Por Nehuén Gusmerotti *
6 años tuvieron que pasar para que Horcas diera a conocer su nuevo disco. Número 13 en su carrera, al que bautizaron El Diablo. Un desafío a la mala suerte y una apuesta a la transformación para una banda que ha estado atravesada por factores extra musicales a lo largo de toda su carrera. “Horcas nunca pudo ocupar el rol que le correspondía en la historia, siempre por cuestiones extra musicales. Le hemos esquivado al problema de ser referentes de una movida. Ahora tenemos una oportunidad para cuidar y respetar a un estilo de música y a muchas bandas que vienen trabajando, para hacer las cosas como se deben”, planteó Walter Meza, cantante de la banda, en una pre escucha exclusiva que se realizó en La Trastienda el pasado miércoles 10 de julio. Una apuesta y un acto novedoso, en tiempos de redes digitales y on demand, juntarnos con la propia banda a disfrutar por primera vez de estos temas que tienen con que sumarse a las preferidas del público metalero.
Con un frío “De la puta madre”, cómo lo expresó en agradecimiento el propio Noberto “Topo” Yáñez, histórico bajista de Horcas, nos acercamos a San Telmo para conocer por primera vez el contenido de El Diablo. La previa estuvo acompañada por la propia banda dando una suerte de conferencia de prensa en la que fueron despejando algunas dudas y contando intimidades sobre el desarrollo del disco. “Que en Argentina algo dure más de 30 años es increíble, y si estamos vigente es gracias a ustedes que están acá. Va más allá de las canciones, los discos”, expresó el propio bajista sobre esta posibilidad de lanzar un álbum nuevamente y agregó que la pandemia influyó en la demora en su lanzamiento, y que además transformó la esencia que el propio trabajo terminó teniendo.
Por su parte, Sebastián Coria, guitarrista rítmico de la banda, valoró la mixtura que lograron en El Diablo. “Es un disco que tiene algo de todo Horcas. Es musicalmente muy variada, hay para todos los gustos”, destacó. A lo que Yáñez agregó que se trata de un material realizado en dos etapas, una en pandemia y otra después, con las incorporaciones de Cristian Romero y Lucas Bravo en batería y guitarra. “Además, costó mucho porque nos encontró en un momento de muchos cambios de sala, de alquilar sala para tocar y componer, algo a lo que no estábamos acostumbrados. Eso dificultó mucho el proceso para una banda que acostumbra tomarse su tiempo o pasar todo el día en una sala”, compartió.
Romero y Bravo, las mencionadas incorporaciones, cuentan con un factor a favor. Se conocen desde hace más de quince años, ya que juntos compartieron Morthifera, una de las bandas más prolíficas del death metal argentino contemporáneo. Su llegada fue una bocanada de aire fresco para la vieja guardia, que aporta gran parte de esa espontaneidad que hace de El Diablo un gran disco de thrash. “Fueron muchas canciones desarrolladas en conjunto, de forma colectiva”, planteó Bravo durante la previa de la escucha. Expresó que se trata de un “disco muy Horcas”, que de alguna forma es una fotografía de estos años para la vida de la banda.
Por otro lado, Walter Meza explicó que si bien no se trata de un disco meramente conceptual, si hay un factor unificador de toda la idea de El Diablo. “Yo soy una persona muy observadora y que tiene la suerte de viajar mucho por el país, ver conductas de la gente. En pandemia yo sufrí muy fuerte el covid, me hizo enfocarme muy diferente respecto a la falta de empatía de la gente o la pérdida de un ser querido. Este disco terminó siendo una especie de catarsis”, expresó. Agregó que si bien no enseña nada, refleja sus sentimientos durante ese momento de su vida. “Un momento de apatía, desesperanza, de falta de rumbo, miedo a la pérdida. Quizás poner el diablo fue una especie de respuesta a quienes creen que es un número de mala suerte. Hay culturas para las cuales el trece es la transformación, buscamos eso. Horcas es una historia de transformación, yo entré en 1997. En Horcas siempre hubo cosas extra musicales que nos afectaron, queremos que este disco sea un cierre definitivo para esas cosas que andan dando vueltas”, planteó.
Además, el cantante defendió la decisión de sacar un disco físico y de hacerse cargo del rol que hoy tienen como una de las bandas pilares del metal pesado nacional. “No tenemos que perder que el músico vea como objetivo el disco físico, sobre todo los de heavy metal. Estamos siendo reconocidos, y tenemos que cuidar la quinta, los logros del metal”, dijo como motivo de resistencia del Horcas actual. Y no es para menos, El Diablo llevará por primera vez a la banda de thrash al Estadio Obras Sanitarias el próximo 17 de agosto, una posta nada sencilla para los grupos pesados y que la formación que supo liderar Osvaldo Civile, allá lejos y hace tiempo, nunca había podido alcanzar en soledad.
