Eduardo Toniolli, diputado nacional del Frente de Todos electo por la provincia de Santa Fe, dialogó con Mauro Cavallin y Gabriel Fernández en Radio Gráfica sobre cómo tiene que ser el camino para lograr un acuerdo por la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Mauro Cavallin: Sobre el último tramo y la elección del domingo, primero preguntarte ¿qué balance hacés de la derrota del Frente de Todos a nivel nacional, de la situación particular de la provincia de Santa Fe y el escenario que se presenta a partir de hoy?
Eduardo Toniolli: Para no andar con vueltas, quiero decir que en términos electorales y matemáticos es claramente una derrota electoral. Pero, de alguna manera, la oposición, el macrismo en particular, las convirtió (las elecciones) en casi un empate. Las declaraciones altisonantes de las últimas semanas hablando de “transición”, dando por “muerto al gobierno (nacional)”, convirtieron ayer al búnker de Juntos por el Cambio de un sector ganador casi en (otro de) caras largas en algunos casos.
Para mí, en realidad lo que hay en Argentina es un frente gobernante, una amplia coalición gobernante que claramente durante la pandemia ha cumplido un montón de tareas que tienen que ver con el cuidado de la población en materia de salud, en materia de producción y de trabajo. Por eso, empezamos a ver algunas señales de recuperación en distintas áreas que fueron producto de un sinfín de razones que podemos explicitar.
Pero finalmente, es un frente de Gobierno que aún no ha podido cumplir, el nuestro, esa coalición, el gran Frente de Todos, con su cometido o con lo que el pueblo o el electorado le encomendó en el 2019. Que era dejar atrás una etapa oscura de nuestro país, el macrismo, el gobierno liberal y mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo.
Todavía hay grandes deudas en esta materia. Indudablemente, una parte importante de nuestro electorado, quienes nos acompañaron en el 2019, y esto lo vemos en los números en la provincia de Santa Fe, han decidido no hacerlo en esta ocasión.
Gabriel Fernández: Todos observamos con mucha atención el proceso por el volumen que tiene la Provincia, por el volumen que tiene Rosario, además de la ciudad de Santa Fe, es decir, un panorama muy intenso económico y socialmente, con varios “debes” para construir, pero con algunas divisiones fuertes que se observaron fuerte dentro de la misma coalición. ¿Cómo quedó el peronismo provincial después de las elecciones?
ET: Después de las PASO hubo un proceso de confluencia casi natural, yo te diría “de abajo hacia arriba” en los territorios fundamentalmente, y en los territorios fundamentalmente, más allá incluso de la voluntad de los dirigentes, en plena conciencia de lo que estábamos jugando.
Hay visiones quizás divergentes, que se arrastran hace tiempo en el peronismo de la provincia de Santa Fe, pero que han ido, de distintas maneras, a veces por acuerdo, a veces a través de la herramienta de las PASO que acá se utiliza mucho, han logrado ir amalgamándose. Casi podríamos decir que es una síntesis: que peronismos que en algún punto pueden tener dos perspectivas similares, pero están divididos en compartimentos estancos como en la provincia de Córdoba, quizá acá en Santa Fe no están tan distanciados, como el de Córdoba entre sí. Pero hay un punto de encuentro, a veces a través del acuerdo, otras veces a través de las herramientas como las PASO.
Hay otro fenómeno aquí, que es el no peronismo o el anti-peronismo, si queremos ser más crudos: en la provincia de Santa Fe está dividido en otros dos tercios. Santa Fe viene siendo una provincia de tercios, y el Frente Progresista y Cambiemos se vienen pasando, según la elección, alguna porción del electorado.
Todos tenemos en claro que en caso de avanzar en un escenario similar al de Mendoza, con una unidad entre sectores de la oposición con un perfil más progresista, podríamos decir al estilo del Partido Socialista y a otros sectores más ligados a Cambiemos, con el radicalismo que estaba en el Frente Progresista, pero que ahora se pasó a Cambiemos. Posiblemente, el peronismo no tenga la misma chance de competir si se da ese grado de articulación entre esos sectores.
Ese es el escenario que enfrenta hoy el peronismo en la provincia de Santa Fe. Pero además en un escenario donde en términos económicos, en términos productivos, Santa Fe viene teniendo un despegue a la salida de la pandemia importantísimo. Para mí eso le ha permitido subir algunos puntos (al Frente de Todos) en la (elección) general respecto de las PASO, porque se empieza a ver una reactivación económica.
La industria está a niveles similares al de 2016 en la provincia de Santa Fe, se recupera por ese lado una gran cantidad de empleos. Quizás el sector o el distrito que más sufre las consecuencias de la pandemia, paradójicamente, es el distrito donde mejor nos ha ido, que es el Departamento de Rosario. Básicamente, porque Rosario ha ido perdiendo un perfil industrial que supo tener en algún momento, como un poderoso cordón y hoy es una ciudad que bueno, es noticia ya que tiene que ver con otras cosas por los enormes niveles de desigualdad, la enorme tasa de desocupación que tiene Rosario. Siempre al tope junto a Mar del Plata entre las más importantes del país. Y es una Ciudad de servicios casi exclusivamente, donde pasa el grueso de la riqueza del país que se va por la Hidrovía del propio Río Paraná, y queda muy poco. Y lo que queda, queda en desarrollos inmobiliarios mucho más puestos para la especulación que para ser habitados.
