Una victoria a fondo, trascendente. En un país donde los períodos de hegemonía duran aproximadamente una década, el pueblo argentino logró quebrar el andar del proyecto oligárquico al frente del Estado en cuatro años. Nada de esperar a ver si el sendero se reorienta ni de confiar en el envío de mensajes para que la administración de Cambiemos los decodifique. Se golpeó duro con el voto y se modificó el cuadro de situación.
Por Gabriel Fernández *
La elección del Frente de Todos, emergente político del peronismo y aliados nacional populares, progresistas y nacionalistas, con impulso del movimiento obrero y proximidad del espacio social, equiparó, numéricamente, a las mejores performances del espacio a lo largo de la historia. La visualización de esas cantidades traducidas en porcentajes no luce porque, es preciso indicarlo, el oficialismo logró cautivar la totalidad del voto antiperonista y sus zonas de influencia.
La recuperación, desde las PASO hasta el domingo 27 de Octubre, de las huestes macristas, merece análisis y prevención. Si bien se le sumaron los partidarios de fuerzas liberales y conservadoras, así como ciudadanos de la tercera edad que no habían concurrido a la primera instancia, queda la sensación de veracidad en la denuncia de la abogada Graciana Peñafort sobre adulteración de padrones en puntos clave. Es posible sospechar que al interior de provincia de Buenos Aires y más aún en Córdoba y Santa Fe, hubo movimientos non sanctos.
Empero, los datos registrados permiten un análisis que no se descamina si hay variaciones. Sin renegar del factor “determinante en última instancia”, nos vemos en la necesidad de señalar, mate de por medio y lluvia suave a través de las ventanas, que las dificultades a resolver desde diciembre en adelante poseen rasgos aún más complejos. La imagen que cada pueblo tiene de sí mismo es importante a la hora de diseñar rumbos; un espejo que difumina puede obturar trancos directos para llegar al nudo de los problemas y afrontarlo con decisión.
El peronismo en el gobierno tendrá las herramientas básicas para revertir la tendencia industricida del macrismo. Lo ha hecho antes y volverá a concretarlo en el futuro cercano. No sin esfuerzos, podrá regular el tipo de cambio y combinarlo con aranceles protectivos puntuales, al tiempo que tendrá la oportunidad de desarticular la especulación mediante la baja razonable de las tasas de interés. En el mismo camino, seguramente elevará el nivel de vida promedio, desde las realidades más urgentes para adentrarse en breve a la dinamización del mercado interno. Esto le facilitará una nueva y mejor recaudación, que quizás lo fortalezca a la hora de hablar de la deuda.
El peronismo en el gobierno tendrá las herramientas básicas para revertir la tendencia industricida del macrismo. Lo ha hecho antes y volverá a concretarlo en el futuro cercano.
Pensamos que a la vera de este desafío, emerge otro; alambicado, sostenido. Entre las tradiciones de toda una franja social, la formación esencial de la población y los grandes medios de comunicación se sigue forjando una imagen distorsionada del interés profundo de matriz propia. Esa masa apreciable de votantes macristas, excepción hecha de un pequeño porcentaje beneficiado por la acción económica oficial, prioriza la mitología –populismo, deshonestidad, incultura- por sobre su sostén material directo. Por vueltas que se le brinde al asunto, esa es una verdad.
Esto engarza con la necesidad empresarial de empresas periodísticas que, integradas a los espacios de poder financiero y exportador concentrados, promueven la transferencia de recursos desde la zona productiva de la comunidad hacia la rentística, siempre abierta a la fuga. Es decir: mienten intencionadamente, pero además encuentran un público culturalmente formateado para creer a pie juntillas sus falacias. Apostamos, temerariamente, que será más difícil para el nuevo gobierno desarticular esa trama equívoca que poner de pie la economía nacional.
La formación esencial de la población y los grandes medios de comunicación se sigue forjando una imagen distorsionada del interés profundo de matriz propia.
Es más: como la Argentina volverá a entrar al “mundo” productivo del cual nos alejó el macrismo, el despliegue –pymes, cooperativas y sindicatos mediante- puede ser más auspicioso de lo que se prevé. Pero cada paso favorable que se concrete, será recibido por un coro de acusaciones mezquinas sobre cajas, corruptelas, negociados y “gastos” que forman parte del bagaje propagandístico. Ese bagaje, insistimos, tiene un público. Ese público, aunque las futuras medidas nacional populares lo beneficien, repetirá y difundirá las versiones sin lógica pero con altavoz que se vayan lanzando.
La comprensión de este fenómeno por parte de las tropas orientadas por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y de sus líderes en este tramo, será decisiva. En buena parte de la militancia política nacional popular aún late la ingenua idea que podemos formular con sencillez de este modo: “si somos prolijos y no cometemos errores, no tendrán nada malo que decir de nosotros”. Es al revés: a medida que vayan acertando, más dura se pondrá la contienda interpretativa sobre lo que suceda en la nación. Porque a las empresas que relacionan comunicación, exportación y finanzas, les va la vida en el hundimiento nacional; créase o no.
Hay con qué afrontar esta situación. Como base cultural colectiva, tenemos la densa e intensa obra del Pensamiento Nacional argentino que contribuye a la lectura veraz y situada de la realidad local e internacional. Tenemos un movimiento obrero que entiende mejor esa matriz que los dirigentes políticos del mismo sector. Hay miles de educadores sindicalizados de fuerte contacto con esas ideas y con la realidad social cotidiana. Hay medios populares de gran vigor periodístico que si se expanden, pueden competir de igual a igual con los concentrados. Y medios públicos que, al igual que el esquema educativo, ahora quedarán en manos de un Estado conducido según los intereses nacionales.
Es decir: están las dificultades, pero también las herramientas para afrontarlas y modificar aunque más no fuera parcialmente la situación. Y todo esto sin necesidad de expropiar ni clausurar medios ni centros educativos. Sólo potenciando lo propio. Presentamos este diagnóstico convencidos que la identificación de los problemas es el primer paso que lleva a su resolución. Para ejemplificar la gravedad del panorama, es válido recordar que venimos de un tramo en el cual una gigantesca obra de la ciencia y la técnicas nacionales como el satélite geoestacionario ARSAT fue evaluado por los grandes medios como una forma de hacer caja, o peor, de lanzar al espacio un lugar en el cual esconder bolsos de dinero.
Ante semejante trivialidad emitida, pero también recepcionada por una zona de la sociedad con serias dificultades para comprender elementos centrales de la vida, es preciso meter mano, democrática y razonadamente. Para salvar el prestigio de quienes acierten, pero también para liberar a esa masa poblacional de las oxidadas cadenas conceptuales que le impide respaldar el propio desarrollo y, en definitiva, acercarse a un rastro de la felicidad.
Los retos a futuro son significativos. Lo que parece difícil, en el rubro económico, lo es. Pero aquello que ni siquiera forma parte del análisis en el seno del movimiento nacional, es muchísimo más complicado. A medida que pasan los años la mente de las personas tiende a cerrar puertas y endurecer rumbos. Necesitamos flexibilizar y alimentar adecuadamente los cerebros de todos, y con gran dedicación, los de las nuevas generaciones. De otro modo, la tradición de las generaciones muertas seguirá oprimiendo como una pesadilla el cerebro de los vivos.
*Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal.
PH: Gabriela Manzo
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