Por Carlos Aira *
Gabino Sosa fue el primer crack del fútbol rosarino. Hombre del siglo XIX, porque nació el 4 de octubre de 1899, su vida estuvo ligada al ferrocarril, pero sobre todo, a la pelota. Su talento fue marca registrada.
Julio Rodriguez es investigador de la historia de Central Córdoba. Autor de la deliciosa biografía del crack. Consultado sobre su figura, expresó: «Gabino fue un personaje pintoresco del fútbol rosarino. Todos lo querían copiar. Pero luego fue una especie de maestro. Un formador de enorme cracks que luego jugaron en los mejores equipos del país“.

Rodríguez nos mete en la vida y obra del crack de Tablada: «Llegó al club en 1916, cuando Central Córdoba recién hacía pie en la Liga Rosarina. De alguna manera formó una escuela de futbolistas. No sólo en Central Córdoba sino también en los combinados de la ciudad. Era el jugador a imitar. Gabino es la esencia del potrero de la ciudad. El formó a los jugadores de divisiones inferiores que lo miraban y admiraban, por ejemplo Vicente de la Mata. Fue uno de los primeros grandes gambeteadores; esa característica le valió la convocatoria a la Selección Argentina, participando en el Sudamericano de 1921, primer título continental de nuestro fútbol, y la famosa tarde del gol olímpico en cancha de Sportivo Barracas»
“Gabino nació el 4 de octubre de 1899 en una Rosarino con pocos habitantes. Coincidió su nacimiento con la primera explosión del fútbol rosarino. Cuando Gabino era pibe había muy pocos clubes pero mucho fútbol en las barriadas. Gabino fue una muestra cabal del potrero rosarino. A los 16 años llegó a Central Córdoba. Jugó tres partidos en Tercera y rápido lo subieron a Primera”, señaló Rodríguez en Radio Gráfica.
“Comenzó como wing izquierdo pero pronto pasó al centro de la delantera. El tenía un juego de gambeta corta, jugando detrás de otros delanteros para brindar el pase exacto. Un pasador notable. Una especie de Riquelme o Bochini. En los años 20s, los jugadores rosarinos tomaron a Gabino Sosa como ejemplo a seguir. El forjó un estilo de juego, por eso es tan importante la impronta que dejó Sosa“.
“Gabino Sosa tuvo una relación particular con Central Córdoba. Comenzó a trabajar como guarda del ferrocarril como contraprestación por su fútbol. Central Córdoba nunca podía pagarle lo que realmente valía. Por eso, en 1932, hizo una colecta para que Gabino tuviera su casa propia. Un gesto importante e irrepetible en la historia del club. Su amor propio e identidad generó estas cosas dentro del club”.
“El Negro formó parte del ápice de futbolistas que forjaron la escuela del potrero, dándole un estilo e identificación a Rosario como capital del fútbol nacional“, concluyó Rodríguez.
(*) Periodista. Conductor de Abrí la Cancha. Lunes a Viernes, de 20 a 21hs. Domingos, de 23 a 00hs.









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