Por Úrsula Asta y Leonardo Martín
Mara Espasande es historiadora, especialista en pensamiento nacional y latinoamericano y se dedica a la investigación y la docencia universitaria. En este diálogo con Radio Gráfica nos invita a una reflexión sobre los 80 años del nacimiento del “hecho maldito”.
-Hay muchas aristas para iniciar, ¿qué empezarías diciendo en relación a qué significó el 17 de octubre de 1945?
Sin lugar a dudas marcó un antes y un después en nuestra historia argentina. Es una fecha de referencia para peronistas y antiperonistas. Tal vez, para el conjunto del pueblo argentino y del campo político nacional. Hasta el día de hoy sigue siendo, para algunos, el hecho maldito por lo que implicó la irrupción del pueblo modificando el rumbo de la historia; mientras que, para otros, un hecho fundacional y el momento en el cual nace su identidad política.
Tenemos algo de las efemérides redondas que nos invita a reflexionar con mayor énfasis. No sé si recordarán que hacia el 2015, en aquella campaña electoral, Macri hablaba de los “70 años de decadencia”. Era un discurso recurrente sobre que el país abandonó las sendas del crecimiento. Y, con toda claridad, aparecía esta “nueva derecha”, porque después vimos que tenía mucho de vieja. Aquel movimiento planteaba el cuestionamiento del modelo sindical argentino. Y lo que estaba allí en cuestión era justamente lo que se había expresado ese 17 de octubre del ´45.
La fuerza libertaria actual va un poco más atrás. ¿Vieron que dice: “Los cien años de decadencia”? Porque hay un cuestionamiento hacia el peronismo, que es absolutamente explícito, hacia las conquistas sociales realizadas y al modelo sindical. algo que hace diez años no se animaban a explicitarlo de esa manera. Pero hoy ya están hablando de volver al país agroexportador, a aquella Argentina pre Ley Sáenz Peña.
-Antes del gobierno de Yrigoyen…
Antes de Yrigoyen, exactamente. ¿Por qué la historia y por qué estudiar lo que ocurrió hace 80 años? Bueno, porque nos están invitando a un modelo de país de hace 100 años. Tenemos que ir a ver qué pasaba ahí.
-¿Qué pasaba ahí? ¿Cómo estaba inserta la Argentina en ese concierto de naciones?
Esa es la Argentina que, en las jornadas de octubre, frente a la movilización de los y las trabajadoras en favor de Perón, que pedía la libertad de aquel coronel del pueblo, era la Argentina que había sido consolidada a partir de los intereses extranjeros y en alianza con una pequeña oligarquía que usufructuaba las riquezas de la Patria.
Desde 1861, cuando nació esa clase social alrededor del puerto y de la pampa húmeda, en donde se articulan, por un lado, los comerciantes, por el otro lado, los dueños de la tierra, se define el origen de nuestra oligarquía argentina, que, hasta la emergencia de Yrigoyen y del radicalismo popular, controlaba el país mediante el fraude electoral en una alianza con los intereses británicos foráneos.
Entonces, cuando muchas veces se dice “el país de las vacas gordas”, vemos que es como decir ahora: la “macro” daba bien. El tema es que hay que poner una lupa en la estadística, porque uno puede decir “hay 100”, pero el tema es cómo se distribuyen esos 100. Esa Argentina es a la que el gobierno actual intenta volver, con toda claridad.
En los días previos al 17, en la zona de La Plata y Berisso, compartían un volante que circuló donde había una intersindical muy potente. Para nombrar solamente a un y a una referente de la zona: María Roldán y Cipriano Reyes, trabajador de la carne, que van a ser algunos de los miles y miles de protagonistas de esas jornadas.
–Esa es la zona denominada el “kilómetro cero” del peronismo…
Sí, hay varios espacios que se disputa el kilómetro cero del peronismo, pero Berisso es sin lugar a dudas esa reivindicación. Porque allí fue uno de los núcleos más fuertes donde comenzó esta movilización que deriva en la Plaza de Mayo. Pero fíjense qué interesante cómo se enuncia allí en el volante: “La oligarquía y el capital extranjero ya empezaron a robar nuestras conquistas. Nuestra contestación debe ser la huelga general”. Y hay un pedido de movilización en favor al coronel Perón, que se encontraba preso.
