Este jueves 21 de noviembre será una fecha que no pasará desapercibida en Colombia y la región. El paro nacional al que convoca un heterogéneo y amplio arco de organizaciones sindicales, estudiantiles, políticas, movimientos sociales, campesinos, indígenas, de mujeres y afrodescendientes, movilizará a miles de colombianos contra el modelo que lleva adelante el uribismo, de la mano del actual presidente Iván Duque.
Por Leila Bitar*
La gran convocatoria llega en un momento de tensión en América Latina, y el oficialismo colombiano temeroso de que se repliquen las revueltas populares de Ecuador y Chile en su territorio, tomó una serie de medidas preventivas, e intentó desactivar por todos los medios y hasta último momento, el paro que se prevé, será el más contundente de los últimos tiempos en el país. Acá un breve resumen para entender cómo se fue consolidando la jornada de lucha que tanto preocupa al gobierno de Duque.
Razones del Paro
Los motivos de las protestas son variados, debido a la diversidad de sectores que adhirieron. Por un lado, se cuestiona la política económica del gobierno, que sostiene un modelo similar al chileno: hay desarrollo económico, (el tercer trimestre de 2019 el PBI creció un 3,3%) que no se traduce en un mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores, sino por el contrario, profundiza la desigualdad y acrecienta el privilegio de minorías: 40% de los colombianos percibe un salario inferior al mínimo, y además la tasa de desempleo es del 10,9%, la segunda más alta de la región.
Por otra parte, existe un gran rechazo a lo que los colombianos denominaron “el paquetazo de Duque”, que incluye reformas tributarias, laborales y pensionales exigidas por la Organización por la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La reforma tributaria, anunciada por el mandatario, implica una reducción de la tasa impositiva de las empresas, que absorberían sectores medios y bajos. Los cambios en la legislación laboral y de pensiones fueron desmentidas por el gobierno: “Me preocupa que traten de promover el incendio de la sociedad con mentiras” declaró Iván Duque. Sin embargo, Centro Democrático, partido del oficialismo presentó esas iniciativas en el Congreso.
“Sí hay una iniciativa de Ley que radicó Centro Democrático en cabeza de Uribe, que precariza las condiciones laborales de quienes tenemos entre 18 y 28 años, sometiéndonos a la cotización por hora, cuando ya es difícil pensionarnos cotizando por semana, y eso se establece en el artículo 6 del proyecto 212/2019” declaró Jennifer Pedraza, una de las referentes del movimiento estudiantil.
Además, tanto la Ministra de Trabajo, Alicia Arango, y de Hacienda, Alberto Carrasquilla, ya habían anunciado en entrevistas a varios medios de comunicación algunos puntos de las reformas: “Eso no es lo que piensa el presidente. Nosotros (los ministros) podemos pensar distinto”, sostuvo Arango, en un claro intentó de desmarcar a Duque. La lider estudiantil, retrucó:
“Cuando llamamos a un paro contra estas medidas, desde el gobierno dicen que ‘mentiritas’, que estaban probando a ver que pensábamos nosotros. ¿Acaso la palabra de los ministros no vale?”
Contexto social y político
El gobierno de Duque llega mal parado a la jornada de movilizaciones de este jueves. La imagen negativa del actual mandatario escaló hasta un 69%, ese hartazgo social se vio plasmado en los resultados de las elecciones regionales y locales, donde el oficialismo perdió en distritos clave.
En Bogotá por primera vez en la historia gobernará una mujer, Claudia López de Alianza Verde, feminista, lesbiana e independiente que logró sumar más de un millón de votos. Por otra parte, Medellín, bastión del oficialismo y tierra del ex presidente Álvaro Uribe, contra todo pronóstico, quedó en manos del opositor Daniel Quintero.
El debilitamiento del gobierno también es interno; Guillermo Botero, ahora ex ministro de Defensa se vio obligado a renunciar a principios de noviembre, tras ser sometido a un debate de Moción de Censura en el Congreso para ser desplazado de su cargo. El ex funcionario de Duque llevó adelante una gestión signada por los escándalos y en poco tiempo generó un rechazo masivo.
Fue quien en septiembre elaboró un informe que se presentó ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) con fotos que intentaban acusar a Maduro de promover la presencia de grupos guerrilleros en Venezuela. El papelón fue mundial, cuando medios de comunicación indicaron que esa evidencia en el documento era falsa; no sólo la fecha era errónea, las imágenes, además, no habían sido tomadas en Venezuela, sino en Colombia.
Además de dejar en evidencia el ensañamiento contra el gobierno bolivariano, Botero, demostró no tener reparos al momento de ocultar información sobre los ataques que llevó adelante su Ministerio contra grupos armados. El ejército, a fines de agosto, realizó un bombardeo en Caquetá (sur del país) contra disidentes de las Farc, en el cual fallecieron ocho menores de edad, a pesar de que el exministro estaba al tanto de la presencia de niños, según indicó la Fiscalía General en un comunicado.
Paranoia oficialista y criminalización preventiva de la portesta social
Varias fueron las acciones del gobierno colombiano que dejó en evidencia el temor porque se desate una protesta generalizada con consecuencias a la chilena: En primer lugar, se intentó frenar la jornada por la vía judicial, maniobra que no prosperó porque la justicia consideró que “las regulaciones actuales reconocen el derecho a la protesta social como un desarrollo consecuente de las normas previstas en los tratados internacionales de derechos humanos y en las normas nacionales y como una expresión fundamental de un sistema democrático”.
En segundo lugar, desde el martes 19 hasta la madrugada del viernes 22, se mantendrán cerrados todos los pasos terrestres y fluviales que separan al país de Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela, por miedo a la “injerencia de extranjeros”. También se expulsaron en los días previos a la huelga general a varios ciudadanos chilenos y venezolanos, por ser supuestos “infiltrados”.
En tercer lugar, la ministra del Interior, Nancy Gutiérrez, dio permiso alcaldes y gobernadores para que puedan aplicar el toque de queda en caso de que lo consideren y pidió que se tomen las medidas necesarias que garanticen el orden público.La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, fue contundente en su respuesta:
“Un gobierno no puede temerle a los ciudadanos y a sus legítimas demandas de cambio o de crítica. No cometamos un error, ni Bogotá, ni ninguna ciudad de Colombia, necesita militarización para una movilización social legítima”
Por último, apelando a una supuesta conspiración internacional liderada por Nicolás Maduro, el ex presidente Álvaro Uribe escribió en twitter que la jornada de protestas “hace parte de la estrategia del Foro de Sao Paulo, que intenta desestabilizar a las democracias de América Latina, secundada por grupos opositores, cuyo propósito ha sido bloquear al Gobierno del presidente Iván Duque”. En la misma sintonía el jefe de estado denunció que la jornada no debía estar “al servicio de anarquistas internacionales ni de grupos violentos”.
No es la primera vez que la derecha apunta contra el Foro y lo responsabiliza de incitar a la desestabilización. Jair Bolsonaro, en julio, escribió en Twitter: “Miembros del Foro de Sao Paulo, creado por Fidel Castro, Lula, FARC, entre otros partidos de izquierda y facciones criminales que intentan dominar América Latina, se reúnen en Caracas-Venezuela para discutir su Proyecto de Poder Totalitario”.
Como ya expusimos, los colombianos tienen razones de sobra para marchar este jueves. La campaña del miedo no resultó y se espera que la jornada sea un punto de inflexión que derive en un mayor nivel de articulación y organización de los sectores populares y a la vez, sea un paso en el camino hacia la conquista de derechos para las grandes mayorías.
(*) Periodista de Radio Gráfica
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