Por Héctor Amichetti*
En abril de este año, el ministro de Seguridad del gobierno de Israel, el extremista Itamar Ben Gvir se reunió con miembros del Congreso de los Estados Unidos en el lugar que más atrae a Milei, el club Mar-a-Lago de Donald Trump en Palm Beach, allí se comprometió a bombardear centros de distribución de alimentos y ayuda humanitaria en Gaza, propuestas que contaron con el apoyo de los legisladores republicanos.
Hace unas horas Ben Gvir acaba de protagonizar un hecho sin precedentes desde los acuerdos firmados durante la guerra de 1967 que enfrentó a Israel con varias naciones árabes, con un grupo de extremistas judíos ingresó a la mezquita Al Aqsa -sitio en el que solo los musulmanes pueden orar- y en un verdadero gesto de provocación incluyó en su oración el llamado a conquistar Gaza y expulsar de allí a los palestinos.
En línea con la propuesta de Trump acerca de convertir a Gaza en un lugar turístico con parque de diversiones, reubicando a su población en otros países de la región.
Plan de exterminio por hambruna y enfermedades para forzar el desarraigo y eliminación de la identidad de un pueblo, eso es lo que está en plena ejecución.

La respuesta viene de los pueblos de todos los rincones del planeta, tremendas movilizaciones que han obligado a varios presidentes de Europa a anunciar que reconocerán a Palestina como un Estado, en la Asamblea de la ONU a realizarse durante el próximo mes de septiembre.
El gobierno de los Países Bajos, donde hace algunas semanas se movilizaron más de 100 mil personas en repudio al genocidio israelí, acaba de declarar personas non gratas a Ben Gvir y a Bezamel Smatrich, Ministro de Finanzas de Israel, calificándolos como “extranjeros indeseables” por su pedido de limpieza étnica en la Franja de Gaza.
Francia, Gran Bretaña y hasta Alemania, con su histórico prejuicio por el pasado nazi que hoy imita el extremismo judío, han manifestado su firme oposición a cualquier intento de imponer la soberanía israelí sobre los territorios palestinos ocupados, señalando que “Las amenazas de anexión, los asentamientos y la violencia de los colonos contra los palestinos socavan las perspectivas de una solución negociada de dos Estados”, reclamando al Ejército israelí que abandone las zonas que ocupa en Gaza.
Y para que no quepan dudas que son los pueblos los que están empujando a los gobiernos a adoptar estas posturas, vale la pena observar la postal de hace unas horas que nos muestra una multitudinaria marcha de más de 300 mil australianos cruzando el puente de Sidney y apoyando a viva voz al pueblo palestino.
Aunque muchos gobiernos y organismos mundiales permanezcan por ahora capturados por los personeros del verdadero “Eje del Mal”, los pueblos se expresan y elaboran su propio listado de terroristas internacionales: Trump, Netanyahu, Ben Gvir y una manada de seguidores que desde distintos lugares del planeta aplauden sus acciones criminales.
La historia de manera implacable los juzgará.
* Federación Gráfica Bonaerense














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