Quienes nos dedicamos a la historia trabajamos los debates. Y se han dicho tantas cosas cuando comenzaron los estudios del peronismo. Pero las mismas fuentes expresan con toda claridad el porqué del apoyo a Perón. Lamentablemente, aunque obviamente tiene una causa política, todavía circulan interpretaciones que plantean la idea de “las masas”, esta idea de la manipulación, de un demagogo atrás del movimiento.
Una semana antes del 17, el 10 de octubre, en el contexto en el cual Perón ya había recibido la noticia de que tenía que dejar su cargo como secretario de Trabajo y Previsión Social y presentar la renuncia, en ese marco se organiza un acto un tanto improvisado, que contó con la presencia de 70 mil trabajadores y trabajadoras en lo que en aquella época era la Secretaría, que funcionaba en la actual Legislatura porteña.
Quería compartir y comenzar por aquí, porque es el primer registro sonoro que tenemos, gracias a un enorme trabajo que hicieron los equipos de trabajadores del estado del archivo Prisma, que conserva tanto el archivo de la televisión como de la radiofonía argentina. Es el primer registro que tenemos de ese diálogo que Perón inaugura en ese momento con aquella multitud trabajadora. Uno allí lo que observa es la renuncia, obviamente obligada por el gobierno y por pedido del presidente Farrell. Pero, se observa es la respuesta del pueblo. Si ustedes escuchan con atención, más allá de expresar la disconformidad con lo que Perón estaba anunciando, aparece también el grito de “presidente, presidente…”.
Entonces, ¿quién era este coronel Perón y cómo llegamos a esa situación? Con lo que implicaba toda la historia de nuestro país, una oligarquía poderosa que había gobernado muchísimos años, luego con ese interregno de las presidencias radicales, seguidas por la década infame. La situación era muy compleja.
-Iniciemos un poco más atrás, en 1943 hay un grupo de militares nacionales que irrumpe en la escena política tomando el poder, entre los que estaba este coronel Perón, que después estará a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. ¿Qué pasa en aquellos días?
Ese 4 de junio del ´43 es el momento clave, donde la situación del país era poco clara, porque el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) va a llevar adelante una Revolución que termina luego con el gobierno fraudulento de Castillo. Era un grupo muy heterogéneo, entre ellos había algunos sectores cercanos a la experiencia fascista y nazi, pero otros vinculados a las ideas de un nacionalismo popular, como en el caso de Perón.
Y, dentro de esos días, poco llamó la atención este Coronel, que pidió un área que no era requerida por nadie: la Dirección Nacional del Trabajo, que el mismo Perón, tiempo después, cuenta que, cuando ingresó, encontró nada más que una oficina con una secretaria y dos pilas de expedientes. O sea, la regulación estatal del mundo del trabajo no existía.
Desde allí, comienza a convocar a los dirigentes sindicales. Lo primero que hace es promover la reunificación del movimiento obrero, específicamente de la CGT, en ese momento dividida en varias centrales. Y allí empiezan a sancionarse una serie de decretos leyes, a los que ahora estamos acostumbrados a llamar DNU, pero con otro tipo de contenido. En ese momento comienzan todos y cada uno de los derechos sociales que hoy están en el artículo 14 bis de nuestra Constitución.
-Esto significa una revolución. Son derechos que tenemos hasta hoy, aunque ahora estén tan atacados…
Sí. Si uno mira todas las medidas que se toman en esos años, el origen del modelo sindical se da ahí. Porque una de las últimas medidas que toma Perón antes de ser obligado a renunciar es la sanción de la Ley de Asociaciones Profesionales en el ´45, que es la que estructura el elemento fundante de nuestro modelo de sindicato único por rama. ¿Qué significa esto? Que debe existir un solo gremio por rama, con la capacidad de firmar los convenios colectivos con personería gremial que afecta al conjunto de los trabajadores del sector estén o no afiliados.