Eso es una historia larga que viene de décadas. Y lo estamos viendo cada vez más dura en esta etapa, con niveles de violencia urbana que sólo es explicable por eso y por otras cosas, como las fuerzas de seguridad que tenemos. Si hay algo que ha hecho el gobierno Provincial, y eso lo valoro muchísimo, es intentar llevar adelante una profunda reforma que tiene, por ejemplo, tres proyectos de Ley todavía en la Legislatura Provincial desde hace un año y medio “descansando en un cajón”, básicamente por la mezquindad de la oposición, del Frente Progresista y de Cambiemos.
MC: El presidente Alberto Fernández anunció que va a mandar en las primeras semanas de diciembre un proyecto de ley para debatir en el Congreso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. ¿Qué expectativas tenés de esto porque fue el primer anuncio del presidente luego de las elecciones?
ET: La expectativa es que podamos salir de este escenario complejo en el que estamos viviendo, y entiendo que lo mejor que le puede pasar al pueblo argentino es que esta discusión, a diferencia de otras etapas de nuestro país, se pueda dar de cara a nuestro pueblo en el Congreso de la Nación como corresponde. Y con la participación no solo de la política institucional -es importante pero no lo es todo-, sino también de los actores que hice referencia recién: las representaciones sociales organizadas que se han ido construyendo en nuestro pueblo, el movimiento obrero, las organizaciones sociales, el empresariado, las pymes, todo aquellos argentinos a los que nos va bien solo cuando al país le va bien. Esa es la única “grieta” que nosotros concebimos en política: la que separa a los argentinos que les va bien cuando le va bien al país, de la que separa a los argentinos y otros extranjeros que les va bien incluso cuando al país le va mal o especialmente cuando al país le va mal.
Lo mejor es poder discutir de cara a nuestro pueblo el acuerdo. Que se cierre (el acuerdo con el FMI) para que sea sin hipotecar el futuro y el presente de nuestros compatriotas.
GB: Hay dudas sobre la capacidad de convocatoria a sectores que tengan anhelos de crecimientos y distribución. Ustedes allí tienen el tema de agroexportación, así como también en provincia de Buenos Aires muy “a flor de piel”. ¿Esta convocatoria de Alberto para el diálogo con sectores empresariales, debería incluir a esa franja que se ha comportado negativamente reteniendo liquidación de contrabando, rechazando las propuestas de solidaridad impositiva? ¿Te parece que se puede dialogar todavía con esa franja todavía?
ET: Creo que se debe, después habrá que ver cuál es la respuesta. Pero hay que generar todos los mensajes elocuentes, la gestualidad donde quede explícito quién acepta y quién no. A eso nos referimos cuando a muchos de estos sectores les va bien, les va muy bien cuando al país le va bien y les va bien cuando al país le va mal lamentablemente. Pero lo más paradójico y complejo, es que algunos de estos sectores parecen, incluso, “pegarse un tiro en el pie” en muchas ocasiones.
Milito desde los 15 años, desde el año ‘93-’94, movilizado en ese momento por el Santiagueñazo, Cutral-Co, Ledesma, etcétera, como símbolo. Yo viví siempre en Rosario, por lo menos desde la década del 80 que con mi vieja volvimos del exilio (de la última dictadura) y vivía muy cerca. En ese entonces, a fines de los ‘90, principios de 2000, recuerdo lo que es el Colegio de Martilleros de la ciudad de Rosario, recuerdo los rostros de cada uno de los productores agropecuarios, incluso grandes, muy grandes productores agropecuarios, a los que los movimientos sociales, las agrupaciones, acompañábamos para frenar los remates en ese Colegio de Martilleros.
Recuerdo también cómo el proceso que se vivió en Argentina de ahí en adelante, de 2003 en adelante le permitió una recomposición fantástica. Y en eso tuvo que ver las decisiones del Estado, de la comunidad encarnada en sus liderazgos políticos. Es importante que todos podamos, así como a veces el estado nos benefició con sus decisiones, compartir parte de los beneficios. En este caso de la renta de la tierra con el conjunto de nuestro pueblo.
Esto es fácil decirlo, pero no es tan fácil que en un diálogo racional se pueda llegar a un acuerdo. Hay que hacer un esfuerzo, y cuando se trata de ilícitos hay que caer con el peso de la ley, por supuesto.
- Entrevista realizada en Abramos la Boca (lunes a viernes de 16 a 18, por Radio Gráfica)
- Redacción por Carolina Ocampo
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