la identidad de ser estudiante universitario, de ser trabajador universitario, de ser parte de una universidad pública: “una tradición que en la Argentina tiene muchos años y que nosotros aportamos a construir. Además de las carreras, aportamos a construir esa identidad de la universidad pública argentina”, analizó el Secretario del ministerio de Educación.
“Aportamos a construir esa identidad de la universidad pública argentina”
Perczyk señaló que la institución de Hurlingham “tiene 19 mil estudiantes”, y narró la experiencia personal de pararse “en la esquina todas las mañanas y ver como felices llegan y salen al mediodía, o a las 6 de la tarde. Es un pueblo el que está ahí, el que ahora estudia en la Universidad”.
El primer año de funcionamiento de la institución, los estudiantes “nos preguntaban, ¿cuánto hay que pagar?, porque los chicos no sabían lo que era la universidad pública argentina”, recordó.
A su vez, Perczyk explicó que la Universidad Nacional de Hurlingham “se edificó sobre lo que era la antigua fábrica de salchichas ‘Tres Cruces’”.
“Tenía una parte que estaba destruida, la recuperamos y en otra construimos un edificio nuevo que inauguramos en mayo del año pasado, que eran las viejas cámaras en las que abrimos techos, cambiamos paredes”, narró, y elucidó: “fue una refacción muy importante, con la intención de que quedara la imagen de una fábrica: antes era una fábrica de alimentos, ahora una fábrica de conocimientos”, comparó.
“Fue una refacción muy importante, con la intención de que quedara la imagen de una fábrica: antes era una fábrica de alimentos, ahora una de conocimientos”
En esa etapa se abrieron “ocho aulas, un auditorio, un laboratorio para ingeniería eléctrica, otro para ingeniería metalúrgica, un centro de servicios tecnológicos y un hall”, detalló el docente.
“Nuestra Universidad tiene tres áreas de conocimiento: forma para los servicios sociales del Estado, la educación y la salud, y también Ciencias e Industria. Eso es lo que hacemos, no queremos carreras tradicionales”, manifestó, y añadió que “es muy bueno que eso se estudie en lo que es una fábrica refaccionada”.

A pesar de estar en funcionamiento desde 2014, la Universidad Nacional de Hurlingham tiene “casi 350 graduados del Ciclo de Complementación de la Licenciatura de Educación y de las Carreras técnicas: graduados en Enfermería, en Laboratorio y este año en Ingeniería Eléctrica y en Gestión Ambiental”, precisó el Secretario.
“Se está completando el ciclo que debe tener una universidad”, dice Perczyk, con la graduación de profesionales comprometidos con la realidad social injusta, en el mismo momento de una deuda social enorme a la que las universidades públicas deben contribuir a saldar, en contraposición con el modelo que cuestionaba Arturo Jauretche en la década de 1960, “la época de oro de la Universidad” que más que formar graduados consustanciados con el quehacer nacional, distribuía entre los egresados “patentes de corso”.
Argentina “en un país al que le faltan universidades de acuerdo a los estándares internacionales”
Las universidades públicas nacionales y la matrícula estudiantil han crecido exponencialmente: la Argentina tiene 56 instituciones de educación superior, pero 19 se crearon en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. “Eso explica el crecimiento de la matrícula del orden del 25%”, resaltó el funcionario del Ministerio de Educación.
Es un camino que tiene que seguir recorriendo la Argentina, “en un país al que le faltan universidades de acuerdo a los estándares internacionales”, observó Perczyk, “pues en la Argentina no sobran Universidades: la relación entre las universidades existentes y la población es baja no sólo respecto de los países centrales, sino en relación a Brasil o México”, concluyó.
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