En este sentido, hay que destacar que desde el día en que Perón asumió existió una concepción de buscar la “comunidad organizada”. En el mensaje radial que es emitido cuando asumió en diciembre del ´43 dice cosas como: “Los patrones, los obreros, y el Estado constituyen las partes de todo problema social. Hay que saldar la gran deuda que todavía tenemos con las masas sufridas y virtuosas”. Esa frase sobre el protagonismo de los sindicatos me encantó.
También dice: “La organización sindical llegará a ser indestructible”. Lejos de querer evitarla o reprimirla, consideraba que el Estado debía promover ese fortalecimiento y organización.
Ahora, así como ya desde el ´43 comienzan a gestarse las bases del peronismo, también lo hacen las bases del antiperonismo o del gorilismo más rancio que podemos encontrar. Van en simultáneo.
-¿Quiénes eran esos sectores que obligan a Perón a renunciar y que buscan llevarlo a prisión?
Hay un documento que se va a dar a conocer por las cámaras empresariales y la Sociedad Rural Argentina en el mes de junio del ´45 que funciona a modo de manifiesto de las fuerzas vivas y donde van a atacar punto por punto todo lo que venía haciendo Perón. Además, dan argumentos que vale la pena leer, porque son muy parecidos a los de las cámaras empresarias hoy. En seguida, a ese grupo se va a sumar otro actor, que es el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, el conocido Braden.
Tenés allí esa articulación, los que se dedican al comercio de la producción primaria y tenés al capital extranjero absolutamente presente, no sólo apoyados por Inglaterra, sino también, ya en ese contexto, por Estados Unidos. Allí, por ejemplo, cuestionan el tema de las paritarias. Dicen: “Está muy bien que los trabajadores quieran tener salarios dignos, pero las condiciones deben debatirse según el contexto y teniendo las particularidades de cada caso”. Es decir, ya están atacando la negociación centralizada.
¿Cómo le responde Perón a esto? Dice primero “más que las fuerzas vivas, son los vivos de la fuerza”, inaugurando con mucha suspicacia el lenguaje popular.
Además de esto, en el momento en el que lo obligan a renunciar, sucede un hecho central que es el 19 de septiembre, día en el que se da la gran movilización llamada “Marcha por la Constitución y la Libertad”. De todos los sectores que venían envalentonados con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el triunfo de los Aliados de la Democracia, con mayúscula, y en contra del fascismo. Se comienza a dar una operación donde estos sectores, antes económicamente beneficiados, desde 1861, que logran construir un sentido común en parte de la sociedad argentina, especialmente de los sectores medios, que consistía en que la defensa de la democracia era estar en contra de Perón. Y asimilan a Perón con los fascismos y los movimientos europeos totalitarios de la época. Ese es un movimiento que se ve en simultáneo, por eso digo que desde el ´43 al ´45 hay una historia riquísima que hay que revisar porque están las dos argentinas.
Después de esa marcha, es cuando Farrell se ve muy condicionado, ya que este venía apoyando fuertemente a Perón. Recordemos que este último no sólo era secretario de Trabajo y Previsión, sino que había asumido la Vicepresidencia y el Ministerio de Guerra, concentrando mucho poder. Entonces no es casualidad que cuando Perón va a renunciar, lo hace por mensaje radial, al grito popular de “presidente, presidente”. Se estaba gestando algo donde nadie era ajeno a lo que ocurría.
-¿Qué pasa entre ese 10 y 17 de octubre?
Finalmente, Perón renuncia y deja firmado dos decretos leyes: el salario mínimo vital y móvil y la coparticipación a las ganancias. ¡Poca cosa! Aquel manifiesto que mencionaba recién de las fuerzas vivas decía, sobre ese punto, que no había mucho para explicar, porque estaba en contra del derecho básico de la propiedad, que era defendido por la Constitución.
Lo cierto es que Perón es detenido el 13 de octubre y comienza allí una serie de negociaciones y de un clima de enrarecimiento político absoluto.
La CGT, imaginemos que era un conjunto de gremios que venían con mucha historia previa de lucha, arrancando allá por 1870, cuando se dieron las primeras huelgas de los compañeros gráficos. Y en cuanto se produce la detención de Perón, hay un debate sobre qué hacer.