Ahora sí: El Diablo
1 – Ciego Para Ver
El primer sencillo nos da la bienvenida a un homenaje al propio Horcas. Con reminiscencias a los tiempos de Eternos o Vence, un gran despliegue del debutante Lucas Bravo y una base rítmica feroz de Yáñez y Coria que funciona como un doble cinco que se conoce de memoria. Sobre este tema, Meza destacó un aporte hecho por Horcas al thrash argentino en su paso a estribillos abiertos y más coreables, factor que reluce nuevamente en toda esta obra.
2 – Malos Tiempos
El segundo track tiene una esencia mucho más rockera con guitarras que recuerdan a Living Colour apoyadas en el doble pedal de Romero que recuerda que seguimos en un disco de heavy metal. “Mira más allá del muro que tenés que saltar” reza una letra característica del grupo de thrash que apunta a la superación y resistencia. Promediando el tema, Bravo ingresa con un solo que parece extraído de los 80´, no por nada Meza lo definió como uno de los mejores guitarristas del género en la actualidad. Mención aparte para el gran riff de Coria, fresco, pegadizo y de una potencia descomunal.
3 – El Diablo
El tema que da nombre al disco tiene una base excepcional de Yáñez, el bajo cobra un protagonismo inevitable y envuelve al tema en una densidad pesada y oscura. El estribillo pegadizo le da características de sencillo, aunque en un disco con la riqueza musical como al que da nombre, el homónimo se queda un tanto relegado.
4 – Ya No Hay Dolor
La primera balada del disco, muy ochentera, con arpegios limpios con guiños a lo que podría ser un “Nothing Else Matters” si Hetfield hubiera crecido en La Matanza. Otro gran trabajo para el “Topo” Yáñez en bajo, además de una letra cargada de pérdida emocional. Uno de los temas hechos en pandemia, que el propio Yáñez definió como la segunda cara de aquel “Ausencia” de principios de siglo.
5 – Veneno
Para no ablandar la milanesa, promediando el disco Horcas se despacha con este temazo. Una de las mejores producciones de todo el álbum. Cambios rítmicos, momento para el pogo, rapidísimo, puro thrash metal del bueno. Romero y Bravo muestran que les sobran credenciales para ser parte de una de las bandas más grandes del metal argentino, y Horcas revalida por qué cuando hablamos de thrash en Argentina, son los amos. “Se ríen en tu cara cansados de mentir, te cagan el futuro mientras dicen yo no fui”, vomita Meza con las tradicionales líricas de crítica social.
6 – Días Oscuros
Otro de los momentos destacados del disco. Apoyados en el tándem batería-bajo, con una base que homenajea a las raíces del thrash y los primeros años de Metallica. Otro gran trabajo de Christian Romero en los parches, por momentos tomando protagonismo, por momentos un motor V8 prolijo que lleva los momentos con precisión quirúrgica. “Esperando que pase la tormenta, masticando el dolor en esta guerra”, en otra de las buenas letras del cantante. El propio Meza expresó que si bien es un tema que responde a la historia de Horcas, lograr sostener esa esencia a lo largo de su carrera no deja de ser un mérito.
7 – El Infierno que Inventás
El que fuera segundo sencillo del disco es la segunda balada del álbum. Una letra catárquica sobre el ego y las acciones que nos aíslan de nuestros afectos. “Una eternidad cubre la distancia, hoy la soledad crece en tu arrogancia” queda flotando en el cierre de una canción que permite un respiro antes del tramo final del disco.
8 – Padre Nuestro
Otro de los altos puntos de El Diablo. Un thrash acelerado (de los más rápidos en la discografía de Horcas), con la dupla Yáñez-Romero llevando el tema a velocidad de vértigo. Hay que destacar la decisión de Meza de exponerse al canto gutural, “No me salía ni a palos, cantar guturalmente es una técnica complicada, trabar la garganta de esa forma”, expresó luego de pasar el tema. Las guitarras le aportan frescura y modernidad, por momentos hasta coqueteando el death, creando una mixtura que va a poner esta canción entre las favoritas del público metalero.
9 – Espiral
Una de las producciones con el comienzo más raro del disco. Meza canta en un formato tanguero, solo acompañado de una viola arpegiada limpia. El ingreso de la banda es contundente con un riff memorable al estilo Megadeth. Excelentes baterías de Romero con cortes y galopes que mantienen la tensión durante todo el tema. “Espiral” tiene una de las personalidades más modernas de la lista. Nos queda la duda de lo que hubiera aportado esa sugerencia de un bandoneón a este tema, que finalmente fue descartada.
10 – Adiós
Para el epilogo del álbum la banda le da un cierre instrumental, corto y que da cierre a una de los mejores trabajos en la historia de la banda de thrash.
Horcas lanzó su décimo tercer disco revalidando un presente demoledor. La vieja guardia integrada por Meza-Yáñez-Coria se nutrió integralmente por la sangre fresca de la dupla Romero-Bravo. El resultado son diez canciones con mixturas, muy poderosas, y que no dejan de sonar a Horcas. El legado de Osvaldo Civile vive en cada composición de este grupo que le hace honor a la historia, manteniendo la bandera del metal pesado bien alto en suelo criollo.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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