El 16 de octubre se terminó llamando a una reunión del Comité Central Confederal, donde se dieron diversas posiciones. Básicamente había dos posturas: la de la tradición sindicalista reticente de meterse en política, que argumenta que lo suyo era la defensa gremial basada en sus propias conquistas y, por el otro lado, estaban los que creían que defender a Perón era defender las conquistas logradas. Entonces, ahí se generan los debates que se encuentran registrados.
A modo de ejemplo, se puede mencionar al del sindicato de la carne de Rosario. Ramón Bustamante, quien fuera uno de los que más presionó, dijo: “Si este cuerpo no resuelve la huelga general, les puedo asegurar que será impotente para contener la huelga que se producirá por el estado emotivo de los trabajadores”.
Hay dos testimonios más que me gustaría destacar. Uno es del metalúrgico Andreotti, que dice: “Yo quiero aclarar que nosotros estamos solicitando la libertad del coronel Perón, que es un hombre que se ha jugado todo, su carrera y su vida por los trabajadores. No defendemos a un político demagógico, sino a quien nos ha dado todas las conquistas que tenemos. Al pedir su libertad, estamos defendiendo las mejoras obtenidas”.
Luego se encuentra la de Libertario Ferrari, dirigente de ATE, poco conocido en Argentina: “Ya dije que la huelga sería hecha en defensa de las conquistas obreras y contra la oligarquía. Los diarios entregados al capital y a la oligarquía aplauden las palabras del nuevo secretario de Trabajo y Previsión. Y eso solo ya es un índice para nosotros, porque hace muy pocos días esos mismos diarios se caracterizaban por su violenta oposición a la obra que llevaba adelante dicha Secretaría”. ¿De quién era compañero de militancia Libertario Ferrari? De Arturo Jauretche.
Vamos a encontrar un Comité donde hay debates muy arduos, pero que finalmente se resuelve con 16 votos contra 11, concluyendo: “Punto uno, contra la entrega del gobierno a la Suprema Corte y contra todo gabinete de la oligarquía. Punto dos, formación de un gobierno que sea garantía de democracia y libertad para el país. Punto tres, realización de elecciones libres. Punto cuatro, levantamiento del estado de sitio. Punto cinco, mantenimiento de las conquistas sociales y ampliación de las mismas. Punto seis, que se haga efectivo inmediatamente el decreto ley sobre aumentos de sueldos y jornales, salario mínimo básico y móvil, participación en las ganancias y que se resuelva el problema agrario mediante el reparto de la tierra al que la trabaja y el cumplimiento integral del estatuto del peón”.
-Hay que agregar que la CGT convoca la medida para el 18, pero el 17 las bases pasan por arriba de la Confederación.
Sí, porque la discusión es muy larga y extensa terminando muy tarde. Entonces, por una cuestión logística dicen: “Lo informamos mañana”. Y, el pueblo, con Berisso adelante y María Roldán a la cabeza, espontáneamente sobrepasa la estructura gremial.
-¿Qué apuntarías sobre el mismo día 17?
Haría una mención especial a las mujeres y su gran participación. Podemos ver algunas imágenes en las que se las observan presentes y en los libros de historias no. En ellos, todavía falta reconstruir sus biografías. Se hizo mucho y hay compañeras en particular que están estudiando estas temáticas.
Quisiera nombrar algunas de las cuales todavía sigue faltando reconstruir su historia: Isabel Ernst es una figura central, y la destaco porque ella trabajó en la Secretaría de Trabajo y Previsión junto a Mercante y Perón, y fue una de las pensadoras que le metió letra a sus discursos en esos años. Isabel fue fundamental.
Además de María Roldán, Dora Roldán, Esther Tata, Irma Suárez, María Solozabal, Celia Clemente, María de Luca, Clementina Salguero… Y hay tantas otras historias que todavía faltan reconstruir. También hay textos de los compañeros, existe un libro muy lindo de Ángel Perelman, el primer secretario general de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica), fundada ya en el año ´43, que se titula ¿Cómo hicimos el 17 de octubre?, que contiene testimonios de la época.
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